Bad Religion {Kiefer}

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Malas costumbres, crueles intensiones, ideas maquiavelicas...¿no las tenemos todos?. Ciertas veces simplemente no queria saberlo..., ciertamente, demasiadas veces intentaba cubrir todas esas ideas con unas nuevas algo menos cuerdas e más difusas. Su mente se cargaba de cosas exhuberantes y profusas, y muchas otras carentes de sentido. Sabía que no era una vida digna de vivir, lo sabía...pero se negaba a aceptar otra realidad, aunque supiese que sus falsos ideales acabarian con su existencia...y no se preguntaría núnca más, o eso queria evitar, qué era lo que siempre la tenía así; sumida en su propío mundo, en un mundo creado por ella, carente de sentimientos y de responzabilidades, cosas que ella no sabía como expresar y cosas que simplemente ella no queria asumir, aceptar, acatar .

Quizá por ello bajó al Infierno, en vez de subir al Cielo ya que normalmente siempre solía estár en la parte superior del local.
Llevaba horas, dandole vueltas al mismo maldito trago de vodka rojo posado en aquel vaso opaco, pensando en si tomar esa pastilla que guardaba cautelosamente en su vestido camiseta de tirantes - esa típa de prenda preferida por ella - o dejarlo estár..., un típo que desconocia absolutamente le había dado aquello tras ella pagar como era debido aquel aparente 'transilium' para ella. La última vez que consumió algo de aquello su cuerpo no pareció asimilarlo del todo bien, dandole una especie de ataque de ansiedad en un servicio público..., y aquello comenzaba a pasarle muy a menudo, con un simple arranque de ira, una simple irritación, un disgusto o nervios, se alteraba, saltando como el magma volcanica, como una especie de lluvia de azufre.
Entorno los ojos ligeramente, y observó el vaso, sus ojos azulados se mantenian clavados en el como si su vida dependiese de ello - aunque realmente así fuese, cualquiera podria echarle cualquier cosa en la bebida y hacer que ella cayese a su merced, obecediendo...y justamente no seria la primera vez- y aún así no provaba aquel delicioso y a la larga perjudicial liquido. Se sentía violenta contra su misma persona, y se miró instantaneamente una de las muñecas, viendo sus viejas cicatricez, cicatricez que sentía que se estaban como abriendo nuevamente, aunque deduciese que serian sus así llamadas "neuronas espejo" , que al recordar el acto y el dolor, volvian a producir el dolor en aquella zona. Como lo era todo...una persona normalmente no se percataba del dolor hasta hacerse consciente de que se había golpeado.

Finalmente Lea sonrió para si misma al pensar lo estúpida que podría resultarle a cualquiera por estár de aquel modo, en su mundo efectivamente paralelo al real. Cogió el vaso primeramente con delicadeza y lo alzó, para dirigirlo suavemente a sus carnosos y rosados labios, sin dejar de pensar en si después podria consumir aquello que había comprando al típo de la entrada, sintiendo como poco a poco iba humedeciendo sus labios, bebiendo tranquilamente aquella sustancia, sintiendolo deslizar y chocar contra su paladar sin prisas, sintiendo como su cuerpo iba cogiendo calor, al principio muy excesivo, para después ser más reecomfortante. La luz siempre era tenúe, dejando poca visibilidad, pero su palida - lívida piel parecia absorver y canalizar la luz, saliendole casí por los poros de la piel, su piel normalmente siempre fria era dificil de pasar desapersivida...pero en un lugar como aquel, en un ambiente así, pocas cosas eran no comunes.
Se pasó una mano por los cabellos, y dejo que se viese su rostro, cansada de cubrirlo, aunque mayormente siempre fuese de ese modo, quizá más bien para no ser reconocida y por desgracia conocia a muchos que no queria que la reconociesen. Hiso sonar sus desgastadas y viejas martens negras, al hacer que chocasen entre si sus suelas, se terminó lentamente de beber todo lo que había en su vaso, y se giro sobre si misma en el taburrete, observando a todos los que entraban y los que salian, a todo el que ya llevaba más de una calada, a todo el que comenzaba a magrearse y todo el qué intentaba ligarse a alguien con malas respuestas del receptor a sus piropos. Comenzaba a cansarle, la mayoria de los días la misma rutina...pero seguramente estaría allí hasta que amaneciera para después irse con su fiel acompañante, Dutch, su perro, que parecia haberse aprendido su horario y vendria a buscarla como por intuición al amanecer, al ver como el cielo se tornaba más claro ya que sus ojos no captaban los tonos rojizos y ambar que los de la morena podrian asimilar.

