Un paseo lleno de divagaciones. [Libre]

Lobo, del latín lupus; Depredador que se halla en una gran cantidad de ecosistemas...

¿De verdad solo somos depredadores? Pensé mientras caminaba en silencio por la avenida con la vista fija en el suelo pavimentado. No podía ser cierto, aunque en parte si lo era. Realmente estabamos divididos en dos mundos, el humano y el de los lobos. Algo intermedio, quizás como un equilibrio, por que si hubieran querido que fueramos unicamente lobos, hubieramos nacido lobos y punto. Suspiré mirando hacia adelante, la verdad es que no merecía la pena volverme loco pensando aquel tipo de cosas. Desde mi primer cambio me preguntaba por que eramos así, supongo que ya debería de haber aprendido la lección, pero no me parecen convincentes las explicaciones que dan los nuestros. Eso de estar para hacernos superiores a los humanos, no me convence de nada. Si así fuera por todos los que somos ya nos habriamos revelado contra la raza humana.

Aunque también es cierto que es mejor mantener la discreción los humanos a veces, son demasiado peligrosos. Saqué mi encendedor del bolsillo de mi gabardina y me encendí un pitillo. Me había prometido a mi mismo no volver a fumar, pero era un vicio que tenía a la orden del día. Levanté la vista del suelo y en ese instante pude ver como un perro que salía de un callejón huia de mi tras mirarme unos segundos.

Si, los animales eran los unicos que se daban cuenta de lo que eramos. Pero mejor así, ¿quien quiere tener a alguien todo el día encima preguntandote por lo que eres? Sonreí para mis adentros y continué caminando, era una noche tranquila y me gustaba deleitarme con el ruido de los coches.

Anduve centrado en mis pensamientos hasta que algo me sacó de ellos. Cuando me di cuenta de que había sido estaba observando a una chica rubia que se fumaba un cigarrillo junto a una Vespa. Parecía esperar algo o a alguien. También parecía que el cacharro que tenía junto a ella se había estropeado. Parecian muchas cosas, pero sin duda la del cacharro estropeado era la que más se asimilaba a la escena. Como no tenía nada mejor que hacer decidí acercarme a ella, al fin y al cabo seguía siendo un agente de la ley y estaba de servicio aunque no llevara el uniforme.

- Disculpe, ¿tiene algun problema? - ¿Por qué me sonaba tan tipica esa pregunta? Ya se, quizás era por que siempre hacia la misma. Siempre había algun problema.

Me planté junto al pequeño vehiculo y le eché un vistazo por encima. Sin duda aquel trozo de chatarra había tenido momentos mejores y estaba en las últimas. Volví la mirada hacia la rubia y me quede esperando su respuesta.

¿No había problema alguno y me pedía el teléfono? Asentí despacio con la cabeza sin hacer caso al tono agradable que había usado conmigo. Era evidente que lo hacia por interes y aunque no fuera así... Saqué el teléfono del bolsillo de mi gabardina y se lo tendí. Era un modelo nuevo, me lo habian regalado los compañeros del curro pero no me importaba ni marca, ni modelo, ni nada. Mientras pudiera hacer llamadas. Apostaba a que si aprendía a utilizar todo lo que tenía me sacaba un master en informatica.

Me crucé de brazos a la espera de que la chica llamara. Lo que esperaba era que no saliera corriendo con mi teléfono. Saqué el paquete de tabaco y me encendí un cigarrillo al cual di una larga y profunda calada. Podía oler perfectamente el olor a tabaco que desprendía la joven casi tanto como su colonia, si es que era colonia o su sudor.

Era extraña la mezcla de olores. Miré sus botas. ¿Militares? ¡Ja! Apostaba cualquier cosa a que había tenido algun problemilla. Su voz dulce no engañaba parecía la tipica chica rebelde.

Cogí el movil y volví la mirada a sus ojos. Era extraño, pero sentía como si hubiera sido la primera vez que me miraba.

- No hay por que darlas. Supongo que todo esta bien. Siento el acercamiento repentino, pero ya es como una rutina el preguntar. -Dije conservando el tono de calma mientras guardaba el movil en mi bolsillo.

