Las buenas costumbres no se pierden [Libre]

Jefa de Cazadores Artemis Mensajes : 26

Un suave “tap, tap, tap” rompía el silencio matutino, aportando un pulso constante a los escasos sonidos que se escuchaban en el bosque a esas horas de la mañana. ¿El origen de ese ruido? Las pisadas de Ivette. La mujer cruzaba el bosque con una carrera constante, sin aumentar su velocidad en exceso, solo lo suficiente como para sentir cómo su cuerpo trabajaba con la más exacta coordinación, como si de la más perfecta de las máquinas se tratase. Y al fin y al cabo eso era, una casi perfecta máquina de cazar.

Pero hoy no estaba en el bosque para encargarse de nadie. De hecho Ivette estaba casi convencida de que debía de ser la única loca que se levantaba un domingo a las siete de la mañana para hacer ejercicio, pero desde que podía acordarse sólo había faltado un par de días a su carrera matutina, y ambos habían sido por causas mayores. La tela de su ropa estaba empezando a pegarse a su piel debido al sudor y su cabello recogido en una cola alta se balanceaba al ritmo de sus pasos, que a su vez se habían acomodado al pulso de una batería que marcaba el ritmo de la canción que sonaba por el reproductor de música que guardaba en el bolsillo. La respiración de la cazadora distaba bastante de ser forzada, pero también seguía de forma inconsciente el martilleo constante de la música, amoldándose a la armonía del momento.

Los pensamientos de Ivette repasaron los últimos acontecimientos de su vida, sin detenerse en nada en concreto, y pronto desconectó totalmente para centrarse en los acordes de guitarra que martilleaban su cabeza a través de los auriculares. Automáticos, agrupados en un aparente desorden pero que concordaban a la perfección. Como la vida de Ivette.

Lobo Mensajes : 341

Hoy ha sido uno de esos días en los que necesitaba sentirse mínimamente liberado. El ambiente opresivo de la ciudad comenzaba mermarle, y los últimos acontecimientos tampoco le ayudaban a estar demasiado tranquilo. Tres personas distintas, y todas, de una forma u otra, estaban consiguiendo desestabilizar algo que tenía prácticamente automatizado.

Por ello se ha alejado hasta llegar al bosque, con ganas de correr, de sentir la brisa contra la cara, escuchar como los pájaros comienzana volar en cuanto él se acerca, y eso que está tall y como es, sin forma de loco.

Lo que no se espera, por nada del mundo, es que una mujer aparezca de repente, sin darse cuenta, demasiado ensimismado como estaba, de que venía corriendo. En un segundo no estaba yal siguiente se estaba cruzando en su camino...

E iba demasiado rápido. El topetazo es inevitable, ni siquiera le da tiempo a avisar cuando se la lleva por delante, cayendo en una maraña de cuerpos y hojarrasca, terminando él encima de ella por casualidades de la vida.

Lo gracioso es que la mira como si no hubiese pasado nada, más bien como si ella fuese la culpable:

-Eh... Creo que deberías mirar antes de cruzar. -Comenta con ironía, apartándose a un lado con rapidez y levantándose, pasando a sacudirse los restos de mierda del trasero.

Lobo Mensajes : 42

Si a Nikolas le asustó lo sucedido la última vez que fue al bosque, no ha dado verdaderas señales de que así haya sido. En lugar de eso, lo ha considerado una aventura más, en la que los buenos han vencido, y ahora está dispuesto a tener otra. Y eso se percibe en como corretea alegremente, en una actitud que pocos relacionarían con haber aprendido la lección:

-Fffffffiuuuuuum, fffffffiiiiiiiiiiiiuuuuummmm -El pequeño Nik corretea con los brazos abiertos en cruz, simulando las alas de un avión, y tratando de imitiar el sonido de este al volar- Ffffffffffffffffffffffiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiuuuuuuuuuuuuuuuummmmm -Cabecea levemente, girando sobre si mismo, dos veces, inclinando su cuerpecito hacia un lado rozando así el tronco de varios árboles, pegando algún brinco- Turbulencias... ¡Tenemos turbulencias, abróchense los cinturones!

