La noche llega y aun estoy aquí. (Libre)

Era unos de esos días locos que planeas con tus "amigas" pero estas eran unas nuevas amigas si se podría decir así. Hacía buen día para salir y adentrarse en el bosque. Teníamos todo lo necesario. Cada quien llevaba su mochila, comida, linterna, un silbato, una cuerda y una pequeña navaja. Parecía que ibamos hacer una pequeña acampada pero no era así, simplemente eramos precavidas. Estuvimos pasando un buen tiempo en el bosque desde muy temprano hasta empezaron ha contar historias de cualquier tipo. Estabamos sentadas en un lado, abrigadas por el viento. Yo estaba mirando todo el lugar era muy bonito ademas de que se escuchaba los osnidos de algunos animales como el del viento chocar contras las hojas de los árboles.

Yo no estaba pendiente a las conversaciones que tenían las tres chicas que estaban conmigo. Por lo que me preguntaron:

-Tatiana ¿Crees en las historias de lobos? -Pregunto la una de las chicas. -

Cuando escuche mi nombre las mire a las tres pero en mi rostro se mostraba una cara de confuisión ya que no había escuchado bien la pregunta. -¿Qué? -Pregunte para que me repitieran la pregunta.-

-Que si, crees en las historias de lobos? -Volvio a preguntar y las chicas estuvieron pendientes a mi respuesta.-

Negue con la cabeza sonriendo levemente.- No, claro que no, soninteresantes esas historias pero no me las creo. - Respondí totalmente segura. Menuda pregunta ¿no? ¿quien cree en esas historias? es como si me preguntaras si creo en las historias de vampiros. Solo son seres mitologicos. Las chicas tan solo me dejaron de lado tras aquella respuesta ya que no intervine demasiado. Entonces me levante y ya que era temprano y aun el sol estaba fuera les dije que iba a dar una vuelta. Me pidieron que no me alejara demasiado ya que era mi primera vez en este bosque.

Camine estando pendiente por el lugar donde caminaba para poder regresar con las demas. Tenía puesta mi mochila y todo lo que había traido por si las moscas. Pero empece a escuchar ruidos extraños, era el aullido de un lobo. Pero lo que no sabía que aquellas imitaciones de esos ruidos la hacian mis amigas para divertirse un poco conmigo y ver mi reacción. No le preste mucha importancia aquellos ruidos ya que estaba en el bosque por lo que lobos podría a ver. Pero el ruido no paraba y pense que me perseguia aquel animalito, pero había escuhcado que ellos no atacaban a las personas así como así. Pero empece a asustarme y sin darme cuenta ni fijarme hacia donde caminaba me perdi. El ruido ya no se escuchaba y yo estaba desorientada en el bosque. Tratando de buscar el camino de regreso me tropece y caí rodando por un deviamiento de nivel de tierra. Me quede unos minutos insconciente ya que me había dado un pequeño golpe en la cabeza.

Las chicas al ver que no me veían empezaron a buscarme pero muy lejos de donde estaba. Después de varios minutos me desperte y fui moviendome lentamente, me lleve la mano a la cabeza donde vi que tenía una pequeña herida, solte un pequeño qujido e intente levantarme pero al hacerlo no pude ya que tenía el tobillo derecho torcido o roto, como estuviera el caso es que no podía apoyarlo en el suelo y volvi a quedarme sentada en el suelo. Tenía unos pequeños arañasos en los brazos pero solo eran superficial. Pense rápidamente llevandome la mano al cuello donde busque el silbato qeu tenía colgado. Me lo lleve en la boca por si alguien estuviera cerca y lo oyera. ara que viniera en mi busca. Ya estaba oscureciendo y pronto no iba a ver nada. La noche estaba cayendo poco a poco.

Las mejores fotos,sin duda,eran aquellas que podías hacer a la caída del sol.Los tonos rojizos del cielo se veían entre aquellas ramas desprovistas de hojas,como todos los años,el crudo invierno había hecho su labor.El bosque se tornaba algo tétrico en esas fechas,perfecto para lo que tenía en mente.

Paseó por el bosque,cámara en mano,disparando aquí y allá.Que si un pájaro alzando el vuelo...que si una telaraña en un tronco...Poco a poco iba llenando las tarjetas de memoria.El silencio era únicamente interrumpido por el lejano aullido de los lobos y los sonidos de la naturaleza,al menos,hasta que escuchó lo que parecía ser un silbato en la lejanía.

