A la hora acordada. [/Lilith]

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A estas horas el parque fluye de actividad: Niños con sus padres jugando a diversos juegos, otros ya más mayorcitos saliendo con sus parejas, ancianos que deciden darse una vuelta y rellenar sus pulmones de aire fresco, e incluso algún que otro lobo que únicamente se dedica a sentirse más en contacto con la naturaleza.

Tanta actividad, realmente, le pone un poco nervioso, pero no había sido él quién había acordado la cita ni tampoco el lugar, únicamente había venido porque Lilith se lo había pedido... Sin embargo, sigue pensando realmente por qué ha venido. Con pocas personas establece algún tipo de vínculo, y lo que en un principio había parecido un mero lío de una noche se había convertido en una especie de extraña amistad.

Algo curioso, porque el carácter extrovertido y alegre de Lilith teóricamente tenía que haberle puesto de los nervios. El problema era ese, que no había sucedido lo esperado, sino más bien todo lo contrario. Un tenue suspiro de resignación escapa de sus labios en lo que echa la cabeza hacia atrás, apoyando la base del cuello en el respaldo del banco. Sus vestimentas hoy son más holgadas y frescas, acordes al tiempo que comienza a cambiar. Unos vaqueros oscuros y con diversos rotos por los muslos y las rodillas y un suéter de manga larga con el eslogan de su grupo estampado en el pecho. Algunos lo reconocen y dudan en si saludarle o no, conformándose con vagos susurros y gestos al ver que está demasiado ensimismado.

En un par de fluidos movimientos saca el móvil y comprueba la hora, alzando ambas cejas: Llega tarde.

Tema: Re: A la hora acordada. [/Lilith] Mar Abr 13, 2010 1:57 am

Corre, corre, corre, corre. Ahora mismo ese es el único pensamiento que ocupa mi mente mientras me muevo por las calles de la ciudad y eso que había salido con tiempo, el problema no era ese. Lo que había ocurrido es que al salir había visto una tienda de juguetes y no había resistido la tentación de entrar y mirar, luego como aun quedaba algo de tiempo había ido a una floristería para mirar flores, quería plantar algunas en el jardín de su casa, quizás debería irse preocupando de que Rayder no hubiese dado señales de vida pero ella tampoco las solía dar así que no me preocupaba demasiado… Bueno que me lío, lo que pasaba es que al llegar a la floristería había visto que la mujer era muy mayor y parecía cansada de modo que había decidido quedarme a ayudarla un poco para que descansase y se me había echo tarde, eso sí la mujer me había dado unos consejos maravillosos para las plantas, y aun llegando con el tiempo justo me había detenido a comprar el periódico que aun no había leido.

Entro a la carrera en el parque cual alegre torbellino mientras busco con la mirada a Kiefer, me caía bien era tan él mismo, alguien con quien se podía hablar tranquilamente. Al principio no había sido más que un rollo de una noche, pero quizás era porque tendía a encariñarme con la gente había acabado considerándole como un amigo, me gustaba estar rodeaba de gente y evidentemente me gustaba llevarme bien con todos, era algo que adoraba, eso y el filosofar.

Finalmente llego al lugar adecuado parando con un derrape delante de Kiefer, eso de derrapar con tacones no es una buena idea ya que casi me doy el guantazo de mi vida porque se me dobla ligeramente un tobillo, nada grave que no me permita estar feliz y sonriente en todo momento con mis ojos brillando siempre entusiastas.

-Hola Kiefer, siento los… tres minutos y medio de retraso, superé mi record- digo alegremente saludándole después de mirar por cuanto llegaba tarde, no mucho, me superaba a mi misma. Por el rabillo del ojos veo que la gente me mira, quizás por mis pintas, un vestido estilo lolita de color rojo y negro y zapatos con tacón también negros, quizás porque me habían reconocido como Lilith Beatus actriz conocida como la Princesa Sangrienta, quizás por mi forma tan poco común de llegar, pero el caso es que nos miraban por los cual me dedique a saludarles con la manita, algunos me devolvían el saludo y otros simplemente me miraban alucinados… sosos.

-¿Qué tal te va?

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Y una especie de tsunami comienza ahacer acto de presencia en el parque. Al principio no existe diferencia alguna, pero al cabo de unos segundos el ruido de alguien corriendo, de forma bastante torpe además, comienza a llegarle a sus oídos.

No le hace falta mirar para saber de quién se trata, menos aún cuando Lilith se para delante de él, quien lo primero que ve son unos zapatos de tacón, seguidos de unas estilizadas piernas, un vestido de estos que impacta ver en un parque y, por fin, su rostro, enrojecido por el esfuerzo. Su mirada no cambia ni su expresión muta, sin parecer molesto o enfadado, principalmente porque se ha acostumbrado, aunque algo de razón sí tiene...

Se va mejorando, cada vez tarda menos. Le dedica un rápido vistazo, parándose principalmente en ese tobillo que ha derrapado de forma peligrosa, pero volviendo a mirarla fijamente a los ojos cuando habla, suspirando de nuevo y echándose a un lado para que se siente:

-Quizá dentro de un par de años, o cuando te cases, llegarás con cierta puntualidad... Aunque es cierto, cada vez tardas menos. -Se ve obligado a admitir, sintiéndose extraño al estar con ella. Quizá sea ese carácter que tiene con todos los demás, como ahora, saludando a completos desconocidos y que provoca que alce una ceja de forma escéptica, o quizá sea simplemente que se está volviendo paranoico. Ante su pregunta se encoge de hombros, mirando de soslayo el periódico:

-Pues como siempre, pasando los días de mi existencia. -En realidad miente, es patólogico y no puede controlarlo, se ve incapaz de confesarle a alguien que forma parte de una manada, un detalle que considera privado... Otra cosa es que Lilith consiga ver a través de la mentira e insista más, algo que le sorprendería, y no sabría decir si para bien o para mal. En cualquier caos ataja con rapidez, devolviéndole la pregunta.-¿Y tú? Llevaba tiempo sin saber de ti y de repente me sorprendes para que nos veamos... Extraño, incluso para ti.

Tema: Re: A la hora acordada. [/Lilith] Mar Abr 13, 2010 2:27 am

Al escuchar sus primeras palabras volteo mi rostro para verle y sacarle la lengua como si de una niña pequeña se tratase y luego le sonrío tan alegremente como siempre, era prácticamente imposible ponerme de mal humor, se podían contar esas ocasiones con los dedos de una mano y sobraban dedos y todo, suelto una risita al observar su rostro, al parecer aun no se había acostumbrado a que me pusiera a saludar a la gente así porque sí, una lástima porque era divertido y relajante, además de ser de buena educación y simplemente porque me gustaba.

