Wolves in Bucarest
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 ¡Hakuna matata! {Caleb}

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2 participantes
AutorMensaje
Caytlin A. Jonkman
Humano
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Caytlin A. Jonkman


Localización : Bucarest
Mensajes : 25

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MensajeTema: ¡Hakuna matata! {Caleb}   ¡Hakuna matata! {Caleb} EmptyDom Abr 18, 2010 2:02 am

Aquella mañana de ese frío 3 de Abril no era muy normal, el cielo se presentaba con un color grisaceo cubierto prácticamente por las nubes, que amenazaban con vaciarse y dejar caer una buena tormenta por allí, pero la verdad era que Caytlin adoraba los días nublados, pero como saliera lluvioso ya se le jodía el día, pues la lluvia no era una de sus cosas favoritas. Ese día había elegido un conjunto sencillo, caminaba con paso lento y atrevido por las calles de Bucarest, dejándose llevar por su instinto, olvidándose de todos sus problemas, del trabajo, de los clientes, de la policía, de las pija toca-pelotas, de los tíos que habían intentado llevársela a la cama, de todo, centrándose solo en ella misma, dejando que una pequeña parte de su mente pensara en él, en ese chico que parecía que se había grabado en su corazón y que hacía que perdiera los sentidos cuando él estaba cerca, más de una vez parecía que se le iba a salir el corazón del pecho cuando estaba cerca, sí, hablamos de Caleb T. Beldiman. Aquella relación se podía decir que era un poco rara, ni contigo ni sin tí, ninguno mostraba sus sentimientos pero no podían estar sin ver más de un par de días, parecía que aquellos polvos, besos y caricias habían hecho mella en el corazón de ambos, y esto hacía que por lo menos la rubia, se sintiera confusa, jamás había conocido al amor y parecía que le daba miedo conocerlo, algunas personas lo pintaban tan perfecto, que ilusionaba, pero otras en cambio lo pintaban como la peor de todas las pesdillas, tanto que asustaba. Con gafas oscuras, converses falsas y cigarrillo en labios aquella muchacha alta con unas impresionantes piernas se paseaba con un aire algo chulo, las pijas las miraban, los macarras también y ella, lo sabía aunque lo ignoraba. Para que mentir, le gustaba sentirse observada, eso dejaba claro que llamaba la atención y que por lo tanto, quizá fuera mucho mejor que toda aquella gente que la observaba sin más que hacer, quizá eso significaba que Cay tenía una vida propia de la que ocuparse y que no perdía el tiempo dedicando miradas burlonas a las chicas y sonrisas atrevidos a los chicos. Se dirigía al parque, había salido de casa con la única intención de pasar un rato tranquila dejando que el aire chocara contra su rostro y se llevara con el todos los pensamientos de la rubia, siempre buscaba la zona más alejada, más íntima, un espacio donde poder estar relajada sin ningún crío que te moleste con sus lloros o sin las niñas de papá que hablan sobre el tio que se tiraron anoche y que en realidad nunca se tiraron, solo lo cuentan para hacerse las interesantes, pero Caytlin no necesitaba contar mentiras para llamar la atención, ella por si sola ya la llamaba, y todo lo había conseguido ella sola. Algunos la miraban por su fama en el local ilegal, otros porque habían oido hablar de ella y sus problemas "resueltos" con la policía, otros porque simplemente se quedaban encantados con su belleza, descomunal para muchos. Dando una última calada a aquel cigarrillo que había encendido apenas 6 minutos o por ahí, lo dejó caer en el suelo para después apagarlo con un suave y perfecto movimiento de pies, alzó la cabeza y mientras examinaba donde ponerse expulsaba el humo lentamente por sus labios, formando una perfecta "O" que a más de uno le había parecido sensual en la noche en que ambos se liaron, sí, esta chica sabía como aprovechar cada minuto, ya que la vida eran dos días, ella los vivía a tope. Fijó sus ojos azules grisaceos en una zona que al parecer estaba solitaria, alejada de mucha gente y de muchos ruidos sonoros, cerca de la cuál estaba una pequeña charca donde podías ver varios peces y algún que otro pato, pero sus ojos se fijaron en algo más, un chico, sí, el cuál le resultaba bastante familiar, la curiosidad le podía y se acercó un poco más, ya que si no se habría largado en busca de una zona verdaderamente solitaria. Su corazón dió un vuelco al reconocer aquel rosto que tanto había anhelado ver desde que se había levantado esa mañana, no podía creerse que él estubiera allí, la suerte había querido sonreirle aquel día.
Respiró varias veces para asegurarse de que sus nervios no salían a flote, ya que por lo general, no se ponía nerviosa con ningún chico pero ese en especial si la ponía nerviosa y eso que ni si quiera la había mirado, pues se encontraba mirando hacía el otro lado, por lo cuál eso le daba vía libre a Cay para darle un susto, pero no le daría un susto, no era de esa clase de personas, aunque a veces sí. Caminó con paso lento y decidido hacia donde él se encontraba mientras se mordía el labio inferior lentamente metía una de sus manos en aquellos pantalones cortos hasta situarse detrás de él, conteniendo el aliento se agachó y acercó sus labios al oido del muchacho - Caleb - Susurró mientras bajaba un poco sus labios rozándo aquella piel tan necesitada por ella y dejaba la marca de sus labios en el cuello de él, esperando a que este la mirara y pudiera apreciar aquella sonrisa tan perfecta con la que Caytlin soñaba muchas noches, Caleb no tenía ni la más mínima idea de los sentimientos que él despertaba en ella, aunque estaba claro que existía una atracción más que razonable.
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Caleb T. Beldiman
Lobo
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Caleb T. Beldiman


