We have fear to swallow [Libre]

Música para complementar el rol.

En la oscuridad de una noche sin luna, tranquila y silenciosa, una figura renqueante se abre paso lentamente a través del parque. Es pequeña, se tambalea, duda. Yorick se siente tan perdido que no sabe siquiera cómo continuar andando. Sabe dónde está y cómo salir del parque, sabe que confiando todo saldrá bien.

Y también sabe que eso es pura palabrería de adivina de feria.

Ha matado a alguien. Ni siquiera ha visto su rostro. Ha bajado la mirada y alzado la pistola. Ha apretado los dientes y el gatillo a la vez. El estallido, contenido por un silenciador, no se ha comparado con el sonido de la bala al entrar en el cuerpo y con el "plof" ridículo del cuerpo al caer al suelo, inerte. No alzó la mirada hasta que salió de la habitación con la pequeña pistola oculta y al hacerlo, sus ojos reflejaron un conflicto tan fuerte y brutal que podría haber explotado.

Siempre era así. Mucho miedo que tragar, muchos remordimientos que mordían las paredes de su estómago y ese algo mucho más grande y magnánimo que él mismo que le decía que era un enviado y que su misión era acabar con la escoria.

Por supuesto, a cambio de algo de dinero.

Yorick alza la mirada al cielo y ve, más que mirar u observar, el montón de estrellas que hay arriba. Puestas ahí, sin más. Al azar. Su mirada tiembla y no es capaz de mantenerla. Yorick ni siquiera es capaz de mantener la mirada de las tintineantes y amables estrellas.

Del bolsillo, saca un rosario y lo mira con inquietud. El conflicto se ha desatado otra vez. Su cuerpo tiembla.

Cruzando la noche con violencia y un siseo agresivo, el rosario se estrella contra el tronco de un árbol y Yorick gruñe.

Era tarde y como siempre se había quedado perdiendo tiempo recorriendo tiendas para equipar su nuevo hogar. Realmente, un gastadero de segundos y segundos, pero tenía que hacerlo de un modo u otro.

Llevaba una bolsa con alimentos, entre los que se encontraban algo de pan, queso y uno que otro paquete de hamburguesas listas para cocinar.

Caminaba a pasos ligeros, pues no quería que le pase de nuevo lo del otro día en los callejones. No estaba lista ahora para alguna de sus maniobras de 'último momento', ya que no iba a tirar la bolsa por ahí con tal de correr fuerte. No iba a hacerlo aunque su vida colgase de un hielo, ya que lo había comprado con sus ahorros, y como justamente ahorros son, se le habrían de terminar pronto, y necesitaba conseguir un trabajo con urgencia.

Iba cruzando, ahora, el parque, mientras la brisa le alborotaba el cabello, y su mirada perdida iba mirando hacia el suelo, cuando en un determinado momento, un ruido la sacó de sus pensamientos, obligandola a alzar la vista.

Sus ojos se clavaron en ese instante en un joven que parecía algo nervioso. Quizás se había peleado con sus padres, algún que otro amigo, o su novia.
Su cabeza empezaba a sacar conclusiones apresuradas, pero mejor mantener la calma y ser sigilosa, que últimamente no hacía mas que encontrarse con personas común y corrientes, sol oque claro, cada una tenía su toque peculiar; una tenía alma de suicida y no quería reconocerlo, otra lloraba extrañamente a la X hora a orillas del río con un bebé, y ahora.. él ¿Qué tenía este pueblo?

Mordió su labio inferior, mirándolo, quedandose parada, inmóbil. No sabía si sería recomendable moverse, ayudarlo o salir corriendo..
Decidió por ir caminando hacia él y que sea lo que Dios quiera..

Sus ojos se abrieron como platos al ver cómo actuaba el sujeto ¿Qué era lo que tenía aquel? Vaya a saber qué pensamientos mas atrofiados pasaban ahora por su mente, a juzgar por la manera en que la miraba y pasaba su vista de ella al suelo sucecivas veces.

Caminó hacia él, un poco temerosa, pero decidida. Notaba su nerviosismo, debido a cómo apretaba sus manos, intentando evitar que su mirada se topara con la suya.
¿Acaso le tenía miedo? ¿A ella? Debía ser una broma, sin duda..

- Ee.. Estás.. ¿estás bien? - se limitó a preguntar, con una voz suave y tranquila, que era capaz de apaciguar a cualquier bestia en ese momento.
Ella siempre tan pacífica.. aunque delante estuviera un asesino serial que en su mente proyectara el plan de su dulce calvario.

Miró el suelo, cerca de él, mientras notó como unas huellas se formaban apenas en las baldosas, con un rastro rojo, que parecía ser.. ¿sangre?
Tragó en seco. Ahora sí.. ¿en qué maldito lío se había metido esta vez? Ella y su espíritu compasivo, que a veces la volvía masoquista y suicida.. Y luego se quejaba de los demas. Ahora mas que nunca, se daba cuenta que el exceso de bondad provocaba esto.

Ve las facciones del chico. No parecía superar los 25 años, pero quién sabe.. la gente aquí dejaba mucho que hablar.
Oye con dificultad lo que dice, entrecerrando un poco los ojos.
Lo mira con una expresión seria, sin acercarse mas.

- ¿Seguro? - insiste, ya que él no parecía muy convencido. Y mucho menos, cuando los poros de su piel parecían gritar que estaba aterrado frente a ella.

Decide por dar un paso mas. Pero sólo uno. A pesar de que parecía 'inofensivo' dentro de los límites que acataba su imaginación y su mente -que no paraba de sacar posibles hipótesis- no debía fiarse demasiado de sus instintos.

No dio un paso mas al oír su respusta. Pues era bastante contradictorio, porque su forma de actuar no denotaba lo mismo que sus palabras.

Enarcó una ceja, algo preocupada, pero algo temerosa a la vez ¿qué le pasaba? Tragó en seco y miró a sus alrededores. Todo parecía estar bien pero.. No, no lo estaba. Las manchas diminutas de sangre en forma de huellas borrosas estaba allí en el suelo, curiosamente bajo los pies del muchacho.

Él parecía temblar. Estaba nervioso y distante.. Realmente raro.
- Si tu lo dices..- murmuró mirando las manchas aquellas, pero automáticamente buscó con sus ojos la mirada del jóven, a ver si al menos de sus ojos asustados lograba sacar algo en limpio.
¿Y si el chico había sufrido algún atentado o algo? ¿Y si quería escapar de alguien?