-Es que fui a una floristería y me quedé ayudando a la dueña una señora muy mayor y encantadora, me ha dado unos consejos estupendos- digo despreocupadamente sin siquiera acordarme del periódico, acabaría haciendo avioncitos de papel con él a este paso, con el último me pasó, lo compre para leer y acabé dibujando encima,

-No creo, sabes que entre mis planes no está el matrimonio, dudo mucho que haya alguien en este mundo con suficiente capacidad como para soportarme demasiado- digo riendo dulce y tiernamente al mismo tiempo mientras entrecierro un poco los ojos ya que un rayo de sol ha caído justo en ellos y me molestaba por lo cual me muevo un poquito para poder mirar a Kiefer a la cara sin problemas.

Escucho sus palabras y elevo ambas cejas en una perfecta mueca de sorpresa ¿pasar sin más los días de su existencia? Eso era muy aburrido, yo no era capaz de hacer eso yo no me limitaba a sobrevivir, sino que vivía me interesaba por cada día porque fuera diferente y especial por descubrir cosas nuevas y conocer nueva gente con la que podría llevarme bien o mal pero justamente ahí estaba la gracia, en descubrirlo. Quizás era yo demasiado rara, o quizás el mundo demasiado convencional.

-Pero pasar los días sin más es muy aburrido, es mejor probar cosas nuevas y diferentes que despierten tu curiosidad- digo dando saltitos en mi sitio sin dejar de mirar a mi interlocutor, me lo pasaba bien con él, era entretenido, y no me costaba mantener una buena conversación, a nuestro alrededor la gente nos sigue mirando pero no le doy demasiada importancia, estoy acostumbrada a que me pase eso.

-¿Qué que tal me va? Pues, creo que como siempre, aunque he conocido gente muy divertida, sólo ha habido uno con quien he medio discutido, nada serio. Al menos desde mi punto de vista- respondo tranquilamente haciendo un gesto con la mano sin dar importancia a lo que en mi opinión era una mini discusión entre el líder de la manda y yo… aunque yo no me consideraba parte de ninguna manada me gustaba ser libre, como el aire, en el momento que lo intentabas atrapar se escurría entre los dedos.

-¿Demasiado extraño incluso para mi? Sabes que no, yo siempre supero expectativas sin proponérmelo y te he llamado precisamente por eso, porque hacía mucho que no sabía de ti y me hacía ilusión volver a quedar contigo.

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No puede evitar soltar una carcajada cuando comienza a escucharla. La mera idea de imaginársela ayudando a una anciana con ese vestidito es demasiado para él, y tarda varios segundos en recobrar la calma, algo que consigue con suma eficacia. Lo extraño es que, pese a que se ríe, no es una risa despectiva, es algo distinto, algo que sólo logra hacer con las personas que tienen un vínculo con él, como ella...

Es una risa de diversión y, al mismo tiempo, de una envidia perfectamente camuflada. Porque si él fuese como ella, no tan exagerado sino simplemente la base, probablemente no pensaría como piensa ni estaría tan jodido como lo está. Aunque esa envidia ni siquiera se nota, sustituida por la divertida imagen.

Guarda de nuevo silencio, escuchando todo lo que le tiene que decir, anotando mentalmente algunos datos como la discusión y descartando otros que ya conoce, como la idea sobre el matrimonio, una idea que ambos compartían. Él no sería de casarse, de tener una pareja tal vez, aunque después de...

Al darse cuenta de en qué está pensando, agita la cabeza, desterrando esos pensamientos de su mente y centrándose de nuevo, aunque, irremediablemente, ha borrado la sonrisa:

- Para ti cualquier cosa que no implique movimiento resulta aburrida... Aunque ya que estamos, puedes contarme con quién has discutido y por qué, raro que tengas tus diferencias con alguien cuando generalmente despiertas un sentimiento extraño... Como lo llamas... Ah, sí, cariño. -No deja muy claro si en él lo despierta o no, principalmente porque ni él mismo lo sabe.

Extraño sí es que le haya apetecido volver a verle, pocos lo hacían, pero supone que esos pocos son a los que puede calificar como amigos, Ketsuo, Eithne, Lilith... Escasos pero valiosos, y aún así, pese a todo, tenía la sensación de no estar recompensándoles merecidamente:

-Vaya, pues... -Por pr9mera vez se queda sin saber qué decir, encogiéndose de hombros. -Gracias, supongo.

Tema: Re: A la hora acordada. [/Lilith] Mar Abr 13, 2010 11:41 am

Al escuchar la risa de Kiefer le miro sorprendida pero sonrío feliz, me gustaba que la gente se riera y estuviese alegre, aunque no supiese el motivo pero dado que la carcajada había venido después de decir lo de la floristería intuía que algo había por ahí… Bueno ¿qué más daba? Yo era feliz con mis “rarezas” y mi forma de ser y también era feliz de que mi Kiefer fuese feliz y eso es lo que de verdad tenía valor por encima de todas las cosas.

-Pues fue con ¿Greg? ¿Gray? ¿Garp?... Bueno, vale, el nombre no lo recuerdo, se me da fatal recordar nombres, pero discutimos porque soy demasiado cercana a los humanos, no voy a las cacerías y… algo más había pero no lo recuerdo, ya sabes que no suelo recordar las discusiones que tengo- digo despreocupadamente, no era de las personas que se callasen las cosas, siempre decía lo que pensaba y como lo pensaba, no había un filtro en mi cabeza entre pensamiento y habla de modo que de normal lo que pensaba lo decía, cosa que a veces me metía en pequeños líos como la discusión esa sin sentido. Si que recordaba el otro tema de discusión pero nunca decía que mi padre era humano, no por miedo a que me rechazasen el resto de lobos, que eso me daba lo mismo, sino por la propia seguridad de mi padre y familia humana… Si alguien llegaba a saber que eran ellos quienes lo sabían no tardarían en ir a matarles y no lo podía permitir.

-Bueeeeno, si que suelo despertar el cariño de la gente, pero no se puede esperar llevarse bien con todo el mundo, una lástima porque parecía un buen lobo, quizás demasiado serio y demasiado apegado a todas esas viejas tradiciones pero bueno a fin de cuentas- digo encogiéndome de hombros alegremente sin dejar de mirarle sonriente con mis ojos chisporroteando de felicidad incontenible. Me solían decir que era alguien tan desbordante de felicidad y alegría que no podía guardarla y por ese siempre salía al exterior desde cada uno de los poros de mi piel.

