Inducida por la media luna [LIBRE]

Había escapado de la monotonía del local, Agarré mi abrigo largo y salí por la puerta trasera para evitar ser visto por los muchachos. Necesitaba hacer aquello que tenía, estar solo, Cosa que me costaba y hacía muy pocas veces.

Mis pasos me llevaron al parque, lo cual me parecía perfecto. Caminaba por el camino con césped a cada lado, con las manos dentro de los bolsillos de la cazadora con la mirada puesta en el suelo. A mi cabeza vinieron todos los problemas que tenía, problemas no visibles para nadie tan solo para mí; El descontrol de algunos en la manada… Jeremmy y su temperamento… Un gran suspiro emergió de mis pulmones siendo visible por el frío que hacía.

Algo hizo que mis pensamientos se apartaran, haciéndome levantar la vista a lo lejos, viendo a alguien sobre el césped. El olor que provenía de esa dirección gracias al viento era reconocible y la voz que sonaba a medida que me acercaba también. Con decisión caminé en aquella dirección deteniéndome a escaso un metro de ella sin pronunciar palabra, tan solo observándola y escuchándola.

La observé, sus movimientos su voz. Todo aquello me recordaba a la nuestra época de esplendor -Buenas noches Jake...- Susurré sabiendo que ella me escucharía y que ya sabía que andaba cerca. La brisa mecía hacia el frente mis cortos cabellos y las correas de la cazadora -Una voz preciosa, como siempre la has tenido- Continué ahora en un tono normal, acercándome esa distancia que nos separaba, deteniéndome a la altura de su cabeza acuclillándome, cubriendo su visión de la luna, encarándola a la inversa, sacando las manos de los bolsillos para apoyar una mano en el suelo y la otra en una de las rodillas -No debiste dejar de cantar- Comenté clavando mis ambarinos ojos sobre los claros de ella, con semblante tranquilo, demasiado, seguro que ella notaría el remolino de cosas que por mi cabeza pasaban, era la persona que mas me conocía de toda la manada.

Semi incorporé el cuerpo trasladando la mano de la rodilla hacia atras apoyandola sobre el cesped para dejarme caer y sentarme sobre el mismo por encima de la cabeza de Jacqueline, sin llegar a rozarla.

Apoyé ambas manos atrás alzando la mirada a la señora luna, mis dedos se movieron acariciando el césped -A ti no puedo mentirte...- Suspiré únicamente entrecerrando los ojos perdiendo de vista a nuestra señora protectora de cada noche. Más grande o más pequeña siempre estaba y las noches que estaba plena nos brindaba con su luz sobre el bosque ayudándonos en nuestras cazas. Un profundo suspiro escapó por la nariz abriendo lentamente los ojos. No me molesté en desmentir mi estado, ya que era consciente del instinto de Jacqueline -Agradezco el haberte encontrado esta noche…Me has ayudado a escapar de lo que más temo…- A ella no le oculté nada en su momento y seguía sin hacerlo a pesar de todo –Necesito un descanso…-Susurré echando la cabeza hacia atrás mirando directamente al cielo, dejé caer una de las piernas hacia el lado flexionada. -A veces… me gustaría desaparecer…aunque de sobra se que aquello sería un caos…- Entrecerré los ojos hundiéndome en la oscuridad de mis parpados.

Abrí lentamente los ojos escuchados sus palabras, mis ojos se fijaron en el cielo nocturno, siendo cruzado por un par de murciélagos de manera fugaz. Alcé la cabeza mirándola de nuevo durante unos instantes con el rostro inexpresivo. Dejé caer la pierna alzada sobre la otra, echando el cuerpo hacia delante posando las manos sobre la hiera por delante mia, si poniéndome a cuatro patas como mi naturaleza era, acercándome a ella deteniéndome frente por frente sin apartar los ojos de los de Jacqueline quedándome en aquella postura unos instantes para luego flexionar los brazos y estirar las piernas para recostarme de lado sobre el césped reposando la cabeza sobre su regazo, dejando una de las manos llenas de hierba y marcadas por la misma sobre una de sus rodillas -Gracias...- Susurré manteniendo los ojos abiertos posados en lo horizontal del césped, que para mis ojos ahora era vertical.

Mi mano acariciaba su rodilla, ansiando en silencio su atención. Mi mente se relajaba, olvidando por ese momento mi posición de líder, pasando a ser otro más de la manada el cual anhelaba el contacto con otros iguales. Olvidar la responsabilidad que recaía sobre mis hombros al mantener -o al menos intentar, pues algunos se negaban a cumplir ciertas normas- a los nuestros en la oscuridad, en el cobijo de la noche, bajo la señora luna.