Se inclino suavemente sobre la barra, y cerró los ojos un instante, para después entreabrirlos ligeramente, suspirar profundamente y cerrarlos por completo, intentando concentrarse en los movimientos que se efectuavan a su alrededor, percibiendo el roce de las telas, murmullo, vasos chocando entre sí, vasos cayendo al suelo, labios sorbiendo sus tragos de los vasos...y otras cosas no tan claras. Si sucediese algo fuera de lo normal...ya se dejaria sorprender, en algún momento.

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La inestabilidad, ya no solo emocional sino también física, lleva apoderándose deél desde hace un par de días, desde esa noche, esa charla con Aitana y sus posteriores consecuencias. Demasiado intenso y demasiado doloroso al mismo tiempo, pero sobretodo muy poco acostumbrado a tener una conversación así, a ver como algo tna simple como una emoción o un apoyo depende de él y no lograr dar lo que la otra persona necesita y busca casi con desesperación... En resumen, una inestabilidad generada por sí mismo, por su forma de ser y los defectos que arrastra desde hace años, le llevan a lo que le llevan.

Y es que lo que entra ahora al local no es un hombre de aspecto gótico, embutido en unos pantalones negros, camiseta de rejilla a juego y una gabardina de cuero tambíen negra, lo que entra ahora es una cosa, es una especie de ser sin corazón ni conciencia que solo tiene un objetivo, un fin... Y ese es olvidar, evadirse en el sentido más malo y vil de la palabra. Le da igual beber, le da igual drogarse o incluso follar, con tal de lograr su objetivo, de evadir ese arrepentimiento y esa culpa que se han generado, que se han sumado a los que ya padecía antes y hacen la bola opresiva más grande... Y si no puede quitárselo de la forma correcta, del método adecuado, lo hará de otras, más nocivas y menos fructíferas, pero que son soluciones momentáneas, y normalmente funcionan.

Se abre paso entre la planta superior, entre el gentío bebiendo, conquistando a sus futuros ligues de cama y susurrando miles de cosas, desde las frase más simples hasta las más perversas. Pero hoy no se siente digno de estar arriba, si es que alguna vez se lo ha sentido, y por ello, entre codazos mal disimulados y algún que otro empujón, alcanza las escaleras y ls baja con rapidez. Observa su alrededor, más de lo mismo camuflado de otra forma, pero como es exactamente lo que busca le parece bien, incluso se permite sonreír, una sonrisa que, realmente, no quiere decir nada ni significa nada, su capacidad emocional ahora súbitamente reducida a esas emociones básicas que se necesitan en un sitio así. De nuevo repite el proceso de codazos y empujones, aún recibiendo quejas, pensando interiormente en la posibilidad de una pelea... No, mejor no, prefiere otro tipo de cosas más sutiles, y probablemente terminaría por destacar demasiado siendo lo que es. Curioso que, si bien la mayoría d ela gente va sonriendo y divirtiéndose, en su rostro no se refleje algo que es normal y que se espera en este sitio, una máscara de porcelana fna y cara sin expresión alguna es lo que alcanza la barra, alzando la mano:

-Tequila... La botella. -No se corta, y si tiene que bebérsela entera lo hará, hoy todo se la suda, hoy nada le importa... Ni siquiera él mismo.

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Sus sentidos cada vez más agudos y finos por el simple hecho de intentar sentirlo todo con su oidos, sin ver nada y sin apenas moverse del lugar. Sentía que algo se acercaba con fuerza, ya que se escuchaban quejas, algún que otro gruñido, y grito al volver a caer vasos al suelo. Y la persona que había causado todo aquello no había acabado a parar nada más y nada menos a su lado. Abrió los ojos lentamente, mirando hacía las botellas que habían colocadas en aquella especie de estante, y después desvió ligeramente su vista hacía la figura que acaba de incorporarse a su lado, que había pedido toda la botella de Tequila. El barkeeper se quedó mirandole con los ojos bastante abiertos, pero tampoco le extraño tanto, y sacó la botella de la cámara frigorifica que parecia tener bajo la barra.

