Reecuentro (jacqueline)

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Llego al cafe, vistiendo de la forma mas discreta que sabía, aunque claro cuando tu pelo es de color azul electrico pocas veces pasa desapercibida. Llevaba una camisa blanca adornada con imperdibles, unos vaqueros con rotos en las rodillas, botas militares y su inseparable collar de pinchos, aunque esta vez habia selecionado el mas discreto de todos, con unos pinchos pequeños y poco amenazadores.

Por una vez se queria ver cuasando una no del todo mala impresión, a fin de cuentas la mujer a la que le habia mandado ver Gabriel conocia a su familia, tenía información sobre ella y sabia que ante un aspecto menos amenzador la gente se mostraba menos recelosa y mas comunicativa, y ademas esta vez no podia utilizar la violencia como forma de sacar información. No creia que la manada la aguantara mucho si hacia eso.

Habia llegado con un poco de antelación, habia sido educada en la importancia de la puntualidad, sobre todo porque a veces de esta dependia dar con un presa y acabar con ella.

La camarera se acerco dibujando una sonrisa a la que ella no correspondión.

-Un té con leche.-dijo con su ingles de acento indefinible.

Lo bueno o malo de haber vivido en tantos sitios es que nadie identificaba de donde venias.

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Gabriel me había puesto un poco al tanto de la situación, al parecer un cachorro de los Cannagan estaba vivo, ciertamente hacía tiempo que pensaba que no quedaba ninguno, la muerte de la manada me había dolido en su época, tal vez porque tenía amistades con varios de ellos, por eso tras saber que una estaba allí, había accedido a conocerla gratamente.

Me había vestido con naturalidad de forma casual, como un día cualquiera, tejanos y blusa vainilla, una más de las prendas de mi armario sin fondo.

Me preguntaba si la reconocería a simple vista, lo veía poco probable, entré en el Flash Coffe y busque con la mirada, una chica en concreto me llamo la atención por el color de sus cabellos, mi mirada siguió recorriendo el local de forma inquisitiva, cuando una camarera se acerco a la chica de cabello azules, esta levanto la mirada y por un momento me vi sumida en un pequeño flash de recuerdos…tenía que ser ella…esa mirada verde era raramente repetible.

Me acerqué con cierta curiosidad cuando la camarera se retiró.

-Tu debes de ser Narvla Cannagan no?-pregunté mas como una afirmación como una verdadera pregunta.

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Observo a la mujer de cabello rojo, su aroma la delataba como uno de los suyos y era ese tipo de mujer que pese a la madurez seguia siendo hermosa, muy hermosa. Era ese tipo de mujer por la que los hombres aun se volvian en la calle y que exudaba clase por los poros, muy diferente a ella, que ya habia adoptado una posición basta y poco femenina sobre el asiento.

-Soy yo...-contesto intentando no sonar tan borde como de costumbre, sabia que las borderias no ayudaban a conseguir información, intento dibujar una sonrisa amable, aunque el gesto le quedo algo oxidado, llevaba demasiado tiempo sin usarlo.-Tu debes ser Jacqueline, Gabriel me dijo que conocias a mi familia.

Intento rescatar de su memoria que debía hacer en esa situación, repasando las normas de comportamiento que habia visto en el cine y la televisión, ahora deberia hacer algo, a si...

-¿quieres sentarte?-dijo utilizando una norma de cortesia que nunca habia utilizado.

Observo sus reacciones con verdadera curiosidad, esperando ver cual era el efecto de ser amable.

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Nos observamos mutuamente un instante, no estaba segura de que decirle, estaba totalmente a colaborar con ella, por eso había ido allí, si ella quería saber de su familia sabría todo lo que yo sabía, sin ningún problema, sonreí sinceramente cuando me dio su confirmación, era obvio que Narvla y yo éramos diferentes y no solo por la diferencia de edad, deducía que la vida no la había tratado bien, ¿Dónde abría parado después de la desaparición de todos los Cannagan? Sentía cierta curiosidad al respecto.

-Exactamente, Jacqueline Roux, es un placer-contesté observando que su sonrisa no era del todo normal o natural…pero aun así tenía un matiz amable.

Me ofreció asiento y asentí, suponía que teníamos una conversación por delante y no gustaba la idea de tenerla de pie, por lo que tome asiento frente a ella y me crucé de piernas observándola.
-No tenía ni idea de que quedaban Cannagans vivos…me alegro mucho.-dije con sinceridad.