-¿Por qué me das las gracias? Ya sabes que te aprecio mucho, así que es normal que quiera verte y saber que es de tu vida, que haces, como te va, donde vas, de donde vienes y todo eso- digo cantarinamente sin dejar de sonreír dulcemente mientras juego con mi pelo, manía que siempre estaba presente en mí, no lo hacía por algo en especial, simplemente lo hacía.

-Así que cuéntame que es de tú vida, y no me digas que ya me lo has dicho, es imposible que todo siga como siempre, seguro que hay algo nuevo- le digo con entusiasmo.

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En estos momentos se encuentra bastante ensimismado, intentando mantener sus poses de indiferencia y frialdad, aunque desgraciadamente con Lilith no logra mantenerlas demasiado tiempo. Sonará a gilipolles, pero ese comportamiento tan inocente e infantil le impide ignorarla por completo, algo que le lleva sucediendo desde que la conoció más a fondo.

Ahora entiende lo que significa eso de "Hay personas que no dejan indiferente a nadie" Por desgracia él no es la excepción que confirma esa regla, aunque logra mantener la compostura, andando entre el límite de el interés y la discordia. La escucha atentamente sin dejar de mirarla, en busca de algo que le pueda interesar o que simplemente le permitan distanciarse un poco...

Sin embargo, lo que ni él mismo sabe es que no desea distanciarse, tiene pocas amistades y una parte de su ser sabe que debería conservarlas. La serie de "piropos" que le suelta lo dejan ciertamente descolocado, pocas veeces se lo habían dicho de forma tan directa y, la verdad, es que no sabe como encajarlos. Se ve obligado a apartar la mirada, aunque diismula el gesto con ver a un niño correteando por el parque.

Interiormente le da vueltas no solo a eso, sino también a lo que Lilith le ha contado. La "descripción", si es que a eso se le puede llamar descripción, le encaja con una persona, peor no está del todo seguro y por eso pregunta después de que ella haya terminado:

-¿Se llama Gabriel, por casualidad? -Pregunta de forma algo cauta pero al mismo tiempo curiosa, encogiéndose de hombros después como respuesta a los días que está llevando. AL margen de ciertas cosas, tampoco ha hecho nada destacable ni memorable, por lo que no tiene mucho que contar.- Si se llama así, lo conozco... Actuaré en su local de aquí a poco tiempo, y ... -Se inclina hacia ella, en dirección a su oído, un gesto que de cara a los demás pasa por una carantoña... Lo que en realidad hace es susurrarle.-Es es líder de la manada de aquí, esa en la que creo que estás... ¿Me equivoco?.

Tema: Re: A la hora acordada. [/Lilith] Mar Abr 13, 2010 8:35 pm

Escucho atentamente lo que dice sin dejar de mirarle, siempre me sentía relajada al lado de Kiefer, era un buen amigo y sabía que podía confiar en él. Además me caía bien por como era, no necesitaba ningún motivo en concreto, simplemente estar a lado suyo ya me gustaba, era un buen amigo y me sentía cómoda con él… Es curioso las vueltas que daba la vida, lo que debía haber sido un rollo de una noche y si te he visto no me acuerdo, pero rompiendo con lo establecido había surgido una amistad y una que apreciaba mucho, de modo que le presto toda mi atención.

-¿Gabriel? ¿Fortaleza de Dios?... Siii, ese era el significado, Fortaleza de Dios. Pues sí, discutí con él pero… yo pertenecer no pertenezco a ninguna manada, cuando es necesario cazo con ellos pero sólo porque no me queda más remedio, ya sabes, no me gustan la cacerías soy mas bien “vegetariana”- digo alegremente dando saltitos en mi sitio sin dejar de mirarle y sonreírle, jamás ocultaba el echo de que respetaba la vida humana y no los veía como un trozo de carne que comer, de hecho cada vez que había tenido que ir de cacería luego me había pasado el día siguiente llorando, también dado que no iba a muchas ya que siempre me forzaba a mi límite se podía decir que era bastante inestable pero aun así no había matado a nadie ni había roto los pactos que nos mantenían a salvo.

-Así que actuarás pronto, tendré que ir a verte, en primera fila por supuesto- digo con los ojos brillando alegremente ante la noticia. Lo sé, las cosas más pequeñas me hacían feliz, pero el ver a un amigo saber que estaba bien y que más o menos le iba bien me llenaba de alegría, ya que si había algo que valoraba por encima de todo era la amistad ya que para mi esas personas eran gente (lobos o humanos) con los que tenía un vínculo especial y me gustaba conservarlos, ya se dice, quien tiene un amigo tiene un tesoro.

-Pues me tendrás que decir el día exacto que actúas para que me pase por ahí, aunque creo que ya he estado ¿el bar se llama Las Dos Caras de la Luna o algo así?- pregunto frunciendo un poco el ceño en una mueca encantadora e infantil para recordar el nombre, allí había conocido a una loba muy simpática y aun fotógrafo que ya me había echo fotos por cosas del trabajo.

-Si es ese, sé donde estar y como llegar ¿Canciones nuevas?- pregunto entusiasmada, la gente que me comparada con un torbellino lleno de vitalidad y alegría no se equivocaba, para mi era imposible odiar a alguien o sentir antipatía por alguien, del mismo modo era raro verme triste o deprimida, no era algo que fuese con lo que yo soy, y a mi me gustaba ser como era. Como decía Ortega y Gasset: Yo soy yo y mis circunstancias.

-No sabes como me alegra ver que estás bien- digo abrazándole espontáneamente, porque sí, porque me apetecía, era mi amigo y quería trasmitirle que de verdad me alegraba de verle y ver que estaba bien.