Siempre dando la explicaciones para que no hubiera malentendidos, como todo buen poli. Que bonito. Y pensar que la mayoría de chavales de entre trece y veinticinco años me odian por que les llevo arrestados a su casa o a comisaria. ¿qué ganaba yo dando explicaciones? Di una calada algo más larga al cigarrillo y luego le tendí el paquete de tabaco a la joven, alomejor le apetecía uno.

Me dio la sensación de estar estresada, pero no soy quien para sacar suposiciones sobre el estado emocional de la gente.

- Así es. - Era extraño el tono que había usado la joven para preguntarme por mi profesión.

No me molestó. Nada me molestó, ni el hecho de que no me mirara cuando me hablara o su tono casi acusatorio. Guardé el paquete de tabaco en el bolsillo nuevamente y tiré la colilla del pitillo que me estaba fumando en aquel momento. Cuanta indiferencia ante los demás... ¿Le habrian hecho algo para que fuera así? O simplemente le gustaba ser rebelde y arisca con el resto. Me encogí de hombros, ¿qué me importaría a mi la vida de lso demás? Solo era un poli, un poli con un problema de licantropía y un grave problema mental.

Si continuaba por la labor de replantearme todo tantas veces acabaría volvindome loco. Aun no parecía mala idea. El viento invernal azotó nuevamente mi rostro y sentí la necesidad de abrigarme un poco más, pero pronto esa necesidad se desvaneció junto al viento.

- No parece que te ciagan demasiado bien. -Evidentemente me referia a la policia. Si unimos el tono de su pregunta y el desdén de la joven el resultado, quizás (no hay nada seguro) es una chica que nos odia.

Pues vaya preguntas tiene esta mujer. ¿Caerle bien? ¿Era acaso un chiste? No me molesté en cambiar la expresión de mi rostro. ¿Para qué? Yo era así y si le molestaba a alguien pues... Ajo y agua. Es lo que hay.

- Si te soy sincero. No. ¿Motivos? No creo que haga falta dartelos, ni te conozco ni me conoces. Es facil. Pero es lo que yo creo, que tu pienses otra cosa ya es cosa tuya. - Miré como el globo de chicle se desinchaba poco a poco.

Si, yo también era ese tio arisco que te encuentras todos los dias y al que seguramente no quieres ni ver en toda tu vida, pero las cosas son así. ¿Podría mejorar mi carácter? Si claro, ¿pero para qué? ¿Mejoraba el mundo? No, pues ya esta. Tan fácil como sumar dos y dos. El día que el mundo cambiara a mejor, los lobos no comieramos humanos y todos tuvieramos un trato amigable yo quizás cambiaría. Pero como todo iba a seguir igual, me importaba poco como se sintiese la gente al verme o al estar a mi lado.

Mi curiosidad llevaba a fijarme en la rubia que tenía frente a mi. ¿Quien era a ella? ¿De donde salia aquella chica que decia que no le caia bien nadie? Pues si que tendría que haber pasado por cosas malas para ser así o eso, o era una autentica genio acertando en no caer bien a nadie.

¿Quien era ella? Tan indiferente... Tan extraña. Me sacaba de mis casillas. Su carácter antisocial casi podía conmigo. Admito que me impresionó al principio, pero ella era la indiferencia en persona. El poco interes reencarnado.

- ¿Has probado a hacerle un puente a este cacharro? Alomejor consigues que arranque y así no tienes por que estar esperando. - No era la mejor idea, pero si que era un idea.

En mi opinión aquella rubia estaba tan centrada en su mundo que no había llegado a la sencilla conclusión de hacerle un puente a la moto. Con lo facil que era abrir una tapa y unir un par de cables. Si, es un truco que se aprende en la calle cuando no tienes nada con lo que jugar y tienes que buscarte la vida para conseguir algo bueno. A mi por lo menos el truco aun me funciona y he de admitir que en muchas ocasiones me ha sacado de varios apuros.

Realmente aquello era un problema. La chica se pensaba que yo era tonto. Suspiré pesadamente, no merecía la pena, cada uno era como queria y ya esta. Aunque me jodiese un poco su actitud. Me agaché junto a la Vespa y abrí la tapa donde se supone que estaban los cables de contacto. Tenía la esperanza de que arrancara y que así la rubia no tuviera que esperar durante más tiempo. Tiré de los cables y los uní poco a poco, provocando un ligero chispazo, por lo menos había algo en aquella moto.

