Tomando cafe (Libre)

El estrés ya me tiene completamente acabada, la redacción del periódico es sumamente dedicativa y adictiva obligatoriamente, necesito un respiro, si es lo que necesito; musito a mis adentros mientras camino por la acera deteniéndome en un café, parece pintoresco y lo suficientemente atractivo para despejarme del sueño. Adentrándome un aroma resalta entre los humanos, por supuesto con sutilidad mi frente dibuja unas ligeras arrugas para comprobar si de verdad no soy la única allí, logro divisar a un caballero sentado sumido en el planeta personal que cada uno poseemos.

Pido la orden, un moka bien frío qué puedo perder? nada, en lo absoluto, se llena de crema batida, con chispillas de chocolate, agregémosle unas dos galletas de avena deliciosas por cierto, tomo lo que pedí mostrándome bastante amable con la joven despachadora.

-Bien... ahora si... un momento para mí- repliqué con mis palabras dejándome caer sobre la silla tomando un pequeño sorbo de mi bebida, de vez en cuando dirijo una vista vacía al paisaje pensando en como reaccionar a continuación de regreso en el trabajo. Me levanto por una servilleta, con el enorme bolso en mano y cuando menos siento le he dado a alguien un golpe en la cabeza.

-Lo siento, lo siento muchísimo- me volteo sonrojadísima al mirar a uin hombre, a quien había visto instantes antes.

Su repentina reacción me hizo sentir extraña, una punzada asaltó mi abdomen, de verdad estaba pensando que no era una buena idea quedarme allí esperando que reaccionara demás o marcharme como si no me importase en lo más mínimo, ya me habíand dicho que era mejor afrontar los problemas de frente y no huir de ellos, medité durante unos segundos antes de tomar paso atrás hasta la mesa del caballero.

-Le hubiese agradecido que no me mintiera, pues sé que lo he lastimado, de todos modos le agradesco la atención- esto de tener instintos medio anormales resultaba bastante útil, por ejemplo claramente estaba sucediendo ahora; resultaba ser un ser bastante distraído, reflexivo y sumido en pensamientos propios.

Al terminar de pronunciar lo que tenía que menncionar, tomé mi bolso del suelo comenzando a alzar todas las cosas tiradas en el piso, había salídose mi cartera, unos lentes obscuros, y mi gafete del periódico haciéndome sentir ligeramente ridícula allí en medio de la cafetería tomando todo el desastre realizado.

Caminé hasta la mesa que había visto, jalé una silla de fuera colocando allí el bolso, mi abrigo y unas cuantas chucherías más que llevaba, ésta vez pedí al mesero que se dirigiera hasta mi mesa para pedirle a él directamente la orden. Tomé el menú entre mis manos memorizándolo con rapidez pues no se me dificultaba en lo más mínimo, lo único sobreviviente habían sido mis galletitas.

-ahmm... creo que pediré... pediré... sólo un café americano- el hambre era algo que no podía ocultar del todo, pero si me ensimismaba pidiendo la mayor parte del listado para mí solita no sería buen visto y menos en una chica delgada como yo.

Mi traje sastre se había manchado incluso un poco del café derramado por el rebote del bolso a la mesa a la hora de golpear al hombre sentado, decidí no seguir pensando en aquello, saqué el diario del día poniéndome a leer las noticias más relevantes que no parecían haber muchas.

Saqué algunos escritos sobre la mesa para analizarlos, eso de ser algo hipócrita ni mentirosa jamás se me ha dado, Porqué demonios? ni yo misma puedo contestar con la suficiente congruencia a la pregunta, en fin, un momento desagradable sin más ni más estoy dipuesta a leer tomando pequeños sorbos de café. Instantes después una silueta bastante alta y fornida aparece frente a mí, el mismo caballero al que le había dado el golpe ahora estaba allí parado dándome el pequeño bolsito olvidado en el piso.

-En efecto, me pertenece gracias por traerlo- lo tomé de su mano con suma tranquilidad dibujando una pequeña sonrisa en mi rostro devolviéndole un poco de luz a ese rostro que está ligeramente apagado y quizá un tanto cenizo, parece estar como en un mundo paralelo o algo parecido; no está perfectamente en el mundo real tanto o peor que yo.

Lo miro durante unos segundos antes de tomar un sorbo de mi café absorbiéndolo de la pajilla, el bolsito sigue sobre la mesa y el silencio se vuelve algo medio incómodo; carraspeo esperando no arrepentirme de lo sigiuente.

-Un placer, soy Bianca- le tiendo la mano con suma elegancia, clavando mis ojos ambarinos en los de él, analizando su fisonomía con cuidado, algo no paece encajar dentro suyo como en el resto de los acompañantes en la cafetería, pero no hago sugestiones. desvío la mirada una vez más hasta el asiento vacío.

-Me permitiría... pedir disculpas de un modo decente por el incidente ocurrido?, a pesar de no haberle ofendido, sé que fue doloroso y agradesco se haya tomado la molestia de hacérmelo saber así que le propongo invitarle un café, le parece?- hablé con formalidad sin adelantarme mucho, dejé sobre la mesa lla cucharita recargándome sobre un brazo colocando mi manita sobre mi barbilla.