¿Cuántas tirará? [Libre]

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El chapoteo de las piedras contra el agua antes de hundirse es de las pocas cosas que se escuchan ahora mismo en la plaza, una clara señal de que, al caer la noche, los niños ya no juegan, las mujeres ya no pasean y los hombres no tienen tanto interés en zonas así y más en otras algo más movidas.

Él debería ser uno de esos, pero está demasiado perezoso como para moverse y, además, siempre tiene la intuición de que la mejor forma de encontrar cosas interesantes es estar en el lugar más inesperado a la hora más inesperada. Por ello aguarda con suma paciencia, los cascos colocados en las orejas y la música a pleno volumen, escuchando sus propias canciones, las cuales tararea de forma alggo aburrida.

No deja de tirar piedras contra el agua, recostado contra un árbol como se haya y vestido con unos pantalones ajustados negros y una camiseta a juego, abrigado por encima con una gruesa gabardina de cuero. Mientras tanto se dedica a pensar, algo que se le da bastante bien.

Ya lleva casi un mes aquí y aún no ha visto ni rastro de esa supuesta manada de la que había oído hablar en sus viajes.

Tema: Re: ¿Cuántas tirará? [Libre] Jue Feb 25, 2010 2:07 pm

Kiyora salía de la Academia de Piano a altas horas de la tarde, como ya se había hecho costumbre en ella. Últimamente le pasaban cosas de lo más extrañas; su cuerpo no le respondía de la forma que quería a menudo, perdía el equilibrio a menudo y sus dedos al tocar el piano se paraban constantemente. ¿Qué la pasaba? a pesar de que su madre le había dicho que el TAC había diagnosticado un banal caso de desajuste de los nervios periféricos, Kiyora se olía que no era eso. Además, no la había mirado a los ojos cuando se lo decía.

Se estaba planteando muy seriamente ir a hablar con el Doctor.Marshall. Por su cuenta.

La plaza ya se encontraba casi vacía, y prácticamente solo se oían las piedras chocar contra el agua que eran producidas por un hombre en la fuente. Kiyora se disponía a cruzar la plaza para volver a casa, ya que se le había hecho tarde extendiendo lo máximo posible su horario en la academia.
Justo cuando pasaba por el lateral de la fuente, sintió que las rodillas se le flexionaban, a pesar de que ella intentaba mantenerse ergida, y cayó al suelo de rodillas, haciendo que todos sus papeles y partituras cayeran al suelo, esparciéndose. Sintió escozor en las rodillas, cosa que señalaba que seguramente debido a los raspones se habría hecho sangre. Pero Kiyora no se movió.

Se quedó en el suelo, con el ceño fruncido, mirando el suelo. ¿Por qué? ¿Otra vez?. ¿Qué le pasaba que su cuerpo no le respondía como quería? Pasaron unos segundos antes de que la joven reaccionara, y con la mente en otro sitio comenzó a recoger los papeles del suelo, lentamente.

-¿Qué me pasa? -susurró.

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No cesa su particular actividad aún cuando observa a una chica aparecer en la plaza. Lo único que hace es dedicarle una breve mirada con sus ojos, hoy verdes, antes de volver a tirar piedrecitas.

Una lástima que las cosas no siempre salgan como él quiere. Llega a vislumbrar por el rabillo del ojo algunos papeles volando y, curioso ladea la cabeza en dirección a la muchacha. Craso error, porque el olor a sangre comienza a llegarle, tenue, muy sutil, pero existente.

Su mirada se enturbia y le dedica un rápido vistazo, percatándose en las rodillas. Mierda, mierda, mierda... ¿Por qué hoy, cuando menos ganas tenía de probar su autocontrol? Aprovecha que no le está mirando para inspirar aire profundamente, en un intento de calmarse, aunque el nerviosismo comienza a apoderarse de su cuerpo paulatinamente.

Tanto que no tarda en levantarse y pasear de un lado a otro, decidiéndose finalmente a acercarse a ella.... Por ayuda, o simplemente por poner a prueba sus instintos, eso no lo sabe ni él, la cuestión es que se agacha y le ayuda a recoger las partituras:

-¿Te encuentras bien? -Pregunta atropelladamente y en voz alta, dado que aún lleva los cascos y no es consciente de la calma que los rodea, mucho menos cuando tiene que poner todo su empeño en no saltarle encima.

