Periódico del 12 de Abril [Rol con Narrador - Finalizado]

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Una de las ventajas de tener toda una planta para él solo era que, básicamente, podía hacer lo que le apeteciese ne su territorio. Además, el par de plantas que había dejado vacías, supuestamente por reservas, ayudaban a enmascarar cualquier cosa extraña que pudiese suceder, pero para algo era ÉL el dueño del hotel, y de toda la cadena que comenzaba a competir con otros hoteles más famosos como el Palace o el Hilton...

Sin embargo, eso no era lo que mayor placer le proporcionaba, una mera fachada para enmascarar su alto ritmo de vida. Lo que más placer le daba era su otro trabajo, y, después, la posibilidad de culminar su obsesión, su mayor fantasía, de descubrir la verdad... Oh, sólo de pensarlo es capaz de excitarse al ritmo de la octava sinfonía de Bethooven, que retumba por las paredes en una mezcla armoniosa y que, en él, se vuelve tétrica.

Abre la puerta de la suite presidencial y, como esperaba, ahi está el periódico, perfectamente doblado y sin ningún tipo de mancha. Un amago de sonrisa surca sus labios, aunque más bien parece una mueca dispuesta a asustar, oscura y sin emoción alguna. Ya han pasado dos día,s y ni rastro de noticia alguna, quizá no fuese tan inútil como había pensado...

Pronto cambia de idea cuando, sentado en su sofá de cuero, lee la portada. Ya no es el hecho de ver la noticia de "Desaparecida" algo que se esperaba, es más bien el contenido de la noticia en sí. Un pequeño "crack" en su mente indica el inicio de la tormenta, la tempestad de locura y crueldad que comienzan a desatarse en su interior. Con su batín negro y unas sandalias a juego rebusca entre la mesita con suma rapidez, encontrando su pistola preferida, un revólver del calibre 45, una joya, la quiere más que a su propia madre. La acaricia con suavidad, comprobando que, efectivamente está, cargada, guardándola disimuladamente entre los ropajes y saliendo al pasillo.

Está de suerte, porque a modo de recompensa le había permitido alojarse gratuitamente en el hotel, en una habitación cercana a la suya... Y aunque es su hotel, no se molesta lo más mínimo en ser cuidadoso cuando desenfunda su arma y revienta el pomo de la puerta de tres tiros, dándole una patada después que la abre de dos en dos.

Como esperaba, está con una furcia, la cual, viendo la expresión de la mirada de Vladimir, sale pies en polvorosa. No hablará, principalmente porque trabaja para él, una de tantas... Lo que le interesa es el hombre que se encuentra tumbado en la cama:

- Andrey, Andrey, Andrey, querido... -Su tono de voz es meloso, suave, casi fraternal... Sino fuese por el veneno que destila cada palabra, prácticamente susurrada entre sus prietos labios, su amago de sonrisa acrecentada, inexpugnable e indescriptible, y el brillo oscuro de su mirada, que parece acrecentarse conforme habla. Sin pudor alguno se pasea por la estancia, con los brazos en jarra, en una mano la pistola y en la otra el periódico.-Te cedo mi hospitalidad, te cedo una de mis chicas para que te diviertas, te pago bien por un trabajo bien hecho... Creo que lo que te he dado es poco para tu innato talento. -

Lo está alabando, y suena realmente sincero, pero forma parte de su particular escena, una que su mente retorcida va vislumbrando en el momento en el que sucede. EN un instante se para, justo cuando llega al ldo de la cama, dejando caer el periódico en la misma por la portada:

-Y justo hoy, me encuentro con esto, Andrey... -Y se obra el cambio, su expreisón cambia a una de pura ira, una ira irracional y que contiene difícilmente, la mano le tiembla sobre la pitola, sus dedos bailan sobre el gatillo y termina apuntándole a la cabez,a más bien, incrustándole el cañón en la sien. -¿Puedes explicarme QUÉ COÑO ES ESTO?-Chilla a pleno pulmón las últimas palabras, escupiéndole con cada una en plena cara. No dice nada más, reespirando rápida y pesadamente, dejando que lea con "calma"

