Al fin la noche llega, y con ella, la fiesta. [Libre~]

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Sólo hace un par de horas que ha anochecido, el mismo tiempo que su querido antro, el Nibelheim, ha abierto sus puertas a todos aquellos que quieran entrar, para disfrutar de una noche sin límites, con todo lo que uno pueda desear si se es amante del alcohol y las drogas variadas. Encima de la Sala Azul, la nombrada por todos cómo 'Cielo', está el despacho de Anouk, pequeño y lleno de papeles por todas partes, con apenas un escritorio, una mesa y miles de archivos para llevar las cuentas del local, si más no aproximadamente.

Si hay algo en el mundo que no soporta es que bajo sus pies la gente esté divirtiéndose, bailando con música que le encanta y bebiendo hasta perder los sentidos mientras a ella le toca quedarse allí un rato más, aguantando el suplicio y a la vez el gusto de regentar el Nibelheim, con todas sus consecuencias.

- ¡Malditos bastardos que no pagan la cuenta cuando toca! -espeta de mal humor frente a uno de los papeles que tiene en el escritorio, dando un manotazo para descargar la rabia. Vuelve a hacer las operaciones y, muy a su pesar, le siguen dando mal. Todo por culpa de un puñado de viejos amigos de sus hermanos, Theodor y Dominik, los cuales se dedican a consumir sin pagar, diciendo que ya lo harán a final de mes. Pero ese día nunca llega, y de mientras sus deudas se van hinchando cómo un globo. Al final tendrá que prohibirles la entrada, aunque le sepa mal a la memoria de sus difuntos hermanos.

Cuando ya no puede más, pues le duele la cabeza de tener que calcular tantas cosas, se levanta y sale del despacho, no sin antes coger su paquete de cigarrillos junto a un encendedor. Baja hasta el piso de abajo y luego sale a la calle, apoyando la espalda en la pared del local. Saca un cigarrillo con un par de momentos mecánicos y calculados, sujetándolo entre sus labios mientras lo enciende. Da una larga calada, relajándose al instante, disfrutando del frío de la noche contra la piel pálida y desnuda de sus brazos y rostro.

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Off: M uno si no te importa ^^ (Si te importa sólo dilo y lo
borro, sin problema alguno!)

-Nos vemos gilipollas-Le dije a Eidan, que veía la tele tirado en el sofá...a
veces pienso que más que mi mantenido compañero de piso es como una parte más
del mobiliario, pero más caro y necesitador de alimentos, pero bueno, después
de todos es al único al que le puede llamar colega, es algo así como un mejor
amigo sería para el criterio de otros.

Mientras bajaba por el ascensor me eché a la boca el primer cigarro de la
noche...la ley vigente estipula que no se puede hacer, pero sinceramente...me
la ha pelado siempre y ahora no hago una excepción. El humo en el interior del
ascensor del alto edificio se arremolina sobre mi cabeza, siempre me ha gusado,
es curioso ver como se agita formando figuras caprichosas y maleables. En mitad
del trayecto el ascensor se paró y sube un hombre que me miró automáticamente
mal al verme fumar.

-No se puede fomar aquí.

Ni si quiera le miré y seguí en mi mundo, ignorándole profundamente, a lo que
el hombre se ve que no supo cómo reaccionar. Al final del trayecto me despedí
amablemente de él, cosa que se ve que le sentí fatal porque pude oír como soltó
un improperio contra mi persona, que desconsiderado... Al salir por la puerta
me encuentre con que hacía un poco de fresco, pero bueno, tampoco me iba a
morir, así que seguí caminando hasta encontrarme con mi Jaguar... Ni en ese
momento ni ahora pude evitar sentirme orgulloso de tenerlo...sé que tengo
dinero para comprar más...e incluso más caros, pero no sé, este en particular
tiene algo que me encanta. Sin más dilación saqué la llave y apreté el botón de
apertura a distancia montándome en el asiento delantero y arrancando el coche…esa
noche me apetecía salir, quería olvidarme un poco de tanta idea que tenía en la
cabeza…un genocidio neuronal como los de antes no me iba a venir mal, sin duda
alguna es la mejor forma de despejarse.

“A ver a veeeer…¿dónde podría ir para desfasar?...Nibelheim”

Acelerador pulsado y velocidad más alta de la permitida, en
poco tiempo ya estaba en la puerta del local y, cojonudo, había aparcamiento
justo delante…strike.