Tema: Re: ¿Cuántas tirará? [Libre] Vie Feb 26, 2010 2:25 am

Kiyora fue recogiendo las partituras una a una, perdida en su cabeza cuando otro par de manos entraron en su campo de visión, seguida de una pregunta a la que en su cabeza contestó negativamente. Frunció el ceño, preguntándose por qué hablaría tan alto, hasta que se percató de que llevaba pinganillos, y de que eso era lo que había estado escuchando cuando pasó por su vera.
A su pesar, esbozó una media sonrisa, y sin querer parecer grosera, le quitó uno de los pinganillos. Tal vez no debería haberlo hecho, pero había sido un impulso.

-Si, pero mis rodillas no dicen lo mismo -respondió modestamente mientras terminaba de recojer con su ayuda el resto de las partituras de piano. -Muchas gracias, últimamente paso más tiempo en el suelo que otra cosa. -trató de levantarse, pero el impacto en las rodillas le había dejado bastante dolorida, asi que desistió y se quedó de momento en el suelo. Que imagen debería estar dando, pensó. Pero ya le daba igual -No sé para que me molesto en levantarme si voy a caerme de nuevo antes de llegar a esa esquina -dijo algo alicaída.

Kiyora se dió cuenta de que el joven no parecía encotrarse muy bien. Era como si... como si estuviese estriñido. ¿Tendría ganas de ir al baño?

-¿Te encuentras bien? -repitió la misma pregunta que él le había hecho segundos antes.

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No se siente ofendido, ni siquiera molesto, cuando ella le aparta el auricular de la oreja, más bien le ayuda a darse cuenta del que estaba hablando demasiado alto. No se disculpa, puesto que tampoco lo ve necesario y ya bastante tiene con aguantar el olor a hierro que en él se muestra más intensificado:

-No hay de qué.- Responde de nuevo de forma rápida, levantándose una vez está todo recogido y hundiendo las manos en el bolsillo de su gabardina, aún con los auriculares colgando y la música sonando a través de estos. Difícil discernir que la voz del cantante y la de él son la misma, algo de lo que no es que se de mucha cuenta.

No entiende muy bien por qué se levanta hasta que ella se explica de forma algo más... Concisa, pese a que el motivo lo deje en el aire y,por lo tanto, su curiosidad aumente. Se abstrae al mirar sus rodillas, y sólo vuelve a la realidad cuando ella le lanza la pregunta, alzando la cabeza con rapidez y fijando sus ojos verdes, ahora algo más abiertos, en los de ella:

-¿Eh? Ah, no, soy así.-Bonita explicación, o la asusta o no la asusta y se evita más preguntas, sale ganando se mire por dónde se mire. Pasan varios segundos de silencio, hasta que se percata de que tener a una chica que no puede levantarse enfrente y contemplarla como si de un espectáculo andante se tratase no ayuda a que él se evada del dichoso olor.

Por lo que, y con bastante calma, se acluquilla a su lado y la invita a que se apoye en él si es que lo desea:

-Decide rápido, no soy de los que se piensan las cosas dos veces. -Medio bromea, esbozando una enigmática sonrisa.

Tema: Re: ¿Cuántas tirará? [Libre] Vie Feb 26, 2010 4:22 am

Kiyora se le quedó mirando unos segundos en el suelo, hasta que finalmente no pudo evitar soltar una leve risa. -Asi que eres así, ¿eh? -la chica parecía haberse animado un poco -Entonces tienes que aprender a relajarte. No muerdo ni nada -apuntó indicando que se daba cuenta de que estaba tenso. ¿Se pondría así a causa de las mujeres, o de la gente en general? a lo mejor era un apartado social que no acostumbraba a hablar con la gente. Por el momento la teoría del baño, había quedado eliminada.

El chico no tardó en acunclillarse para servirle de apoyo a Kiyora, quién a su vez sonrió al escuchar su comentario.
-Entonces esto dice mucho de tí -había tenido suerte de que no fuese uno de esos gamberros, que ya se estarían riendo de ella por caerse de una forma tan anormal. No se había tropezado ni nada. Simplemente, sus rodillas se habían flexionado de repente.
Ki se apoyó sobre su hombro para así coger el suficiente impulso como para ponerse de pie por su cuenta. Cuando lo hizo, se sacudió la falda larga que llevaba, y las medias ahora rotas por la caída. -Lo siento -se disculpó. Realmente no sabía por qué se disculpaba. Tal vez por haberle distraído, o por haberle molestado haciendo que la ayudase. Últimamente se disculpaba mucho.

