Wolves in Bucarest
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 Ser música (Kiefer)

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Níobe Targaryen
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Níobe Targaryen


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MensajeTema: Ser música (Kiefer)   Ser música (Kiefer) EmptySáb Mayo 01, 2010 1:59 am

Han pasado ya muchas horas desde que el metro de Bucarest hizo su último servicio. Las puertas de los accesos de entrada permanecen cerradas al público, y así permanecerán hasta que el primer rayo de sol se asome por el horizonte tímido pero prometedor. No queda prácticamente nadie en las estaciones, salvo algún vagabundo precavido que viajó de vagón en vagón para permanecer en el andén después del cierre, cobijado de ese cruel látigo que es el frío de la noche. Algún hombre demasiado bebido como para volver a su casa y un yonkie que ve escuchados sus ruegos ante el milagro de una dosis completan los ejemplares de fauna típica del metro tras su hora de cierre. Bueno, no del todo...

...Hay excepciones que confirman las reglas, y ella es una de esas, una excepción que ha surgido en este día y que probablemente no vuelva a aparecer en ese mismo lugar a la misma hora nunca más. O quizá sí, pues el destino es muchas veces caprichoso, pero en el presente no parece que ese vaya a ser el resultado. Níobe permanece de pie junto a un banco en el que una anciana cubierta con periódicos llora su soledad. No ha cruzado una sola palabra con la mujer, tan solo una triste mirada, y eso ha sido suficiente para adoptar ese lugar como aquel en el que mantendrá el equilibrio mientras le aguanten los pies.

Cualquiera que supiera lo que ha estado haciendo durante todo ese día la tomaría por loca: conocer la suburbanía en todo su esplendor. Ha viajado en el primer tren de la línea desde una punta de la ciudad, y ha llegado en el último al lado contrario de la misma. Y para lograrlo no ha dejado ni un solo trasbordo por realizar, ni una sola línea por visitar entera, y ni una estación cuyo nombre y ubicación no hayan quedado guardados en su mente. ¿Por qué? Por motivos demasiado caprichosos como para entenderse, sencillamente le resulta cuanto menos fascinante todo lo que puede verse en un vagón. Observa cada rostro, cada mirada, cada periódico arrugado entre unas manos... Y se imagina que historias tendrán los dueños de los mismos, fantaseando con relaciones entre unos y otros o con sus posibles destinos rutinarios. Todo aquello queda guardado en esa libreta que ahora descansa en su mochila, donde nunca nadie podrá leerla.

Y ahora, tras esa peculiar jornada, la joven, vistiendo tan solo una ancha sudadera negra y unos roídos vaqueros a juego, sostiene su violín haciendo rasgar sus cuerdas. La música emanada es sobrecogedora, no solo por la pieza en sí, sino porque parece que cada nota está tocada por su salvaje corazón... Y de hecho, así es.

La anciana que descansa a su lado, escuchándola tocar, no sabe quién es Níobe, no sabe que le trae por ese lugar, ni si las historias que les han hecho coincidir serán parecidas... Pero sabe una cosa: que aquella canción que la muchacha hace sonar es su canción, algo que le hace sonreír entre las arrugas de su rostro. Y Níobe, consciente de ello, también sonríe.
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Kiefer Kirchner
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MensajeTema: Re: Ser música (Kiefer)   Ser música (Kiefer) EmptySáb Mayo 01, 2010 2:17 am

Ya no sabe ni lo que hace, no tiene rumbo, dirección o destino alguno en su vida. Lo que hace unos días parecía encarrilarse ahora ha descarrilado por completo, un tren de alta velocidad que choca contra un muro impenetrable y rebota con tanta potencia que lo único que quedan son restos... La confusión ya no solo mental, sino también física y emocional, se apodera de todas las fibras de su ser como pequeños hilos de titiritero que buscan controlarle, unis hilos dominados por el temor y la inseguridad... En estos momentos el cuento de Pinocho le parece sumamente cruel y, al mismo tiempo, sumamente dulce en comparación con lo que a él le sucede.

Un día ha pasado únicamente desde aquella fatídica noche, desde aquel encuentro con el cazador y el humano, desde aquella huida a la desesperada que casi les cuesta la vida... Un día en el que no ha cruzado ni una sola palabra con Nicole, ésta en un estado de ausentismo total, comprensible pero sumamente doloroso. Le gusta, confía en ella igual que ella ha confiado en él, y ve, observa, como esa confianza no sirve para demasiado, como las barreras se imponen entre ambos como imposiciones crueles que ambos aceptan sin rechistar.

Quizá por ello mismo haya terminado en el metro, ya cerrado sin darse cuenta. Hace una hora ha intentado volver a su casa, encontrándose con la valla como única respuesta asu petición. Vanos han sido los intentos de abrirla porque, en cierto modo, no quería abrir algo que parecía decirle que se quedara y reflexionase. Y eso es lo que lleva haciendo desde entonces, vagando por las vías directamente, sabedor de que ya no circula ningún metro, sumido en la oscuridad excepto por las luces de emergencia que se van alternando cada pocos metros. Es un entretenimiento doloroso para él, en los tramos de absoluta oscuridad apenas ve, las posibilidad de tropezar, de quedarse atrapado y mil cosas más... Y lo peor es que, sumido en sombras se encuentra cómodo, mientras que cuando termina al amparo de la luz parece dolerle y quemarle como si fuese mismo fuego.