Tras aparcar el Jaguar con cierta dificultad (nunca se me
dio demasiado bien maniobrar la verdad), me bajé del coche y salí del vehículo
en dirección a la puerta del local. Antes de llegar pude ver a una chica
fumando en la puerta, en ese momento se me vino a la cabeza haber escuchado que
la dueña del local era una joven que coincidía exactamente con ella, me acordé
por lo raro que me resultó imaginarme a alguien así al frente de un local como
este... Mientras cavilaba de esto no pude evitar mirarla quizá demasiado, pero
soy así cuando me ensimismo no me doy cuenta de mucho más de lo que me rodea.
Para intentar contrarrestar la impresión que habré dado me limité a sonreírle
amigable y, para que engañarnos, falsamente, para luego continuar dirección a
la puerta.

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FdR: Claro que no hay problema. ^^

Lleva ya un buen rato a la intempérie, viendo a todos sus clientes ir y venir, entrando más o menos bien y sobrios, para terminar saliendo colocados a más no poder, seguramente viendo elefantes rosas en un cielo color verde. Todo muy psicodélico seguro, y divertido también. Suspira resignada, lanzando los restos del cigarrillo al suelo, para apagarlo con la punta de sus zapatos, negros a conjunto con su ropa, y con un tacón admirable. Casi parece imposible que se pueda mantener en pie desde esa altura, pero tras años de práctica, ya no es problema para Anouk. Sacude su pelirroja cabecilla, apartándose varios mechones tras la oreja, para volver a coger otro cigarrillo, repitiendo los mismos movimientos de antes. No le apetece entrar, porque si lo hace acabará tan mal que no podrá hacer las cuentas que le quedan pendientes. Es un fastidio eso de tener que ser tan responsable, después de toda una vida sin preocuparse por nada en absoluto.

En un momento dado, sus ojos se dirijen hacia alguien, alguien que la está mirado demasiado, distrayéndola de su tarea, buscar elefantes en el cielo sin ir colocada. Se encuentra con la mirada castaña de un hombre, que aunque al principio no le resulta nada familiar, se da cuenta de que alguna otra vez le ha visto merodeando por allí. Aún así no había hablado nunca con él, algo común, ya que si tenía que entablar amistades con todos sus clientes, terminaría loca. Pero su sonrisa, que pretende ser amable pero queda terriblemente falsa le llama la atención. Despega la espalda de la pared y sujeta el cigarrillo entre sus dedos, para tener los labios libres y poder hablar. Se interpone ante la puerta y el chico de ojos castaños, esbozando una ténue sonrisa,

- Bienvenido al Nibelheim... -saluda, con su típico tono de voz, que pretende ser tranquilo y amigable. Coloca la mano libre a su cintura, clavando su mirada grisácea en la de él-. ¿Tienes por costumbre quedarte mirando a las mujeres por la calle? Porque debería recomendarte que no lo hagas mucho por aquí, si no quieres terminar... Con problemas -advierte, con un ligero toque de amenaza, sutil pero presente. Sabe que por su físico la gente no suele tomarla mucho enserio, demasiado aspecto de adolescente ingénua e infantil, por lo que se impone ante los que puedan tomarle el pelo antes de que tengan la oportunidad de meterse con ella.

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No pude evitar sonreir con la actitud de la dueña del local, se ha dado cuenta de que la miraba y todo...aunque bueno, seamos sinceros, un poco más descarado y hasta podría haber sentido mi aliento en la nuca...así que supongo que doy por comprensible el comentario, que lejos de molestarme o intimidarme me ha resultado divertido.

-Bueno...supongo que si la dueña de Nibelheim me advierte que me pueden zurrar es que me pueden zurrar, por cierto, un honor que te interpongas ante mi y tu garito.

Le sonrío ahora igual que le sonreí antes, pero esta vez a conciencia de ello, no es que busque picarla, pero...si, busco picarla, no puedo evitarlo, a veces soy un engreído y el primer paso es admitirlo...el segundo (al menos para mi) es seguir siéndolo, así que nada, hago que la gente de fe de ello, aunque lo cierto es que me sale espontáneo.
Mantengo su mirada gris...(gris, bonito color de ojos si señor...si algo no me ha gustado nunca de mi es el color de los mios...marrón excremento)...al tanto que saco la pitillera del bosillo de la cazadora de cuero negra, abriéndola ante ella y sacando dos cigarros, uno (el primero) que me llevo a la boca y el otro que le ofrezco a ella.