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Sus suposiciones son ciertas y Lilith ha discutido conb Gabriel. No le había parecido un hombre que perdiese los nervios ante cualquier cosa, ni mucho menos alguien agresivo o dado a discutir, por lo que deduce que habría un motivo de peso. Lo que sí que no sabía era que Lilith no formaba parte de la manada, al menos no más allá de alguna esporádica cacería, cosa que le hace alzar las cejas en señal de escepticismo:

-¿No te queda más remedio porque te obligan o porque te ves en la necesidad? -Parece una idiotez preguntar algo asi, pero hay diferencias entre las dos posibilidades, y si fuese la primera la cosa tal vez no le gustaría tanto, aunque bueno, él no tiene problemas en cazar, menos aún si esa gente se lo merece, y sí es cierto que, de vez en cuando, tiene que probar sangre humana para calmar sus instintos más primarios. Aún así no es ese el tema que le interesa, por lo que agita la cabeza y la vuelve a mirar, con un sutil brillo de curiosidad en su mirada.- Aunque bueno, ¿por qué discutisteis? Yo lo conocí y no me pareció alguien dado a discutir, y conociéndote, probablemente dijiste o hiciste algo no adecuado... Así que, mejor preguntado, ¿qué hiciste?

Noa la está reprimiendo ni echándole en cara nada, simplemente analiza las circunstancias y conforme a ellas pregunta. Ante la siguiente avalancha de preguntas sonriíe, de forma algo más sincera y más suya, desviando la miada y perdiéndola entre el follaje de un aintiguo abeto que se impone en antigüedad sobre los demás:

-Habrá alguna canción nueva, ya sabes, siempre hay que darles alicientes a los fans para que te continúen siguiendo... Y sí, será en ese sitio, la fecha aún no está del todo confirmada, aunque cuando la tenga contactaré contigo, y te daré un pase para el backstage si lo deseas. -Eso es algo que no suele hacer con mucha gente, más bien lo contrario, y lo sorprendente es que le ha salido sin pensar....

Una lástima que el abrazo suponga algo que, obviamente, no se espera. Casi se puede escuchar el sonido de una barrera resquebrajándose. ¿Cuánto tiempo hacía, cuanto, desde que no recibía un abrazo sincero más allá de alguno que se puede dar entre las sñabanas de una lujuriosa noche? Ni siquiera es capaz de recordarlo... Y ese hecho es el que trastoca su mente, el que le hace confundir unas cosas con otras.

No piensa cuando se separa de forma demasiado brusca y sus ojos se encienden:

-Basta...¡Basta! -Exclama, quiza más alto de lo que un principio esperaba. Pero ahora es su inseguridad, su cobardía, la que gana terreno al saber estar y a la sangre fría. Sus ojos muestran unas turbulencias profundas y arraigadas, demasiado como para que se gesto, pese a lograr penetrar, las borre del todo, y el labio inferior le tiembla de forma muy sutil.-Es imposible que seas así, Lilith, eres demasiaod inocente, demasiaod pura, joder... ¡Deja de engañarme, no funciona, no puedo caerte bien, entiendes, no puedo! No soy alguien dado a los abrazos ni al cariño, no merezco recibirlos, ni siquiera merezco ese aprecio que me estás dando, aparentemente sin intención alguna... No lo merezco, asú que deberías buscarte a otro que sepa aceptarlo y utilizarlo... Porque de mí no puedes conseguir nada, no puedo recompensarte.

Lo suelta todo de golpe, sin pensar siquiera, antes de dar media vuelta y echar a andar. AHora su mente comienza a tomar de nuevo el control, dándose cuenta de lo que acaba de decir, de lo que acaba de hacer... Ha mostrado algo que tendría que haberse guardado, pero es que no ha podido evitarlo...

Porque sabe, por encima de todo, que ese gesto ha sido sincero, y se siente mal, fatal, por no poder retribuírselo como es debido.

Tema: Re: A la hora acordada. [/Lilith] Mar Abr 13, 2010 11:34 pm

-Me veo en la necesidad, es eso o acabar atacando a humanos inocentes y… no quiero eso, a mi me caen bien los humanos. De modo que sino quiero dañarlos debo ir de caza alguna vez pero intento retrasar el momento todo lo posible- digo con sinceridad sin dejar de mirarle a los ojos con una sonrisa sincera siempre pintada en los labios, para mi era imposible no estar alegre, no amar a los humanos y no expresar todo eso siempre, no podía mantenerlo callado porque era algo que formaba parte de mi misma de tal manera que intentar ocultarlo era como intentar ocultar el sol con un solo dedo, imposible.

-Digamos que dije algo que no debería haber dicho, no es algo que ponga en peligro ni a los nuestros ni a la manada ni nada, pero no se lo tomó bien y yo no quise aclarárselo- digo de manera cauta, esa era la verdad pero no quería explicarle que era el porque había dicho que había humanos que conocían el secreto, pero es que esos humanos no eran peligrosos para nosotros, eran mi familia paterna, mi familia humana, ellos habían aceptado mi licantropía y la de mi madre y lo veían como lo más natural, no nos veían como algo a eliminar, ni como mascotas, nos veían como parte de la familia, solo que con la capacidad para transformarse en lobos.

Cuando me separa del abrazo me quedo un poco trastocada, mi intención no había sido molestarle ni incomodarle, eso nunca, sólo quería que supiese lo que le apreciaba y lo que valoraba su amistad, porque era de esas personas maravillosas con las que uno puede hablar sin ningún tipo de problemas de modo que cuando dice todo eso y debido a mi temor a los ruidos fuertes encojo levemente la cabeza, aunque me levanto rápidamente cuando veo que él se va, no quería perderle como amigo, principalmente porque le quería y apreciaba muchísimo.

Cuando llego hasta él le sujeto de la mano para que se pare y me pongo delante suya mirándole a los ojos siempre con ternura y dulzura, sus palabras no me habían herido, pero me habían preocupado ¿por qué no iba a merecerlo cuando a mí siempre me demostraba lo contrario y yo me fiaba de mi instinto? Para mi era importante ver a todos ver, particularmente con aquellos con los que compartía un vínculo, como con él.

-No te engaño Kiefer, siento si he hecho algo que te haya molestado, pero yo jamás te he engañado, a mi me caes bien, me siento cómoda contigo, siento que puedo confiar en ti y puedo hablar contigo sin ningún tipo de preocupación porque eres alguien que vale la pena conocer y quien diga lo contrario miente, y de manera muy cruel… Sé que no eres alguien dado a los abrazos, pero no por ello no los mereces ni mereces cariño, al contrario si que los mereces porque eres alguien especial y que de verdad merece la pena conocer y alguien por quien muchos harían cualquier cosa por tener el honor de ser tus amigos, créeme. No me voy a buscar a nadie que pueda aceptar mi aprecio ni nada por el estilo, no necesito ninguna recompensa, porque me da igual las veces que me intentes alejar, yo siempre voy a estar a tu lado si me necesitas ya que eres por encima de todo alguien a quien aprecio y eso para mí tiene más valor que cualquier cosa- le digo con seriedad, echo inusitado en mí, pero a la vez con dulzura y ternura mirándole directamente a los ojos, mis palabras eran sinceras, de echo yo rara vez mentía, se podían contar con los dedos de una mano y aun sobraban dedos. Luego cuando termino de hablar le sonrío dulcemente, como si nada hubiese pasado, como si una nube gris hubiese pasado tapando todo momentáneamente pero ahora de nuevo dejara fluir la luz del sol con total libertad, sin ningún tipo de atadura.

