Un paseo y un encuentro -Abigail-

Camina con la música puesta a todo volumen, con unos nuevos cascos recién adquiridos tapándole por completo los oídos. Su paso es despreocupado y tranquilo, parece que va a su bola. Pero tras esas gafas de sol sus ojos azules se encargan de vigilarlo absolutamente todo. Hoy lleva una camisa de cuadros roja y unos pantalones negros tan caídos como siempre. Hace calor. O cree que hace calor, y por ese preciso motivo lleva las mangas remangadas. Sí, un día estupendo para dar una vuelta por el parque y disfrutar de una larga caminata. O del sol mientras está tumbado. Puede que en realidad no haga tanto calor como el piensa, pero la primavera ya está empezando y no hace tanto frío como antes. Además es un chico fuerte, lo aguanta todo.

Se desvía del camino, deteniéndose en la hierba y tumbándose sobre ella, con la mirada clavada en el cielo, pintado con alguna que otra nube. Un día aburrido para el chico solitario y aburrido. Que diversión.

Empieza a entrarle el sueño. El sol lo templa, consiguiendo que se sienta extrañamente bien. Y la hierba en la que se encuentra tumbado es especialmente blanda. Podría decirse que a partir de este momento su sitio favorito es sin duda el parque. Al menos siempre que haga buen día, claro está. Los días que hace malo ni se molesta en salir a la calle, y menos para dar un paseo.
La música le sigue taladrando los oídos, impidiendo que pueda escuchar a la francesa que lentamente y tras sacarle una foto, se va acercando. Solo en el cambio de canción puede escucharla mínimamente.

Abre los ojos, pues los ha cerrado al poco de haberse tumbado, y gira la cabeza en dirección a la chica. Abbie. Reprime una sonrisa, tensando ligeramente los labios antes de hacer un gesto con la cabeza a modo de saludo.
- Buenas tardes -Su voz suena algo ronca, y es que no está pasando por su mejor momento en cuanto a su corta carrera musical- ¿Qué... -Mira su cámara de fotos y después esa sonrisa suya- ...haces?

Sí, bueno, de eso ya se había dado él cuenta. El problema es que se las está sacando a él. No es que tenga nada en contra de las cámaras. Es que, en el fondo, le importa el salir mal en las fotos. Sí, es algo puramente... tonto. Pese a ello se deja fotografiar si ella quiere, quedándose completamente quiero mientras ella enfoca la cámara.
- ¿No crees que esa cámara se merece un mejor modelo que yo? Incluso una mariposa quedaría mejor -Comenta, sin expresar ningún sentimiento de desagrado a las fotos que ella le vaya a hacer o le haya hecho. Se muerde el labio inferior ante la pregunta- Sí, y me permito añadir que no me viene muy bien, precisamente -De hecho le viene fatal al pobre. Ha tenido que tomarse varios días libres con la banda porque de seguir así la cosa podría ir a peor. Y no le conviene para nada. De algo tiene que vivir, ¿no?

Ante ese gesto Devynne se incorpora hasta quedarse sentado, con las piernas cruzadas al estilo indio. Mira la cámara un poco inseguro. Tiene pinta de ser muy cara y muy buena. A él le vendría mejor una de usar y tirar, que si se la carga no pasa nada. Y pese a toda esa inseguridad acaba cogiendo la cámara. A la vista está que no se le dan muy bien esos trastos, y no hay más que ver como la coge.
- ¿Qué... hago con esto? -Pregunta, señalando la cámara con la cabeza- No... no sé utilizar estas cosas -Chasquea la lengua antes de subirse las gafas a la cabeza para poder analizar bien con la mirada la cámara. Es demasiado complcada de usar para él. Arruga la nariz cuando ella le da su consejo- Sí, ya probaré. Si no se me cura tendré que ir al médico -Que otro remedio le queda al pobre. Con el poco aprecio que les tiene a los médicos.