Por ello cuando alcanza la siguiente parada sube al andén de un salto, dejando vislumbrar unos pantalones negros con cadenas en los bolsillos, una camiseta de su grupo y la gabardina de cuero en conjunto con las botas altas hechas del mismo material. Casualidad o no, la música de un violín llegaba a sus oídos desde hace unos metros, tocada de una forma que para alguien que entienda de música es bastante intensa, sentimental... Y bien sabe él de eso, que hace lo propio con sus letras. No tarda een divisar la figura creadora de ese arte, observando a Níobe tocar al lado de una señora a la que la música parece funcionarle como bálsamo para las heridas de su corazón... Lo que la anciana probablemente no sepa es que esa forma de tocar implica unas heridas propias, aunque claro, él ve las cosas de forma distinta a los demás, y no se puede pedir que todos piensen igual.

Se apoya en la pared, sin prisa alguna, aprovechando que no le ha descubierto para analizar, observar, escuchar y atender todas esas palabras que parecen chillarse con cada nota. Él, como única respuesta, entorna los ojos un ápice, sin sonreír, sin mutar su expresión más allá de su gesto... Le conmueve, y no puede evitar empezar a aplaudir, unos aplausos suaves y medidos, mientras ella sigue tocando. La máscara no cae, la fachada se mantiene, no estando dispuesto a mostrarse débil, a dejar que otros vean su sufrimiento, su confusión... Ya no solo es el pasado, sino también el presente, ambos afectados aún más que antes por diversos motivos, los que le obligan a convertirse en eso, en el muñeco de las mil caras y las mil mentiras:

-Si el mundo es un pañuelo el metro es un dobladillo de ese pañuelo... Qué pequeño. -
Comenta con una de sus típicas frases, en apariencia sin decir nada y diciéndolo todo a la vez. Casualidad que se hayan encontrado, siendo no muy normal lo que ambos están haciendo, aunque siempre intentando llevar él la iniciativa del juego.- Buenas noches, Níobe, aunque aquí dentro poco se puede saber sobre la noche o el día, las horas pierden su sentido. -Culmina el saludo, realizando una suave reverencia, ciertamente teatral, antes de volver a apoyarse en la pared sin moverse del sitio.
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Níobe Targaryen
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MensajeTema: Re: Ser música (Kiefer)   Ser música (Kiefer) EmptySáb Mayo 01, 2010 5:46 am

La melodía que suena va alcanzando su fin y, conforme este llega, los párpados de la vagabunda, aún húmedos por las lágrimas que con cada nota ha logrado expulsar, comienzan a caer. Con esa sonrisa cansada dibujada en su desgastado rostro, la anciana cierra los ojos y termina por sumirse en un sueño relajado, uno que probablemente lleve meses sin tener. La música, como si de una fiera a amansar se tratase, ha dado un poco de alivio al alma hecha jirones de aquella desconocida.

Níobe mantiene su sonrisa, finalizando la pieza y alzando sus ojos grises en dirección a los aplausos que había escuchado antes pero que no quiso atender para no perder la concentración. No emite ninguna exclamación al verle ahí, vivo, después de lo mal que pintaba todo en los periódicos y según los rumores. Que la sorpresa es grata ya se lee en su expresión, ¿para qué decirle nada? Ante sus palabras se encoge de hombros, negando levemente con la cabeza:

-Te equivocas, Kiefer Kirchner -Responde, con tono tranquilo- Ese tópico tan trillado es falso... El universo es enorme, el mundo es inmenso, y el metro de Bucarest no es sino una porción, pequeña en comparación al todo pero mayúscula en lo que a nosotros respecta -Suelta, como si fuese lo más normal del mundo iniciar una conversación con cierto tinte filosófico nada más ver a alguien en un andén de madrugada- Lo realmente pequeño son los nudos del destino... Caprichoso, sin lugar a dudas, pues con sus enlaces hace a lo pequeño encontrarse en lo grande... Ese es el verdadero pañuelo.

Sonríe ante su reverencia y, viendo que su "acompañante" ha preferido cambiar su cita por una con Morfeo, la joven cachorra se encamina hacia Kiefer, llegando a su altura y deteniéndose frente a él. Aún sostiene el violín en una mano y el arco en otra, con la mochila a su espalda. Sus ojos grises buscan los verdes del licántropo, de forma casi autómata, como suele hacer ella con todo el mundo, en lo que sus labios, ligeramente prominentes, mantienen la sonrisa esbozada:

-En ese caso, dado que las horas de ahí arriba aquí abajo no tienen sentido, te daré los buenos días... -Resuelve sin más- ...Tal vez si te hago creer que realmente hace sol, puedas sentir calor... -Quizá esas palabras sean un disparate más, quizá tengan un sentido muy concreto... Sea como sea, Níobe no lo aclara, solo da un par de pasos hacia la izquierda para pegarse en la pared a su lado, apoyando la cabeza y ladeando levemente el rostro.