-No quiero ser descortés con tan alto cargo-De nuevo mi tono burlón...aunque es cierto, no quiero ser descortés con tan alto cargo-Y veo que tu cigarro se ha acabado en cuanto he aparecido por aquí...vaya casualidad, así que pilla uno si quieres que te haga compañía antes de entrar.

Me quedo con la pitillera aún abierta en la mano esperando a que coja el cigarro que tengo en la otra, sosteniendo el cigarro en la boca...que apesta a hierba a la legua, la pitillera contiene porros ya liados por mi con anterioridad.

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FdR: Perdón por tardar tanto. T^T

No se extraña al ver que sus intentos de parecer intimidante se quedan en nada, le pasa tantas veces que al final ya ni se sorprende. Pero eso le da igual, porque realmente no es una pose, ella es una mujer fuerte y no se va a dejar pisotear por nadie. Lo que no le hace mucha gracia es que a él la situación le parece divertida, si llega a medir un poco más y tener un poco más de fuerza, se iba a enterar, pero por mala suerte, está en desventaja, así que le toca aguantarse. El cigarrillo se le ha vuelto a terminar, así que lo tira al suelo y lo apaga.

Al escuchar su comentario enarca la ceja, algo sorprendida de que sepa quién es. No es que intente ocultarlo, sus clientes habituales saben de sobras que entre ella y Daniel regentan el Nibelheim, pero procuran mantener cierto nivel de anonimato. No por nada su local es completamente ilegal, y se cometen allí más crímenes que en cualquier lugar de la ciudad, excepto quizá las calles más peligrosas. Entre el tráfico de drogas, peleas, venta a menores y un largo etc., tiene suficiente para un largo tiempo en la cárcel o un montón de dinero y sobornos que no está dispuesta a pagar.

- ¿Y cómo sabes que yo soy la dueña? ¿Te lo ha dicho un pajarillo? -inquiere, mostrando cierto interés, aunque supone de antemano que es poco probable que tenga una fuente concreta o, en el caso de que sí lo sea, lo/la conozca.-. Y sí, es todo un honor para ti, no todos corren la misma suerte, aunque les gustaría -replica ante lo segundo, haciendo gala de cierto orgullo y alta autoestima. Muestra total indiferencia ante su nueva sonrisa, falsamente amable, que le molesta bastante pero oculta a la perfección. Por nada del mundo va a demostrar que nada de lo que pueda hacer la molesta en lo más mínimo.

Aparta la mirada para dirigirla al cigarrillo que le ofrece, que apesta a hierba incluso desde su posición. Y es ahí cuando entra en una lucha interna, entre su 'yo' responsable y su 'yo' fiestero, pensando en qué es lo que más le conviene. Pero antes de que ni siquiera se dé cuenta, ya ha alargado la mano para tomar el cigarrillo entre sus dedos, ganando obviamente su lado con ganas de fiesta.

- No es que me interese mucho tu compañía antes de entrar, pero no acostumbro a rechazar ofertas de éste tipo, y menos si parecen de cierta calidad -contesta a su ofrecimiento, llevándose el porro a los labios para encenderlo con su mechero. Duda un momento antes de ofrecerle fuego para encender el suyo, a modo de agradecimiento.

- ¿Y qué te trae por aquí? -pregunta, utilizando un tono de voz más suave que antes. Siente el agradable humo del porro recorrer su cuello hasta llegar a los pulmones, llenándolos de sustancias que, a pesar de ser muy muy malas, la hacen sentir más que bien.

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Off: Tranquila, no pasa nada!=)

Vale, supongo que es normal que quiera saber quien me ha dicho que ella es la dueña, después de todo si me pongo a contar los delitos que comete el bar, probablemente me falten dedos en las manos...e incluso los pies si me pongo serio, osease, es un lugar que me gusta. Acerco la mano cogiéndole el mechero que me ofrece encendiéndolo y dando una gran calada para que el fuego avance lentamente, a la par que mis pulmones se hinchan a base del espeso humo blanquecino de la hierba quemada...vaya, solo una calada cada uno a nuestros respectivos y ya huele a fumadero...
Extendiendo de nuevo la mano le acerco el mechero arqueando la comisura de los labios ligeramente a modo de leve sonrisa, espontánea esta vez, a modo de agradecimiento, sin quitarme el cigarro de la boca hasta que me decido a hablar, mirándola con rostro neutro y negando ligeramente para restarle importancia.

