Encuentro fructífero. [Martha]

Cruzaba la calle con paso lento pero firme. Algunos coches pitaban por el hecho de que estaba cruzando por mitad de la calle interrumpiendo el tráfico, y algunos conductores sacaban la cabeza por la ventanilla de sus vehículos para decirme cosas que realmente no eran muy cordiales, pero era la manera más corta de llegar a mi destino.

El dueño del prestigioso hotel Mijalkov's Bucarest de cinco estrellas, quería contratar los servicios de la camada sangrienta para que hiciera una de las únicas cosas que se me daba realmente bien, cazar a los hijos de la luna. La suma de dinero que nos había ofrecido era realmente sustanciosa, pero eso es algo que nunca está de más, ya que no es un trabajo fácil localizar a un licántropo y menos aún si quería encontrar a uno en concreto.

Hice mi aparición por la recepción del hotel vestida simplemente con unos vaqueros algo desgastados de un color gris claro, una camiseta básica blanca de tirantes y una chaqueta de cuero. Bajo mis botas negras llevaba una pistola cargada con balas de plata. Un recepcionista vestido con un traje elegante me reconoció nada más entrar y se encontraba a mi lado en menos de dos minutos, dispuesto a llevarme con mi nuevo postor.

Me dirigió por los pasillos del elegante hotel hasta llegar a una puerta con el pomo destrozado, desde la que se podía escuchar una canción de música clásica que no llegue a reconocer. Abrí la puerta con cara serena y me encontré con una habitación decorada con unos sofás de cuero de aspecto cómodo y estanterías repletas de libros.
En medio de uno de los sofás había un hombre mirando atentamente la copa de brandy que tenía entre sus manos, debía de ser el postor que estaba esperándome.

Avancé decidida por la sala, quedándome a unos pasos de la puerta y haciendo repiquetear los tacones de mis botas al andar. Aquel hombre tenía un aspecto serio, y no sabía por qué podía tener interés en la caza de licántropos, pero tampoco tenía curiosidad en saberlo. Solo me interesaba qué iba a tener que hacer y a quién o a quiénes. No es que disfrutara en exceso matando a los lobos, pero era lo único que me habían enseñado y después de abandonar la orden de artemis, encontrarme con la camada sangrienta fue más bien una bendición, y esas cosas no hay que desaprovecharlas, volvía a tener algo que hacer en los tiempos en los que no rompía cosas o me dedicaba a meter en mi cuerpo sustancias nocivas.

Fue algo normal para mí y algo a lo que estaba acostumbrada que me mirara de arriba a abajo, y más sabiendo a lo que me dedicaba. Era lógico mirar a alguien a quien vas a pagar para que haga algo ilegal hacia un licántropo.

Le di un apretón de manos bastante corto intentando mantener las distancias e hice una mueca parecida a una sonrisa, levantando un poco el lado derecho de mis labios pero sin llegar a mostrar ningún diente. Una sonrisa más bien cordial.

-Nos gusta ser bastante discretos.- La verdad es que no era fácil encontrarnos, no sería divertido que cualquier licántropo pueda llegar hasta nosotros. No es que me gustara demasiado decir mi nombre, y menos en estas situaciones, pero quería llevarme bien con este hombre, Vladimir. Me tomé mi tiempo para responder y dije mi nombre con una voz pausada y a la vez firme- Martha Voldianova, y ahora si no le importa me gustaría saber para que me necesita- No me gustaba perder el tiempo, y menos en estos asuntos en los que cuanto antes se terminaban, antes tendríamos todo el dinero en nuestras manos.

La música clásica seguía sonando por toda la habitación y suponía que seguiría sonando durante toda la charla. Con una mano me eche el pelo, que actualmente caía sobre mis hombros, hacia atrás, una manía de la que ni si quiera me daba cuenta.