Con ese silencio, desvía su mirada a las vías, perdiéndola en estas repentinamente. Parece abstraerse y olvidarse de que ahora tiene a alguien al lado, como si estuviese buscando algo o a alguien en esa negrura por la que cada día circulan trenes abarrotados de seres tan similares como diferentes.
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MensajeTema: Re: Ser música (Kiefer)   Ser música (Kiefer) EmptySáb Mayo 01, 2010 6:11 am

No le hace falta ser adivino para ver como la anciana cae bajo los efectos de las relajantes notas del violín, movida por una necesidad más allá de cualquier lógica o sensación física, movida por la necesidad de dormir, por una noche sin pesadillas llenas de hambruna, pobreza y dolor. Quizá las formas sean distintas, quizá los mensajes no sean del todo iguales, pero lo que estaba claro es que tanto Níobe como él compartían una cierta afición en crear armonía, ya fuese con letras o con notas. La mira fijamente en cuanto ambas miradas se cruzan, sin amedrentarse o amilanarse, acostumbrado como está a la costumbre de Níobe. Cada paso parece no perturbarle, pero interiormente se intranquiliza un poco, conoce de la habilidad de la joven loba para ver más allá, del curioso punto de vista que tiene sobre las cosas... Y él hoy no está con muchos ánimos, hace un día solo que logró salvar la vida y aún no se encuentra en perfectas condiciones. Las palabras de ella no hacen más que reafirmar el hecho que lleva barajando desde que la ha visto.

Casualidad o no, destino o no, ¿qué importa? Se han encontrado, y él también es capaz de pensar, de intuir, que no parece mera casualidad, aunque en su caso baraja más posibilidades "negativas" que positivas:

-Con nombre y apellidos me haces sentir más viejo de lo que soy, Targaryen... No te equivocas en lo que dices, el mundo y el universo son inmensos... ¿O tal vez sean tan inmensos como uno los pueda ver o concebir? Eternas preguntas sin respuesta que terminan por tocarte la moral, como el por qué de todas las líneas de metro y de todos los andenes existentes hemos coincidido en este... Pero, ¿ a quién le importa? -
Se expresa de esa forma tan particular y en cierto modo única que posee diciendo cosas aparentemente directas pero que hacen pensar, dar vueltas y replantear, queriendo decirle básicamente que sí, puede que no sea casualidad, pero tampoco se deja mover por hilos invisibles, evitando pensar en la posibilidad y así ser él mismo..

Irónico, porque realmente no es él mismo, ahora es algo, una cosa sin rumbo fijo ni personalidad definida, al menos no del todo. La observa parada enfrente, dos ojos verdes penetrantes como jades se encuentran con otros grises e igual de inquisitivos, encontrándose ambos con cosas similares. Se permitiría sonreír si se estuviese divirtiendo, pero lo que ella consigue es removerlo por dentro, más aún con sus siguientes palabras. Calor... Sí, pero, ¿para qué, para paliar su soledad, o para alegrarle mínimamente? Hay tantas posibilidades como estrellas, aunque no las muestre abiertamente y solo alce una ceja como respuesta gesticular, dejando que los segundos de silencio transcurran lentamente en lo que piensa la respuesta, momento en el cual ella ya está contemplando las vías:

-No subestimes mi capacidad creativa, Níobe, puedo imaginarme que es de día y que hay una carrera de ponies salvajes ahi arriba si me lo propongo... Como también puedo darte las buenas tardes, momento en el que el calor comienza a desaparecer... A veces resulta tan agobiante que necesitas buscar sombra, ¿no crees...? -
De nuevo parece que no diga nada, como ella, pero el brillo de su mirada dice lo contrario... Una sutil indirecta de que si está aquí abajo a estas horas es porque algo allá arriba la agobia y la oprime, la aprieta y la asfixia... Aunque eso deja que sea ella quién lo reflexiones, perdiendo la mirada también en las vías.-Si esperas a otro acompañante nocturno que venga por las vías puedes confirmármelo y seguiré mi camino, Níobe, porque dudo mucho que te parezcan atractivas teniéndome a mí al lado. -Suena irónico, no adulador ni egocéntrico, como si se hiciese burla a sí mismo para recalcarle a Níobe que se acaba de quedar algo ausente, es decir, le da vueltas a algo... No debería, es arriesgado, pero no puede evitar intentar adentrarse en su mente y en su esencia, una buna forma de olvidar la propia y dejarla a un margen hasta que sepa encararla.
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MensajeTema: Re: Ser música (Kiefer)   Ser música (Kiefer) EmptySáb Mayo 01, 2010 6:48 am

Níobe ríe unos instantes ante las palabras de Kiefer. Sin embargo, no contesta inmediatamente, guardando silencio un rato, como quedándose con todo lo que él ha dicho. Hay muchos mensajes ocultos por descifrar, algunos que calan hondo en ella y otros que le hacen dar vueltas a las cosas. Pero, finalmente, ladea el rostro para observarle de nuevo, colocándose un mechón rubio tras la oreja, y se decide a responder:

-Hay árboles en el bosque cuyos primeros brotes tuvieron lugar cuando tus bisabuelos no eran ni un proyecto... O más -Dice, con el mismo tono relajado en su voz- ¿Y tú, Kiefer Kirchner, te consideras viejo? -Vuelve a sonreír, de forma espontánea, negando con la cabeza- Te tocan la moral porque no estás seguro de tu propio tamaño, y plantearte el de algo mucho más grande que tú te obligaría a ubicarte dentro del todo. Sin embargo... ¿Qué más da cuan inmensa sea esa inmensidad, mientras siga siendo eso, inmensa? -Se lleva un par de dedos al mentón, dándose toquecitos con las yemas, pensativa. La pausa dura un par de segundos tras los cuales asiente para si misma, sin dejar de mirarle- Me buscabas, por eso hemos coincidido. Pero tú aún no lo sabes, así que calla... Ya lo descubrirás. -De nuevo lo suelta tal cual lo ha pensado, sin reparo alguno, al igual que tampoco se corta en añadir lo siguiente- De hecho, creo que yo te estaba esperando...

Sí, probablemente le esperaba, pero no lo sabía cuando comenzó a hacerlo. Ahora sí, lo sabe, es consciente de ello y lo acepta. Solo le falta saber por qué lo esperaba, pero cree que lo averiguará a lo largo de esa noche, porque ya da por sentado que van a compartirla, que el destino así lo quiere, y que ninguno va a desafiarlo porque realmente tampoco tienen ganas de hacerlo. Al menos ella no, y duda que él sí lo haga, pese a que no crea en esas cosas a diferencia suyo. No, no lo hará, sobretodo porque, por mucho que se esfuerce, no logra disimular a sus ojos que parece venir de una guerra técnicamente victoriosa pero con amargo regusto a derrota en el paladar.

Niega con la cabeza ante sus siguientes palabras, no está del todo de acuerdo con lo que cree haber captado de su comentario, y tampoco cree que la haya entendido del todo. Bueno, sí, la ha entendido... Pero prefiere fingir que no ha sido así, algo interesante a su parecer:

-En ningún momento he hablado de creatividad... Sino de emociones y metáforas -Explica, pese a estar segura de que lo sabe- En realidad prefiero un juego de rayos entre sombras... Ir del blanco al negro es muy extremista -Contesta, aguantándole la mirada. Es una forma de decirle que sí, algo puede estar agobiándola, pero no quiere decir que haya buscado huir por eso mismo. En realidad huye por el bien de Cédric, por darle una opción a madurar y a entender que si sigue igual no la perderá solo a ella, sino a todo lo que le rodea. Realmente sí, busca a veces cobijo en las sombras, en la soledad... Pero siempre abierta a que alguien aparezca, como ha sucedido ahora.

De nuevo clava su mirada gris en la oscuridad de las vías, en silencio. En verdad no ha quedado abstraída del todo, al contrario; pese a dar esa impresión, y aún estando pensativa, sigue ahí, pendiente de sus reacciones... Es precisamente eso lo que busca, que le pregunte. La falta de un matiz adulador en su comentario evita que en sus pecosas mejillas aparezca algún signo de rubor, porque ha captado el mensaje, y sonríe levemente de nuevo. Vuelve a girarse hacia él, escrutándole con sus irises de cierto matiz soñador, y niega con la cabeza una vez más:

-No, no espero a nadie más... Al menos que yo sepa. Ya te he dicho que ahora sé que te esperaba a ti -Le recuerda, sin importarle que esos dos ojos verdes parezcan querer estudiarla- Únicamente estaba buscando a tu motivación, por si se había retrasado por el camino... Pero creo que no has salido con ella puesta.

Se encoge de hombros, como si no hubiese dicho nada importante, y ladea levemente el rostro, dibujando otra de sus extrañas sonrisas. Y tras eso vuelve a guardar silencio, salvo que ahora sus grandes ojos no rompen el contacto visual con los de Kiefer, atentos a cualquier despiste que estos puedan tener para leerlo e interpretarlo.
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MensajeTema: Re: Ser música (Kiefer)   Ser música (Kiefer) EmptySáb Mayo 01, 2010 3:30 pm

Deja que los segundos de silencio pasen, que sus palabras calen hondo y la hagan reflexionar, dar vueltas... Aunque esta vez, por desgracia y en un principio, sus intentos no van movidos por esa innata curiosidad que posee, es un mecanismo autómata, como el de un robot que recuerda el proceso y que lo aplica constantemente a falta de saber hacer otra cosa... Así es de triste, que se ve como un robot y no como una persona. Níobe habla y él vuelve a mirarla fijamente, leyendo sinceridad en sus ojos grises, una sinceridad que lo que hacen es contrastar una inteligencia bastante desarrollada. No sabe por qué mucha gente la ve como a una niña, y donde otros ven una niña él ve una mujer hecha y derecha, con sus problemas sí, pero que da la cara a ellos y los afronta, sin perder la esperanza de, de paso, cargarse los problemas de los demás.