En uno de sus giros, va con los ojos entrecerrados para evitar que se le meta nada y, por tanto, no se da cuenta de que sus pies le han llevado a un lugar con gente. En lugar de eso, tropieza con algo (que resulta ser la pierna de Kiefer) y... Zas, cae al suelo junto a ambos, emitiendo un gritito.

No parece molestarle cuando se incorpora, quedando sentado, tras escupir el césped, y ver como un chico se sacude la ropa, algo que comienza a imitar considerándolo una costumbre educada. Sus ojos castaños se fijan entonces en los de una chica que aún está en el suelo y, pese a que un rubor tiñe sus mejillas al verla, se pone en pie rápidamente y le ofrece la mano:

-Señorita, yo le ayudaré a levantarse -Dice educadamente, sin darse cuenta de que tiene la mano llena de hierba y tierra- Señor -Saluda al chico, con una inclinación de cabeza, y vuelve a mirar a la mujer, ante lo cual su rostro se pone de nuevo más rojo que un tomate.

Lobo Mensajes : 113

Un destello dorado cruzó a altas velocidades entre los árboles. Un silbido la seguía a modo de perro fiel, indicando que a esas velocidades su cuerpo cortaba el aire como si de un cuchillo y mantequilla se trataran, sin más dificulad que la de no tropezar con sus própios descalzos pies. No le causaba dolor el ir descalza, el correr descalza o el saltar descalza. Con el paso de los años las plantas de sus desnudos pies se habían hecho inmunes a esos pequeños pinchazos provocados por ramitas colocadas con muy mala fe en su camino. Volteó a la izquierda, derrapando pero sin alzar humareda de tierra teniendo en cuenta la humedad de la madrugada que yacía incrustada en la capa de tierra, bajo sus pies.

Saltó agilmente por encima de un tronco derribado y entornó sus largos dedos alrededor de una rama horizontal para saltar y aterrizar de cuclillas unos metros más allá. Apareció en un claro y sus ojos color infinito azul se clavaron en los tres miembros componentes de esa pintoresca escena de lo más casual. Seguía acuclillada en el suelo, contemplando el espectáculo que ante sus orbes celestes se alzaba. Allí, en la sombra. Siendo un mero atrezzo que luchaba inconscientemente por pasar desapercibido. Un cuerpo femenino moldeado por las más detallistas manos de los dioses.

Parpadeó un par de veces mientras su camisa blanca larga y de hombre -que le había robado a un amigo- era la única prenda, aparte de la ropa interior, que cubría su bendita desnudez. Un centelleo amargo cruzó su mirada llena de adrenalina por la carrera. Su resporación estaba alterada, permitiéndole ser protagonista de algunos jadeos disimulados. Su pecho bailaba, marcándose ahora más ahora menos, en la camisa blanca algo manchada de tierra. Sus poderosos muslos acariciados por los primeros rayos de sol yacían al descubierto. Su pelo estaba alborotado, otorgándole un acentuado aspecto salvaje. No medió palabra, solo observó, esperando pasar desapercibida por el momento.

Jefa de Cazadores Artemis Mensajes : 26

La mujer estaba tan completamente absorta en sentir como los músculos de sus torneadas piernas funcionaban en perfecta sincronía para proyectarla entre los árboles que no detectó al joven que chocó contra ella hasta que ambos acabaron rodando por el suelo. Sus sentidos se activaron al instante al detectarlo como un lobo, tensando su cuerpo bajo el de él por lo que pudiera pasar. Cuando el joven se levantó y los ojos de Yvette lo analizaron de arriba a abajo, la cazadora se relajó ligeramente. Le sonaba ese joven, y de momento no le había dado ningún problema que mereciera acabar con él.
- Si yo te dijera todas las cosas que creo en este mundo y no son verdad, me tomarías por loca - la voz de Yvette se alzó clara y brusca desde su lugar en el suelo, sin perder un ápice de su dignidad por el hecho de estar ahí tirada. Al fin y al cabo el tipo ese estaba limpiándose el pantalón lleno de barro, asi que no había de que avergonzarse.