Lea siguió analizandole con descaro, dandole igual si aquello le molestaba o le era indiferente. Miró a su alrededor y se percato de que al parecer iba sólo, y le pareció muy extraño, ¿qué hacía un chico tan atractivo por allí y sin acompañante que le siguiese cual perro faldero?, aparte,...si lo que quería era tan sólo la botella de Tequila podria haber ido a comprarla en una de esas tiendas que solian estár abiertas las 24 horas del día, y vendian alcohol, traficaban ilegalmente en la sala privada y eran casí como un todo a cíen. Desvió su mirada a la nada y cerró ligeramente los ojos, suspirando profundamente y sonriendo ligeramente de lado, a modo de desaprobación.

No queria ser entrometida ni mucho menos, pero aquel gesto le llamaba la atención. Él chico lucía una esplendida sonrisa que estaba como dibujada en su rostro cuando le miró la primera vez, y aun que ella no fuese la indicada para decir nada, tenía que decir algo.

- ¿Todo eso tú sólo?, que aguante... después , te esperará una noche larga y dura. - comentó en alto, queriendo que lo escuchase, pero sin dirigir su mirada directamente a él.

Se lamió ligeramente el labio inferior, y estavez sí clavó su vista en él, sin reparo alguno, dandole totalmente lo mismo. Sin sentir ningún típo de vergüenza o pavor. Eramos personas...y la mayoria de las personas, menos alguno que otro...siempre que iban a un local, era para entablar alguna conversación, dando igual el típo o la tematica de la actual.

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Sus fríos e indiferentes ojos verdes se clavan en los del barman que le mira como si acabase de ver el fantasma de su propio padre diciéndole que abusaban de él cuando era un niño. Pero al margen de la frialdaf y la indiferencia no hay emoción alguna en esa mirada, únicamente hay reproche, no hacen falta palabras para ver la sorpresa del barman ante alguien que le ha pedido una botella entera para él solo. Sin embargo parece achantarse ante su mirada, scaanndo lo que desea y pagando con un billete que compensa con creces la botella. Ignora su alrededor, las personas, el escenario, las miradas, los reproches, los susurros, la chica que le mira y que tiene al lado, la cual parece muy entretenida observándole, como si fuese una especie de cuadro...

Y lo que es peor, se ignora así mismo, lo que siente o deja de sentir, lo que expresa o no expresa, absolutamente todo lo deja a un margen, más aún cuando agarra el vaso y la botella y se sirve el primer vaso de chupito con rapidez y solvencia, derramando un poco de alcohol sobre la superficie de la mesa, total, ha pagado la botella entera y tiene derecho para hasta tirársela a alguien a la cabeza si lo desea. Sin embargo la deja de nuevo en la mesa, con un único golpe fuerte y sordo, alzando al segundo el vaso y bebiéndose el contenido de un solo trago. El líquido traspasa su garganta como puro fuego y se instala en su estómago, esperando a hacer el recorrido hasta su hígado y detrozarlo poco a poco, hundiéndolo un poco más en la mierda, aunque el efecto en su cabeza ni siquiera aparece, y lo necesita, necesita sentirse embotado para cumplir su cometido.

Sin embargo, algo parece querer sacarlo de ahi, una voz que parece indicarle que lo que está haciendo no es correcto. Ladea e rostro para encontrarse con la misma chica de antes, humana al parece, mirándola de la misma forma que al camarero, ¿Qué coño sabrá ella de lo que puede beber o no, o si de al día siguiente se sentirá así o asá? Si ella supiese que se va a sentir mejor con una resaca de las dolorosas a levantándose sobrio, probablemente le cerraría el pico... Pero no por ello se calla, no apartando sus ojos verdes de los de ella, que aún indiferentes, traspasan como cuchillas:

-Debes tener experiencia para hablar. -Responde, con una frase que en condiciones normales le quedaría hasta irónica y que ahora le queda... Sin ánimo, sin ganas, únicamente recalcando un hecho que ve como una obviedad. Deja el vaso en el suelo y, antes de servirse otro, se quita la gabardina en un par d emovimientos fluidos y desganados, dejando ver su camiseta de manga corta con inscripciones extrañas en el pecho, y sus dos brazos, uno pálido, limpio y delgado pero no en demasía, y el otro, totalmente tatuado desde la muñeca hasta el hombro. Ahora sí se sirve otro vaso, bebiéndoselo de nuevo como si el tiempo corriese en su contra.