-Bueno-Doy un suave toquecito para que caiga la ceniza-Tu local es lo que es y tienes clientes que sabran que tú eres la dueña y ya se sabe lo que pasa en los antros de este tipo...-vaya, he llamado a su local antro...que desconsiderado soy..-y que conste que no digo antro en el mal sentido, personalmente te felicito por el sitio...-creo que lo arreglé...-Pues eso, que la gente bebe, fuma, se droga, se desfasa...es el lugar más propicio para que los secretos dejen de ser secretos...que yo sepa como eres tú no es más que fruto de una conversación estando colocado con un borracho que ni se como se llama que me dijo que la dueña era alguien que encajaba con tu descripción...y con ese pelo rojo fuego y esas pecas...lo siento, pero eres casi casi inconfndible...-Vuelvo a dar una larga calada mirando ahora a la joven empresaria...se que muchos la tomarán a broma...pero no ser por que me da a la nariz de que se la sopla...parece una chica interesante...Expulso el humo tranquila y paulatinamente en forma de aros-Bien-prosigo cando termino- Ya me imaginaba que mi compañía vale tanto como la ceniza del porro que acabo de sacudir, pero bueno, el caso es que me has preguntado incluso que que hago aquí...así que me lo tomaré como que quizá valga un poco más que la ceniza, pero solo un poco....Y bueno, aquí estoy por el mismo motivo que todos los de dentro...echar un rato y matar un par de jodidas neuronas...ya sabes, pensar da jaqueca y esta no es mala medicina.

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El olor de la hierba la embarga por completo, rodeada por el humo de su porro, que cuanto más se eleva, más se difumina. Está realmente cargado, y eso le encanta, ha sido todo un detalle por parte del hombre -al cual debería preguntar el nombre por eso que llaman 'educación'- compartilos con ella. Toma el mechero entre sus dedos cuando se lo devuelve, guardándolo junto a su cajetilla de tabaco en el bolsillo trasero de su short negro, expulsando de vez en cuando el humo de sus pulmones, para ver los extraños dibujos que se forman en el aire antes de que desaparezca. A pesar de eso no se le escapa la sonrisa que aparece en su rostro, aparentemente neutro.

- Tranquilo, no me ofende, yo también lo llamo antro, de forma 'cariñosa' -contesta, antes de que siga hablando. Desde siempre lo ha llamado su 'pequeño antro' a modo de mote cariñoso, pues para ella el Nibelheim es más importante que muchas de las personas que conoce. Sigue escuchándole con cierto interés, para enterarse de todo, pese a que le cuesta mantener la atención. Si ya de por sí es un poco pasota en el tema de escuchar a la gente, con un cigarro de esos entre los labios aún lo es más. Cabecea en forma de asentimiento, está de acuerdo en eso, con un poco de alcohol a la gente se le soltaba la lengua demasiado rápido. Tsk, malditos bastardos que no saben mantener la discreción.

- Vaya, soy un tema de conversación entre borrachos... Que ¿bien? Y además soy inconfundible. Supongo que me lo tengo que tomar todo cómo un piropo, ¿no? -dice, con un amago de sonrisa, arqueando la comisura de sus labios, antes de dar otra calada al cigarrillo, reteniendo el humo en sus pulmones unos instantes, sólo expulsándolo para contestarle. Se le escapa una leve risa al escucharle, pues creía que el chico tendría más carácter cómo para considerarse igual de interesante que un poco de ceniza.

- En eso tienes razón, éste es el mejor lugar de la ciudad para poder dejar de pensar -asiente, riéndose otra vez ante lo de la jaqueca. Es una risa algo tonta, de esas que sueltan las adolescentes hormonadas cuando ven un tío bueno, producto seguramente del porro que lleva entre los dedos y no de las hormonas-. Además, hay fiesta cada noche, inclusive entre semana, así que no hace falta tener que usar el cerebro nunca... Divertido, ¿verdad?

- Por cierto, me llamo Anouk, por si te interesa -termina presentándose, tendiéndole una mano. Prefiere tener un nombre, por si acaso algún día vuelven a coincidir o algo por el estilo. No le ha parecido mal tipo, quizá un poco chulo, pero a la vez entretenido.