-Nunca digas que no lo mereces Kiefer, porque no es cierto, si que lo mereces.

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¿Tan difícil es que lo deje marchar, como siempre ha hecho, huyendo de cualquier situación comprometida o tensa y olvidándose de la persona que la ha causado? Desde luego a él no le resultaría difícil si fuese al revés, al menos viéndose como se ve a sí mismo.

Sin embargo Lilith es distinta, y una mano que agarra la propia lo detiene. No le hace falta girarse puesto que es ella la que se coloca enfrente de él, mirándole de una forma que se le antoja extraña y que provoca que se le seque la garganta. Traga saliva de forma más o menos disimulada, pese a que ese gesto no sirva absolutamente para nada.

Y es que cada palabra de ella es un ataque, potente y bien dirigo, a todas las bases que él ha tenido desde hace años. EL no sentirse merecedor de algo positivo, el miedo al qñe dirán y a la vergüenza de lo que hizo, y, por consiguiente, sentirse avergonzado de sí mismo, el verse prácticamente como nada, una especie de fantasma sin objetivo ni camino en la vida, nada más allá de beber, cantar y de vez en cuando follar. Todos, todos y cada uno de esos pensamientos que él tenía como dogmas y a través de los cuales se guiaba, se están viendo desmoronados conforme ella habla, y más que sus palabras son sus ojos, que no mienten, lo sabe, lo está observando, y de hecho en él se nota cierta desesperación por intentar ver una mentira que, realmente, no existe.

No puede contrarrestarla de ninguna forma, es superior a él en estos momentos y está demasiado trastocado para soltar uno de sus comentarios cortantes... Pero es que, por encima de todo, no quiere soltar ninguno de esos comentarios, no quiere alejarla, porque ahora se da cuenta de que esa chica que tiene enfrent,e por muy inocenter y alocada que sea, ha lograod ver más allá de sus barreras de pura mierda, y ha lograod ver al verdadedor Kiefer Kirchner.

No sabe si reír de amargura y llorar de alegría, por lo que, abriendo la boca un par de centímetros como si fuese a decir algo, lentamente se pega a ella, estirando los brazos por la espalda de Lilith y cerrándolos en una especie de barrera, dentro de la cual está ella.

Y sí, Kiefer Kirchner... Le está dando un abrazo. Se siente sumamente extraño, pero no incómodo, y por ello el abrazo no le sale del todo natural, la tensión que le recorre por dentro es más que palpable.Deja que transcurran los segundos de silencio como si de arena en un reloj del tiempo se tratase, "disfrutando" del abrazo y comenzando, muy poco a poco, a relajarse. Ahora empiza a recordar todo lo que le ha ido diciendo, con la cabeza algo más despejada, lo que hace que ladee la cabeza hacia su oído, de forma que pueda hablar sin tener que separarse:

-A mí si quieres sí puedes aclarármelo... Te entenderé mejor si me explicas el motivo de la discusión.

Tema: Re: A la hora acordada. [/Lilith] Miér Abr 14, 2010 5:59 pm

Cuando termino de hablar me quedo mirando a Kiefer con tranquilidad y serenidad. Era consciente de que podía ser muy infantil y tierna pero no por ello mi mente era del todo infantil, al contrario, lo que muchos no sabían es que gracias a mi “infantilismo” podía ver más allá por decirlo de algún modo, no me cerraba puertas y siempre intentaba ver algo más allá de lo aparente, de lo que se mostraba, lo oculto, lo que nadie quería ver. Porque sé que todos tienen secretos, yo la primera de ellos, y sé que muchas veces son esos secretos los que condicionan como somos, quizás si mi padre no fuese humano yo no amaría a los humanos, porque gracias a mi familia había podido ver la cara amable que los humanos podían mostrar a los que son como yo, porque aunque en los cuentos caperucita siempre es devorada por el lobo feroz, hay veces que también pueden hacerse amigos y convivir en armonía, y eso es a lo que yo aspiraba.

Cuando me abraza me sorprendo un poco pero no me separo, de normal era yo la que daba los abrazos, pero aun así puedo sentir que en un principio parece tenso de modo que con cuidado le vuelvo a abrazar con suavidad, después de todo para mí él era alguien importante y quería que estuviese bien y que se sintiese cómodo de modo que no me separo. Por un momento se me ocurre pensar en lo que estarán pensando los transeúntes por la escena pero realmente poco me importa eso, me gustaba conocer gente precisamente porque cada uno era único e irrepetible, y todos te podían enseñar algo de la vida que podía ser maravilloso si se sabía mirar bien.

Escucho lo que dice en mi oído en voz baja y me quedo en silencio, decirle lo que ocurría podría significar poner en peligro a mis padres, me daba igual que a mí me rechazasen por ser mestiza, me sentía cómoda entre los humanos así que el rechazo de los míos aunque doloroso no me importaban demasiado si era lo que ellos querían. Lo que no quería es que mi familia estuviera en peligro, de modo que contárselo supondría tener que llamar luego a mis padres para que hiciesen las maletas y saliesen de aquí o muy posiblemente acabaran como la comida de la próxima cacería.

Elevo un poco la mirada para observar sus ojos con detenimiento y tas lo que puede ser una eternidad comprimida en unas milésimas de segundo decido contárselo, después de todo yo confiaba en él, y sabía que podía confiarle mi mayor secreto, porque aunque se lo contase a alguien yo le seguiría apreciando igual.

-Le dije que había humanos que sabían lo que yo era, pero no quise decirle quienes ni porque lo sabían- digo con voz dulce y tranquila mirándole directamente a los ojos mientras mi voz se vuelve algo más baja de lo normal ya que no quería que oídos indiscretos se enteraran de lo que decía.