La cazadora desvió la atención de ese joven cuando la presencia de otro lobo captó su atención y su mirada buscó al nuevo especímen con rapidez. Los ojos inquisitivos de ésta se abrieron ligeramente al ver a un niño, aportando a su rostro una expresión de sorpresa y curiosidad ciertamente novedosa. Ese rostro infantil con las mejillas levemente sonrosadas provocó que la expresión de Yvette derivara a una sonrisa curiosa y divertida, al tiempo que cogía su mano y se levantaba del suelo con un salto grácil y elegante - muchas gracias hombrecito, aunque más te valdría limpiarte un poco las manos. Si no cualquier otra señorita se asustará - uno de los ojos claros de Yvette se cerró en un guiño juguetón mientras miraba al niño, que parecía estar en un estado de vergüenza bastante avanzado.

El rostro de la cazadora volvió a girar al tiempo que su cuerpo volvía a tensarse cuando otra presencia lobuna llegó a sus sentidos. ¿Hoy había cacería extraordinaria por ser domingo y a ella no la habían avisado? Mientras una de sus manos subía hasta su cabello para deshacerse de la coleta que lo había recogido hasta el momento y que ahora se encontraba en un equilibrio precario, sus labios se entreabireron par hablarle a la nada - Seas quien seas... juro que no muerdo - Yvette habló con resignación, epserando que quien fuera la persona que estaba escondida, no vieniera con ganas de fiesta. Había salido a correr, y sus ganas de pelear a las ocho de la mañana eran bastante escasas.

Lobo Mensajes : 341

Se queda mirando al chico con una ceja alzada en señal de escepticismo. ¿Señor, le ha llamado... Señor? Joer, que solo tiene 44 años, y aparenta 20, no muchos más. No se corta en decírselo, aunque verlo sonrojado lo ablanda mínimamente, lo suficiente como para no sonar borde y sonar más bien irónico:

-Saludar de "señor" a las personas jóvenes no es algo que les suela gustar, chico... AUnque me intriga más qué haces tú solo en el bosque. -Si tenía padres eran unos irresponsables, vale que fuese un lobo, pero era un crío y como que mucho conocimiento no tiene.

Aún así no es asunto suyo, por lo que se dedica a observar cómo el enano utiliza sus dotes de caballero para conquistar a la voluptuosa, en el buen sentido de la palabra, princesa, analizando a esta última más a fondo. Sí, le suena... De alguna noche de copas, seguro... ¿O quizá de una tarde de café, o un paseo en el parque? No recuerda muy bien cuando ni cómo, pero la conoce de algo, aunque no sabe ni su nombre. SIn embargo el comentario le hace gracia, por lo que sonríe de forma irónica, terminando de limpiarse el trasero y avanzando hacia el frente, dispuesto a reanudar su faena:

-Puedo tomarte por loca sin necesidad de creer en algo que no es cierto... Aunque no pareces estarlo, te has tomado con mucha calma el atropello. -Esa iba a ser, en teoría, su última frase y su despedida, pero entonces le llega un olor, por el cual se detiene olisqueando el aire.

No está muy seguro, pero las palabras de la mujer morena, que encima le sorprenden puesto que captar una presencia así no es algo muy normal, le hacen cerciorarse de que, efectivamente, aquí hay alguien más. Se guía por sus instintos, cerrando los ojos y analizando, centrando toda su concentración en el olfato...

Hasta que finalmente capta el origen y abre los ojos en dirección a dónde está la fuente. Oh, no, joder... Si tuviese ganas se daría algún cabezazo contra un árbol, pero a primeras horas de la mañana autolesionarse no es una de sus pasiones. Por ello mismo se la queda mirando, ahora con las dos cejas alzadas ante el conjunto tan liviano que lleva, un poco más y va casi desnuda, aunque tampoco sabe de qué se sorprende. No dice nada, limitándose a mirarla de forma bastante curiosa:

-Parece que hoy a todo el mudno le ha apetecido perderse por el bosque... Qué suerte. -Comenta con cierto sarcasmo, principalmente porque ahora mismo no sabe si irse o quedarse, viendo lo interesante que se pone la situación.

