¿En qué me he convertido? [Libre]

Eran las 2:20am cuando me dí cuenta de que no podía seguir tumbada en aquella cama con las almohadas de color verde claro con ramas de color verde botella, aquella cama que me hacía pensar cada día en todo lo que había hecho durante la semana, en todo lo que me había ocurrido durante mi vida, me hacía comprender que no todo era blanco o negro, pero de vez en cuando quería fastidiarme haciéndome creer que únicamente existía eso, los buenos y los malos. Entonces yo me daba cuenta de otros muchos hechos de la vida de una persona que hacían que comprendiese otras muchas cosas como ¿Qué mierda de vida tendríamos si todo fuese bueno? O ¿Si todos fueran robots con sonrisas alegres y sin ningún defecto? Todo sería aburrido, triste y sin sentido, no valdría la pena vivir, porque vivir sin ningún propósito es igual a no hacerlo. Pensar en todo aquello me hacía sentir como una basura a la que dejan tirada por la calle para que la huelan los perros, la pisotee la gente, la desprecien e incluso la insulten.

Decidida a no seguir en aquella cama ni un minuto más, me levanté de un brinco y me puse lo primero que pillé en el armario; un vaquero, camisa blanca normal, mi chaqueta de siempre y las botas; Por el pasillo me miré en el espejo y me hice una coleta antes de entrar en la habitación de Izel, la criatura estaba dormidita pero no la podía dejar sola en casa y no tenía a nadie que se pudiese quedar con ella ¿Estaba siendo una egoísta? Seguro que sí, pero en esos momentos no recapacité sobre ello, cogí con delicadeza a Izel y la coloqué en el porta-bebes, una vez colocada se volvió a quedar completamente dormidita, era como un ángel, nunca se quejaba, no podía negar que tenía una hija maravillosa.

Sabía el peligro que conllevaba a esas horas ir caminando hasta el río, así que cogí un taxi, el cual me llevó hasta el río encantado, éste se quedó un poco impresionado al verme con el bebé yendo a ese lugar, debió verme cara de mujer sensata porque cualquier hombre habría pensado que estaba loca y que quería tirar al bebé al río porque éste no me dejaba en paz, pero claramente yo jamás haría eso y tenía que reconocer que tampoco creía que una persona con dos dedos de frente pudiera hacerlo.

Una vez ya en el río me puse a caminar con Izel colgada en mi pecho, pisaba el césped con cuidado y despacio, cerraba los ojos para poder disfrutar del silencio de la noche, la luna se reflejaba en el río con una nitidez perfecta, las aguas oscuras hacían más fácil la visión de ella y así que pudieras disfrutar de uno de los paisajes más bonitos. En cambio yo no estaba disfrutando al fin y al cabo, de repente unas lágrimas empezaron a deslizar por mis mejillas, mis ojos estaban completamente hundidos, apretaba mis labios intentando contener que estas salieran más aún, pero no podía, no lo pude evitar, rompí a llorar. Con las lágrimas descendiendo sin parar llegué a un pequeño árbol justo en la orilla del río, cogí un par de hojas de la zona e hice una especie de cama mullida, entonces agarré a Izel y la coloqué encima, no quería que sintiese como estaba, no podía sentir mi inseguridad, me daba vergüenza.

Ya estaba completamente bien colocada, me incorporé y me llevé la mano derecha a mi rostro intentando ocultarlo a la vez que me secaba las lágrimas. Dentro de mi pecho había un sin fin de sentimientos que jamás habían salido a la luz por miedo a que pensasen que era débil, nunca había llorado cuando estaba con Remus, ni aunque me hiciese lo que me hiciese, jamás lloraba, tenía que mantenerme firme, era una mujer luchadora y valiente, no podía mostrar debilidad, pero ya no podía más, necesitaba soltarlo todo, necesitaba que el mundo se enterase de lo mal que lo estaba pasando, de todos los errores que estaba cometiendo. Mi hija, mi hija era mi único motivo de vida, era lo único que conseguía que sonriera, nadie podría decir lo que una madre siente cuando tiene a su hijo en brazos, la primera vez que lo ves, la primera vez que te das cuenta de que esa criatura tan perfecta ha salido de ti, la has hecho tú, es una experiencia que no se puede explicar, es un milagro que ocurre todos los días, por ella no podía mostrarme así ¿Qué pensaría una hija de una madre débil y llorona? ¿De una madre que no la puede proteger? Ese era mi mayor temor, lo que mi hija pudiera pensar de mí.

