Arropada por el sauce... [Libre]

Lobo Mensajes : 99

La nocturnidad era su terreno cuando lo que ansiaba era liberar su alma de poetisa, de artista maldecida con el estigma de una imaginación sensible. Por eso se aparece allí, un hada de alas invisibles de ropajes blancos que destacan bajo la bóveda nocturna cuajada de estrellas; y además lo hace con sus insólitas entradas habituales: no entrando por las puertas del parque como cualquier persona normal, no, sino haciendo un grácil y lánguido esfuerzo para apoyarse en el muro y comenzar a solventarlo, quedándose un instante sobre él cual amazona sobre la grupa de un caballo para, a través de sus ondulantes mechones rojos como el fuego y sueltos en una cascada salvaje, contemplar el panorama del parque con una tenue sonrisa de bendito alivio. A altas horas de la madrugada, ¿quién va a rondar por allí aparte de ella?

Termina de saltar el muro, agarrándose para después, de un salto, aterrizar con las piernas juntas y los brazos ligeramente extendidos. Su curioso y extraño atuendo bailotea con ella, consistente en un top encorsetado de anchas mangas de encaje casi tan blanco como su níveo y sedoso torso, adornado con aquel par de alas duales en torno a su ombligo; unos pantalones cortos negros, cinturones de tachuelas, medias de rejilla, botas cortas de aire victoriano, su inseparable gargantilla de cascabel y demás excentricidades que, pese a notarse que han sido elaboradas con telas añejas rescatadas de un contenedor, irradian algo inexplicablemente elegante.

En una de sus manos sostiene un cuaderno de dibujo que abraza con fuerza, como una niña a su peluche, mientras busca algún recóndito lugar bajo el que sentarse. Lo encuentra en el abrazo de un sauce cercano a una fuente de piedra de arruyante sonido, y dejándose caer bajo sus ramas con las piernas recogidas, abre el blog, sopla suavemente sobre la piedra de carboncillo que trae consigo y sin más se sumerge en la elaboración del primer retoño que dé a luz su imaginación. De repente, y eso lo delatan sus ojos intraspasables y soñadores, el mundo desaparece para ella.

Invitado

Era bastante entrada la noche, no solia salir por la calle a esas horas a dar un paseo pero quise hacer una excepcion gracias a mi inquietud. Apenas habia dormido la noche anterior y aquella misma tambien me costaba contraer el sueño, supuse que un pequeño paseo por el parque no me vendria mal.
Las puertas, como de costumbre, estaban abiertas a cualquier persona que quisiera entrar por la noche, entre con cautela, vestida con unas botas, unos tejanos y una chaqueta un poco gruesa para el frio y helado viento. Hacia mucho viento, haciendo que mi melena color chocolate ondeara al viento, despeinandome.
Llevaba mi bolso colgado en el hombro, mi mano agarraba la tira de este ya por costumbre, y no por la mania que tenian algunas de que llegar alguien por detras y se lo robaran. Mientras seguia andando, saque de mi bolso el movil para ver si habia alguna llamada o algun mesnaje, alguna cosa, pero no habia nada. Llevaba dias esperando una llamada de mi padre pero, como de costumbre, se habia olvidado. Siempre se olvidaba.
Pude visualizar un banco iluminado por uno de los faros que habian por todo el parque y me sente, dejando mi bolso a mi lado y las piernas cruzadas. Saque de mi bolsillo un cigarro, hice que lo sobstubieran mis labios mientras sacaba el mechero y despues lo encendi. Di una larga y profunda calada con los ojos cerrados, disfrutando de aquel humo, de aquella droga que llevaba fumando desde que tenia dieciseis años, lo fumaba con mucha frecuencia, hasta que me dio un ataque muy fuerte de asma por culpa del tabaco y ahora lo fumaba con la menor frecuencia que podia. Algunos pensarian que estaba loca, pero era una de las pocas cosas que me seguian sintiendo viva, aparte de mi trabajo, mis amigos y mis hermanos.

Lobo Mensajes : 99

Sus esbeltos y habilidosos dedos se deslizan con saña sobre la superficie del papel mientras sus ojos pardos abarcan el espacio circundante con un brillo felino, intraspasable y casi tierno. Las líneas del carboncillo comienzan a dibujar con claridad los trazos del sendero y la naturaleza del entorno, dándole quizás un aspecto más románticamente lúgubre. Más o menos lo que sus ojos ven como pasados por un filtro: un escenario mágico, y no mundano.

Lo mismo le ocurre con la muchacha recién llegada, alertada por sus instintos y por el olfato de naturaleza segundos antes de que hiciera acto de presencia. Aunque no parece haberla visto y no la culpa, pues el sauce la resguarda bastante bien. Sin mudar en absoluto la expresión absorta de su rostro, Dafnée se limita a contemplarla con fijeza; una mirada enigmática, intensa y viva... una mirada que, quizá por efecto de las estrellas cuando una nube se aleja mostrándolas en todo su esplendor, refulge un efímero y fugaz instante con un resplandor dorado. Tal vez no haya sido nada...

Sin más devuelve la vista al dibujo y vuelve a centrarse en su tarea, incluyendo a la desconocida, quizás, en el particular escenario plasmado por su imaginación. El rasgar audible del carbón sobre el papel alertará a la mujer de su presencia, muy seguramente.

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