Lobo Mensajes : 42

Aunque la chica no parece tomarse a mal que Nik se haya caído y luego le haya ofrecido la mano, el comentario que hace sobre que se la limpie logra ruborizarle aún más y hacer que baje la mirada, avergonzado. Rápidamente se sacude ambas manos en el pantalón, metiendo después las manos en los bolsillos y balanceando una pierna de forma distraída, medio encogido. Encima, la chica es humana, algo que le pone nervioso, ¿y si es de esos humanos malos que matan gente? No lo parece, pero no debe fiarse, aunque... ¡Es tan guapa!

-Discúlpeme señorita, no quería manchar sus preciosas manos, lo siento mucho, de verdad -Susurra, ruborizado, con la mirada aún clavada en el suelo, permaneciendo así, cabizbajo, unos instantes.

Es la voz del chico lo que hace que alce de nuevo la vista, buscándole con la mirada y negando con la cabeza. ¿Joven? No, él, Nikolas, es el joven... ¡El otro lobo es muy mayor! Nik no es tan alto como él, así que tiene que ser un señor, un señor que, por cierto, le suena mucho, aunque no termina de encajar por qué... Bueno, ya lo encajará, pero lo primero es lo primero:

-No, yo soy joven, usted es viejo -Replica, con seriedad, tratándole de usted- ¿No ve que es más grande que yo. señor? -Añade, muy seguro de que eso es un argumento de peso- Y no me llamo chico, me llamo Nik -Termina de corregirle, hinchando levemente los carrillos unos segundos- Estaba explorando -Responde, sonriendo- ¿Quiere formar parte de mi unidad?

Es entonces cuando ve que la mujer a la que ha ayudado parece percibir la presencia de alguien, al igual que el "señor". Y Nik no tarda en captar el olor, reconociéndolo al cabo de unos segundos y girándose para mirar a la mujer que les observa acuclillada. Sin pensárselo dos veces, echa a correr hacia su dirección, saltando sobre ella:

-¡Nikki baaaaaang baaaaaaaaaaang! -Saluda, abrazándola con efusividad.

Lobo Mensajes : 113

Siguió mirando la escena con ojos críticos, sin querer formar parte de la misma por el momento. Sus profundos ojos azules se veían entornados por muchas pestañas negras que acentuaban ese algo especial en su expresión ciertamente distante. No le hacía excesiva gracia ver esa escena, por muy cómica que pudiera parecer a ciertos miembros de dicho acto de teatrillo barato. Observó como la mujer se escurría de debajo del cuerpo de un varón al que por el aroma catalogó desde un inicio como lobo. No le sonaba su cara, pero eso -sinceramente- no iba a quitarle noches de sueño. De hecho no conocía a dos terceras partes del reparto teniendo en cuenta que solo reconoció al pequeño lobito de mente dispersa y sonrojo fácil.

Sus rodillas seguían perfectamente dobladas, recostando todo su peso sobre los dedos de sus desnudos pies. La larga camisa blanca, bien abotonada, le cubría poco más que el inicio de los muslos. ¿Para qué vestirse con ropas elegantes si solo había salido a liberar la fiera en la pasada noche de plenilunio? La verdad era esa. Había pasado la noche corriendo entre árboles milenarios, bajo su forma lobuna, sosteniendo entre los dientes esa pobre camisa que era cuanto a la mañana siguiente cubriría su total desnudez femenina. Ahora por ahora, su cabellera color sol se mecía acariciada por una suave brisa mañanera que trataba -de forma banal- de domarla. Nadie podia domar a Nicole Doyle, más conocida como Nikki bang bang en el cuerpo de policía donde trabajaba.

Sus ojos, teñidos de bravío mar, seguían escrutando la escena de forma impasible mientras trataba de recuperar el ritmo normal de las pulsaciones. Primero analizó a la mujer. Esbelta, hermosa, femenina pero imponente. Cazadora por su fatídico e indómito comentario, evidentemente. No respondió, luego no lo creyó estrictamente necesario. Miró al supuesto 'Señor' lobo. Peculiar. Era el único adjetivo que podía colocarle. Era cuanta información podía almacenar de él, aparte del hecho que era pésimo tratando con cachorros y que odiaba la vejez.