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-Soy la unica que queda del clan.-le dijo a la mujer, mientras se encendia un cigarrillo, no le gustaba demasiado hablar de su pasado.-Los exterminaron a todos, yo sobrevivi porque quien los extermino me considero util, alguien a quien podia moldear a su gusto.

Le dio una calada y acabo mal sentada sobre el asiento, encogiendose sobre el, una pierta se situa cruzada casi a lo indio y la otra estaba flexionada en vertical, sobre esta apoyaba el brazo entre calada y calada. Estaba claro que no habia recibido la educaciñon propia de una señorita, si no mas bien la de un animal salvaje.

Suspiro casi con resignación, aunque lo quisiera le costaba apartar la muralla de indiferencia y sarcasmo que solia envolverla, era la forma en la que había aprendido a sobrevivir, y ahora echar todo eso a bajo era una laboriosa tarea.

-Voy a serte sincera, las relaciones sociales se me dan como el culo y la mitad de veces no se como trataros a vosotros los lobos amorosos de lobolandia.-el tacto no era lo suyo.-Nadie me enseño como se trataba con el mundo ni las normas de educación, no me habia encontrado con lobos hasta que llegue a esta ciudad.... Pero quiero saber como eran ellos...

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Desde luego los exterminadores que se la habían quedado no habían implantado la amabilidad ni la educación ¿para que? No me importaba su comportamiento o su forma de actuar, estaba allí porque sentía que se lo debía a las muertes de todos sus familiares y haría todo lo posible por ayudarla, se comportase como se comportase, estaba decidida a ello.

Escuché sus palabra son sin cierta diversión, “lobos amorosos de lobolandia” desde luego Gabriel y los que ya la habían conocido tenían que haber sido muy amables para dejar esa sensación, eso o ella estaba acostumbrada a que la tratasen muy mal.

-Por suerte para ti tengo amabilidad por las dos-dije riéndome aun por lo de lobos amorosos-Tu manada, tu familia, sus padres, eran un molde a seguir como tal, se protegían entre ellos…y cayeron todos juntos, algo de ellos a de haber quedado en ti…-sonreí amablemente-que quieres saber exactamente?-mis palabras fueron interrumpidas por un camarero que trajo algo que había pedido ella antes de que yo llegara y me pregunto si yo quería algo, pedí un café y este se ausento de nuevo.

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Tomo la taza de té entre sus manos, dejando que las calentara, aunque no era una persona friolera tenia tendendia a que estas se enfriaran con demasiada frecuencia. Le dio un trago y cerro los ojos saboreandolo.

-Un mal vicio que cogi en inglaterra, se supone que es un excitante, pero a mi me relaja.-le dijo a la mujer.-No se nada de ellos, no llegue a conocerlos, era un bebe cuando el cabron que creia mi padre se los cargo y me rapto, solo a veces creo recordar una nana en sueños. Me gustaria saber todo lo posible de ellos, ya que por no saber no se ni sus nombres, hasta hace no demasiado creia que me habian abandonado.

Su mirada furiosa o gelida casi siempre, muestra las grietas de su mascara, las preguntas sobre como habria sido como persona si no la hubieran criado unos depravados mafiosos, o si hubiera sido una persona normal con una vida tranquila, ya que en esos momentos era consciente que no servia ni para servir copas. Otro largo suspiro salio de sus labios, y se encendio el segundo cigarrillo tras acabar el primero, estaba especialmente inquieta y nerviosa.

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Escuché sus palabras y asentí apenada a sus palabras, realmente lo sentía mucho por ella, no tenía que haber sido nada fácil ser criada por los mismos que mataron a tu familia, escuché con estupor que hacía poco creía que la habían abandonado.

-Ellos nunca habrían hecho eso…eran buena gente-repetí de nuevo, era lo más importante de todo el asunto, que comprendiera que su familia la había querido y adorado…, suspire- Tu madre se llamaba Bella, era una de mis mejores amigas...-sabía que mi dolor no era comparable al suyo, pero de todos modos me apenaba mucho su muerte-Tienes sus mismos ojos-dije sonriendo mirándola, en realidad solo era un cachorro que necesitaba saber de su familia…no se merecía lo que le había pasado, a veces el destino, simplemente era cruel.-Tu padre se llamaba Tritus , ambos se querían mucho…-la miré, intentaba no darle una sobredosis de información, por lo que iría despacio, estaba segura de que era una chica fuerte, pero tenía intención de respetar sus sentimientos al respecto acaso que no exigiera la sobredosis.-Ahora estas bien? Me refiero…alimentada, con techo…

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Se habia pasado gran parte de los ultimos años odiando a sus padres, pensando que habian sido debiles incapaces de defenderse y defenderla a ella, eso era cuando pasaba las noches en una cama vacia y sin el alcohol nublando sus sentidos. Era mas facial odiar algo que no habias tenido que amarlo...