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Vaya...ahora toca presentación...sinceramente no los veo como algo tan necesario como lo suele ver la gente, después de todo son sólo etiquetas, como las que se le pone a un frasco en un laboratorio para diferenciarlo de muchos iguales...Y ya para rematar mi etiqueta lo único que hace es joderme...aunque bueno, ahora vivo en Bucarest...donde "cristo perdió la boina" como dicen en aquel país...España, así que no creo que la prensa amarilla que me perseguía hace años hubiera llegado aquí...mamones, sólo por ser un rico heredero te dicen como tienes que vivir...no, mejor dicho, sólo por ser persona te dicen como tienes que vivir...como tienes que divertirte, como pensar, como actuar, como vestirte, que estudiar... Y luego se quejan y te joden si no lo haces... Maldición, me he quedado ensimismado en mis pensamientos otra vez, ya hace unos segundos que la chica me preguntó mi nombre, como se nota que la hierba está fuerte y el papel a punto de reventar de la cantidad...

-Bueno-Digo mientras le tiendo la mano amistosamente con exresión divertida en el rostro...provablemente por los efectos de mi gran amigo el THC-El caso es que no digo mi nombre de primeras...cuestión de seguridad, no te lo tomes a mal...así que supongo que me puedes llamar Mady...-Me llevo la mano a la perilla pensativo con la boca ligeramente torcida a un lado...tengo que empezar a buscarme otro apodo diferente al que me llamaban mis antiguos compañeros del colegio, suena un poco ridículo la verdad- Encantado Anouk...y si, tómatelo como un piropo...aunque no se yo he...me juego otra invitación a lo que estamos fumando a que los que te mencioban también se acuerdan de ti en su intimidad...prefiero no decir haciendo que...

No puedo evitar soltar una risita, en parte por que me he echo gracia a mi mismo, que ya es triste de por si, y en parte por los susodichos efectos de lo que me estoy metiendo en los pulmones, calada a calada, exhalada a exhalada...que bueno...no digo que sea saludable, pero por Dios, esta sensación no puede ser tan mala como la pintan.

-Por cierto...bonita risa-Le comento en tono burlón, pero claramente en busca de una broma y no de una disputa o intento de ofensa...sólo es que no podía contenerme el chiste-Y si dentro hay fiesta...¿Podríamos entrar no?

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¡Oh, el cielo ya empieza a volverse de color verde, cómo la hierba! Qué divertido. Tiene muchas ganas de acompañar esa sensación de estar en las nubes, dónde absolutamente todo es gracioso y contiene colores brillantes y bonitos, con cantidades ingentes de alcohol. Porque llega un momento que todo deja de parecerle gracioso, así que necesita complementarlo con otras cosas para mantener el efecto durante más tiempo. Sí, en teoría esa noche debía ser responsable, pero su lado más despreocupado siempre termina adueñándose de ella, por mucho que intente evitarlo una y otra vez. Antes al menos se controlaba, entre semana no salía hasta muy tarde y reservaba las fiestas para los fines de semana, en los que se tiraba tres días sin aparecer por casa. Ah, qué dulces los tiempos en los que su máxima preocupación era ser la niña mimada de papá y la princesita de sus hermanos, dónde todos cuidaban de ella y le concedían hasta el más mínimo capricho.

Sacude la cabeza, haciendo que varios mechones rojos caigan graciosamente por su rostro, fijándose en que él también parece sumergido en sus propios pensamientos. Aún tiene la mano tendida para que él se la estreche, y mueve un poco los dedos. Se le vuelve a escapar esa risa tonta que la caracteriza cuando va fumada, haciendo que parezca mucho más amigable que cuando está en su estado normal. Y es que es así, sólo hace falta un poco de alcohol o algo de droga para que Anouk sea más abierta, cómo con la mayoría de gente, o al menos la que ella conoce. Alza una ceja al escucharle, entrecerrando los ojos para centrar su atención en él.