Una punzada de envidia sana le recorre el pecho, ella lo afronta, o al menos parece buscar soluciones y formas de arreglarlo... Él, en cambio, vagabundea, vaga tan solo como la misma Muerte, en busca de unas respuestas que jamás encuentra, huyendo si lo ve necesario. A su lado una valiente, y él mismo un cobarde, un curioso tándem que le hace esbozar un amago de sonrisa, de nuevo inexpresivo, contestando mientras mira al techo y se deja resbalar contra la pared, terminando sentado en el suelo y con las rodillas flexionadas. Nunca se ha planteado demasiado la inmensidad de universo, aunque ha de reconocer que lo que Níobe dice pueda ser una de las causas... Es su amiga, y quizá por ello habla un poco más de lo que normalmente lo hace:

-Quizá me encuentre muy a gusto en mi burbuja... Y no me siento viejo, era una mera broma sin demasiado sentido o lógica, viejo es lo que tú dices, los siglos de antigüedad y de vida... Yo estoy en la flor de la vida, igual que tú, pequeña. -
No quiere resultar ofensivo con el último término que utiliza, y se nota en su tono de voz, ligeramente cansado. Se plantea seriamente si de verdad la estaba buscando, si realmente estaba ella allí para encontrarle, si lo que parece casualidad es un quehacer del destino, uno de tantos cuyo fin ambos son incapaces de comprender... Le hace darle tantas vueltas a la cabeza que casi se maera, algo que disimula a la perfección, realizando un suave ademán como respuesta.-Esperando o no, tenemos toda la noche, Níobe, así que, ¿por qué no te sientas? Me harás coger turtículis si tengo que estar así todo el rato. -Comenta con aire natural, alzando la cabeza para que vea a lo que se refiere. Vuelve a guardar silencio y a escuchar sus palabras, la vista fija en la anciana durmiendo, tan calmada, tan plácida... Otra punzada de envidia le recorre el pecho, ¿por qué él, de cualquiera, por qué? Ya tenía bastante con sus problemas, con lidiar consigo mismo día a día, y ahora encima se le venía esto encima, agregando un peso sobre sus hombros que amenazaba con sepultarlo del todo. Exhala un suspiro, dejando que termine del todo, sin poder, esta vez, contradecirla... Claro que no tiene motivación, de eso ella se ha dado cuenta, pero es que no sabe como tenerla con lo que ha sucedido, no sabe cómo encarar el día a día sin echarse a temblar... Y ese desconocimiento le mata por dentro, le hace ver que, pese a todo, no ha cambiado para bien, y sigue siendo el mismo que un día abandonó todo lo que tenía y no miró atrás:

-Es lo que tiene haber mirado a la Muerte a los ojos hace escasas 24 horas -
Palabras lentas, matizadas en un tono objetivo e impersonal, como quién habla del clima, que salen de sus labios.. Sólo que, esta vez, no la mira, sin darse cuenta ha caído la barrera de aparente indiferencia, ha hablado de él... Y lo peor es que no sabe si será capaz de parar, aunque tampoco desperdicia oportunidad para intentar hacerle ver su punto de vista respecto a las palabras de la joven rubia.- Empiezo a pensar que la hipocresía es un talento natural en nuestros "hermanos". Te ven como a una niña cuando yo veo a una mujer, deamasiado inteligente a mi parecer. -Bromea, o eso intenta aunque el tono de voz sea nuevamente impersonal. Nunca hay suficiente inteligencia, lo que sucede realmente es que la ve a la altura, y eso le asusta un poco por dentro, ya que puede tener las armas, de hecho parece tenerlas, para desestablizarle por completo... La cuestión es que él no parece del todo incómodo ante la perspectiva.

Aparta la mirada, despacio, pasando de la anciana a los ojos grises de ella de nuevo. Una sonrisa franca, sincera y que al mismo tiempo tiene tantos toques indescifrables que la hace interesante por sí sola:

-A veces hay que conocer tanto el blanco como el negro para darse cuenta de que no son correctos, y entonces optar por tonos grises... Pero también hay que tener la entereza suficiente para pelear por el gris una vez la pruebas y no conformarte con los extremos, fácilmente alcanzables... Pero si no tienes la voluntad suficiente terminarás por hundirte... Y no creo que quieras ser como yo.
-Suelta sin pensarlo, liberando una pequeña no, una nimia parte de lo que él es o ha sido...

Y es que, lo que no reconocerá abiertamente pero que se nota a gritos, es que Kiefer necesita hablar, necesita poder sentirse escuchado y ver qué coño ha hecho mal en la vida para recibir todo lo que está recibiendo.
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Níobe Targaryen
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MensajeTema: Re: Ser música (Kiefer)   Ser música (Kiefer) EmptySáb Mayo 01, 2010 6:43 pm

Níobe respeta el silencio formado entre ambos, notando como él resbala y se deja caer en el suelo. Ve muchas cosas en ese descenso, como si él se hubiese rendido de seguir en pie pero no quisiera cerrar los ojos del todo, y permaneciera en un estado intermedio. Es preferible ese estado a desfallecer del todo, pero sabe que sigue sin ser sostenible, que o termina la caída o se levanta... Ella espera que sea lo segundo, y hará lo que esté en su mano por que así sea. No ve a un cobarde, ni se ve a si misma tan valiente, solo ve dos almas perdidas que el destino ha hecho que se crucen para poder encontrarse a ellas mismas en el otro. Eso, y que el joven que ahora se encuentra sentado es su amigo, son las dos únicas cosas que le importan, y no su supuesta falta de arrestos, que ella ni se ha planteado que exista porque no lo cree así.