Aquella mujer decia que tenia los ojos de su madre... Nunca habia visto una foto de ella, no sabia como era su rostro ¿tuvo hermanos? Cada palabra de la que habla la mujer hacia que en su mente se dibujara la imagen de cualquier pelicula familiar de una casa grande y una familia con perros... Ni siquiera tuvo juguetes... como mucho espadas de madera que en su mano ya eran una posible arma... Le costaba verse como una niña dulce...

Se quedo parada ante sus preguntas, parecia realmente preocupada, dispuesta a darle una mano a la que agarrarse y mantenerse firme en mitad de aquel caos, ademas no era una persona que pareciese amenazadora...

-Estoy en un Hotel, como en restaurantes de comida rapida.-Era lo que siempre habia hecho.-Y supongo que voy tirando... Ando buscando un curro normal, ya que a lo que me dedicaba no es recomendable que siga haciendolo, sobre todo si no quiero llamar la atención hacia la manada...

Lo malo es que su trabajo no dejaba paro y le estaba costando encontrar trabajo...

-Y no quiero jugarmela... Con Gabriel no empece con buen pie precisamente...

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Pareció dudar un instante pero luego dijo que estaba en un hotel y comía en restaurantes de comida rápida, suspiré, no estaba segura de que aceptase ayuda así como así, dijo que no había empezado con buen pie con Gabriel, no me sorprendió, una loba joven y sola, que seguramente cazara en las mismas condiciones no era en un principio más que un problema que solucionar, suspire.

-Si necesitas ayuda…en cualquier momento o quieres venir a comer a casa-saque un bolígrafo del bosque y escribí la dirección de casa, tendría que alertar a Jeremmy y a Mia de que algún día podía picar alguien y de que ellos iban a ser simpáticos el tiempo que estuviese.-o a dormir…no lo dudes-dije tendiéndole un papel con los datos.-con respecto al trabajo…puede que Gabriel pueda hacerte sitio en las dos caras…-rodé los ojos pensativa, no sabía si mi convicción aun funcionaba con él.- pruébalo…si no lo consigues puedo intentarlo yo.-dije con simpleza, Narvla era la cachorro de una gran amiga, estaba dispuesta a otorgarle un futuro mejor que el que tenia si lo deseaba.

-También tenias un hermano mayor-dije después de que trajeran mi café y diera un largo sorbo del caliente liquido.

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Dejo escapar el humo lentamente entre sus labios pensativa, durante años habia añorado tener un sitio al que pertenecer, no ser un bicho raro, la niña extraña que no terminaba de crecer, durante un tiempo llego incluso a pensar que se habia escapado de Nunca jamas y que por eso no crecia como los demas niños, que era uno de los niños perdidos. Y en cierto modo era así.

Habia perdido su infancia, su identidad, su inocencia... Tomo entre sus dedos el papel y leyo el numero y la dirección con una mezcla de recelo y añoranza... Una parte de ella echaba de menos una comida casera, una casa calentita, un hogar...

-Estoy mirando trabajos.-Aunque su formación a lo sumo podía aspirar a camarera.- y le he echado el ojo a un atico en el centro, aqui es el unico sitio donde encontrado a otros como yo y no tengo intención de marcharme al menos por ahora...

Llevaba mucho buscando respuestas y ahora era que las tenía seria de cobardes salir corriendo por que todos ellos alteraban la percepción de su mundo, tal vez por una vez no todo el mundo estaria en su contra y las cosas le saldrían bien, tenia la sensación de que ya no estaba sola.

-Era la primera vez que me encontraba con lobos... Y bueno senti el impulso de enfrentarme a él, le corte en el cuello y estuve a punto de mordele la yugular, es comprensible que no me tenga en alta estima.-

Se quedo pensativa cuando menciono a su hermano, para ella el hijo del capo habia sido un hermano durante los primeros años, hasta que la diferencia de edad entre ambos se hizo muy acusada... Y cuando ella comenzo a ser mujer dejo de verla como una hermana... Fue su garganta una de las primeras que desgarro.