Podía haber sido cualquier cosa la que hubiera parado el motor, incluso el tiempo que había sido usada, pero yo apostaba por aquella vieja chatarra, por lo menos podría hacer un viaje más aunque fuera corto. Froté los cables el uno contra el otro varias veces, esperando que arrancara.

De vez en cuando miraba hacia la chica la cual parecía completamente segura de que su trasto no arrancaría. Si conseguía sacar algo productivo de aquel encuentro estaba claro que acabaría creyendo en los milagros.

Hubo un pequeño momento de esperanza, pero luego todo se cubrió de humo. Estaba completamente rodeado por el y no podía respirar, el fuerte olor me estaba matando por no decir que estaba cosiguiendo asfixiarme. Empecé a toser de forma violenta mientras intentaba escapar de aquella nube de humo. El intento fue en vano ya que algo me golpeo fuertemente en la cabeza. Cerré los ojos pues estos ya me lloraban a causa del humo.

En la negrura sentí que la chica e movia y tire de ella para sacarla de aquella espesa nube toxica. Cuando por mi me pude alejar yo también del lugar empecé a respirar con dificultad.

Una vez recuperé el aire me lleve una mano a las sienes frotandome estas. No solo estaba medio asfixiado, sino que me había cargado completamente la moto de la rubia. Suspiré pesadamente.

- Creo que lo he empeorado todo... Antes tenía arreglo ahora creo que no. Lo siento. - Podía ser orgulloso a veces, pero cuando sabía que la culpa era mi no tardaba en pedir disculpas, aunque eso no funcionara de nada en aquel momento.

No podía evitar sentirme culpable por haberme cargado la moto de la chica por completo. Suspiré nuevamente.

- Por cierto, gracias por el golpe de antes... - Dije con icerta ironia. Sabía que había sido ella pues cuando intente alcanzar entre todo el humo aquello con lo que me había golpeado no habia nada.

Miré como se acercaba a la moto a mirar si quedaba algo entre todo aquel humo. Estaba completamente escualida, ¿como conseguía sobrevivir con aquel fisico sin que le pasase nada? Sentí una punzada en el estomago, no me gustaba nada su aspecto, pero no en el sentido de darme asco. Aquella chica rubia tan escualida me daba verdadera pena. Una pena que jamás abía sentido por nadie.

Supongo que por eso parece tan arisca. O no se trata bien a si misma o la vida no la trata demasiado bien.

Me sentí extraño. Queria ayudarla, tenía la necesidad de hacerlo aunque su carácter no acabara de gustarme.

- Si quieres puedo conseguirte una nuevecita, tengo un amigo que esta regalando una. -Deje cae el comentario a ver cual era la respuesta de la joven.

Casi parecía otra persona hablandome con tanta suavidad. Pero eso no hacia que me terminara de gustar su personalidad. Daba pena, si, pero... Había algo en ella que, bueno... No me convencia.

- Bueno, pues tu misma encanto. - Volví al tono de seriedad que estaba acostumbrado a usar con todo el mundo. Definitivamente mi paseo no había acabado nada bien.

Aquella rubia, escuchimizada era como gafe. Parecía que la acompañara una madición o algo parecido. Como no quería dejarla sola a esas horas me apoyé en una pared cercana y me crucé de brazos. Solo quería asegurarme de que por los menos cuando se fuera no le pasaba nada. Tenía toda la pinta de ser propensa a meterse en lios aunque no los buscara.

Saqué otro cigarrillo y me lo encendí dando una profunda calada. ¿Quien coño me mandara a mi a preocuparme por nadie?

Hice tal y como había hecho ella. Me giré, metí las manos en los bolsillso de mi gabardina y proseguí mi camino. No tenía ganas de pararme a ayudar a nadie más. Había sido productivo el haber conocido a esa rubia tan rara. Había aprendido que no todo el mundo necesita ayuda cuando lo parece. El perfume de su cabello iba abandonando mis fosas nasales a medida que me alejaba. Eche un último vistazo allí atras, aun esperaba un taxi, seguramente no tardaría en conseguirlo.

Estaba completamente seguro de que volvería a encontrarmela, por lo menos esperaba que fuera en otras circunstancias. Ahora tenía demasiadas cosas en mente como para preocuparme de nuestro proximo encuentro. La caza estaba proxima y con ella me venian muchos porblemas, entre ellos... Encubrir a la manada, como siempre.