-No, no te encuentras a gusto en tu burbuja... Solo te encuentras más seguro. -Dice, esbozando una sonrisa algo amarga antes de negar con la cabeza- Oh, no, no y no; claro que te sientes viejo -Le contradice, cruzándose de brazos aún con el instrumento en una mano- O mejor dicho, desgastado... Como si lo hubieses vivido todo antes de tiempo, ¿verdad? -"Como me siento yo...", habría añadido, pero cree que él lo sabe y no hace falta recalcarlo- Y sin embargo, sabes que no es ni la mitad de lo que aún te queda -Añade, de nuevo sin ocultar que se aplica lo mismo para ella, aunque no lo diga literalmente- Que una flor sea joven no impide que se marchite. -Susurra, antes de mantenerse en silencio, sabedora de que él debe estar dando ahora muchas vueltas que ella no debe detener. Hasta que él habla y ella, sonriendo aún pero ya sin tanta amargura, asiente, dejándose caer a su lado- Te equivocas, Kiefer, no tenemos toda la noche... -Le corrige, depositando violín y arco a su lado, observándole fijamente- ...Tenemos todo el día

En realidad, si él la necesita, tendrán no toda una noche o un día, sino todo el tiempo del mundo. Ella puede dárselo, a él y a quien lo necesite, no va a negarle un solo segundo a nadie. No va a negar lo que otros le niegan, viéndola como alguien sin problemas lo suficientemente complejos como para ser escuchados, como una niña que en su falta de madurez no tiene preocupaciones reales... Pero lo cierto es que no es así, los tiene, y le duelen mucho más de lo que nadie jamás podría imaginar. ¿Nadie? No, eso no es del todo cierto y ella no es tan extremista... Kiefer sí lo ve, lo sabe, igual que él sabe que a la inversa sucede igual. Y eso es lo que hace que sean amigos, ese mutuo respeto de dos personas que se ven como iguales aún llevando apariencias tan diferentes.

Las siguientes palabras de él le hacen entreabrir los labios con cierta sorpresa, intensificando la gris mirada puesta en él pese a que ya no sea correspondida porque Kiefer no la está mirando. No es lo que dice lo que más la sobrecoge por dentro, sino el tono en el que lo hace, tan impersonal y, sin embargo, con un mensaje nacido de dentro. Paradójico y abrumador, pero no por ello se amedrenta. Despacio, lleva una de sus manos a la rodilla del muchacho, depositándola allí sin decir nada durante unos segundos durante los cuales, simplemente, le observa con comprensiva fijeza. Suspira, con cierta humedad en los ojos, y asiente en silencio:

-Sabía que tenía que ser algo exageradamente inmenso y oscuro como para que al mirarlo tus ojos hayan perdido el brillo de la decisión y la firmeza -Susurra, en voz muy baja- Sin embargo no deberías quedarte con que has mirado a la muerte a los ojos... Sino con que has vívido para poder contarlo, con que me lo estás diciendo aquí y ahora, mientras que ella seguirá con los brazos abiertos y la incomprensión de que te hayas escabullido de entre estos -Ella, sin embargo, si suena firme cuando dice aquello, y esa determinación se refleja en su inmensa mirada- Estás vivo, Kiefer Kirchner y, aunque ahora pienses que dejarte envolver por el abrazo del fallecer habría sido un bálsamo para unas heridas que ocultas muy bien, lo cierto es que algún día agradecerás que haya sido así y te alegrarás de no haber sido abrazado.

Ante lo siguiente que dice se encoge de hombros, apoyando la cabeza en la pared y cerrando los ojos. En efecto, él lo ha adivinado, él la ha visto, ha visto a Níobe más allá de un rostro aniñado y un comportamiento acorde a este. Pocos lo han logrado, ni si quiera Cédric, que ahora debe estar buscándola en el fondo de alguna botella, la ha visto. Y lo mejor de todo es que con Kiefer es recíproco, porque ella también le ha visto a él, como demuestran sus posteriores palabras:

-Por esa regla de tres, podrían ser hipócritas por verte como ese artista oscuro, ese chico misterioso, que vive en la bohemia y la promiscuidad... Mientras que yo veo a un alma cuya soledad le está matando, cuyo fantasma de las navidades pasadas le persigue día a día, y cuya sensibilidad va implícita cada vez que se encuentra a solas frente a lápiz, papel y guitarra -Responde, encogiéndose de hombros una vez más- Nuestros "hermanos", hipócritas o no, ven lo que queremos que vean... ¿Por qué van a molestarse en comprobar si eso es cierto cuando se mienten incluso a si mismos? -Aprieta levemente su rodilla, como infundándole un calor que misteriosamente logra mantener aún pese a todo- No, no quiero ser como tú, Kiefer... -Admite, abriendo de nuevo los ojos para mirarle- Pero no por cómo eres, sino porque no soy tú, soy yo. Ese es el motivo por el cual "ser como" no es una opción viable en mi opinión, porque no debe limitarse a "ser" sin referencias. -No piensa en si entenderá o no lo que quiere decir, aunque ella cree que sí lo hará- Tú no te has hundido por saltarte los extremos, únicamente estás en una cuerda haciendo equilibrios y eso te hace pensar que la caída está próxima.