Ah, así que ahora tiene que mirar. Mira la pantalla esa, algo perdido todavía. Sí, es nulo con las cámaras, por si nadie se había dado cuenta. Entorna los ojos mientras mira las fotos que le ha hecho, de las cuales hay alguna de la que no se ha enterado. Se la habrá hecho mientras él estaba a su rollo, escuchando música. Deja escapar un suave suspiro, viéndolas nuevamente gracias a los botones de las flechas. Vale, no están mal y no le disgusta como sale.
- Eres... buena en esto también -Reconoce, devolviéndole la cámara con sumo cuidado, no vaya a ser que se la cargue en menos de un suspiro- Creo que hasta me ha gustado -Se permite añadir, volviendo a colocar sus gafas en su sitio correspondiente.

Será la casualidad lo que les ha vuelto a juntar, pues él todavía no ha usado el teléfono que ella le dejó en el posavasos. Y no por falta de ganas. Pensó más bien que a ella no le interesaría realmente el volver a verle. Pero está claro que sí.

Bueno, eso es posible que sea cierto. No hace más que chocar con ella en cuanto a sus estudios se refiere. Es normal que todo lo relacionado con eso lo haga bastante mejor. El problema es que a Devynne no puedes sacarle de cantar o de tocar la guitarra. Por lo general en el resto es un desastre, aunque no siempre lo demuestre. Él sabe cual es la verdad y es lo que realmente importa. Y espera que ella nunca llegue a saberlo.
- Bueno, es normal, nadie es perfecto -Responde, intentando quitarle algo de importancia al asunto. Tampoco ha señalado que ella sea perfecta.

Sigue con la mirada la dirección en la que enfoca la cámara, dando a parar con una feliz pareja que están totalmente a lo suyo, sin ser conscientes de que son víctima de la cámara de la francesa. No tarda ni medio segundo en apartar la mirada de ellos, centrándola en ella.
- Nunca nadie me había dicho nada parecido, si te soy sincero. Y bueno, aún a riesgo de entrar en una discusión te digo que eso es bastante discutible.

Oh, esa frase ha llamado muchísimo su atención. Y no hay más que ver el brillo de sus ojos para darse cuenta de que está muy interesado en seguir por ese camino. Seguramente cualquier otra persona hubiese aceptado ese comentario y lo hubiese dejado pasar como si nada. Pero Devynne es incapaz de hacer eso, y menos en algo tan llamativo como lo que se encuentra.
- Ni los ángeles son perfectos... -Repite, meditando de paso lo que va a decir- ¿Qué te hace pensar en la presencia de los ángeles? Porque si hablar de la perfección y de ellos no será por nada, ¿me equivoco? -Además su sonrisa le dice que esconde algo. O al menos que piensa en algo interesante.

Arruga la nariz, no muy de acuerdo con ella. No le gusta discutir. Le gusta la tranquilidad, hablar poco y estar solo. Aunque últimamente todo eso se esté rompiendo para él.
- No me gusta discutir, solo digo lo que veo. Si eso supone discutirlo no es culpa mía -Se excusa, negando después con la cabeza a su pregunta- No me sirve, y bueno, tampoco es que me entusiasme el maquillaje. Creo que prefiero salir mal en la foto. Y bueno, sigo sin pensar que sea así.

La francesa ensanchó ligeramente esa sonrisa: había dado en el clavo.
- Los ángeles... Son hermosos al a hora de dibujarlos, ¿no crees?- respondió, mirando directamente hacia el sol, ahora cubierto por una nube pasajera pero aún así cegador- ¿Pero de verdad crees que de existir serían así como los dibujamos?- no tiene mucho, por no decir nada, que ver con su frase inicial, pero para ella muchas veces las ideas con un cúmulo de palabras frases e imágenes en desorden, sin importar cual de ellas se consulta primero: todas llevarán a la misma conclusión

Sacudió con suavidad y lentitud la cabeza
- No te veo muy puesto en maquillaje, ¿ni siquiera usas para evitar el brillo de los focos?- desvió la mirada del sol para clavarla en el chico, aún tumbada, con los ojos entrecerrados y cierta picardía en su resguardo- Ser modelo no significa que siempre quedes bien en todas las fotos, significa que invitas a quien te vea a vestir igual que tu, sea la ropa que sea la que tu lleves- repuso riendo entre dientes. La verdad: volvían estar en el dilema de su anterior encuentro.