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El primer trago, fue ingerido por él como si tan sólo agua se tratase, y ella no pudo evitar bufar, y quedarse pensativa: ¿por qué no preferiria meterse un chute, sólo una vez y dejarse el hígado en paz?. Eso intentaba deducir ella...había tantas maneras de divertirse, y aunque dijesen que las drogas eran peores -que efectivamente lo eran, sólo si pillabas un buen mono, quedando adicto de por vida, como los heroinomanos...cosa que ella practicaba muy pocas veces, seria una drogadicta y quizá incluso una asesina, pero no idiota- el alcohol no era mucho mejor, desde su punto de vista.

Su mirada la traspasaban pareciendo querer clavarle clavos en los ojos o coserle los ojos y la boca como se suponia que hacían antes los puritanos, o alguna religión cercana a la cristina para castigar a la persona por sus pecados, por traición o 'brujeria'.

Suspiró pesadamente y no dejó de observarle, escuchando lo que le decía y lo que hacía seguidamente, dejando el vaso en el suelo, después quitandose la gabardina con movimientos suaves, incluso se podrian denominar casí sensuales, agitado los hombros ligeramente, dejando a la luz sus brazos, uno totalmente pálido y limpio de cualquier mancha o marca de nacimiento siquiera, y el otro practicamente totalmente cubierto de tinta; de arte impregnado en su piel. Y eso hacía que pensase en su trabajo...; vió como volvió a coger otro vaso, bebiendo nuevamente, como si mientras más rápido fuese ganase algo a cambio.
Sus azulados verdosos ojos maquillados de un tono oscuro hacía que su mirada se profundizase y no dejaba de observarle con curiosidad, rozo nuevamente sin querer sus martens por la zona de la suela, mientras pensaba como contestarle a ello...; parecia no ser así de seco siempre y también le parecia que intentaba alejarla diciendole basta sin haber abierto la boca para nada más que para seguir bebiendo.

- Jé..., creéme, la tengo. - comentó a esa frase tras analizarla unos instantes.- cosa que dudo mucho que tú tengas si realmente pretendes beberte toda esa botella. - se inclino sobre la barra, y se apoyo bien con los codos sobre ésta.

Muchas veces ella misma se solía decir "Momentaneamente nada es tan malo como para eliminarte del mundo; tienes mucha vida por delante" aunque realmente no lo cumpliese, pero...¿seguia con vida, no?. Le estaban dando ganas de decirle algo bastante similar, pero todavía no se osaria a decirle nada...; era su vida, su botella, sus normas, sus leyes, su 'religión'. Y suponía que seguramente tendria sus propios dogmas.

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Y a los pocos segundos de que el segundo chupito se haya aposentado en su estómago tras realizar el ardiente recorrido, cae un tercero y un cuarto, en lo que los segñun pasan los segundos ella le observa, le habla y se vuelve a callar. Vaya, le ha tocado la parlanchina de vecina, de puta madre... La verdad es que no tiene ningunas ganas de ponerse a discutir, por ello la ignora durante largos segundos, su vista perdida en la ingente cantidad de botellas situadas en las estanterías... Quizá si se las bebiese todas terminaría más rápido, pero el tequila le gusta por su sabor, y mejor cogerla con algo que le gusta que con algo que sepa a vómito.

Es incapaz de desviar la mirada hacia la chica por el momento, demasiado sumido en su caos y sus turbulencias como para serenarse y mantener una conversación, demasiado dolido consigo mismo. Le entran ganas de cantar pero se calla, es una forma demasiado sentimental de evadirse y no le conviene, su atormentada mente así se lo dicta y así él lo acata, ignorando a su suplicante corazón... parece David contra Goliath, y esta vez es el verdadero final de la historia y no el bíblico, David sepultado ante el enorme peso del gigante, la fuerza y el tamaño ganando a la astucia y la bondad. Una curiosa metáfora que le encaja a la perfección y que le hace esbozar un amago de sonrisa irónica y sardónica.