Suspiraba una y otra vez intentando dejar de llorar, caminaba por el césped pegada a la orilla del río, podía ver mi reflejo en el agua, podía contemplarme en él, cuando me pude ver llorando ahí de pie sin sentido me derrumbé, caí al suelo llorando sin cesar como si estuviera desesperada por hacerlo, tenía un nudo en el estomago que me hacía sentir mal y horrible, no podía describírselo a nadie con palabras, sólo podía llorar, desahogarme. Llevé mis manos a mi cara apretando mis ojos para poder dejar de llorar, ya me dolía hasta la cabeza, mi corazón estaba roto en mil pedazos, cualquiera diría que me había dejado el novio, pero eso era mucho peor, caí en la cuenta de una sola cosa, miré mis manos con una mirada de temor en mi rostro, seguidamente me miré en las aguas del río. Había matado a personas, era una loba y finalmente era un monstruo, yo era únicamente un ser que intentaba sobrevivir en un mundo de locos, en un mundo en el cual mi función era ser un monstruo. Volví a apretar mis labios furiosa por lo que era, cabreada como el día en que maté a Remus le dí un manotazo al agua mojándome entera de arriba abajo. Miré a Izel y comencé a llorar de nuevo.

- ¿En qué me he convertido? –Susurré-

Estaba confundida, aturdida, y con insomnio. Combinación perfecta para convertirse en una completa demente y salir de su casa a las 2 am para caminar sin rumbo alguno, a donde le depare el destino. No podría quejarse luego si algún maniático pretendía hacerle algo, como aquella vez en los callejones, que agradece infinitamente la presencia de aquel federal en el momento preciso.

Siguió caminando unas cuantas horas, cuando cayó en la cuenta de que no sabía donde se había metido. Siempre tan en su mundo, siempre soñando en el quinto anillo de Saturno ¿Qué pasaría en este momento por su cabecita de niña inocente? Pues, sencillo. Simplemente, pensaba en su familia fallecida, de aquella manera catastrófica y salvaje; en su abuela, como estaría ella.. hacía una semana que no hablaban, y eso ya la preocupaba. Desde luego que la llamaría cuando cargase crédito a su móbil.

Llegó caminando lento, a una especie de río.. Correción: especie no, era un río hecho y derecho, sin duda alguna.
El lugar parecía pacífico, tranquilo, pero vaya a saber una qué cosas escondía el lugar. Qué leyendas tendría..

En Argentina, siempre hubo muchas leyendas, desde vampiros hasta hadas y duendes. Generalmente, estas últimas se daban en las Cataratas del Iguazú, donde decían que allí estos seres robaban bebés y los convertían en uno de ellos. Ella crédula de estas cosas, se las creía sin duda, pero ya estaba grande para seguir pensando en leyendas y mitos, era mejor ver con sus propios ojos. El típico dicho 'ver para creer', pero aún así, ella pensaba quie era mejor 'creer sin ver'. Era todo una cuestión de fe.

Sintió de repente un sonido en las cercanías. Sus músculos se tensaron por un momento, pero adviritió que de un llanto se trataba, o al menos, algo similar a aquel sonido ¿En qué problema se estaría por meter ahora? Suspiró levemente y comenzó a encaminarse en dirección a aquel sonido, y la vio, desde su escondite tras un árbol.
Una mujer bella sin duda, aunque sus ojos no alcanzaban a ver con claridad en aquella oscuridad que bañaba el lugar.
Parecía desesperada, angustiada.. últimamente se encontraba a muchas personas en ese estado pero.. ¿qué pasaba con este lugar? ¿Acaso brindaba melancolía? ¿Por qué todo el mundo lloraba habiendo tantos motivos para reir? Y mira quien lo pensaba.. una chica que perdió a casi toda su familia en una cuestión de segundos.

Se acercó con cuidado y divisó a un bebé dormido sobre un manto de hojas ¿Acaso esta mujer pretendía arrojarlo al río? No creía que tuviera ese genio, pero.. uno nunca sabe ¿Y si se acercaba y la atacaba por algún motivo? Tampoco podía saber si era violenta, si necesitaba estar sola, si era una psicópata demente o.. mejor dejar de maquinar y darle trabajo a la mente.

