Katheleen Lefebvre Lobo
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| Tema: Tras una noche de aullidos… [Libre] Jue Abr 15, 2010 1:47 am | |
| Los bosques de Bucarest, una razón más, de las bonitas por las que Katheleen no había encontrado razones para irse de aquel lugar y si, algunas veces las había encontrado, cuando flaqueaban las fuerzas y volvía a plantearse toda su existencia y su razón de seguir con vida…lo peor del conjunto de todos esos pensamientos, es que no encontraba razones más allá de una posible venganza que probablemente supiera que no iba a llevar a cabo, de todos modos, era difícil predecir que pasaba por la mente de esos ojos fríos y ese rostro de expresiones calculadas al milímetro.
Empezaron a sonar los primeros sonidos del alba, el despertar del bosque, el olor del roció primaveral tras una noche fría y el primero abrir de unos ojos azules acurrucados en un pelaje oscuro, olisqueó el aire y sus orejas se movieron automáticamente, había pasado la noche en el bosque tras largas carreras a la luz de la luna en soledad con su lobo interior, había cazado algo que le había gustado y había dormido a los pues de un árbol, al más puro estilo salvaje, lo mejor era que le había sentado bien, se levantó sobre sus cuatro patas y se estirazó abriendo la boca y bostezando, dejando ver un par de perfectas líneas de dientes blancos y afilados.
“Hacía tiempo que no hacia aquello, lo necesitaba, llevaba mucha tensión acumulada y ser un animal por una noche completa y tomarme el lujo de dormir como tal…me había sentado perfectamente, me sentía con ánimos de volver a romper mi rutina diaria, como siempre…” cerró los ojos dejando que su cuerpo cambiara sin moverse del sitió, dejando que el dolor le provocar aun movimientos espasmagonico en el cuerpo y que su pelaje oscuro fuera sustituido por una piel blanca y humana, una piel blanca y humana que no tardó en notar la ausencia del caluroso pelaje, la piel se le erizó por el frio y no tardo en ponerse la ropa que la noche anterior había dejado escondida no demasiado lejos.
Aun vestida y en su forma humana, seguía teniendo cierto aire despeinado y salvaje, que tardaría unos minutos en desaparecer, se calzó y se quedo inmóvil, al escuchar apenas un distante sonido… | |
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