Pronto localizó su procedencia y se acercó al borde de un terraplén de un par de metros de altura.La tierra estaba algo removida por donde al parecer había caído alguien y al asomarse,esa suposición no hizo sino confirmarse.Había una chica allí tendida.

-Hey...¿Te encuentras bien?-preguntó,mientras se apresuraba a guardar la cámara en su mochila y a sacar en su lugar una cuerda.-¿Estás herida?¿Puedes moverte?

Preguntó,mientras se alejaba un poco para pasar la cuerda alrededor de un árbol cercano,lo suficientemente resistente como para aguantar con su peso.Durante su estancia en Escocia,había tomado como hobbie la escalada,por lo que tenía las nociones básicas para realizar el descenso.Pronto estuvo abajo y no tardó en arrodillarse a su lado,levantando ambas manos indicando que no iba a hacerle daño.

Supuso que su aspecto podría resultar algo intimidante para la chica.Un hombre de un metro noventa de altura,vestido completamente de negro,con un abrigo largo,el pelo suelto cayéndole hasta la cintura y gafas de sol,no tenía precisamente el aspecto de un salvador...sino más bien de un asesino en serie.

Ya me estaba cansado de estar en aquí sin ver a nadie a mi alrededor para que me ayudara. Hice varios intento para poder salir de aquel lugar caminado pero no podía. La mochila me pesaba un poco y las cosas que había dentro podría necesitarlas. ASí que no pare de silbar con aquel silbato.

Tras la espera minutos después escuché una voz masculina. Me alegre tanto, que en mi rostro se dibujo una gran sonrisa.

-Al fin alguien -Murmure bajito mientras escuchaba la voz de aquel hombre- Bien que se diga no estoy. Y no puedo caminar. Puede que me haya roto el tobillo. -Dije lo ultimo mirando mi pie. Poco después aquel sujeto bajo yo tenía la linterna en mi mano que antes busque para no quedarme a oscuras. El hombre era bastante alto y vestia completamente de negro y un pelo que tal vez era mucho más largo que el mío ademas de que llevaba unas gafas. Bueno, tampoco esperaba a un principe que me salvara, ademas de que me han enseñado que por el aspecto de una persona no se juzga. -G-Gracias por ayudarme. -Dije tras mirarle bien sin apartar la mirada de sus ojos después de "examinarle" con la mirada. Esperaa que pudiera sacarme de ste lugar- ¿Podrás sacarme de aquí? -Pregunte entrecerrando los ojos-

Viendo que al menos la chica no se había puesto a gritar o algo parecido,se relajó bastante.Dejó la mochila en el suelo y se dispuso examinarla,en busca de heridas.Hacía unos años había hecho un curso de primeros auxilios en el caso de que su hijo pudiese necesitarlos en algún momento.De todas formas,era algo que siempre venía bien en situaciones como ésa.Estudió su tobillo quitándole el zapato y el calcetín,palpando aquí y allí.

-Al menos no está roto...-comentó mientras sacaba de su mochila una botella de agua y la vaciaba en la tierra removida,consiguiendo así barro.Echó la mezcla sobre su tobillo,con cuidado de no hacerle demasiado daño.-Dicen que es bueno para las torceduras...-le explicó,encogiéndose de hombros y mirando a su alrededor para sopesar qué posibilidades tenían.-Tengo el coche cerca y tú no deberías apoyar peso sobre ése tobillo...

Se cargó su mochila al hombro y se inclinó sobre ella para quitarle la suya y hacer lo mismo.Se puso de cuclillas y tras colocar el zapato y el calcetín en el regazo de la chica,deslizó sus manos bajo ella y la alzó sin apenas dificultad.

Se acercó al borde del terraplén,y de un par de tirones la cuerda acabó cediendo y cayendo a su mano.Recorrió el bosque hasta llegar a la carretera adyacente,donde estaba su coche.El imponente todoterreno era fácil de distinguir por su gran tamaño a pesar de que empezaba a oscurecer más y más.Abrió la puerta trasera y dejó a la chica en el asiento trasero.Tras dejar las mochilas en el asiento del copiloto,puso el coche en marcha y salieron del bosque.