No dice nada, únicamente alza la mano y pide otro vaso, llenando dos y deslizando uno hacia la chica a través de la húmeda barra. Ahora sí ladea el rostor, sus codos apoyados en la misma, ligeramente inclinado, como ella, aunque la postura queda mucho más suelta, más forzada... Porque lo que realmente desea es dejar de moverse, sumirse en una inactividad máxima que su cuerpo no le permite, asemejarse lo más parecido a un cadáver... Si estuviese muerto no habrían problemas, no habría sufrimiento, no habría culpa, no hubiese dañado a una persona que, aunque se lo niegue, le importa... Y en mitad de su hipocresía y egoísmo es incapaz de ver que, realmente, ha ayudado a Aitana, la ayudó a liberarse y hablar, a soltarse... Pero no puede, y esa incapacidad no se refleja en sus palabras, bordadas de indiferencia y sutil ironía:

-Muy bien, pues bebe y enséñame. -Responde cortante como el filo de una helada navaja, abriendo heridas sin apenas darse cuenta. Quizá si la invita a beber se cale, y le importa una mierda compartir o no la botella, hoy tiene claro que, a menos que pase algo, beberá hasta caerse redondo al suelo y no recordar ni quién es... Y es que, a veces, le gustaría ser otra persona, maldiciendo al destino y maldiciéndose a sí mismo por quién le ha tocado ser... Pero no se refleja nada en su mirada ni en su mismo rostro, la complejidad que encierra se ve enmascarada por una simpleza absoluta cuando toma su vaso y se lo vuelve a beber de un trato... Ahogándose más ya no solo en el alcohol, sino también en la pena.

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Sentía que debia callarse la boca, quedarse muda y siquiera dejar un breve sonido de queja en ningún momento, en ningún misero instante. Siempre acababa haciendo lo que no queria, ¿quién decia que ella quisiese encontrase allí?, revolviendo a la gente, las ideas, crispandola...Y sabía que lo hacía por que podía sentir una ligera tensión...¿o quizá no fuese por ella?. Más bien poco le importaba, no era nadie, y seguiria siendolo. Él chico que estaba a su lado tan sólo era un chico, y las personas que estaban a su alrededor tan sólo eran morbosos, enfermos, adictos interesados en lo mismo, en exáctamente lo mismo que lo estaban todos...olvidar las penas, ahogarse en alcohol, ahogarse en sus propias lágrimas, hundirse por si mismos, sentir su corazón latir con fuerza o sentir como desfallecen. Todos tenian un objetivo similar...y sí, ella también. Ya practicamente lo hacía inconcientemente...pero estaba allí, como la mayoria de las noches, con la misma o aparentemente misma situación, con un vaso cerca de sus manos, con la mente llena de ideas sin concluir, ideas imperfectas, ideas que al día siguiente olvidaria. Realmente ya quisiera sabía si aquello era buena o mala señal....si debia permitirse el lujo, o levantarse y marchase para comenzar de un principio, y quizá recaer nuevamente días más tarde. Núnca hubo luchado contra si misma y no iba a hacerlo. La sangre en su corazón seguiria bombeando, aquella mala sangre que corria por sus venas; sentía que era como si estuviese putrefacta por dentro, con un bonito caparason capaz de engatuzar a más de uno y una. Jamás se hubo preocupado por nada, y seguiria sin hacerlo..., por que se sentía demasiado egoista como para admitir que dentro de unas horas habria un nuevo mañana. Quizá estuviese loca, quizá no lo estuviese...pero en este momento su punto de vista de ver la vida acababa de dar un giro de 180º y comenzaban sus días malos, y le daba igual que sucediese mañana, le importaba lo mismo que los chismes que puediese contar su vecina, que viniese la policia al ático que ocupaba y la echasen, por que simplemente ya encontraria otro lugar en el cual acobijarse o dormiria en los bosques y parques como hacía antaño, cuando todo comenzo a caer, a ir bajando, llegando a tal punto en el qué se había convertido en lo que era...en lo menos esperado por su propia persona, en lo menos cristiano posible. Puede que le hiciese falta tener fé...muchas personas eran felices por ella, pero ella seria infeliz con y sin ella. Ella no habria deseado ser otra...tan sólo desearia otra vida, al menos por el instante.

Sus ojos rodaron hasta el chico, del cual todavía desconocia el nombre, y apreto la mandibula. Él parecia no encontrarse demasiado bien, y se lo sentia, se le notaba, pero queria sellar sus labios con silencio. Este le acerco un vaso, y cogió otro para él, nuevamente. No sabía si aceptar el vaso si o no, pero como su filosofia momentanea había cambiado de rumbo, no se negó. Agarro el vaso sutilmente con una de sus manos, y le miró algo desafiante. No iba a ser el ejemplo a seguir para el chico, ni tampoco lo pretendia. Tan sólo beberia con él, y quién sabía...quizá acabaria bebiendosela ella, evitado que lo hiciese él, y así al fin le diese cirosis. Se paso la mano por los cabellos un instante, revolviendolos ligeramente, haciendo que quedasen asalvajados, mientras esperaba su trago pasando su dedo por el borde del vaso.