- ¡Oh, vaya! ¿He topado con famosete? Pues no tienes mucha pinta. Y no me lo tomo a mal, ¡no podemos permitir que tus fans nos encuentren! ¿Qué pensarían al verte así? Muy mal, muy mal... Prometo guardar tu secreto -lleva su dedo índice a los labios, señalando que se mantendrá callada, mientras sujeta el porro con la otra mano, que cada vez se va haciendo más pequeño. Se ha montado su propia paranoia en pocos segundos, casi creyéndoselo de verdad. Vuelve a agitar la cabeza para centrarse, pero termina riendo al oír su apodo-. ¿Mady no es nombre de chica? En Constanta conocía a una, que era muy muy... Eh... Facilona, eso, y se llamaba Maddelyn, aunque la llamábamos Maddy... Y a sus espaldas ni te digo, pobrecita -vuelve a reírse, para acto seguido fruncir el ceño levemente al oír lo segundo, acompañado de una mueca de disgusto.

- Ugghh, qué asco. Prefiero que sean tíos buenos por lo menos... Y poder participar si se da la ocasión -añade por lo bajini, mezclándolo con una tos muy falsa. Termina dándole un golpe suave en el pecho por el chiste de su risa. No es su culpa, le sale así de natural, y tampoco está tan mal. Ante la idea de entrar a por la fiesta que hay en el interior del local una sonrisa se extiende por su rostro.

- Al fin dices algo inteligente, Mady -dice, antes de dar una última y profunda calada a su porro, llenando su cuerpo de ése humo blanquecino que tanto le gusta. Luego se da la vuelta y se dirige hacia la cola kilométrica que hay para entrar, lleno de gente gritando y haciendo el tonto, para pasar por en medio y llegar a la puerta VIP. Es lo que tiene ser la dueña, que no se tiene que hacer cola, y sus conocidos tampoco cuando ella los invita. Y a 'Mady' se le ha concedido el privilegio, al menos por esa noche. Espera a que llegue a su lado y entra, pues los porteros la reconocen enseguida y no dudan en abrirle.

- Va conmigo, chicos -dice señalando al chico, internándose en la discoteca, dónde la música retumba y el ambiente está más animado que nunca. En cuanto tiene un pie dentro su cuerpo empieza a moverse al ritmo de la canción que suena, dirigiéndose a la barra de la Sala Roja, el 'Infierno' del Nibelheim, dónde la música es más electrónica y algo oscura a veces.

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Joder...vaya capacidad de adivinación tiene la chica, se ha dado cuenta a la primera de que soy eso...un famosillo, aunque seguramente piense en famosillo de prensa rosa y tal...si así fuera probablemente habría bebido cianuro hace años, por...digamos suerte, a mi me acosa la prensa de escándalos públicos, al menos no se meten con quien me acuesto...gracias a Dios.

Me rasco un poco la barba dando la última gran calada al porro para acabarlo ya y poder entrar como he sugerido...Incluso toso, creo que he abarcado más espeso humo del que cabían en mis pulmones. -¡Vaya!¿Así que me vas a guardar el secreto he...?¡Al final vas a caerme bien!-Suelto una risilla tonta que ha salido de forma totalmente espontánea mientras tiro la colilla y me llevo también la mano a los labios-A si que shhhh-Le dedico la sonrisa más complice que puedo dedicar, que se puede traducir en una sonrisa casi corriente y moliente si no fuera por un leve guiño de ojo.-Y bueno-río alegre- se que Mady es nombre de chica, pero es el mote que me pusieron en mi tierna infancia y como nunca me ha dado por pensar otro ni nadie ha tenido ganas de cambiármelo...pues así se quedó-Me ha hecho bastante gracia la broma, vaya, la chica que en un principio parecía tener un carácter de rod wayller al final resulta ser jovial y todo, es verdad que las primeras impresiones engañan.

-Pues ala, detrás tuya señorita Anouk-La sigo mientras me cuela por la entrada V.I.P. Hacía tiempo que no entraba por una sala V.I.P. sin dejar un fajo de pasta por adelantado, bueno, fajo fajo...calderilla para mi, supongo que eso de haber estado rodeado de dinero desde que nací y ser jodidamente rico me ha hecho no valorar mucho el dinero...y eso que he estudiado empresariales...si ahora me vieran mis profesores que decepción de iban a llevar...no puedo evitar soltar una leve y casi imperceptible sonrisa a mi mismo...si, yo también siento nostalgia a veces.

En cuanto entro por la puerta miro al portero al que Anouk acaba de hablar sonriéndole burlonamente, otras veces el cabrón me había puesto pegas para entrar con estos zapatos y bueno, siempre le he convencido para poder entrar(cosa que tampoco ha sido muy difícil)...pero ahora aquí me tiene, entrando con la dueña...zas, en tu puta boca gorila.