-No se lo dije porque los humanos que saben lo que soy, es mi propia familia, mi familia paterna. Soy mestiza, madre licántropa, padre humano, por eso sé que ellos jamás contarían el secreto de nuestra existencia, porque sino me aceptaran en primer lugar mi padre no se habría casado con mi madre y yo no hubiese nacido y no me habrían protegido innumerables veces de que me infectase con plata- le digo en el mismo tono dulce y tierno, la verdad si que tenía un temor, un único temor, a que él decidiera también alejarse, ya lo he dicho, a la gente que aprecio los querré siempre con toda mi alma y me dolería perderlos.

-Por eso no se lo quise decir, me da igual que me rechacen por ser mestiza, pero no quiero que mi familia esté en peligro jamás.

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Es curioso, pero una vez ha logrado realizar el gesto, ha logrado estrecharla entre sus delgados pero fuertes brazos, no parecer querer soltarla, y no por ella, sino poor él mismo. Demasiado tiempo sin sentir lo que es darle afecto a alguien, aunque sea de una forma tan simple como esa, demasiado tiempo sin invertir energía en sentir y no en intentar atacar, intentando desvelar máscras cuando él era el primero que la tenía...

Demasiado tiempo sin ser un hipócrita, tanto que incluso se permite sonreír, esta vez de forma sincera y sin que nadie lo vea, apoyando suavemente la barbilla en el hombro de Lilith, mirando al frente sin ningún punto fijo. Deja que, una vez él se está liberando, dejando a su corazón de nuevo expresarse, pasen los segundos en los que Lilith se replantee si realmente quiere hablar o no sobre el tema.

Y cuando ella parece aceptarlo y decantars,e él se separa de su barbilla y se la queda mirando fijamente, de forma que pueda leer lo que Lilith expresa en palabas, esta vez sin rastor analizante o penetrante, únicamente mirándola de forma atenta. Sin embargo, no puede evitar alzar una ceja cuando comienza a hablar. Teóricamente ese era el pecaod capital de toda manada, el conocimiento de algunos humanos sobre la condición que tenían como lobos, y, al menos en su antigua manada, se pagaba con la muerte del humano y un castigo para la loba.

Pero al parecer Lilith no ha sido castigada ni los humanos parecen haber sido asesinados, entendiéndolo rápidamente. Es obvio que si no los delata no se puede saber nada, y menos aún si el humano en cuestión es discreto. Él nunca había sido del todo partidario de esa norma, hay casos de todo tipo de índole, y no todos son unos bocazas y se van de la lengua...

Sin embargo termina por entenderlo del todo cuando menciona que es su padre. Esta vez son sus dos cejas las que se alzan de forma escéptica y de sorpesa, no se esperaba algo así en absoluto. Lo sorprendente es que el padre haya estado con la madre tanto tiempo manteniendo el secretismo... Aunque rápidamente empieza a atar cabos, eso explica el por qué Lilith es tan cercana a los humanos, al haber recibido una educación especial. Guarda largos segundos de silencio en lo que su pecho sube y baja con calma, sin dejar de mirarla fijamente y con las ideas surcándole la mente. Finalmente se encoge de hombros, sin romper el abrazo, cambiando el tinte de su sonrisa a otro más sutil y divertido:

-Vale... ¿Y? Quiero decir, haces bien protegiendo a tu familia, y ser parte de algo no implica creer ciegamente en sus doctrinas... Yo en tu caso haría lo mismo, me ganase la reprimenda que me ganase. Gabriel no es mal tipo, creo que podrías confiar en él y contárselo si llega el momento algún día... Aunque intuyo que me ocultas algo, leía temor en tu mirada, y no me cuadra con lo que me has dicho, al menos, no del todo.

Puede que se equivoque, puede que no, pero él, con ella y ahora mismo, dice las cosas como las piensa o como las siente, sin ganas de callarse nada.

Tema: Re: A la hora acordada. [/Lilith] Jue Abr 15, 2010 12:31 am

Mientras hablo observo a Kiefer dejando que mis palabras fluyan libremente, no quería tener secretos con él porque de verdad le apreciaba y confiaba en él. Evidentemente me esperaba que se sorprendiese al escuchar lo que digo. El precio a pagar porque un humano supiese el secreto era la muerte tanto del humano como del lobo que había infringido la “norma de oro” de la manada.

Finalmente dejo de hablar y me quedo mirando sus ojos, aun abrazada a él, me sentía protegida. Escucho sus palabras y durante un momento las medito ¿De que tenía miedo? De que les pasase algo, en la discusión Gabriel o como se llamase me había dado miedo, porque sabía que si los encontraba era muy capaz de hacer que fueran la comida de la próxima cacería, y eso me mataría si sucediese, por eso jamás lo había contado, sólo a Kiefer y porque confiaba ciegamente en él.

-Tengo miedo de que algo malo les pueda pasar, sé que si alguien se entera de que lo sabe, no esperarán a saber el motivo y acabara como “cena” en la próxima cacería y no soportaría que eso pasase. A mí los humanos me gustan, y mi familia siempre ha estado cerca de mí, me ha protegido y ha hecho todo lo posible para que el secreto no sea descubierto por otros protegiéndonos a mi madre y a mí cuando mi familia materna decidió repudiar a mi madre por casarse con un humano- digo en voz bajita, no solía contar mis secretos así como así, aunque evidentemente como todo el mundo los tenía yo incluida, aunque eso no evitaba que siempre fuese completamente feliz.

-Sé que es raro que mi padre se quedase con mi madre a pesar de saber lo que ella era y como de peligrosa era para él, pero él siempre ha aceptado lo que es y jamás lo ha cuestionado. Ya lo he dicho, que me pase algo a mí no me importa demasiado, pero quiero que ellos estén bien y el único modo de conseguirlo es que nadie sepa que lo saben, desgraciadamente, en la discusión con ¿Gabriel? Pues el dijo que no siempre decía lo que pensaba porque sino hubiese dicho ya lo que éramos, y a mí se me escapó decirle que si que había humanos que saben lo que soy… y se puso echo una fiera- digo con sinceridad sonriendo como siempre con dulzura, como siempre. Un día tendería que poner un filtro en mi cabeza entre lo que pensaba y lo que decía, pero sin embargo me alegraba de habérselo dicho a Kiefer de modo que me pongo de puntillas y le doy un besito en la mejilla.

-Gracias por escucharme, eres una buena persona- le agradezco con ternura sonriéndole tranquilamente a los ojos mientras los míos brillan llenos de inocencia.