Mensajes : 7

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MensajeTema: Re: ¡Hakuna matata! {Caleb}   ¡Hakuna matata! {Caleb} EmptyDom Abr 18, 2010 5:23 pm

Una mañana extraña, nada más levantarse aquel día ya lo presentía...iba a ocurrir algo inesperado, y estaba casí seguro. Aquella mañana habia decidido ir a pasear con su cámara, y su harley. No tenía nada que hacer...no tenía nada planeado, y ese día la Agencia de modelos tan sólo estaria buscando tallas perfectas para esos cuerpos demasiado delgados que debian modelar pocos días después en la pasarella. Pero él estaba allí, observando la charca sin más, y haciendole fotos a los cisnes, a la gente que pasaba por allí disimuladamente y a los peces... y aún siendo fotos simples, y sin fundamento, eran bastane buenas.

Hacía días que por su cabeza se cuneteaba algo, y no era precisamente sexo..., si no, ¿qué seria de él algún día?. No sabia. Su madre en su antigua casa, sin cambiar de costumbres, con la misma rutina, y el mismo orden...demasiado perfeccionista; mujer que núnca más tubo relación con ningún hombre - al menos que él supiese - después de su padre. Una bella y madura loba solitaria...¿seria también ese su destino apesar de tener a tantas y tantas comcubinas?, quizá estaba condenado a la vida solitaria y salvaje de un lobo feroz, regozijandose en los placeres prohibidos, robando el fruto prohibido de cada pequeña flor, hasta al fín encontrar nuevamente a una fresca y escarlata rosa...¿o quizas ya hubiese cruzado su camino, pero él la estuviese ignorando?. No lo sabia..., o quizá no prestase demasiada atención a su instinto.
Perdiendose en su propia marea de pensamientos no tan sanos, cogió y saco el paquete de cigarros, sacando el zippo y haciendo que la llama se encendiese con clase y elegancia, para encender su cigarro. Le dió una profunda calada, cerrando los ojos y intentando dejar de pensar en lo anterior...era demasiado jóven para ello, al menos aparentemente y por ello podria dar las gracias. Llevaba unos días extraños...pensando en todos los nombres que habían pasado por su vida..."Leyla, Janette, Caroline, Pia, Helenea, Dayanna, Kristash, Lionna, Saddie, Courtney, Petronela, Andreaa, Madalina, Carmen, Lara, Diana..." infinitas...y de algún modo comenzaba a aburrirse, pero estaba seguro de que tan sólo tenía una racha confusa, y eso era todo... era completamente imposible que le aburriese aquello, era un hombre y más de uno soñaba con tener a tantas tras suya como él.

Estaba sumido en si mismo, hasta que sintió un ligero contacto, una calida y sensual y conocida voz susurrandole al oido su nombre, y con sólo ese detalle trás tantas mujeres que habian pasado por su camino...sabia quién era, y no era para menos: Caytlin Anne Jonkman..., una rubia preciosa con unos gestos demasiado sensuales y un estilo propio muy suyo. No le hacia falta mirarla para saber que estaria sonriendo, con esa sonrisa impecablemente blanquecina y sus dulces facciones dando de si su lado más sensual. Entonces sintió sus labios calcarse en su piel haciendo que abriese los ojos, y sonriese de lado, olvidandosele todo lo que había estando pensando anteriormente y girandose ligeramente sobre si mismo para mirarla, sin perder la sonrisa.

