Buscando un poco de paz (Libre)

Hallábase caminando por los alrededores con los tacones masacràndole los pies cansadamente, tenìa que buscar un lugar para descansar aunque despuès volviera una vez màs... al fatìdico trabajo con las mismas caras, las mismas personas sin salir de la rutina ya hacìa mucho tiempo; estos pensamientos invadìan la mente de Bianca Lancaster abriendo su mente para desflorar aquella tan poco común circunstancia, ésta sería una oportunidad para despilfarrar el tiempo de lo lindo.

Caminò entrando al parque respirando a detalle el olor de cada flor viviente sobre el cèsped, cada insecto con las acciones realizadas por cada uno imaginàndose hasta cierto punto el vivir en libertad estilo aquellos seres ialimentàndose, cazando sin ninguna responsablidad. Sobre la cabeza periodìstica ya llevaba miles de cosas lidiantes entre la licantropia, finiendo una vida humana que le gustaba pero no le agrada del todo eso era completamente cierto -lo admitìa sin mucho trabajo-.

Encontrò un àrbol perfecto, de copa abundante, hojarascas verdes, àrbol bien proporcionado de color casi caoba pareciòse estarle pidiendo que fuese a posar la espalda allì, Bianca tardada ni peresoza encaminòse con singular alegrìa botando el bolso a un lado dejàndose caer sobre el lugar como pequeña. Sentir la textura del pasto sobre sus piernas alaragdas, descubiertas por la falda corta implantada en su cer, cerrò los ojos disfrutando aquello en modo humano (siempre lo lograba nada màs en modo licàntropo); sacò un libro abrièndolo en la primera pàgina: una novela de acciòn, robo y un criminal haciendo obras de arte en cada uno de sus robos ahora serìa una aventura distinta, le gustaba.

habìa perdido la nociòn del tiempo plàcidamente, no supo cuantas horas habrìan pasado desde que hbaìa arriabdo, pero eso si, todo cambiò cuando una rama cayò sobre ella; distaba de estar grande pero raspòle parte de su rodilla y el tobillo... se habìa torcido.

-Maldita sea, si no me querìas aqui èste no es el modo de demostarlo- adjuntò enojada al àrbol como si ese ser viviente le entendiese del todo, a parte de todo tachàbase de loca por estar hablando en esas circusnatncias. Intentòse levantar pero no dio resultado, la parte inferior de su pie estaba completamente lastimada, si, hizo una mueca de dolor conjuntando un ligero grito hacièndole doblegarse (tenìa que aparentar verdadero drama humano).

Alguien pasò, no supo quien era ni de donde se acercaba sòlo querìa pedirle algo de ayuda -Hey, hey disculpe ¿Podrìa...?- y la frase quedò en el aire pues ya se habìa pasado de largo, recargòse de nuevo con el dolor en aumento.

Bianca enarcó una ceja sin dar crédito a la acompañante, era fatídicamente ridículo que una licántropa (había sitinguido su aroma) se hiciese cargo de aquél bulto lastimada del pie; serían unas horas de estar así... pero unas horas que bien podría aprovechar en otro lado en lugar de estar tirada en el parque sin nada que hacer. Dedicóle media sonrisa a la chica, era absolutamente bella no lo podía negar así que se encogió sobre el árbol.

-Ah... si claro, gracias!- musitó a voz medio débil, los humanos tenían distintos sentidos de percepción y ahora... con esa maldita rama segundos antes sobre su pierna le habían quitado todo el glamour portable a la periodista joven, maldijo en su cabeza varios instantes tratando de no demostras descortesía.

Tomó de su brazo con algo de fuerza poniéndose en pie recargándose en el enorme díametro de árbol detrás de ellas, se puso sobre un sólo pie lista para no apoyar el otro,no todavía. Pudo admirar a su acompañante a la perfección, aquél cabello irradiaba bajo la luz del sol, llevaba unos tacones similares a los de Bianca listas para andar así todo el día sin pensar siquiera en que les cansasen.

-Bianca, un placer- tendió la mano educadamente hasta la mujer ayudándole, con una sonrisa más amplia sobre sus labios.