El hombre no dejó de mirarme de manera educada ni un solo minuto. Parecía un hombre al que se le daban bien los negocios, por eso debía ser que su hotel era uno de los más prestigiosos de Bucarest. También tenía que tener unos buenos contactos para haber llegado hasta nosotros.

No me gustaba perder el tiempo y Vladimir no se daba demasiada prisa, incluso le vi girarse hacia el mueble bar, pero sin dejar de mirarme haciéndolo todo más inquietante de lo normal. Desde luego la situación era bastante extraña.

No contesté ante el ofrecimiento de una copa, no bebía cuando trabajaba, sólo lo hacia en solitario y cuando nadie pudiera escuchar o tener la posibilidad de ver mi ataque de histeria. No sé si el dueño del hotel se cansó de esperar a mi respuesta o simplemente él también tenía cosas que hacer. Escuché aparentemente distraída todo lo que había averiguado sobre nosotros y sobre la manada de licántropos que en Bucarest había. Tarde un minuto en contestarle- Si realmente piensa pagarnos generosamente por nuestros servicios no tendremos inconvenientes en cazar lo que usted nos diga. Y tiene razón, aquí en Bucarest hay una manada de hombres lobos, bastante grande a decir verdad, y no nos interesamos en los motivos que nuestros postores tienen en la caza de licántropos-

Cogí la copa de vodka que él me tendía, pero totalmente decidida a no beber de ella. Cambié el peso de mi cuerpo al pie izquierdo manteniendo la copa de manera elegante en mi mano derecha. Me resultaba un poco incómodo que no dejara de mirarme, pero no puse objeciones, y menos con el siguiente comentario que él dijo.

- No tengo ningún tipo de problema en realizar cualquier prueba que usted quiera encomendarme. -

Sonreí levemente ante las nuevas expectativas de ponerme en acción. No tenía ni idea de la clase de prueba que Vladimir quería que realizara, pero serviría de distracción y ahora mismo no iba a ponerle pegas a ningún entretenimiento que viniera a mí. Esperé indicaciones de qué clase de prueba tendría que llevar a cabo, mirándole aún con esa leve sonrisa en mis labios.

Me doy cuenta de que conforme voy hablando que a Vladimir se le va ensanchando la sonrisa, así que supongo que mi respuesta ha sido la acertada. Si he venido aquí es por que creo,no, más bien sé, que puedo ser capaz de cualquier cosa, de resolver cualquier prueba que aquel hombre me propusiera, por muy difícil que sea.

No entiendo por qué el hombre tarda tanto en responder. Puede que aún no tenga pensada la prueba o que simplemente se este deleitando con su copa de brandy a la que le está dando un largo trago.

Mientras espero una contestación, miro mis uñas, demasiado cortas por el hecho de mordérmelas cuando estoy demasiado nerviosa. Vuelvo a levantar mi rostro hacia el de Vladimir y me encuentre con que me miraba sonriendo, con unos ojos extrañamente oscuros.

Todo lo que él responde me anima a estar de buen humor. Iba a ser un poco dificil encontrar a una loba de la que ni siquiera sabía su nombre, y solo podía basarme en su color de pelo, pero será entretenido. Respondí con una sonrisa en los labios- Puede que tarde un poco en encontrarla, pero lo haré -Cuando escuché que tenía que acompañarme una cazadora, a mi mente acudieron cientos de nombres de algunas cazadoras realmente buenas, y que estaría gustosas de ayudarme si el postor les pagaba bien- Y no se preocupe, la cazadora o el cazador que me acompañe estará altamente cualificado para traerle a esa loba pelirroja. -Asentí levemente con la cabeza respecto al tema del dinero. Nunca venía mal un poco más, siempre se necesitaba reponer munición.

Mire a mi nuevo postor y medio sonriendo, encaminándome hacia la puerta - Trato hecho - Deje la copa de vodka intacta sobre la superficie de una pequeña mesita que había al lado de la puerta y salí de la habitación sin ni siquiera despedirme.