- Bonjour, Caytlin- dijó mientras se mordia ligeramente el labio inferior, ella tenía un modo extravagante de llamar su atención. ¿O iba a negar qué no le habia gustado ese gesto?, el de susurrar su nombre y pasar sus calidos labios por su piel. - ¿qué haces por aquí?. - le acaricio el rostro con una de sus manos, y coloco sus cabellos tras la oreja.- ¿cómo estás?
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Caytlin A. Jonkman
Humano
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Caytlin A. Jonkman


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MensajeTema: Re: ¡Hakuna matata! {Caleb}   ¡Hakuna matata! {Caleb} EmptyDom Abr 18, 2010 6:50 pm

Para que mentir, aquel chico tan sumamente atráctivo traía locas a las chicas y no era para menos, follaba de perlas y al menos a Caytlin la trataba verdaderamente bien, normal que hubiera dejado su huella en el corazón de la rubia y ahora no lo sacara de su cabeza ni teniendo un accidente, bueno, de ese modo igual si. Y ciertamente, aunque había sentimientos de atracción y quizá algo más de por medio cada uno seguía teniendo su vida, cada uno seguía tirándose a quien quería y disfrutando de cada momento como si fuera el última, aunque algunas noches Cay se comía la cabeza pensando simplemente a quien se habría tirado el muchacho, no por celos, simple curiosidad, pero a decir verdad, ella era muy posesiva pero tenía claro que Caleb no le pertenecía de ningún modo, tan solo pasaban buenos ratos y había que saber distinguir los sentimientos pero aquel asunto se le había ido de las manos, había mezclado los sentimientos con el sexo que ambos tenían de vez en cuando y eso no podía ser muy bueno. Acomodó su trasero en la verde hierba que cubría prácticamente todo el parque, excepto por algunas piedras y suelo.
Dejó que su sonrisa de desvaneciera un poco para observar el rostro del chico, que ahora la estaba mirando de frente y tenía mejor campo de visibilidad, no pudo evitar fijar sus ojos en los labios del chico, se estaba mordiendo el inferior y eso hacía que sin querer - queriendo - mirara a ese punto, su mano en su rostro hizo que una corriente recorriera el cuerpo de Caytlin, no sabía si se lo esperaba o no, pero aquel gesto le agradó mucho, adoraba que la tratase así, pocos chicos sabían hacerlo y quizá eso había echo que la rubia se volviera más fría aunquel siempre Caleb conseguía que saliera la chica cariñosa cuando era él. Se encojió de hombros ligeramente y dejó escapar un pequeño suspiro apenas audible - Daba una vuelta - Respondió tranquilamente mientras examinaba aquella cámara que muchas veces acompañaba al jóven - Bien, quizá algo cansada... ¿tú? - Preguntó sin ni si quiera mirarle a la cara, seguía observando el paisaje que por allí había hasta que sintió como el humo de aquel cigarro llegaba a su rostro, fijó aquellos ojos de color azul grisaceo en ese pequeño cigarro que tanta adicción creaba, movió la mano con un gesto seguro y se lo arrebató, posándolo en sus labios segundos después para dar una calada mientras cerraba los ojos y dejaba caer un poco la cabeza hacia atrás, expulsándo aquel humo que había invadido sus púlmones, aquel gesto le habría parecido sensual a cualquiera, aunque ella sinceramente no lo había realizado con alguna intención. Volvió a abrir los ojos y a sentarse cómodamente en la hierba mientras posaba el cigarro en los labios de él. - ¿Has sacado fotos? - Preguntó mientras señalaba con la cabeza su cámara, alguna vez la había fotografiado a ella, pero a Caytlin no le gustaba que lo hiziera, no se consideraba muy fotogénica. Dejó por unos segundos su mente en un pensamiento, en un recuerdo, en la primera noche que se acostaron, los dos iban pasados de copas, pero no lo suficiente como para no saber lo que hacían, esa noche fué salvaje, sí, se podría decir que ambos se habían entregado al otro hasta formar un solo cuerpo, dejando que gemidos y jadeos llenaran la habitación, desfogándose como dos animales en celo prácticamente, con muestras de afectos que ambos agradecían, para luego quedarse dormidos abrazados el uno al otro, desnudos, dejando que un ambiente de ternura se respirase en aquel lugar, a medida que esos pensamientos llegaba una pequeña sonrisa se iba formando en sus labios, adoraba a aquel chico y no dudaba en demostrarlo. Le miró con otros ojos, ojos en los que se podía ver el deseo que ella sentía pero en seguida expulsó aquellos pensamientos, no quería mostrar tanta debilidad por él, no quería llegar a sentir ese sentimiento que muchos odian y que muchos anhelan, sí, no quería sentir amor, ya que nunca lo había conocido ni tan poco quería, ¿amar para sufrir?, cuestión de locos. Sacudió la cabeza lentamente y dejó que su vista se perdiera en la hierba, mientras esperaba a oir aquella voz tan masculina, la cuál conocía perfectamente y la podía distinguir entre muchas otras.
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