Y súbitamente se pone en pie, cogiendo en el proceso el violín y su arco. No da explicación a ese cambio brusco y repentino, únicamente se coloca en la posición idónea para tocar y rasga el arco un par de veces para comprobar que las cuerdas siguen afinadas a la perfección. Desvía la mirada hacia él, intentando traspasarle con sus irises argénteos y entonces es cuando se explica, pese a que cree que él intuye lo que va a hacer:

-Mientras todos duermen, Kiefer Kirchner, yo toco para ti... -Dice, sin romper el contacto visual- ...Para el lobo que ha mirado a la muerte y ha vívido para mirarme a mí después. -Y con esas palabras, comienza una melodía, que piensa llevar hasta el final, igual que la amistad que ahora les une a ambos.
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MensajeTema: Re: Ser música (Kiefer)   Ser música (Kiefer) EmptySáb Mayo 01, 2010 9:15 pm

Sabe, es consciente, de que en el mero gesto de resbalar ella ha visto muchas cosas que problabemente muy pocas personas verían... Pero cuando ella hace lo propio él también ve, también observa minúsculos detalles que, realmente y desde el punto de vista apropiado, no resultan tan minúsculos... Como el hecho de ver, en ese gesto y en la complicidad que le está demostrando desde que se han visto, que necesita estar al lado de alguien, pero no de un cualquiera si no de alguien que únicamente escuche y quiera escuchar al mismo tiempo, uno que pueda leer la complejidad de la misma Níobe... Y es que él sabe muy bien lo que es sentirse casi un extraterrestre, por forma de pensar o de ver las cosas, y por ello mismo entiende la necesidad. No aparta la mirada de ella esta vez después de decir lo que ha dicho, escuchando sus posteriores palabras... Comodidad, sí, pero su problema residía en que la comodidad y la seguridad le resultaban iguales la mayor parte de las veces... Contadas ocasiones se ha deshecho de la burbuja para sentirse menos cómodo y más seguro al ser él mismo, y aunque no se lo reconozca puesto que no lo ve necesario, ella está consiguiendo convertir un encuentro casual en eso mismo, en roturas de burbujas. Tampoco se equivoca en nada de lo que dice, acertando con una precisión que a otro podría generarle escalofríos y que a él ni le sorprende... Asombrosa, sin duda, hasta el punto de hacerla interesante. Sonreiría si estuviese en unas condiciones normales, y sonreiría de forma interesada, curiosa y sincera...

Pero no puede, y es que sobre su rostro vuelve a caer una máscara ante las posteriores palabras de Níobe. No se molesta en dejar de reflejar confusión, ya no solo la propia sino la referente hacia Níobe cuando observa esos ojos humedecidos... ¿Lágrimas, por él? Eso sí que no se lo podría esperar, no otra vez, con Aitana ya le ha sucedido y le supieron amargas. No merece lloros por parte de nadie, y al parecer nadie se da cuenta de ese inmerecimiento, cosa que le exaspera y le pone nervioso.. Porque la verdadera causa es que quiere hacerlo, quiere compartir con ese tipo de personas su dolor, y le cuesta horrores. También se sorprende, no puede evitarlo, cuando menciona las heridas que oculta... La cosa es, ¿se refiere a las actuales o al general, al todo que arrastra desde niño y que le impide ser como realmente es? Preguntas sin respuesta por el momento, que se juntan con esas pequeñas cosas que ve en ella, que ambos comparten, como el sentirse desgastados, demasiado cansados y usados ya como para seguir adelante y mirarlo todo de la misma forma...

Realmente está marchito, y la forma de hablar de ella indica que, si bien no lo está, es más que probable que esté en proceso, algo que, por encima de todo, le parece un desperdicio y no le gusta, aunque también sabe que el tema a tratar en estos momentos no es ella, básicamente por su incapacidad ahora de poder asestar golpes certeros. Por lo que se limita a escucharla hasta el final, sintiendo esos dos grises ahondar en zonas profundas y en cierto modo inhóspitas, tomándose su tiempo para organizarse y responder. No tiene nada que ocultar, y aunque intentase hacerlo ella le descubriría... Así que, ¿por qué hacerlo?:

-Cuando estás marchito es difícil distinguir entre seguridad y comodidad, Níobe Targaryen... Espero que nunca llegues a darte cuenta, eres una bonita flor a la que parece que le empieza a faltar el agua, quizá por ello estés aquí y no sólo sea yo el necesitado de algo... Aunque te aceptaré algo, no estoy en condiciones como para darte lo que necesitas... Sin embargo sé pagar mis deudas, pequeña loba, y lo haré cuando surja el momento... No he hablado de esto con nadie excepto con una persona, y espero que sepas valorar ese detalle. -
No lo espera realmente, sabe que lo valorará, pero le gusta quitar tensión al momento, facilitándose a sí mismo la tarea de hablar. No hace ademán de apartar las manos de sus rodillas, más bien lo contrario cuando sin demasiado esfuerzo posa encima las propias. Puede sentir calidez, una calidez que invade su cuerpo frío de forma metafórica, dándole un mínimo de fuerza que se junta con la propia y le permite abrir la boca.- Si tenemos todo el día lo aprovecharemos... Y cuando caiga la noche será tu turno. -Clara indirecta de que no se le escapan las cosas, los pequeños detalles, que dejan ver una parte de ella en sí misma, bloqueada el resto por algo, algo que es lo que realmente le gustará saber en otra ocasión.- Tienes un talento innato para la intuición, no voy a negártelo... Y sí, probablemente pueda cambiar de opinión sobre la muerte en un futuro... -"Si encuentro a alguien que me haga cambiar, claro". Aunque eso no lo dice, se lo guarda para sí mismo... Y es que perdonarse implica que le perdonen, y sabe que hay personas que no están dispuestas a hacerlo. Toma aire de nuevo, desviando la mirada hacia la anciana otra vez, desenfocando y abstrayéndose. Si logra olvidarse de dónde está y con quién, le resulta más fácil recordar y hablar en consecuencia:

-No es un plato de muy buen gusto que te secuestren en mitad de una actuación, no te lo recomiendo... Y tampoco lo es que te secuestren junto a una persona que te importa. -
Empieza, en voz baja, de forma que no despierte a la mujer pero perfectamente audible para Níobe... ¿O quizá le sale así por el dolor? Probablemente sean las dos, pero ni confirma ni desmiente, lo deja todo volar a la imaginación de la joven loba que tiene al lado.-Tras unos días inconsciente desperté de la pesadilla. Eres capaz de entender como se puede sentir uno cuando despiertas de repente, en una habitación que no es la tuya, en un sitio que no tiene nada que ver con donde perdiste la consciencia... Aunque quizá no seas capaz de comprender lo que se siente cuando estás atado a una silla, cuando tienes delante a uno de esos cazadores fanático-religiosos "rezando por tu impia alma" en lo que te arranca un tatuaje con un cuchillo, te rompe la nariz, intenta asfixiarte y luego te rompe un par de costillas...

De nuevo ese tono impersonal y escalofriante, anque paradójicamente es menor que el anterior, el dolor de recordarlo va aflorando en su voz, así como el miedo que sintió por su vida... Lo que deja entrever que, en efecto, no quería morir:

-Podía haberme entregado a sus brazos, pero vaya, las cuerdas se deshicieron... Me libré a un alto precio, me intoxicó de plata antes de dejarlo K.O... Aunque eso no fue lo peor. -
No, lo peor fue los chillidos que se escuchaban en la habitación contigua y reconocer la voz femenina, eso sí fue horrible. Ahora sí la mira, una mirada penetrante, inquietante y directa, sumamente profunda.-Lo peor fue ir a la habitación contigua y encontrarte a esa misma persona importante tumbada en la cama, desnuda y sangrante, profanada por otro hombre, un humano al que ni siquiera conoces, al que ni siquiera le has hecho nada en tu jodida vida... -Con esas palabras refleja la frustración y la confusión, si tenía algo en contra de alguien adelante, pero, ¿de él, de Nicole? No lo había visto ni una puta vez. Guarda silencio, con la respiración algo enturbiada y su mirada similar, rompiendo de nuevo el contacto visual.-Tuve ganas de matarlo, pero no pude, el tiempo corría y lo único que pude hacer fue rescatarla... Casi me voy del todo, si no fuese porque tuve suerte y acerté con la decisión que tomé... Pero esas imágenes no se me van de la cabeza, están ahi, grabadas a fuego...

Más segundos de silencio, la tensión cae sobre ambos y ella lleva tocando desde que él ha empezado a hablar, pero le da igual, porque sabe que le escucha y, en cierto modo, la melodía que está tocando le viene que ni pintada... Es sorprendente ver los detalles que ha visto Níobe en él, al menos para otra persona que no sea él mismo, claro. De bohemio tiene poco, de raro quizá sí, pero, en efecto, es una mera fachada, una mera imposición necesaria para sobrevivir en un mundo que cada vez parece más complicado:

-Mi cuerda se rompió hace mucho tiempo, Níobe, estuve en el extremo positivo, salté al vacío y me di de bruces contra el suelo.. Desde entonces busco de nuevo el equilibrio, y cada vez que parezco encontrarlo el destino está dispuesto a joderme por entero... Ella no habla, ¿sabes? Sé que lo está pasando fatal, pero dime de qué sirve encerrarse en uno mismo de esa forma tan autodestructiva... No tiene sentido ni lógica, y me siento hipócrita, porque yo mismo lo llevo haciendo años... -
Está siendo algo egoísta, lo sabe, pero lo que intenta reflejar es ese deseo de sentirse escuchado.- El silencio es algo que realmente me agobia, me... Hunde, porque me hace cavilar, dudar y pensar... y cuando tienes la mente más corrompida que una manzana podrida pensar resulta hasta doloroso. Ni siquiera sé que estoy haciendo ahora mismo contándote esto, joder.

Masculla entre dientes, apartando la mirada finalmente y desviándola de nuevo a las vías... La oscuridad le reclama, es capaz de sentirlo, de escucharlo... Y lo peor es que él no sabe qué respuesta dar ante ese reclamo.
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