-Por cierto ya sabes que cualquier cosa que te pase puedes contármela siempre- le digo sin dejar de sonreír tierna y alegremente, era imposible para mi estar triste o deprimida ya que no iba ni con mi carácter ni con mi naturaleza. Yo había crecido respetando tanto a humanos como lobos por igual y para mí todos tenían el mismo derecho a la vida, por eso tardaba tanto en asistir a una cacería porque aunque fueran a criminales, no podía soportar la idea de hacer daño a nadie. Por ese mismo motivo acababa yendo, para no hacer daño a nadie, sólo que iba cuando estaba al límite de mi control.

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Aunque no lo pueda parecer la entiende conforme la va escuchando, no sería plato de buen gusto tener que ver como cazan a su padre por saber el secreto cuando, realmente, se impuso el amor que sentía por su mujer que la raza o las tradiciones. Por ello mismo mantiene el abrazo, sabedor de que para Lilith hablar de ello supone un esfuerzo que no se ve merecedor de desbaratar, de hecho, no quiere hacerlo.

Sin embargo también entiende el punto de vista de Gabriel, por esa regla de tres mucha gente puede haberle contado el secreto a algunos humanos, y eso sería algo demasiado arriesgado como para mantenerlo o hacer oídos sordos. No se sienta en ningún tipo de encrucijada, escuchando la opinión de Lilith y contrastándola con la que tiene Gabriel, muy propia de un líder de manada que es consciente de los riesgos que corren sus semejantes. Por ello mismo se decide a hablar una vez ella termina, no muy convencido de que sea una buena persona, ya que, aunque da su opinión, siente que tampoco es un apoyo o un pilar en el que ella pueda sostenerse, siendo él demasiado inestable como para ejercer esa función:

- Tu padre tiene mucha entereza para saber lo que sabe y sobreponerse a ello, no todo el mundo lo haría... Aunque también debes entender a Gabriel, corren tiempos algo duros, y nunca se sabe las amenazas que pueden surgir... -Se explica, sin tener del todo claro si lo está haciendo correctamente o no, pero soltando las cosas no como las piensa, sino como las siente. Sus ojos verdes se vuelven a fijar en los de ella, de forma fija y sin rastro de penetración alguno, sintiéndose repentinamente conmovido ante la inocencia que desprende la mirada de Lilith. Probablemente si Gabriel hubiese visto algo así no se habría puesto como ella asegura, dándose cuenta de que, en efecto, no tuvo ningún tipo de mala intención o actuó de forma temeraria:

-Y realmente no sé si lo soy, quizá únicamente sea que me lo pegas cuando estoy contigo. -Cualquiera lo diría por su tono de voz, pero está bromeando, una broma muy sutil y bastante suave, pero broma al fin y al cabo. Lilith ha derribado alguna que otra barrera, pero no todas, y pese a mostrarse más cercano no llega a tener la confianza suficiente como para hablar con ella de aspectos más privados, algo que le hace sentir mal, no es muy justo que digamos.-Lo tendré en cuenta para cuando me vea capacitado. -Asegura, rozando con las yemas de dos de sus dedos la mejilla derecha de ella, una efímera caricia que demuestra un mínimo de importancia.

Tema: Re: A la hora acordada. [/Lilith] Jue Abr 15, 2010 6:07 pm

Me quedo en silencio escuchando a Kiefer, si que comprendía el punto de vista de Gabriel, pero no era capaz de concebir una idea en la que humanos y licántropos no pudieran llevarse bien, quizás porque yo siempre había estado rodeada de humanos tolerantes y que reconocían y aceptaban lo que era y había crecido de ese modo… Era consciente de que no todos los humanos eran bueno ni tolerantes pero si había muchos que lo eran, no todos eran malvados y querían eliminarnos.

-Comprendo el punto de vista de Gabriel, tiene que velar por el bien de todos nosotros, soy consciente de que muchos humanos no son dignos de confianza y muchos intentarían matarnos, pero… también hay otros muchos que no, quizás tengo este punto de vista porque he crecido bajo la tolerancia de las dos razas- digo mirándole tiernamente mientras le sigo escuchando atentamente con m mirada llena e inocencia, quizás era como muchos decían un gatito que acababa de abrir los ojos, yo no era alguien capaz de ver malicia en las personas, quizás era demasiado inocente y tierna pero de verdad creía en la coexistencia pacífica porque era lo que yo había vivido durante mis 19 años lupinos, 38 humanos.

Mientras hablo sigo mirando sus preciosos ojos siempre con la misma, dulzura, ternura e inocencia que me caracterizan, que me hacen ser como soy. Quizás era demasiado extraña para ser una licántropa pero me gustaba ser lo que era, igual que me gustaban los humanos y los licántropos, por eso tenía amigos de ambas razas y entre ellos evidentemente estaba Kiefer, sino confiara en él, sino tuviese un vínculo con él no le estaría contando todo esto, lo hacía porque confiaba en él ciegamente.

-Puede que tú no lo sepas pero yo sí, si que eres muy bueno y alguien en quien uno puede confiar, ya te lo he dicho cualquiera se sentiría honrado simplemente porque les hablaras y sino lo hacen es que son idiotas. Yo te considero alguien muy especial, nunca lo dudes ¿vale?- le digo acariciando suavemente su mejilla con la punta de mis dedos después de escucharle hablar, sabía que posiblemente él no me contara sus cosas privadas pero me daba igual, si alguna vez quería contármelo yo estaría dispuesta a escucharle y si era necesario haría lo que fuese necesario por ayudarle y apoyarle.

-Cuando tu quieras, ya sabes que conmigo siempre puedes contar, ya te lo he dicho para mí eres especial y quiero que estés bien y feliz y si puedo ayudar en ello estaré encantada de poder hacerlo- digo sonriéndole tiernamente con la dulzura siempre presente en mi voz mientras el sol se refleja en mi pelo lanzando destellos dorados, como una aureola mientras sigo abrazada a Kiefer con tranquilidad.

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Algo que le resulta sorprendente, y desde un punto de vista positivo, es ver que la inocencia y la felicidad de Lilith no merman su inteligenca. Cuaalquiera podría pensar que por ser buena es gilipolas, así de claro, pero la forma en la que habla y en la que se expresa indicna que es bastante más inteligente de lo que en un principio parece.

Puede que sea una especie de estrategia o de barrera, peor lo duda mucho, no parece una chica muy dada a tener problemas. Por ello vuelve a esbozar ese amago de sonrisa tan peculiar en él, ahora cargado de otor matiz más cercano y más humano. Asiente suavemente a todo lo que dice Lilith, no encuentra réplica alguna porque, a fin de cuentas, piensa igual que ella.

