~ Quedada ~

- ¡¿Quieres mover tú culo gordo de ahí, so memo?! - la rubia le gritó al tipo que paseaba con tranquilidad por la acera, pero ocupaba tanto espacio que la gente tenía que hacer cabriolas para poder pasar. Pero Bibi no lo iba a tolerar, pues había quedado con su mejor amiga, y lo último que iba a cosentir era que por culpa de aquél indeseable llegara tarde a su cita. Eso ni en mil años. Así que en cuanto lo tuvó cerca, le espetó aquello, haciendo que la gente se girara para presenciar la escena con curiosidad. El tipo al ver como Bianca echaba humo por las orejas no dijo nada, y se limitó a apartarse y quedandosela mirando, mientras ella ya se perdía en la lejanía con paso firme y las facciones tensas.

- Maldito idiota... - murmuró, mientras se palpaba la cazadora de cuero, y cogía el paquete de cigarrillos, y el mechero para encenderse uno y llevarselo a los labios, para darle una suave calada. Después de guardar de nuevo el mechero y la cajeitlla, se llevó la mano a la mejilla, para apartar un mechón rebelde que pululaba por ahí y no la dejaba en paz. Al fin divisó la plaza en donde tenían que encontrarse, y enseguida cruzó la calle para llegar hasta allí. Mientras sacaba el Iphone y le daba un toque a su amiga, para avisarle de que ya estaba allí.

Salí del bosque corriendo esquivando a la gente mientras me hacía una coleta alta para que el pelo no me molestase en mi apresurada carrera. Ayer había quedado con Bibi en vernos en la plaza pero se me había pasado la hora ya que estaba en el bosque disfrutando de mi libertad. Era extraña que mi mejor amiga fuese una humana y que de vez en cuando me entrasen ganas de comérmela, pero seguramente era la que menos peligro corría conmigo, a los demás humanos me los comería y ya esta, con ella me intentaba controlar mas que nada por que me gustaba todo en ella, tanto su físico como su personalidad.

El móvil vibró en mi pierna y lo saqué para ver que era una perdida de Bibi, eso era que ya estaba allí. Empezó a correr con mas rapidez esquivando con agilidad a las personas que había n su camino impidiéndole el paso rápido, dando algunos golpes y ignorando los insultos y las quejas de aquellas personas tan insignificantes para ella. Saltó un par de bancos como si de una profesional de atletismo se tratase y se colocó detrás de su amiga sin hacer ningún ruido.

-Bu preciosa.-Le susurra al oído de manera divertida mientras le revuelve el pelo como si fuese una niña pequeña ya que sabe que eso le fastidia mucho.-

Bianca recorrió la plaza con con la mirada, buscando a su amiga por entre la gente, pero parecía que otra vez se había retrasado, cosa que si no hubiera sido Sophie tal vez se hubiera ido o algo por el estilo, ya que odiaba las cosas mal echas. Pero al ser Sophie no le importaba tanto, además estaba más que acostumbrada a eso. Y ya era de esperar, por eso siempre le daba un toque en cuanto llegaba a los sitios, apra avisarla de que ya había llegado. El caso es que le intrigaba mucho saber por donde paraba su amiga, pues a veces era un tanto misteriosa, aunque en realidad tampoco le daba mucha importancia de la que tenbía. Pero aún así a veces se lo preguntaba.

Así que se quedó con las manos metidas en los bolsillos de la cazadora, esperando a que su princesita viniera de una vez por todas. Aunque luego tal vez le daría lo que se merecía. O simplemente no le diria nada. Depende de como le pillara. Estaba mirando a unos niños jugar, cuando de repente le susurraron por detrás, y para colmo le revolvieron el cabello. Se iba a girar para darle una torta al gracioso, cuando se encontró de cara con aquellos orbes azules que tanto le gustaban. - Sophie... - siseó con el ceño fruncido. - Eres una toca ovarios, ¿ Lo sabias no? - le dijo.

Me reí al ver su cara de pocos amigos y le ordené de nuevo el pelo con movimientos lentos y suaves mientras acariciaba su rostro algunas veces y finalmente, cuando volvía a estar perfecta, le dediqué una burlona sonrisa mientras me soltaba el pelo y movía la cabeza para que se colocase cada mechón en su lugar y después colocó uno de ellos detrás de mi oreja y después de todo ese proceso me incliné hacia adelante depositando un beso en la comisura derecha de sus labios mientras una pícara sonrisa aparecía en mis labios cuando me separé y clavé mis ojos en ella.