Y finalmente, pero no menos importante, Nikolas. - Hola mocoso - saludó dibujando, al fín, una media sonrisa curvada en sus perfectos labios carnosos que adoptaban matices rosados. No llegó a levantarse a tiempo, o tal vez así lo planeo, pero el caso es que ante el placaje del cachorro dejó caerse hacia atrás y con ello, quedó visible a ojos de la cazadora. La rubia quedó tendida en el suelo, con la camisa ligeramente al alza, rebelando unos fuertes muslos trabajados y frecuentemente acariciados por los ténues rayos del sol, como los que ahora iluminában la escena.

Acojió al chico entre sus brazos y luego de estrecharlo suavemente lo separó y se sentó en el suelo, con las rodillas flexionadas, mirándo a los otros dos. - Creo que, gracias a o por culpa del pequeño caballero, sobra el presentarme. - Aclaró con voz ciertamente aterciopelada.

Jefa de Cazadores Artemis Mensajes : 26

Los ojos ambarinos de la mujer surcaron de arriba abajo la figura del joven lobo, analizándolo con minuciosidad - Bueno, digamos que mi locura es un tema discutible, pero este no es el momento – Yvette dejó zanjado el asunto con ese comentario, acompañado de una sonrisa que rivalizaba en ironía con ese joven. Acto seguido volvió a concentrarse en el pequeño - Tranquilo, mis “preciosas manos” – la cazdora imprimió un cierto matiz de ironía a su voz en esas palabras – han estado manchadas tantas veces que son inmunes – Alzó una mano para revolver el pelo del niño en un intento de hacer que su vergüenza se desvaneciera mientras uno de sus ojos se cerraba en un guiño tranquilizador. Como si ella fuese un hada de los bosques con poderes mágicos capaz de gustarle a los niños en lugar de una cazadora. Já.

Conforme el curso de los acontecimientos avanzaba, Yvette empezó a ser consciente de que le escena debía tener un cierto toque cómico a los ojos de un posible y abstracto espectador que, obviamente, no existía. Si alguien más aparte de los tres lobos hubiese estado escondido por ahí, habría sido consciente de su presencia. Yvette todavía seguía preguntándose si esa pequeña reunión había sido premeditada o simplemente las coincidencias existían cuando las palabras que el cachorro le dirigió al “señor” del mal humor provocaron que una carcajada escapase de su pecho, que había comenzado a volver a respirar con normalidad desde que había detenido su carrera.

El niño pareció perder el interés en su futuro posible aliado cuando detectó la presencia de la persona entre los árboles, lo que hizo que Yvette se percatara de que debía conocerla. La cazadora observó con la curiosidad impresa en el brillo de sus ojos ambarinos a la persona que había quedado a la vista tras la reacción del pequeño. Una mujer cuyos cabellos rubios bailaban en armonía con la brisa matutina, y cuyo cuerpo moldeado con maestría solo estaba cubierto por lo que parecía ser una camisa. Automáticamente una de las perfectamente delineadas cejas de Yvette se proyectó hacia arriba hasta formar un arco que ponía de manifiesto la sorpresa que provocaba en ella descubrir alguien así en el bosque. Y más si respondía al nombre de… ¿Nikki bang bang? – Yvette – ella dijo únicamente su nombre a modo de presentación, mientras colocaba cada una de sus manos sobre un lado de su estrecha cintura en una posición desafiante que solía adoptar muy a menudo. Siendo ellos lobos no tenía ni idea de si la conocían o no. Tampoco le importaba. Mientras no causasen problemas no tenía por qué volver a encontrárselos por la cuidad, aunque debía reconocer que parecían un trío interesante, tanto juntos como de manera individual.

Lobo Mensajes : 341

-Pues cuando quieras tomamos un café y lo discutimos... -¿Verdad, mentira o ironía? Difícil de discernir por su neutro tono de voz, aunque escuchando el comentario que le dedica al niño disipa todo tipo de duda alrededor de la humana.

