Perdida >.< (libre)

Estaba dando uno de sus tantos paseos, cuando por desgracia -y algo sumamente obvio- terminó perdida.
Ya se le hacía costumbre esto, y nunca solía hacerse mucho problema porque siempre llevaba consigo a su 'siempre y útil' mapa de la ciudad.

Resbuscó en su bolso, pero para su mala suerte, lo había olvidado en su casa, o lo había perdido por vaya a saber dónde.
- Genial..- murmuró mediante un suspiro desganado, pero aquel se borró cuando observó lo que tenía enfrente detalladamente.

Era una especie de Palacio. Era deslumbrante, atractivo. Sin duda, una de las atracciones de Bucarest.

Se quedó mirando dicho edificio, en medio de una multitud de gente que iba y venía, cuando comenzó a sentirse algo mareada.
Llevó su mano derecha a su frente, mientras cerraba levemente los ojos.
Suponía que sería por el cansacio, ya que otra cosa no podría ser..
Sentía como su cuerpo se tambaleaba, como lentamente empezaba a desvanecerse..

Hoy hacía exactamente año y medio que se había mudado a una de sus ciudades favoritas, Bucarest. Hoy iba a dar una vuelta por las calles más conocidas del lugar, visitaría a algunos amigos que conoció en el trabajo e iría a almolzar y luego... sería lo que el viento y el sol le
llevarán a hacer en cualquier otro distinto lugar.

El día era exactamente perfecto no se podía padir más pues la ciudad, era más de
días nubosos y con poco sol, y aunque él venía de un lugar con un tiempo más malo que Bucarest, le encantaba el sol, y siempre que lo hacía exactamente como ese día iba a cualquier sitio que sus pies le depararan y se lo pasaría tan bien como en cualquier lado.

Giró por una esquina que desembocaba a una de las calles principales de la ciudad, allí estaba un importante edificio, el Palacio de no se quién... no se acordaba con la memoria que tenía para ese tipo de cosas.... mejor no preguntarle, al contrarío en fiestas y demás
diversiones era el mejor.

Iba por la calle con su mp3 puesto a un volumen no muy bueno para preservar su audición. Llevaba sus pantalones vaqueros desgartados, una camiseta naranja y celestes, su sudadera abierta hasta un poco más arriba del ombligo y como con sus botines listo para cualquier desfachatez o payasada que se le ocurriera a él solito.

Se paró delante del edificio a parecer admirar su belleza arquitectónica, pero nada de eso, estaba biendo haber si había alguna imperfección, en el edificio o ver alguna caída.

Y delante de él sin beberlo ni comerlo, una chica se tambaleó, y empezó a desvanecerse, con un poco de rapidez por mi parte, me puse detrás de ella y la agarré por los hombros con cuidado.

-¡Hey hey! ¡Cuidado chiqui! ¡Es malo ponerse a pensar demasiado rato! jejeje.... ¿estás bien?- lo dije todo muy rápido, no se si me habría entendido, pero casi ni me
doy cuenta de ello, es algo normal en mí, soy muy extrovertido.

Tras aquella confusión que se había creado en su vista mientras todo le daba vueltas por unos segundos, siente como alguien la toma por los hombros.
Se lleva una mano a la frente, mientras oye lo que aquella voz le decía. Una voz masculina, por cierto, que se atrevía a decirle 'chiqui', aunque bueno, no estaba muy errado, y es que a pesar de sus 19 años, tenía espíritu de niña.

Logra estabilizarse un poco, y hace rodar la mirada un poco para ver de quién se trataba.
Tal como lo esperaba, un desconocido para ella en aquel sitio.
Clava su mirada azul en la de él, haciendo un leve exámen en su mente de qué clase de chico sería, qué haría en su tiempo libre, si tenía apariencia de un buen muchacho o no.

Era apuesto, sin duda, pero no había tiempo para pensar en eso.
Cuando cayó en la cuenta de que él aún la sosteníua de sus hombros, se alejó un poco para mirarlo, algo sonrojada.
- Lo siento, lo siento - dice bajando la mirada. No había sido nada de otro mundo lo que sucedió, es mas, agradecía que la ayude, pero de todos modos, le daba verguenza su torpeza de salir a pasear un día en donde no se sentía para nada bien.
-Y.. gracias - agregó luego, sonriendo suavemente, mientras lo seguía mirando. No podía ser descortés, si no fuera por él, quien sabe con qué y en dónde se hubiera golpeado.

Trató de seguir en pie, tratando de divisar alguna banca cerca. Sentía aún que la tierra se le movía, pero trataba de discimularlo.