Vaya es verdad que está todo de lo más animado...genial, además Anouk no se mueve mal, nada mal...la parte triste es que yo soy el clásico que sólo baila con dos o tres...o cuatro copas de más, es uno de mis defectos, pero eso se arregla rápido...Meto la mano en el bolsillo interno de mi cazadora y saco una pequeña bolsita hermética con catro pastillas con forma de emoticono sonriente del msn en versión minúscula...un par de anfetas para una juerga no viene mal, o speed, como lo llaman otros, además he de reconocer que no son de las más fuertes, no quiero quedarme demasiado pillado, lo mejor de todo es que aunque no son tan fuertes, como ya he dicho, no están cortadas con mierda, anfeta y punto, sin colorantes ni conservantes, como dijo el camello. Saco dos de la bolsa y las pongo sobre mi mano, guardando la bolsita con las dos restantes en el bolsillo.

-¿Una ayudita para el baile?-Comento a Anouk pegando mis labios a su oido para que me escuche sin tener que chillar con el enorme ruido, mientras que le muestro lo que se encuentra sobre mi mano.

(Off: Perdón por la tardanza!D:

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Se acerca a la barra, abriéndose paso a base de codazos bien dados en los lugares precisos, obligando a la gente a que se aparte para poder llegar a su destino. Tiene ya mucha experiencia en eso de andar entre tanta gente, no en vano tiene que hacerlo casi cada noche, por lo que nadie puede superarla. En cuanto llega a la barra, se inclina por encima de ella, llamando la atención del barman con movimientos exagerados, agitando el brazo. Rápidamente se acerca el que más tiempo lleva trabajando bajo su cargo, y conoce perfectamente sus gustos, por lo que en un momento le sirve un chupito lleno hasta arriba de absenta. Una enorme sonrisa se extiende por su rostro, mientras coge el vasito entre sus finos dedos y se lo bebe todo de un trago. Hace una mueca al sentir su cuello arder de forma violenta, pero eso sólo hace que sonría aún más después. Vuelve a dejar el vasito encima de la barra y se despide de su barman lanzándole un besito.

Vuelve al lado de 'Mady', que parece estar buscando algo, bailando al ritmo de la música, sin molestarse en vigilar si molesta a los demás. Ahora mismo ella está medio metida en su propio mundo, dónde la música le retumba en la cabeza y la obliga a mover el cuerpo según sus caprichos. Se le nota que tiene práctica, porque sus movimientos son fluidos y sensuales sin querer pretenderlo, lo hace inconscientemente. Y se olvida por completo de la presencia del chico hasta que éste le habla al oído, obligándola a volver al mundo real, al menos en parte. Baja sus orbes grisáceas hacia la mano de 'Mady', dónde hay un par de pastillas muy graciosas, que tienen caritas sonrientes. No duda en coger una, aceptando el ofrecimiento con una media sonrisa, mientras intenta ponerse de puntillas, imitando su gesto al colocar los labios sobre su oído.

- Muchas gracias, siempre va bien un poquito de ayuda -dice, con un tono de voz casi parecido a un susurro, ya que está lo suficiente cerca cómo para que pueda oírla perfectamente. Dicho eso se separa un poco, lo justo para poder tomarse la pastilla, dejándola en su lengua para que se derrita un poco antes de tragársela. Enseguida empieza a notar sus efectos, mordiéndose el labio para ocultar una gran sonrisa. En ése momento se siente eufórica, capaz de hacer cualquier cosa, incluso las más peligrosas, con los sentidos agudizados y alerta. Pero lo mejor es aquella sensación de placer que la recorre, de estar despierta, de no sentir nada más que ganas de bailar y moverse toda la noche, a sabiendas de que no se sentirá cansada ni acusada por el hambre hasta al cabo de varias horas, o más. Y es por eso que no duda en volver a bailar, más rápido y con más ganas, sin estar aislada en su mundo, sino bien atenta a todo lo que sucede alrededor.

- ¡Esto es genial! -grita, para que 'Mady' la oiga, porque a pesar de su proximidad, es poco probable que escuche algo si no se lo dice directamente al oído, y ahora no le apetece volver a hacerlo, más que nada que ponerse de puntillas con tacones es difícil.

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