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En sus ojos me pareció ver un atisbo de añoranza, la añoranza del algo que no se había conocido…me sabia mal, he de reconocer que ver cachorros perdidos cuya vida no es la que le tocaba me hacia sentir mal…al fin y al cabo ella habría sido como mi Jeremmy en otra manada, una futura alfa…aunque con respecto a mi Jeremmy había ciertas discrepancias que no daban más que dolores de cabeza…suspiré ante ese pensamiento y volví a centrarme en Narvla.

La escuche, prestándole mi atención, tenía que haber sido duro vivir sin saber lo que se era…sin más licántropos, por mucho que se hablara del lobo solitario las manadas nos hacían sentir cómodos y pocos eran los que se iban sin una pareja mínimo, con intención de formar una camada y manada en un futuro, nos iba mejor juntos que separados…nos podíamos proteger mejor…

No pude evitar tragar saliva preocupada cuando menciono lo que le había hecho a Gabriel y de lo que estuvo a punto…desde luego no había empezado con muy buen pie, Gabriel podía ser…muy suyo en situaciones como esas..pero en el fondo era buena persona, yo no lo dudaba, Narvla seguía viva ¿no?

-También puedo echarte una mano económicamente…si lo deseas-dije colocando las manos sobre la mesa para darle un largo sorbo a mi café.

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Mantuvo el té entre sus manos, dejando que las calentara, que su calor llegara a lo profundo de sus huesos que en invierno tenian tendían a resentirse demasiado. Le dio un trago a la bebida, a veces tenia la sensación que durante el invierno su cuerpo echaba de menos su pelaje animal en su forma humana.

Observo a la mujer de forma anilitica, trasmitia la sensación de ser una mujer comprensiva, dulce, materlal... De esas que salian en la televisión arropando niños y haciendo tortitas en el desayuno... Ella no tenia nadie ahi protegiendola cuando tenia miedo, la unica que a veces ejercia de madre era la doncella y ella tenia sus propios cachorros humanos a los que cuidar... Si hubiera tenido a su madre al lado ahora seria una loba decente y maternal como la que tenia enfrente, no un despojo de perro de presa que era incapaz de encontrar un trabajo que no implicase el asesinato o las palizas de por medio.

-No necesito ese tipo de ayuda.-dijo intentando no sonar brusca, ya que agradecia todas sus ofertas, pero no era necesario, habia sido criada de un modo espartano, y su superviviencia requeria mucho menos de lo que ganaba asesinando.-Tengo algo ahorrado con lo que poder mantenerme, ademas no quiero abusar de la hospitalidad...

Bastante buena estaba siendo aquella mujer con ella como para abusar de sus ofrecimientos, no queria ser una carga mayor para ningun miembro de la manada de lo que ya lo era.

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Asentí ante sus palaras, solo esperaba no haberla incomodado con la oferta…no iba a obligarla a aceptar, porque no lo creía necesario, ya le había dado el teléfono y la dirección y esperaba que si en algún momento necesitaba usarlo no lo dudase, porque la ayudaría en todo lo que estuviera en mi mano.

-Como quieras- le sonreí intentando trasmitir confianza, Narvla me recordaba en cierto modo a su madre, aunque fuera más su mirada que su físico y sus movimientos, me recordaba a aquella buena amiga de antaño que añoraba y aun recordaba, era complicado ver como las personas que considerabas amigas iban cayendo, por eso yo no podía pensar ni siquiera en alejarme de la manda, la unión nos hacia fuertes, nos ayudaba a sobrevivir…esperaba poderme llevar bien con la cachorro de Bella.-Pero tienes permiso para abusar de mi hospitalidad cuando quieras…- dije medio riéndome, antes de volver a beber algo de café, me gustaba la sensación de confort que me daba por dentro, los inviernos aquí era fríos para mi gusto, pero de todos modos adoraba vivir allí.

Sabía que me estaba observando, analizando mis movimientos, tal vez buscaba algo de sinceridad quizás no estaba siendo lo suficientemente creíble con alguien que por naturaleza debía de ser desconfiada, pero lo estaba intentando, la gente de mi alrededor solía decir que podía hacer que la gente se sintiese bien, yo no sabía si era del todo cierto pero lo intentaba, quería que se sintiera cómoda, pero no sabía hasta que puente era eso posible.

» No...eso no...(Jacqueline)
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» Una cena encantadora. (Jacqueline)
» Jacqueline Roux Monsier