Su mirada observadora sobre todo su cuerpo hizo que sonriera divertido, estaba mareándose y le miraba a él inquisidoramente, por saber como era de buena persona, que rara, anda que con lo bueno que era él, como para dudarlo, aunque claro está no lo conocía.

Le pidió perdón, luego se alejó y le dió las gracias, se estaba divirtiendo, que chica más... bueno, cada uno es como es...

- Mmm.... te perdono y de nada- le sonreí abiertamente, como siempre hacía, intentando darle confort, por si la situación en la que estaba le era incómoda.

- ¿No preferirías sentarte en uno de los bancos que hay en ese parquecito que queda a la vuelta de la esquina?- dije señalando el camino que estaba muy cerquita, con una mano, luego me quité el mp3 y lo guarde para otra ocasión.

Miré con mis ojos azul cielo, -como toda mi familia lo tenía- sus ojos, era una costumbre mía el hacerlo, no es que fuera muy estudioso, ni nada por el estilo, pero si que tengo modales y se respetar a la gente, y desde luego como tratarla de buena manera.

- ¿Vamos?- le dije al ver que estaba un poco callada- si te sigues encontrando mal... lo mejor será que te sientes y tomes un poco de agua ¿si?- dije sonriente.

La amabilidad del chico la sorprendía sin duda, pero podía notar como a él le era divertida la situación. Y es que no todos los días se ve a una loca tambaléandose por las calles y que aún así le queda tiempo para ser observadora de quien tiene delante, oye.

Asiente con la cabeza ante su propuesta, quizás era lo mejor que vaya a sentarse, a descansar un poco, para que todo deje de darle vueltas.

Se preguntaba qué podría haber sido el causante de tal cosa, pero claramente podría decirse que era un bajón de presión, o bien, el cansancio.

Sale caminando junto a él en dirección a aquel parque que él le nombraba. Le había dado gracia la forma divertida que tenía el jóven para desenvolverse con las personas, aún en un estado de torpeza como el suyo.

- Y.. ¿Vives por aquí? - se atrevió a preguntar, mas que por curiosidad, por sacar algún tema de conversación, puesto que él estaba siendo muy amable con ella, y no iba a parecer borde con lo sociable que era *O*

Mientras caminábamos cojí su mano alrededor de la mía, doblándole el codo y agarrádole de igual manera como si fuera una viejita, indecisa en cada paso.

Le sonreí divertido, y me daba a pensar que en vez de ayudarla me estaba riéndo de ella pero es que era tan divertida la situación, cuando hablo y me preguntó no tu ve más remedio que responderle como si fuera un viejito, con la voz rasposa, me puse encorbado y me puse a andar lentito.

- Vivo cerca de por aquí, no muy lejillo de aquí... estaba dando un pequeño paseillo hasta que casi te desmayas en medio de la calle bonica- teminé con una reluciente sonrisa muy típica de mí.

Volví a mi forma normal, cruzamos la calle, llegamos al parque, y en el primer banquito que estaba en frente de una fuente nos sentamos allí a tomar un poquito del sol que se filtraba entre las hojas de los altos árboles.

Los bancos eran de madera, la verdad es que eran cómodos. Delante de nosotros estaba la fuente, era bastante bonita, y digna de admirar, cosa que amí no se me daba muy bien la verdad. Había lobos sentados sobre sus dos patas traseras, rodeándo un lobo en posición de vigilante, de guardía, con ojos de valiente y de gran alfa. De las bocas de los lobos que se suponía que era la manada, echaban agua, ridiéndole culto a su alfa, con parecida devoción.

La brisa que ya era primaveral, era fresca y con olor a la flora que nos rodeaba, revolviéndo nuestros cabellos, al menos el de la chica, pues los mios al ser tan cortos, no lo hacían tanto.

Le sonreí, una sonrisa distinta a las otras, una de comodida con ella, una sonrisa cálida, sociable, cariñosa, cómoda, digna de mirar- Soy Damon, pero puedes llamarme Dam- aún seguía con mi sonrisa- ¿Y el tuyo?

Él la tomó del brazo como si de una anciana se tratara. Lo miró enarcando una ceja, parpadeando varias veces, tratando de comprender aquel carácter tan peculiar que este chico tenía.
De lo que estaba segura, definitivamente, era que se llevarían bien, ya que él parecía ser muy risueño, como ella , y las palabras que salieron de su boca terminaron por comprobarlo..

Él comenzó a imitar a un abuelito, que anda dspacio, y habla con aquel peculiar tono en la voz.
- Oye, no te burles de mis años..- comentó fingiendo molestia, sin poder evitar reir luego.