Cuando se situó a escasos pasos de ella la miró con ojos tranquilos, con aquella mirada inocente, tan pacífica de siempre.
- Hace bien llorar a veces, pero que no se le haga costumbre..- musitó con un tono se voz suave, angelical. No le gustaba ver a las personas tristes, y aunque a veces era inevitable, ella seguía firme en aquel pensamiento.
Esperaba no haberla molestado con su comentario, pero simplemente, le salió del alma. Fue lo que sintió que tuvo que decir, y no pensó. Fue simplemente eso, lo sintió.
Se quedó parada a su lado, espectante.

Notó el semblante serio y profundo de la mujer cuando se volteó a mirarla. No sabía por qué razón ella siempre se encontraba con muchachas con alma de suicida, con gente extraña a la madrugada llorando en un río con un bebé.. y bueno, es lo que hay en cierta forma, ya que ella era una de esas tantas personas extrañas, que por no tener nada que hacer, sale a caminar y llega al mismo río en donde estaba aquella extraña con un bebé. Casualidades de la vida, ¿no? Pero sea o no una casualidad, ella siempre pensaba que las cosas pasan, porque simplemente tienen que pasar, y era su destino encontrarse con ella ahora.

Miraba al bebé y luego miraba a Fraiah. Vaya a saber qué cosas pasaban por su mente. Quizás pensase que iba a raptarlo, o que alguna locura pretendía con la criatura, pero nada de eso. Simplemente le parecía extraño que estuvieran allí y no sufrieran frío como ella. Aunque claramente, podría ni notarlo, pues el disgusto y el llanto, le hacían olvidar sin duda cualquier clase de temperatura, ambiente, o lo que sea.

Escuchó lo que ésta le decía, y sólo esbozó una sonrisa dulce, de las tantas que le salían siempre por sí solas.
- Pues usted está aquí llorando, a las tantas horas de la madrugada, con un bebé y.. ¿es muy extaño que alguien salga a caminar? - afirmó mas que preguntar, manteniendo aquella sonrisita. Ella era siempre de hacer ese tipo de comentarios, de socializar fácilmente, pero no se conocían de nada, y quizás lo mas recomendable para la próxima sería salir a deambular con un palo, una barra de hierro y demás elementos.. golpeadores.

Mantuvo la mirada puesta en los ojos verdes de la mujer. Muy bonita a decir verdad. Quizás demasiado como para que entristezca su rostro llorando.
- Creo que tiene ojos demasiados bonito como para arruinarlos con esas lágrimas..- comentó luego, sonriendo tranquila. Mirándola con calma, tranquilidad. Aquello que su miraba siempre expresaba, como si ella no tuviera ningún problema de por medio.. Y claro que no, no tenía un problema, tenía demasiados..

Notó como reaccionó aquella mujer ante su primer comentario, y la siguió con la mirada hasta que se situó frente a ella.
Se encogió ligeramente de hombros y rodó la mirada ¿Qué podía decirle? Le agarró la locura de salir a esas horas de su casa, porque es una maniática e__é Pues no, no podría decirle eso de seguro, aunque en parte fuese la pura realidad.

- Yo salgo a caminar porque quiero y tengo derecho a preguntar qué haces tu aquí porque debo defenderme y saber a quién tengo en frente - comentó sonriendo divertida, con una sonrisa de lado, mientras se cruzaba de brazos. Era bueno ponerle un poco de humor a la situación, romper el hielo, aunque quizás eso le costase su yugular.
No quería que lo tome como burla, simplemente, era una manera mas amena de llevar la conversación, creando un juego de palabras con ambos comentarios, a ver quién decía primero lo que hacía en ese sitio, aunque ciertamente ella ya se lo había dicho, pero de ahí a que lo crea, es diferente. 'Salió a caminar', ni más, ni menos..

- Es que en verdad son lindos, ten cuidado que nadie pretenda arrancártelos..- dijo simulando estar a la defensiva, mirando hacia un lado y hacia otro, y luego soltó una risita.

Sonrió al ver su expresión ante sus palabras. La conversación, a pesar de ser dos extrañas, tomaría un rumbo divertido sin duda.
Le alegraba que se tomara las cosas 'con soda' como diría en su país, y que no quisiera mandarla a 'freir churros'. Últimamente recordaba muchas de las frases argentinas que tanto solía usar.

Observó como ella se dirigía rápidamente a la bebé, mientras oía su comentario de 'No creo que me los quiten, creeme acabrían muy mal parados'. Vaya amenaza mas reconfortante. Ahora con eso ya sabía que mejor tomar cierta distancia, no vaya a ser que piense en verdad que ella pretendería arrancarle los ojos. Uno nunca sabe con quién puede encontrarse.
- Entonces, creo que me limitaré sólo a alagarlos..- comentó con una pizca de gracia en el tono de su voz.