Negué levemente -Siempre estas cuando te necesito…- Medio giré el rostro en su dirección hacia su rostro, retirando la mano de su rodilla para alzarla llegando hasta su mejilla -Te he tratado muy mal… Y siempre has sido capaz de olvidar todo para mostrarme tu apoyo…incluso con Jeremmy…- Con la yema de los dedos acariciaba lo suave de su piel. Era cierto, no estaba enamorado de Jacqueline, ya no… Pero de aquellos tiempos ha sobrevivido el eterno cariño que le tengo, no solo por ser la madre de mi hijo, si no como mujer y como hembra Alfa que fue. Aunque a mis ojos continuaba siéndolo, pues era ella la que estaba conmigo en momentos como este. Profundicé con aquella caricia tomando su mejilla en mi mano acariciándola. -Nunca podré encontrar las palabras para agradecerte todo lo que has hecho y haces…Y prometo, que algún día te compensaré por lo mal que me porté contigo…- Me giré totalmente quedando boca arriba mirándola al rostro, esperando que ella también me mirase. Aunque no amara a aquella mujer el cariño que le tenía era infinito y ella lo sabía a pesar de todo.

Si Jeremmy escuchara mis palabras sería una carcajada lo que saldría de sus labios, incrédulo ante aquello. Pero Jeremmy no estaba y yo estaba siendo sincero con mi eterna hembra alfa a pesar de los pesares.

-Jacqueline...- Susurré tras escuchar sus palabras. El silencio ahora me invadió mientras continuaba con la mirada fija en ella y movía la mano lentamente sobre su mejilla. Sabía de la devoción de Jacqueline por mí, por la manada, siempre ha sido así y de seguro siempre será así. El mal sentir de ella en mis encuentros con Jeremmy me era evidente, al igual que era evidente para ella que no podía dejar que intentara trepar a mi espalda -en sentido figurado- Agité levemente la cabeza, había salido del local para poder escapar de aquellos pensamientos que me devoraban allí, tenía que relajarme y de seguro Jacqueline me ayudaría a ello.

Recordé el momento de la noche en el que descubrí la posición de Jacqueline en aquel parque, cantando -¿Cantarías para mí?- Pregunté después de un largo silencio, esperando una respuesta afirmativa ya que la voz de ella tenía la facultad de hacerme relajarme, como en aquella época. Su voz era increíblemente bella.

Mis ojos no se separaron de los suyo sin ningún momento y mi mano continuaba en su mejilla notando el movimiento de la mandíbula mientras su voz me relajaba, más bien me amansaba. Aquello demostraba que la música amansaba a las fieras, al menos si la melodía provenía de Jacqueline, quien era la única que conseguía tal efecto en mí, ya fuera por una palabra oportuna o un gesto una mirada, estábamos conectados por un hilo invisible para todos.

Su voz era increíblemente bella, tal como siempre la recordaba, a mi memoria venían inevitablemente los tiempos brillantes de ambos. No de ambos, de los tres. Ella continuaba cantando y yo abandoné mi postura relajada incorporándome con lentitud, aun sentado en el suelo giré para encararla en la estrofa final de la canción. De nuevo mi calmada mirada se posó en la suya, me adelanté hacia ella el poco espacio que nos separaba y extendí levemente los brazos hacia ella, rodeando su cuerpo. Necesitaba aquello, la cercanía el apoyo, aunque realmente quien necesitaba aquel abrazo era yo, o quizás ambos, aunque creo que en el caso de Jacqueline era el menos indicado para darle ese abrazo apaciguador. Apoyé la mejilla en su hombro mirando hacia el lado opuesto a su rostro.

Estreche mi cuerpo contra el suyo entrecerrando los ojos notando aquellas muestras de afecto, mi cuerpo se encogió como si de un niño pequeño que busca el cobijo de su madre me tratase. Aguardé aquella postura, cerré los ojos pudiendo ver aquella época añorada, sin problemas con todo el orden, cuando Harry Silverfang lideraba la manada con su fuerza, don de palabra, el cual a veces dudaba que hubiera heredado. Toda mi vida había sido preparada para la sustitución de mi padre en el liderazgo de la manada. Eran muchas las veces que me preguntaba en la intimidad de mí refugio, si realmente había sabido acatar toda aquella enseñanza.

Abrí los ojos mirando a la nada con aquel pensamiento, separé un poco nuestros cuerpos en un profundo suspiro –Gracias…necesitaba esto…- Susurré alzando la mirada separándome un poco para poder mirarla, deslizando las manos por sus brazos hasta descansar sobre su regazo -¿Quieres ir un rato al Luna?- La invité, aunque seguramente querrá permanecer más tiempo en aquel lugar tan tranquilo y si decidía aquello permanecería un rato mas antes de marcharme.

Mi sorpresa fue visible e imposible de ocultar cuando respondió, y mis ojos siguieron sus movimientos alzándose a su vez. Sin darme cuenta mi boca reflejaba mas aun aquella sorpresa estando entreabierta. -Bi…bien…- Acerté a susurrar, pues su respuesta me había trastocado. Tras un rato sentado sin moverme, cuando ya ella regresó la mirada para posarla sobre la mia reaccioné poniéndome en pie sin siquiera pararme a sacudir el pantalón. Medio me giré aun mirándola invitándola a caminar, pues había venido andando -Iremos dando un paseo- Dije acabando de girarme para comenzar a caminar.