Llegaron al parque y se sentaron en una banca.
Ella lo miró a los ojos, sonriendo cálidamente, y su sonrisa se ensanchó mas cuando escuchó su nombre. Lo había oído en algún lado, pero no recordaba.
- Soy Fraiah Eslin, es un placer. Dime Fra - se presentó también y se atrevió a darle un beso en la mejilla, como saludo, que eso en su país natal se daba muy a menudo.

-Encantado de conocerte Fra- sonreí muy felizmente al conocer a otra persona en mi vida, y esta parecía estar en camino de una buena relación de amigos.

Ella se acercó y me dió un beso en la mejilla, y eso en país natal no se hace, asique... me quedé un poco en shock arrascándome el cuello un poco nervioso y así como pillado porque no me lo esperaba.

-Bueno... ¡¿Qué te pasó antes chiquilla?! ¿No sabes que siempre debes llevar una botellica de aguita frequica?- me reí al darme cuenta de que la estaba como riñendo, pues no me gustaba nada que la gente no se cuidara o lo pasara mal.

Y mientras lo decía, con el dedo índice moviéndolo, no me estrañana que me pusiera así... lo saqué de mi padre todo formal y muy muy educado, menos mal que no lo saqué todo de él... si no... vaya aburrimiento jejeje.

Los pájaros cantaban sin cansarse una y otra vez, y con el caer del agua la tranquilidad en el pequeño parque era parpable. Me eché en el respaldo del banco, cerré los ojos un momento y respiré muy muy profundo. La naturaleza, como me encantaban las montañas, el bosque, la nieve, la lluvía caer... era revitalizante y tranquilidad absoluda.

- Lo mismo digo Dam - dijo sonriendo dulcemente, mientras lo miraba y notó aquella extrañeza por su gesto.

- En Argentina estamos acostumbrados a saludar así, por lo tanto, tendrás que acostumbrarte..- dijo simulando estar ofendida, con los ojos cerrados y mirando hacia otra dirección, cuando abrió un ojito para verlo y comenzó a reir.

- Ya deja de regañarme. Prometo que le haré caso señor, lo juro - dijo juntando ambas manos, en seña de súplica y piedad e.e mientras hacia ojitos.

- Es sólo que me debió de dar un bajón de presión o algo..- comentó rascandose la nuca. Es que otra explicación no le encontraba. Quizás fuera porque estaba durmiendo muy poco últimamente..

La forma de ser de Dam realmente le daba confianza. Parecía que podría confiar en él, tenía suerte de encontrarse con personas así..

Luego de escuchar y ver como se comportaba por como la "reñí", empezé a reír cálidamente y cómodo con la chavala la verdad es que era raro verme incómodo o que no me riera o sonriera. Yo simplemente era así de feliz.

Le miré con cara de no fiarme de ella ni un pelo pero en broma, poniéndo los ojos casi cerrados, mirándola por el rabillo del ojo, frunciéndo los labios y el ceño y cruzándome de brazos- Eso espero....- me empezé a reír porque nunca me vería así, la verdad que sieso es el que se comporta así... como por ejemplo mi jefe de restaurante, pues creo que se le cayó superglup en los labios cuando estaba serio y se quedó así el pobre hombre amargado con mala suerte.

Suspiré casi empezándome a doler el estómago, le miré con una sonrisa feliz y alegre, para mi pensar.... creo que tenía miles te tipos de sonrisas, para hacer saber como estaba.

-Y dime... ¿En qué trabajas... o mejor dicho... trabajas? ¿Te mudaste a este lugar.... o eres de por aquí? - dije poniendo mis brazos doblándolos, me agarré las manos y las apoyé detrás del cuello, para más comodidad, esa posición era para pensar que la persona era vaga... pero es que lo era.

No pudo evitar soltar una risita al ver las caras que ponía. Ella era de hacer toda clase de morisquetas, pero al verlo, era inevitable no sonreír.
El chico desbordaba felicidad, y eso era cálido, demasiado.

- Bien, esperalo entonces - dijo simulando ofensa y volteó la cabeza para mirar hacia el otro lado, cerrando los ojos, como si en verdad le hubierta molestado.

Escucha sus preguntas y lo mira de reojo.
- Demasiadas preguntas como para contestarle a un extraño - sentencia, riéndose a mas no poder por dentro, y vuelve a voltear el rostro.
- Pero te contestaté, sólo porque me caes bien - dijo luego y empezó a reir mientras volvía a mirarlo.

- Llegué hace poco, y estoy buscando un trabajo para poder mantener mis estudios - explicó sonriedo, mientras jugaba con un mechón de su pelo. Otra vez la idea fantasiosa de 'cuando yo pueda llegar a ser..' surcaba su mente.
- ¿Y tu? ¿Trabajas? ¿Vives por aquí? - preguntó divertida, casi repitiendo lo mismo que él le había preguntado.