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Ensuciarse las manos tiene sus ventajas y a Andrey no parece importarle, por tanto, la vida de cualquier inocente. No fue difícil secuestrar a esa chica, o eso cree él, que piensa que fue un trabajo demasiado fácil... Y todo porque el lunático de Mijalkov está obsesionado con el tema de los licántropos. Tsk... Es demasiado friki incluso para alguien tan demente como su jefe, y realmente no entiende como un cuento de niños puede hacerle tomar medidas así. Pero no va a cuestionar las decisiones del jefe, pues donde hay capitán no manda marinero... Por mucho que Lara Ivanova no tenga pinta de ser un monstruo de ficción al que le salga pelo. ¡Ah, como se alegra de haberse aprovechado de ella antes de entregársela a Vladimir! Y ha sido tan listo como para que él no se entere...

Sí, valió la pena el riesgo, igual que ahora vale la pena tener en su conciencia el cargo de su vida. Los resultados hablan por si solo: se encuentra en el mismo paraíso, en una lujosa suite de uno de los mejores hoteles de Bucharest con una belleza rusa trabajándole la entrepierna... Cierra los ojos, deleitándose cuando... Bang. La puerta se abre de par en par con tres tiros y una patada y no le hace falta mirar para saber de quien se trata, menos aún cuando la puta con la que se estaba diviertiendo echa a correr despavorida y sin decir ni mú.

-Se... Señor -Toda la chulería, pedantería y ego de los anteriores pensamientos de Andrey se esfuma, ante esta aparición porque sabe que, aunque parezca alabarle por un buen trabajo, no está ahí para eso, no habiendo entrado así y con ese arma en la mano.- No, claro que es suficiente, demasiado incluso, señor... Vuestra generosidad no conoce límites... -Le halaga, como el pelota lameculos que es, presa del pánico, observando como se pasea, algo que no augura nada bueno.

En efecto, nada bueno, porque antes de que pueda decir nada más, de preguntar si quiera por qué le lanza aquel periódico, tiene un cañón de pistola apuntándole directamente en la cabeza. Trata de no dejarse llevar por el pánico, de no echarse a temblar, tragando saliva y observando la portada... Mierda, mierda, mierda... ¡Pero si se aseguró de no ser visto! Hasta pagó a aquellos matones de barrio para que manteniesen a raya a la gente y... ¡Joder! Idiota, ¡le han timado! Si no hubiese pensado con la entrepierna y se hubiese detenido a divertirse con ella tras drogarla, si la hubiese llevado directamente al destino una vez la droga corría por sus venas... Pero bueno, eso ni en broma puede confesárselo, debe de obviar lo que hizo y echar la culpa a otro, sí, eso es...

-Yo... Puedo explicarlo, señor, lo juro... -Comienza, logrando sonar calmado, pese a que en sus ojos haya cierto brillo temeroso- Ha sido un error... Un mal entendido... Me engañaron, no debía haber nadie en esa calle a esa hora, pagué con mi propio sueldo para que así fuera y no creí que fuesen a osar timarme dadas las circunstancias y tratándose de mí... -Se explica, logrando disimular que esté apunto de hacerse pis en los pantalones- Pero da igual, no tienen ninguna pista más, nada que les lleve hasta usted, señor...

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La estupidez de Andrey supera los límites que él esperaba, ya no sólo intenta darle patéticas excusas, sino que también intenta ocultar un miedo que él siente, intuye, que para él es como una especie de descarga de adrenalina que mueve todo su cuerpo, todo su ser... Bebe del miedo como un animal bebe del agua, y disfruta haciéndolo sentir, porquees él quién tiene el control y quién domina, una sensación tan gratificante que solo el sexo es capaz de superarla, y no en todas las ocasiones.

Aún así su rostro se va relajando conforme Andrey habla, su sonrisa mengua y la presión sobre el arma disminuye como si, en realidad, estuviese funcionando a la perfección la treta de Andrey:

-Me estás diciendo entonces que le pagaste a alguien para que en esa zona no hubiese gente... Y tú vas y te fias, claro, porque no vas a hacerlo... Pero, ¿sabes, Andrey? Realmente eso te lo perdono, por qué no ibas a fiarte, que estupidez, perdóname... Lo que creo que se te pasó por alto comentarme es otra cosa. Le realicé un chequeo a la mujer después de que me la trajeses, ¿y sabes que encontré? Venga, adivina...

