Viernes,el día más preciado de la semana,y esto precisamente por ser el ultimo de la semana,o almenos de su parte laboral.En ese día terminaban las obligaciones y se abría una puerta hacia los dos días que pese a ser tan ansiados y deseados pasaban sin darse siquiera cuenta.Fiestas,desmadre,diversión.. y para cuando querías darte cuenta ya estabas de vuelta en el lunes,de pie frente a tu puesto de trabajo con una resaca de narices y unas ojeras que daban un aspecto entre zombi y momia a quien tuviese la desgracia de tenerlas adornando su rostro.Pero a nadie le importaba eso,todos querían vivir el día,quiarse por la antigua filosofía del carpe diem sin pensar en ningún momento en las represalias de esto.Y,como es fácil de suponer,nuestro chico con aquel flequillo de lado y el brazo lleno de tatuajes no era menos que el resto,y quizas lo esperaba con más ansias que nadie.Esas ultimas ocho horas habían sido mortales para el,esos dos ultimos tatuajes que en esa semana había echo se le hicieron eternos y los gritos de una adolescente caprichosa e inmadura cuando le abujereaba el labio para colocar un pircing se le habían metido en los sesos,casi haciendole estallar el celebro.
Pero por suerte para el llegaron las siete de la tarde,y el pi-pi de su móvil le recordó que ya no iban a pagarle por lo que a partir de allí hiciese.así que mejor marcharse.Despachó al tipo de la barba que había pedido un dragón,metiendole una escusa tipo "necesito que esto se seque un poco para seguir" ,librandose así del treinta añero hasta el lunes siguiente.Se tapó con su ancha chaqueta blanca,abrigandose con aquel suave pelaje que recubría el gorro de esta que por motivos de estetica colgaba por la espalda.Aquel viejo mustang del 67 que tenía como vehículo,por algún echo extraño y desconocido se encontraba sin ninguna avería y aparcado frente a su tienda.Aprovechando esa ocasión unica de disfrutar de su adorada chatarra,aun que precioso, se subió a el,utilizandolo como substitutivo para el habitual autobus,tan lleno de gente que le daba claustrofobia.El invierno ya estaba acabando,pero de todos modos seguía muy presente en Bucarest,y aquel día al cielo le había dado por mandarnos unos bonitos copos de nieve que ondeaban por el cielo hasta acabar en el suelo.Era algo precioso de ver,pero no en medio de una carretera,provocando atascos interminables,y Evan fue uno de los desafortunados a los que les tocó sufrir dichos atascos.
Lo que solía ser un trayecto de media hora se le vio convertido por culpa del hielo en un viaje más extenso,aumentado en una hora de modo que no fue hasta las ocho y media que consiguió situarse frente a su bloque,después de que el coche se le hubiese quedado clavado en la nieve un par de veces,y después de haber estado a punto de perder el control al pasar por una placa de hielo y casi atropellar a una pobre anciana.Desde ese momento decidió que de ahora en adelante,si nevaba,mejor se iría andando antes que jugarse la vida con tan arriesgado camino.Aún vio algo positivo en el echo de que,como él,muchos estarían parados en medio de la carretera y,por consecuente,se encontró su zona llena de puestos libres que no le harían perder el tiempo en pensar donde aparcar ese precioso mustang que tanto adoraba.Y por suerte logró estacionarlo justo al lado de la entrada a su edificio,no tendía que andar mucho.Salió de su vehículo y tras cerrar la puerta con la llave caminó bajo los copos de nieve que se le pegaban al pelo y la ropa hasta su casa.Se cruzó justo ahí con la señora del quinto,una agradable mujer de sesenta años que de vez en cuando le regalaba galletas caseras.Le saludó con cariño y se montó en el ascensor,presionando el botón de su planta.
El agudo sonido le advirtió cuando ya había llegado,las puertas se abrieron de par en par y el pudo salir al rellano.Pasó frente a dos puertas antes de encontrar la suya y se plantó frente a ella,palpandose todos los bolsillos que tenía para darse ahí cuenta de que su mala suerte todabía no había acabado,si es que había tenido tiempo de empezar,pues se había olvidado las llaves de casa en las llaves de casa en el trabajo y,tal y como estaba la cosa,como para perder dos horitas más en volver,y otras dos en regresar a casa Mierda! exclamó,y entonces recordó con alegría a Ame y dio gracias al cielo por tener una compañera de piso,una encantadora rubia un tanto bajita que podría abrirle la puerta.Cruzó los dedos por que no le hubiese dado precisamente ese día por irse a dar una vuelta y con el puño cerrado golpeo sus nudillos contra la madera de la puerta Ame,soy yo!
Mar Ene 25, 2011 5:55 am por 