Con que cazadora... Lo suyo no era la buena suerte, sobretodo cuando el niño, Nik, le invita aunirse a su equipo de expedición, como si fuese un crío y le apeteciese jugar. En cierto modo siente algo de envidia, ya ni recuerda si alguna vez fue así, y ahora, tras tantos años y tantos golpes, le resulta imposible poder ostrarse infantil y en cierto modo cariñoso con el chico. Por ello opta por no responde,r algo que le resulta fácil al ver como Nikolas va directa hacia Nikki "Bang Bang". Y luego decía que el nombre de su grupo era original, sí...

Aparta la mirada de la joven rubia, principalmente por la escasez de ropa, y se encamina al árbol más cercano que tiene. El encuentro parece interesante y por ello mismo no se va, aunque tampoco ha dicho que vaya a ser el alma de la fiesta. Ladea el rostro hacia los tres, esbozando un amago de sonrisa que no se sabría discernir si irónica o amable:

-Kiefer... -¿Le sonará e nombre a alguno? La verdad es que le da igual, mirando fijamente a Nikolas. No quiere sonar brusco ni intimidar, aunque su mirada sí puede conseguir ese efecto de frma inconsciente.-Tú eres más joven que yo, pero eso no quiere decir que yo sea viejo... Aunque bueno, te lo paso. -Total, discutir con un niño es como discutir contra la pared, lo único que hace es rebotar, por lo que se queda mirando fijamente a Yvette. Aunque no lo parezca, está en un mínimo de alerta.-Muy buenos... Reflejos, Yvette, muy curiosos, vaya... -Si es lo que es, entenderá perfectamente su comentario que, en apariencia, no tiene intencion alguna.

Mientras espera respuestas se pone a entonar una canciçonde una de sus canciones, echando la cabeza hacia atrás en el trono y mirando el despejado cielo...Ni las nubes parecne estar hoy a su favor, evitando cubrir los primeros rayos de Sol que empiezan a caer sobre el bosque, haciendo el paraje precioso, lleno de vida...

Y él, al lado de eso, está totalmente vacío. Curioso, muy curioso, que con ese pensamiento el tono de su voz cambie y el sentimiento de la canción sea más intenso.

Lobo Mensajes : 42

Nik cae con Nicole al suelo, y esta le estrecha antes de separarse y sentarse. Él sencillamente se coloca a su lado, intentando seguir una conversación que no entiende en absoluto. Le suenan a chino la mitad de las cosas, y él no habla chino, así que mira hacia todos lados en busca de alguna distracción, habiéndose olvidado ya de su anterior idea de irse a explorar por ahí felizmente.

-¿Y por qué se han manchado tanto tus manos, Yvette? -Pregunta a la chica, mirándola fijamente- A mí me parece que eres muy guapa, y las mujeres guapas deberían estar siempre limpias. ¡Si alguien te ensucia dímelo y te vengaré, princesa Yvette! -Exclama, muy convencido de todo aquello- Nikki sabe que yo siempre vengo a las damás... ¿A qué sí? -Pregunta a la rubia, volviendo a abrazarla unos instantes.

Mira a Kiefer fijamente, negando con la cabeza. ¡Estos mayores sin querer aceptar que su juventud no dura eternamente...! Bah. No tienen remedio. No va a insistirle, de hecho no piensa decirle nada, hasta que escucha la canción que comienza a tarear y abre mucho los ojos, reconociéndole entonces:

-¡Tú eres el chico que sale en la portada de uno de los discos que tiene Eithne en su habitación! -Grita, llevándose una manita a la boca por la sorpresa- ¡Y esa canción la he escuchado alguna vez! -Claro, por eso le sonaba pero tampoco podía acordarse de él. Qué casualidad... Seguro que ella se pone contenta cuando le cuente que le ha conocido.

Pasada la sorpresa ante aquel hecho, vuelve a centrarse en Nicole, que por algo es su mejor amiga. De nuevo sin previo aviso se lanza sobre ella a pegarle otro abrazo, llenándole las perfectas mejillas de besos, aunque se ruborice al hacerlo.

FDR: Mil perdones, me olvidé de que tenía este rol abierto... Podéis matarme si queréis.

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