No le da tiempo a hacerlo cuando vuelve a cambiar todo él, la presión vuelve a acrecentarse y su rostro se acerca violentamente al de Andrey, prácticamente sintiendo el pulso del hombre rebotando contra sus oídos, en lo que su sonrisa se vuelve a difuminar, sus labios se juntan en una mueca de ira y respira de nuevo con suma rapidez:

-¿ACASO TE PAGUÉ PARA QUE TE LA FOLLASES, PEDAZO DE MIERDA CARGADA DE ESTERODIES? -Chilla de nuevo a pleno pumón, tentado de apretar el gatillo ahora mismo... Peor no lo hace, volviendo a relajarse, separando el arma un par de centímetros y negando con la cabez,a más para sí mismo que para su hombre. -Pero no no, no es culpa tuya, es una mujer bonita, mucho, es lógico que la deseases... Aunque claro, no sé si has pensado que quizá por ese pequeño retraso es por el que te vieron...

No plantea posibilidades, de hecho está convencido de que es así, lo descubrieron porque paró a follársela, nada más. Aún así no parece molesto, manteniendo la expresión serena y relajada:

-No me van a descubrir, claro que no... Al menos si al que le pagaste no le da por ir a la policía, o la policía le encuentra y da el chivatazo que tiene sobre ti, o quién sabe, esa mujer es una loba, lo he comprobado, y si los de su manada ven que ha desaparecido puede que la busquen... Pero no es culpa tuya, Andrey, no es culpa tuya, cómo lo ibas a saber...

Le da un par de palmadas en la cabeza, como un amo que perdona a un perro por portarse mal. La mujer, efectivamente, era una loba, un poco de plata y se había puesto casi a sollozar de miedo, y eso que no había llegado siquiera aherirla, simplemente a amenazarla. Lentamente da media vuelta y se encamina hacia la salida, realizando un suave ademán, exculpándole:

-Pero no te preocupes, Andrey, sé que eres perfectamente competente, y que me recompensarás en otra ocasión... De hecho voyt a darte la oportunidad, voy a darte una nueva misión.

Se mesa la barbilla con la mano libre en lo que se vuelve a girar hacia él, y en los escasos segundos en los que dura el giro su rostro vuelve a cambiar, la sonrisa macabra y demente vuelve a aparecer, en conjunto con el brillo asesino de su mirada, su brazo se estira y el cañón termina por apuntar a la cabeza de Andrey:

-Muérete. -El estruendo del disparo rebota contra las paredes de la suite, y en lo que dura un pestañeo la bala ha atravesado limpiamente la cabeza de Andrey y se ha incrustado contra la pared. El cuerpo, inerte y con los ojos desorbitados, resbala hasta caer de nuevo en la cama, comenzando a manchar las sábanas y la almohada de sangre...

Mientras tanto, Vladimir sonríe, para después terminar riéndose, una risilla cais susurrada, como una especie de "jé" que pone los pelos de punta:

-¿Ves, Andrey...? Eso sí que lo has hecho perfectamente, enohrabuena... -Susurra, dándose media vuelta y encaminándose finalmente hacia la puerta. Justo cuando llega a esta se vuelve a girar y le pega tres tiros más por mera diversión, le resulta divertido hacer agujeros sangrantes, para después salir al pasillo.

Mira a un lado y a otro hasta que encuentra ala chica que estaba con Andrey, acuquillada en el suelo y sin saber que hacer. Un tenue silbido y un gesto e slo único que utiliza para llamar su atención, escondiendo de nuevo el arma:

-Tú, ven, espero que me hagas lo que le estabas haciendo a él de mejor forma, o correrás su misma suerte. -A ella no la mataría, es una de sus chicas y gana dinero con ella, peor la amenaza funciona para que rindan al máximo. Sin más se encamina a la suite, seguida por la que, hoy, va a ser su esclava, pensando interiormente que, si quiere hacer las cosas bien, ymás tratándose de un tema así, va a tener que empezar a buscar a gente competente...

Competente de verdad.