- Te enséñaré entonces...- dijó de modo audible, y aparente picardía pero frialdad.

Comenzaba a meditar la situación, comenzaba a pensar en todo aquello...y le recordaba a un texto que una vez escribió en lo que ella denominaba "Ol-ev", diario que tenía para entretenerse en casa de su primera familia adoptiva con tan sólo trece años, la cual habían hecho de su vida un pequeño, no tan horroroso infierno. Y aquello decía así :

"Sin corazón con el cual sentir...arrancando por mis propias manos.
Cuerpo aún con vida, cuerpo sin alma, sin razón de ser ni existir...
Sin personalidad alguna, sentimientos dirigidos por algo desconocido, vida absurda y sin rumbo, corazón que se parte en mil pedazos, que tal véz no tengan destino a cual parar, pero que más importa eso ahora?
Mientras corra sangre por mis venas y un liquido inodoro e incoloro por mis mejillas palidas y frias, tal vez, sólo tal vez ya estés aquí...haz llegado ya a mi?
Haz venido a terminar con mi "vida"? . Hazlo, te dejo, no te detendré, no me opondré a ello...no forzajearé para que me dejes con vida, no intentaré detenerte, en ningun momento.
Únicamente quiero que entiendas que...quitandome la vida me haces un gran favor, ya que yo no puedo, y del cual no sé el motivo...¿podría ser cobardía?...si, cobardía es la que me mantiene aquí, cobardía...cobardía ,cobardía!

Por decir que la vida sigue y no pronunciar las verdaderas palabras [Que la maldición siga su curso, continue con su destino, que destruya mis supuestos recuerdos, si alguna vez fueron míos y no de otra persona antes de que fueran los míos] despertar entre espinas y cadáveres, llamas y rocas...beberme tu sangre en copa de plata, mientras una diabolica mueca de tu sonrisa deforme se asoma trás un reflejo de tal vez un recuerdo en mi, que sea de ti.

Horrendo lugar, y hedor, una melodia siniestra e misteriosa, que me debora con lentitud y paciencia, la cual adelanta lentamente mi muerte, la cual deseo con ansia, la melodia cada vez mas rapida pero no lo suficiente, matáme...te lo suplico por ultima vez, esta melodia...melodia de un ser acabado y destrozado, que solo ahnela la muerte...que ya no siente ni padece sentir nada por nadie, que vive en un mundo gris y tan solo espera que acabe su sufrimiento...

Unfinished.
Un Ángel sin alas, un ángel caido..."

No sabía bien que sentia cuando lo escribió...era un sentimiento opaco y confuso, demasiado dificil de expresar, ella tan sólo sabía que se sentía morir, que se estaba pudriendo por dentro, y aquello le seguía. Ese sentimiento de angustia...de inercia.
Sonrió olgando más su sonrisa, formandola más juguetona, quizá incluso malevola y divertida, esperando que le sirviese su trago. Él la estaba invitando, él deberia servirle al menos el primer vaso.

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Siente de nuevo el alcohol recorrerle la garganta como un potente ácido, en lo que su corazón le dicta que se detenga, que esta no es la solución adecuada al problema... Pero su mente ya se encarga de hacerle saber que eso no es así, que es una solución más que factible a la que lleva recurriendo desde hace años y que las cosas, por más que se intenten ver de otra forma, desde otra perspectiva, no cambian en absoluto. Sus ojos verdes siguen fijos en ella, recorriéndola por entera con la mirada, de forma aparentemente desnteresada pero sin descartar otros tipos de evasión, una de las cosas que le caracterizaban en estos momentos era que resultaba imprevisible, en un momento podía conformarse con el alcohol y al siguiente necesitaba sentir el calor de una mujer, para después cansarse y necesitar meterse algo en las venas... Pero todo se reduce a lo mismo, pura autodestrucción evasiva para no afrontar un problema que a su modo de ver le parece grande.