Lo que sí hace es separarse despacio, como si le costase, que le cuesta, romper el abrazo, y mirarla de nuevo con una mínima distancia. Que la geente le mire ahora mismo le importa más bien poco, y que los recnozcan a ambos, menos aún:

-Algún día me creeré lo que piensas de mí, Lilith, quiero créermelo, pero... Hoy no parecer ser el día. -Y es que, aunque se haya abierto, ha sido más bien un poco, lo poco que ella ha conseguido, y no ha logrado ser otraa persona o darse cuenta de cómo es todo en realidad.-Hasta entonces, tendrás que tener paciencia... Aunque comprendería que no la tuvieses. -De hecho, nadie la ha tenido hasta ahora, no la suficiente para aguantar sus primeros ataques de ira, y ella ya ha soportado uno.

Se queda un poco dubitativo entre despedirse con un beso o simplementee marcharse como ha venido, pero finalmente se decanta por la segunda opción, más distante, más ajena, más... Suya, sin más. Ha establecido un vínculo que no sabe exactamente como definir, y otro acercamiento no haría mas que aumentar su confusión.

Por lo que gira, un único movimiento en el que le da la espalda y la gabardina ondea al viento, antes de, despidiéndose con un suave ademán, perderse entre los caminos del parque, de nuevo a su casa, a su vida...

A su mierda.

Tema: Re: A la hora acordada. [/Lilith] Jue Abr 15, 2010 9:11 pm

Me separo lentamente de Kiefer sonriendo siempre con total tranquilidad mientras por el rabillo del ojo veo que la gente nos mira extrañada… panda de sosos, es mejor disfrutar de las cosas bellas de la vida como era poder abrazar sin más a alguien muy querido, como lo era él para mí. Cierto es que yo tendía a encariñarme muy pronto con la gente, pero con Kiefer me sentía particularmente cómoda, no tenía claro el porque y tampoco me importaba, el caso es que con él me sentía a gusto y cómoda y eso era lo que realmente importaba.

-Entonces esperaré todo los días que sean necesarios, no me importa si hoy no me quieres o puedes creerme, yo voy a seguir pensando así siempre y puedo esperar también todo el tiempo que sea necesario hasta que me creas. Ya te lo he dicho, no me voy a cansar de esperar- le digo con una sonrisa sin darle mayor importancia, era verdad, tenía una gran paciencia y si él necesitaba tiempo para creerse mis palabras no tenía ningún problema en dárselo. No me iba a dar por vencida ni me iba a cansar de esperar jamás, por la gente a la que apreciaba podía esperar eternamente, y él estaba en ese categoría.

Veo como se da la vuelta sin más para irse y sin dejar de sonreír y a pasos saltarines me pongo delante de él con una sonrisa inocente y tranquila, era muy difícil que me molestara por algo y esta situación no era la excepción, de hecho no había nunca ninguna excepción.

-Kiefer, si te vas a ir ya, déjame que me despida de ti dándote un besito en la mejilla porfa- pido tiernamente como si fuese lo más normal del mundo, que de echo para mi lo era, sabía que no podía obligarle a que se quedara hablando conmigo y no me gustaba presionar a la gente, pero si se iba nos debíamos despedir apropiadamente, de ahí mi petición.

-Y tendrás que recordar llamarme para decirme el día exacto de la actuación, no creas que se me ha olvidado.

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No puede evitar detenerse , como si se hubiese encontrado con un muro de aplastante piedra delante, cuando escucha las últimas palabras de Lilith, apenas un susurro que penetra en sus oídos como si hubiesen sido chilladas a pleno pulmón, resquebrajando aún más algo que, de por sí, ya estab roto gracias a ella. No se gira, con la mirada perdida al frente, manteniéndose recto, impasible, sereno e inamovible como una roca.

Y, por primera vez en mucho tiempo, frunce el ceño, un gesto que comienza siendo apenas imperceptible pero que ermina por convertirse en una mueca... Una mueca de dolor, de inseguridad y sí, de miedo, porque ahora mismo, en ese mismo instante, no sabe qué hacer.

Girarse implica intentar reconstruir una mínima barrera en apenas segundos y que ella no vea el poema que ahora es su cara. Pero huir implica reconocerse a sí mismo que, pese a todo, sigue siendo un cobarde, incapaz de establecer una conexión cercana con alguien que parece tan desinteresada, únicamente dispuesta a ayudarle y a escucharle, algo que lleva años sin tener y que, como es obvio, le cuesta creer.

Pero lo peor de todo es lo mal que se siente por su forma de actuar, que aunque inconsciente sabe que no es la correcta, que tendría que poder superar todo lo que lleva arrastrando desde hace años y poder girarse, darle un beso y marcharse con cierta felicidad. SIn embargo, el significado de esa última palabra lo desconoce totalmente, todo lo contrario que el de palabras como amargura, soledad o indiferencia, casi hermanas suyas.

Respira profundamente, intentando contener las naúseas ante la opresión en el pecho, la cual comienza a ser insoportable y angustiosa. Su corazón dice una cosa y su mente, su razón, dominada por toda la farsa que lleva montada desde hace años, impone otra...

Por desgracia, el corazón hace demasiado tiempo que no habla, demasiado tiempo desde que desistió, emitiendo un ronco susurro de decepción y desesperación... Porque una persona que no escucha a lo que siente, difícilmente se puede calificar como tal.

Por ello mismo, y cerrando los ojos con fuerza, en vez de girarse acelera el paso, mas, más, más, perdiéndola de vista en cuanto puede...

Y echando a correr. A cada paso que da su pecho oprime más, indicándole que no es la solución correcta, que de media vuelta, impidiéndole prácticamente respirar, y aún así continúa, teniendo que pararse finalmente a la salida del parque para vomitar, no sólo su contenido estomacal, sino también por impotencia, por pena, por rabia...

Expulsando así su voluntad, la voluntad de poder cambiar y ser algo mejor de lo que es, totalmente mermada y prácticamente inexistente, como un punto en mitad del universo que, poco a poco, comienza a apagarse, siendo lo más triste de todo que parece aceptarlo, querer sumirse en la oscuridad y no volver a salir. A duras penas se seca el sudor que resbala por su sien, sintiéndose sumamente mareado y ausente, con los ojos turbios y ligeramente entornados, saliendo finalmente del parque.

Si tuviese valor, probablemente ya no estaría vivo, pero no lo tiene, y eso es algo que, por encima de todo, no es capaz de perdonarse a sí mismo.

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