Me había extrañado la aceptación de Jacqueline a venir al local ¿Sería una noche distinta? Definitivamente no, a no ser que algo ocurriera acabaríamos amaneciendo en la misma cama. Jacqueline me satisfacía mi egoísta necesidad de “carne”, en nuestros encuentros de puerta hacia dentro de la habitación apartaba todo a un lado, pensando en que éramos nosotros los únicos existentes por esas horas.

Caminamos saliendo de aquella alfombra verde y mis manos regresaron a los bolsillos de la chaqueta de cuero. En otro tiempo habría tomado la mano de Jacqueline para caminar, pero eso lo único que haría sería alimentar aquel sentimiento suyo, pues de sobra sabía que a pesar de los pesares ella continuaba amándome. Desvié la mirada al lado, no viendo a Jacqueline y continué girándome para verla un poco más atrás, sabiendo que se trataba de un gesto respetuoso. Hice mi paso más lento hasta yo mismo ponerme a su altura como iguales, la miraba quería que entendiese que ella estaba a mi altura, o más bien por aquel gesto yo estaba a su altura.


-¿Como está...?- Pregunté refiriéndome claramente a Jeremmy, regresando después la mirada al frente. Ella sabía de sobra que aunque mostrara indiferencia ante él, en el fondo me preocupaba por su bien estar y le ayudaba desde la oscuridad en lo que fuera posible.

El viento soplaba frio digno de la época en la que estábamos, en pleno invierno. Alcé la mirada al cielo pudiendo ver la luna medio oculta entre algunas nubes que osaban el quitarla de nuestra vista. Pronto sería luna llena, y nos mostraría toda su belleza acompañándonos en nuestra caza, como siempre hacía

Bajé un momento la vista para ver por donde caminaba, ahora el asfalto del camino que salía del parque. La miré por un momento cuando respondió a mi pregunta. -¿Ha pasado algo?- Rodeé los ojos -No hace falta que respondas, se que te refieres al oído que me tiene- Dije volviendo mirarla por un momento. Suprimiendo la coletilla -por no amar a su madre y querer casarme con Mia-.

En ese instante pude ver como se abrazaba a sí misma, intuyendo el frío que tendría. Sin palabra alguna puse mi mirada al frente bajándola luego mientras sacaba las manos de los bolsillos bajando la cremallera de la chaqueta, con un rápido movimiento de hombros la descoloqué de estos dejándola caer por mis brazos sujetándola por el borde antes de que se escapara. La pasé hacia delante cogiéndola del revés, para así poder estirar los brazos y dejar caer la chaqueta sobre los hombros de Jacqueline. Tú me había quedado con una camisa negra la cual ondeaba con aquel viento, pero yo estaba acostumbrado a aquel frío, podía soportarlo

Ahora guardé las manos en los bolsillos del pantalón vaquero negro que llevaba, regresando la mirada al frente, sin poder evitar sonreír irónicamente -¿A no? No te preocupes le entiendo, yo también odiaría a mi padre si fuera como yo- ¿Auto compasión? puede ser, pero era cierto, si mi padre hubiera dejado a mi madre... para...Agité levemente la cabeza dejando de pensar en todo aquello que nunca había sucedido, pero era yo el que estaba haciéndolo realidad con mi propia familia.

-¿Te pregunta por mi alguna vez?- tenía curiosidad por saber más sobre el tema aunque… -Si te incomoda que te hable o pregunte solo has de decirlo ya lo sabes- Caminaba mirando al frente. aunque de vez en cuanto la miraba de reojo -Quiero que seas sincera conmigo- aclaré regresando la mirada al frente para ver el paisaje del parque tan solitario esa noche. Las ramas de los árboles se mecían quejosos por aquel frio viento, algún papel cruzaba el camino que recorríamos bailado con alguien invisible. En definitiva todo tranquilo

Off: srry antes se me escaparon cosas asi que añado por aquí (zas)

Se había quitado el abrigo y lo había pasado sobre mi hombros, estaba a punto de reprochar que no era necesario cuando, el frio empezó a pasárseme poco a poco…

-Gracias…-luego continuo la conversación acerca de Jeremmy, sus palabras también resultaban dolorosas para mi, sabía que aunque no lo pareciese a él también le dolía la situación y eso no hacía más que aumentar mi culpa, suspiré de forma pesada pensando que responderle, no es que me realmente me incomodara, Jeremmy preguntaba por su padre, pero lo hacía a su manera, camuflando se con ironía…

-No me incomoda que preguntéis el uno por el otro, me incomoda la situación en si-suspiré, recalcando de nuevo lo que acababa de confirmar-si, pregunta por ti…a su manera, pero lo hace.