Se quedó para en su lugar, sin moverse, hasta que la mujer se presentaba con el nombre de CiBach Blaidd. El apellido era parecido al de su abuela, pero sólo en pronunciación y si lo escuchabas muy rápido, casi sin comprender. No le resultaría difícil recordar su nombre con aquella comparación, por mas tonta que fuese.
- ¿Y acaso debo decirte mi nombre? - comentó luego, aún cruzada de brazos, mirándola. Quizás ella jugase con fuego, pero era divertido sobrellevar esa escena. Era obvio que le terminaría por decir su nombre en cualquier momento..

No podía evitar sonreír ante todos los comentarios de la joven, era astuta pero de una forma graciosa y diferente, algunos la tomarían como la típica niñata que te haría rabiar hasta más no poder, pero en realidad no lo hacía con mala intención, simplemente era así. En mí vida había conocido a muchas como ella, pero nunca ninguna que me causara tanta gracia, ella era diferente, podría atreverme a decir que incluso especial, y con especial no la estaba llamando sultimente tonta, para mi especial era ser diferente con un toque mágico. Era extraño escuchar a alguien que estuviera cuerda y a la vez dijera cosas un poco sin sentido, como lo de alargar ¿Mis ojos? Tampoco es que hubiera pensado en que ella querría arrancarmelos pero quizás ella si había pensado que yo lo había pensado, solía ocurrir, por lo menos yo era de aquellas que pensaba sobre lo que pensaba la otra persona, aunque al final me impotara tres cuernos.

Tras decirme que por qué tendría que decirme su nombre me quedé mirándola pensativa, al cabo de un ratito apreté mis ojos con la yema de mis dedos, causa de que me ardían por lo mucho que había llorado, ese era uno de los motivos por lo cual no me gustaba llorar, siempre acababa con los ojos como pelotas de ping pong y ardiendo como si me hubiera puesto agua con muchísimo cloro. Me llevé la mano a la mandíbula fingiendo que pensaba cuando en realidad sabía perfectamente lo que le iba a contestar. La conversación cada vez era más divertida.

- No me lo digas si no quieres -Sonreí mirándola de arriba abajo- Pero te pareces a una amiga que tuve a la que llamábamos Fra porque siempre iba vestida con un Frak, así que... Te llamaré Fra, me apetece llamarte así y ya que no me vas a decir tu nombre, y tampoco te daré razones, por lo que te quedarás con Fra -Era muy directa para ciertas cosas, si llamarla Fra me agradaba. Poco a poco le estaba cogiendo cariño a la joven, quizás mi hija podría contener esa picardia de mayor.

Al notar la miradita de CiBach sobre ella, no pudo evitar reír como una tonta e inocente niña. Realmente, la conversación comenzaba a llevar un rumbo ameno y divertido, y sobre todo, y lo que mas le alegraba, era que conseguía distraerla de sus sumidos pensamientos, y así sacarle una que otra sonrisa, aunque ella quedara como un payaso de circo.

Escuchó a continuación el nombre que ésta le dio. Como si estuviera tan errada, claro. A ella de por sí le llamaban Fra, pero dudaba que fuese la misma Fra que CB conoció antes.
- Bueno, me agrada que me llames así, puesto que ya todos lo hacen..- dijo con picardía, rodando los ojos. Cada vez la acercaba mas al acertijo de su nombre.
Muchos decían que era extraño, y es que en verdad, de extraño tenía todo. Sólo a su madre podría se le podría ocurrir tal calificativo, puesto que significaba 'Driáde de luz'. Más rara que un hongo bailando la tarantela resultaba, después de todo, dicen que la persona hace al nombre. Así que si ella es extraña, el nombre también debía de serlo, ¿no?

Pasó su vista hacia la bebé. Era muy tierna, sin duda *-* Tenía la típica carita angelical que todo bebé posee hasta pasar los 2 años, donde se convierten en unos diablillos, correteando por todos lados y metiendose a la boca cualquier cosa que estuviera a su alcance, y una como loca, andando detrás, cuidando que no le pase nada.
Sonrió para si misma, mientras pensaba en aquello..

Sonrió divertida, mientras se balanceaba un poco sobre sus talones. Era gracioso actuar así, a lo niña, que en el fondo, era eso, sólo una niña.
Se quedó mirando a CB, espectante. Ella parecía muy pensativa, acaso ¿adivinaría?