Por suerte la humana parece no insistir en el tema demasiado, quién sabe, igual ha conseguido cerrarle el bonito pico que tiene dándole de beber. Una vez se vacía el vaso se acerca hasta ella, acortando las distancias entre ambos y sirivéndole otro vaso. Él también podría soltarle preguntas, se le da bastante bien analizar comportamientos ajenos y podría perfectamente buscarle las cosquillas a la muchacha que parece acostumbrada a este tipo de cosas... Y, espera, ¿qué se lo impide? Nada, absolutamente nada. En su mente se manifiesta una frase, como si de un faro en mitad de la niebla se tratase.... "La mejor defensa es un buen ataque", y eso está dispuesto a aprovecharlo. Sin embargo su rostro no manifiesta nada de lo anteriormente mencionado, únicamente mantiene el amago de sonrisa en lo que termina de servir sendos vasos, bebiéndose el suyo al segundo y sirviéndose otro. La cabeza comienza a sufrir los efectos, justamente lo que quiere, aunque no se acerca ni de lejos al nivel que desea alcanzar...

Lo que sí hace, es soltar la primera puñalada, no le hace falta conocerla realmente, ni siquiera saber su nombre, le basta con verla y mirarla fijamente a los ojos, de una forma sumamente penetrante aún con los efectos del alcohol:

-Si me enseñas es por qué tienes experiencia, sí... ¿Te ahogas en esto por gusto y sadomasoquismo, o por enterrar algo que no quieres que salga a la luz? -Y lo más chocante de todo es que, pese a sonar cortante y en cierto modo irónico, ácido, suena educado al mismo tiempo, rompiendo cualquier posible sensación de ofensa o indignación en mil pedazos... En tantos pedazos como pretende dejarla a ella si sigue hablando, intentando adentrarse en un terreno en el que nadie debe inmiscuirse, es su terreno, sus normas, su dolor, de nadie más... Sentir ese egoísmo también le parte por dentro, pero no dice nada de nuevo, bebiéndose el chupito que se vuelve a servir y depositando el vaso en la barra por enésima vez.

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El muchacho parece siquiera detenerse en pensar después de cada trago a ese liquido, cada vez más decidido apesar de que deberia comenzar una especie de volcán en su interior. Y eso...quisiera uno o no, llegaba a ser impresionante. ¿Acaso era inmune a cualquier sensación que podria transmitirle aquello?, ella sabía que no, y quizá todavía no le hiciera el efecto que deberia, pero se lo haría...y entonces no sabía si ella seria la única que por algún motivo, le arrastraria al exterior - sì es que no deberia ser alrevez, aunque con la marcha que llevaba, lo comenzaba a dudar mucho.

Al fin le sirvió, y ella alzó el vaso para llevarselo a los labios, bebiendose todo el contenido de un trago, sintiendo como aquello haría mella en ella, sintiendo el calor, como ardia aquello en su interior. Realmente el Tequila era una bebida que no le agradaba demasiado, pero no estaba mal. Dejó el vaso sobre la barra, y miro al chico, para al escuchar su pregunta, sonreir, en vez de fruncir el ceño, y parecer negarse a responder, lo que habria sido su reacción habitual o normal - esconder todo lo que al recordar puede llegar a herir tu propio ego e hacer que te derrumbes de un momento a otro, ¿por qué?, simplemente a las personas no les gusta que hablen de ellas, y todos en este mundo somos partidarios de ello.
Se quedó pensandolo unos minutos, pareciendo incluso divertida intentando buscar la respuesta a ello.

- ¿Qué te parece una mezcla de las tres y más? - su tono de voz parecia satisfecho, como si no le importase lo que acaba de decir, aunque en realidad fuese más bien todo lo contrario.

Sus ojos galanos y melosos se clavaron en él unos instantes tras decir aquello, y alargo la mano para coger la botella, esta vez ella y servirse para volver a beber de aquello, tomandolo todo de una, haciendo que su corazón se acelerase y que la temperatura de su cuerpo ascendiese, que si en otro momento llegase a tener esa temperatura, podria pensar que tendria fiebre en la zona del pecho, y si ella se sentía así sólo con el segundo vaso...¿él como estaría?. Aparte...¿esto era como su "carpe diem" personal?.

- Pero yo no he venido aquí esta noche a hablar de mí...- comentó, siguiendo su frase, todavía con aquella sonrisa en los labios.- nisiquiera estoy aquí por pasarmelo bien, tan sólo lo estaba para ver pasar el tiempo...pero al parecer, tú vas a cambiar el rumbo de la noche. - habló como si estuviese viendolo en una evasión mental. Como si fuese a ser vigorosa y magnanima.