-Bueno… realmente prefiero tocar los huevos, es mas fácil que los ovarios pero yo te toco lo que tu me digas.-Le contesté mientras le guiñaba un ojo conteniéndome la risa.-

Varias de las personas que pasaban por allí se nos quedaban mirando como si fuésemos unos bichos raros, bueno, mas bien me mirarían a mí por la cosa tan descarada que le acababa de soltar a Bibi pero ella sabía que yo era así y que lo decía en broma…¿o tal vez no? Solo yo lo sabía, solo yo sabía cuando hablaba en serio y cuando en broma, me gustaba dejar a los demás con la duda, era algo divertido de ver en sus rostros.

-¿Cómo estas rubia?-Le pregunté mientras me acababa de colocar bien el pelo.-

No esperaba menos de Sophie. Aquél saludo tan atrevido por parte de ella era de esperar. Pues casi siempre solían saludarse de aquella forma. Les gustaba jugar con fuego a ambas. Siempre acababan montando el espectaculo fuese donde fuese. En este caso en medio de la plaza de la Unión. Bibi tan solo mostró una sonrisa torcida, y algo divertida, pero no dijo nada al respecto, cuando sus labios se separaron de su comisura.

Bianca rodó los ojos cuando su amiga le contestó con aquél comentario, e hizo caso omiso, pues sabía que la conversación no iria a ningún sitio en realidad, y pasaba de gastar saliva. Ya que tal vez le hubiera respondido alguna otra cosa que haría que la conversación se alargara. Y no era una conversación que le gustara seguir en aquellos momentos. Pues seguramente acabaría comiendole la boca, literalmente, allí mismo. Aunque no sería la primera vez.

- Bastante bien, hasta que has llegado tú - bromeó acentuando más esa sonrisa torcida, esta vez burlona también. - ¿Y como que has llegado tan tarde, como siempre? - remalcó bien el "como siempre", para picarla.

Me hice la ofendida ante sus primeras palabras y me llevé la mano al corazón como si me hubiese apuñalado y puse los ojos en blanco mientras hacia como que me desmayaba cayendo al suelo de forma delicada haciendo que varias personas se acercasen a mí para intentar despertarme de mi supuesto desmayo. Me empecé a reír a carcajadas sin poder evitar ganándome fulminaciones de miradas por todas partes pero yo seguía riéndome tirada en el suelo, cuando al gente empezó a alejarse haciendo comentarios sobre la juventud de hoy en día me levante sacudiéndome al pantalón y le dediqué una burlona sonrisa a Bibi por la pregunta que me había echo antes de que hiciese ese pequeño teatrillo. Obligué a mi mente a pensar una excusa razonable que no fuese la verdad, ¿Qué cual era la verdad? Que había estado corriendo en forma de loba por el bosque asustando a los animales y sintiéndome libre, si le dijese eso mañana por la mañana yo aparecería muerta por haber rebelado nuestro secreto.

-Pues me he entretenido decidiendo con que ropa venir… es que tenía demasiada encima de la cama que acababa de sacar del armario y no sabía cual ponerme para que me vieses todavía mas guapa de lo que ya soy.-Contesté bromeando mientras metía mis manos en los bolsillos de la chaqueta.-

Antes de que Sophie le contestara la pregunta a la rubia, esta hizo algo de teatro, tirándose al suelo y todo, y fingiendo que le había ofendido con el primer comentario que le había soltado Bianca. A veces Sophie se comportaba como una niña pequeña, mimada y revoltosa. Aunque eso no le desagradaba a Bianca, ya que así por lo menos se entretenía con así tonterías de su amiga. Soltó una ligera sonrisa en cuanto la gente se acercó a ellas para socorrer a la morena, y no pudo evitar reír por las miradas asesinas que les tiraron después cuando vieron que estaba muy bien, y que no necesitaba ayuda de ningún tipo. Algunos murmuraron un “qué poca vergüenza tienen los jóvenes de hoy en día” y Bianca estuvo a punto de girarse y decirle cuatro cosas a aquella señora marujona, pero se calló la boca, pues no quería liarla más de la que estaban liando ya ahí en medio de la plaza. En cuanto la gente dejó de mirarlas, Bianca se tranquilizo y miró a su amiga esperando su respuesta.

Alzó una ceja y rodo los ojos en cuanto la escuchó. – Eres una pijorra de cuidado nena – dijo alargando la mano y dándole un toque en la nariz suavemente, para después llevarse la mano a su mejilla, y quitar un mechón de pelo que la estorbaba. –Estas mucho mas buena sin ropa, así que por mí no te hubieras vestido, si no hubieras querido – dijo guiñándole el ojo.