Tiró su cabeza para atrás, a lo que Fraiah enarcó una ceja mirándola. Se había tomado demasiado en serio el papel de detective.
Rió para si misma, llevandose una mano a los labios, graciosa, cuando oyó aquellas palabras.

Su expresión se tornó totalmente diferente. Abrió los ojos enormemente ¿Cómo pudo haberlo adivinado? Y lo peor de todo.. que no le salía mentir, y no podía inventar otro nombre. Por lo que tenía que darse por vencida y aceptar que el primer desafío lo había perdido.
Era probable, si se ponía a pensar un poco, que lo haya adivinado por los típicos libros de nombres para niños y niñas que toda madre compra al nacer su bebé, o desde antes.

- Ee.. cómo.. cómo.. ¿cómo lo sabes? - dijo estupefacta, señalandola ¿Y si era alguna bruja de esas raras? Sí, al estilo Hansel y Gretel, y esa bebé no era su hija.. sino su comida.. O_O
Ya Fraiah, deja de maquinar y pensar tonterías.

- Felicitaciones, has ganado esta vez..- murmuró rodando la mirada, simulando fastidio, quitandole interés al tema, pero bromeando claro. Era sólo darle el toque gracioso a la situación, su toque gracioso..

La chica se lo pasó bien mientras intentaba adivinar su nombre, se balanceaba sobre los talones, se reía, me gustaba que se comportase así, pero lo mejor fue cuando le dije su nombre, o al menos el que suponía que era, sus ojos se abrieron de par en par como diciendo ¿Cómo ha sido esto? ¿Me he perdido algo? Yo en ese momento al mirarla no pude evitar sonreír satisfactoriamente. Finalmente terminó dándome la razón preguntándome que cómo lo había adivinado, me señalaba y yo reía.

- Pues los nombres de bebés ayudan lo suyo, es lo que tiene estar a punto de tener una hija a la cual no tienes ni idea de qué nombre ponerle -Le dije sonriendo mientras ella seguía en su mundo.

Con un atisbo de fastidio rodeó sus ojos como si el tema hubiera perdido interés y admitió mi victoria, yo sabía que lo hacía en broma para que todo siguiese como si fuese un juego, además ella sabía que cuanto más me entretuviese menos le preguntaría por lo que tantas ganas tenía de saber. Fraiah aparentaba ser bastante joven, mi edad tenía que tener como máximo pero no sabía la exacta. Entonces se me ocurrió una idea, abrí los ojos como si se me hubiera encendido una bombilla y la miré sonriendo.

- Ahora te toca adivinar algo sobre mí, lo que tú quieras, como mi edad, mi origen, ese tipo de cosas... Yo podría darte pistas, pero esas pistas te las tienes que ganar de alguna forma, esto será como un juego, de esa manera podremos quedarnos hasta el amanecer, al final de la noche cada una dice la verdad por la que está en eset lago ¿De acuerdo? -Le pregunté con intriga, deseaba que aceptara mi propuesta, no estaría nada mal que la aceptase, de esa manera podríamos pasar un buen rato y de paso no estar sola.

Decidió pasar por alto todas aquellas mirabas que CB le daba demostrando victoria. Ya, que tampoco había sido gran cosa e.e ¿O si?

Sonrió ante el comentario de los bebés y se encogió de hombros.
- Supongo que debería de haberlo advertido. Muy astuta es usted, realmente..- comentó con un tono de voz y un aspecto intelecual, como quien quiere la cosa. Ella siemrpe era de darle ese toque chistoso con morisquetas y diferentes tonos, mas que por gusto personal, simplemente, porque no podía evitarlo.

La propuesta de la mujer, sin duda, era interesante. Además, aquello prometía que se quedaran hasta altas horas, dialogando, conocioendose..
Nunca se le habría cruzado por la cabeza tal alocada idea, pero sin duda, fascinante.

Asintió con la cabeza, mientras una sonrisita se dibujaba en su rostro.
- Propuesta aceptada y..- dijo mientras entrecerró un poco los ojos para mirarla -.. Ya se tu nombre, así que me iré a por tu edad..- confesó mientras intentaba ver 'algo' que le diese una pista, antes que CB lo hiciera.

Tenía una hija bebé, por lo que era primeriza, a simple vista. No aparentaba mucha edad, le daba como algo exagerado unos 26 años.
- ¿Tienes entre 20 y 30 verdad? - preguntó esperando que ella no pensara que la trataba de vieja o algo por el estilo, que sólo intentaba adivinar.. oye e.e