Se paso la mano por los cabellos, y volvió a alargar la mano para volver a ponerse un vaso. Queria alcanzarle, para que mentir...aunque ella ya llevase dentro vodka rojo; por que sentía que él realmente la estaba retando, aunque seguramente fuesen imaginaciones suyas. Cuando el vaso estuvo lleno, volvió a alzarlo para beberlo, iba a "enséñarle", no?; pues le enséñaria, aunque por como lo veia...al parecer no le hacian falta muchas clases, así esque era un reto y ella no se echaria atrás hasta no poder enfocar correctamente sus manos.

"Pu-pum, pu-pum... así es el latido de tú corazón
¿Por qué tú no lo escuchas y sólo yo?"

Comenzó a sentir que la sangre se le subía a la cabeza, haciendo presión, y el corazón se le aceleraba de un modo descomunal, pero se quedo callada y agacho la mirada, intentando concentrarse en escucharle, tan sólo en eso y en nada más.

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Otro chupito más antes de que la humana le arrebate la botella y la cabeza comienza a nublársele, la sensación comienza a acercarse a la que quiere conseguir. Sin embargo el brillo de su mirada no se ve afectado, siempre tan penetrante e indiferente, aunque sí se ve matizado por una cierta turbiedad provocada por los efectos de alcohol. La observa beberse el suyo y después serivrse otro, pensando en cuánto aguante tendrá... Espera que poco y que caiga ella antes que él, quizá así hable menos, cuando realmente necesita hablar, necesita desahogarse con alguien... Y sin embargo lo que tiene claro es que hoy no va a ser, que hoy se va a deshaogar de formas mucho más cobardes, sencillas y nocivas o incluso placenteras.

Por ello mismo esboza una sonrisa ante la pregunta que sirve como respuesta por su parte. Las tres a la vez, sin duda un cocktail explosivo y difícil de controlar, pero lo peor es que sabe que lo dice en serio, lo que no hace más que cerciorarle que, en efecto, está jodida por dentro y no se diferencia demasiado de él en ese aspecto. Deja de beber durante unos minutos, aposentando la sensación cercana a la ebriedad para no perder firmeza en sus palabras y parecerse a cualquier otro borracho más... Y sin embargo siente deseos de beber cuando la vuelve a escuchar. Tampoco ha venido a hablar de él, y se está encontrando justamente con una persona que parece dispuesta a hacer eso, ¿es que nadie puede dejarle a su aire, en su mundo de mierda y olvidarse de él? No es tan difícil, joder... Lo irónico es que él tampoco es capaz de hacerlo con ella, pese a que ahora lo utilice más como autodefensa que como necesidad.

Su mirada verdosa como dos jades se clava en la de la muchacha, dejando que los segundos pasen entre ellos. La música resuena, así como los murmullos y los gritos, pero para él, mirándola así, no existe nada de eso, mero atrezzo, para él es como si estuviesen en un silencio mudo y sepulcral:

-Ver pasar el tiempo... Curiosa forma de malgastar la vida, a no ser que ya la tengas malgastada. -Suelta el primer ataque, sin dejar de mirarla y con el amago de sonrisa que no refleja absolutamente nada pintado en la mirada.- Tampoco te aconsejaría intentar beber lo mismo que yo, es físicamente imposible, y esperar que me compadezca de ti no sería lo más adecuado teniendo en cuenta que no me conoces y ni siquiera te has presentado... ¿Lanzas frases metafóricas y sutiles a todo el mundo, o debo considerarme afortunado? -Deja claro que afortunado en sí no parece sentirse... Otro día probablemente estaría hasta interesado, no parece idiota ni la típica gilipollas, pero hoy, justamente hoy, no plantea muchas posibilidad más allá de un cuerpo bonito y unos ojos entretenidos, y es que no descarta ninguna posibilidad con ella, desde emborracharse juntos hasta drogarse o bien echar un polvo, cualquiera le vale.

No va a ser él quién se niegue a nada, ni tampoco le va a negar a ella el derecho a hacer lo mismo que él. Da un paso hacia ella, cansado de tener que alzar la voz, volviendo a su postura acomodada en la barra, sintiendo como las cosas comienzan a darle suaves vueltas, dificultando su capacidad de visión.

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