Andando de una forma algo inestable debido a las heridas de la rodilla, se sentó en la fuente, después de dejar las partituras debajo de su bolsa. Cogió el agua helada de la fuente y se roció las rodillas, haciendo que la sangre resvalase y no saliera más por el momento.

-Tú tampoco eres de por aquí, ¿verdad? tu acento te delata. Por cierto, me llamo Kiyora -se presentó mientras trataba de hacerle algún arreglo momentaneo a las medias destrozadas. Sin éxito alguno -Oye, ¿tienes un pañuelo o un kleenex? -le preguntó con una sonrisa tímida. -Lo siento, es para que deje de sangrar.

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-Quizá yo sí-Bromea a su vez, guiñándole un ojo de forma divertida. Ahora que se había acostumbrado había logrado someter su instinto, y una de las mejores formas de evadirse era charlar, y si le sumabas bromas o diversión a la conversación, lo tenía asegurado.

Algún día podrá controlarse sin tantas tonterías, aunque es algo que, de momento, ve algo difícil. Una vez ella se apoya él le pasa un brazo por la cintura, llevándola hasta la fuente y soltándola entonces. Deja que haga lo que tenga que hacer, en lo que guarda su reproductor de música en el bolsillo de la gabardina. De nuevo sus cejas se vuelven a alzar cuando pide disculpas:

-¿Por qué? Te has caído, y no se me da del todo mal hacer de héroe salvador. -Se echa flores a sí mismo, aunque por el tono jocoso de su voz deja entrever que no lo ve así, utilizando la ironía para dejar claro que no hay por qué disculparse. La suposición de Kiyora le hace estrechar los ojos durante unos instantes, de forma casi amenazadora, aunque rápidamente relaja la expresión como respuesta, al fin y al cabo era cierto, se denotaba su acento, y más aún cuando acababa de llegar:

-Vengo de más al Oeste, de Alemania para ser exactos... Si te preguntase lo mismo sería algo idiota, pareces asiática. -Y pregunta de forma indirecta, ergo, es idiota. Ante su pregunta comienza a rebuscar por los diversos bolsillos que posee, desde el de la gabardina hasta los inferiores de los bolsillos. Finalmente encuentra un pañuelo morado oscuro, que huele por si acaso, no sea que haya servido para limpiar otra sustancia.

Finalmente se lo tiende, ya más relajado al ver que no sale más sangre y lo que queda son rastros. De un único salto sube al borde de la fuent,e balanceándose de forma algo arriesgada:

-¿Y que tal tocas? -Pregunta sin tapujo alguno, interesado en ese aspecto de la muchacha.

Tema: Re: ¿Cuántas tirará? [Libre] Vie Feb 26, 2010 5:08 am

-¿Quién eres, el lobo feroz? -añadió también bromeando ante su respuesta sobre lo de morder, tras agradecer su ayuda para llegar a la fuente. Kiyora sonrió ante lo del héroe salvador -He de concedértelo. No se te da nada mal -la joven se habría percatado del modo en el que entrecerró los ojos cuando le comentó lo de que si era extranjero, si no hubiera estado lo suficientemente ocupada limpiando los raspones con el agua de la fuente.

-Ah, ¿Alemania? he estado allí un par de veces. Mi padre es director de Orquesta. Ha dirigido allí varias veces. Un país bonito, pero frío. Claro que para mí casi todos son fríos -y era cierto. Kiyora era por lo general una chica friolera, que aceptaba el hecho de que hiciera calor si no estaban a más de treinta grados. Cosas que tenía.
Soltó una carcajada muda sin llegar a despegar los labios.

-Si, algo así. Mi madre es Japonesa y mi padre Irlandés. Ando con un pie dentro y otro fuera, para al final quedarme en el medio. ¿No es patético? -se encogió de hombros. Lo normal es que residiera en Japón o en Irlanda. Pero no. Estaban en Rumanía. Porque claro, su padre también era medio Rumano. Si es que Kiyora era un especímen de todos los países...
Cogió el Kleenex que le tendía, sin reprocharle el hecho de que no se hubiera presentado. Ciertamente, los Almanes solían ser más recelosos con ciertos temas. Lo apretó contra la rodilla derecha, haciendo presión y esperando a que dejara de sangrar y así pasar a la otra.

Cuando le preguntó que tal tocaba, Kiyora tardó unos segundos en responder.
-Por ahí dicen que bien -más que bien, realmente. Había empezado a tocar a los cinco años, y había ganado seis competiciones desde entonces. Era más que buena, pero últimamente a sus dedos le pasaba algo extraño. Había veces en las que dejaba de tocar de forma abrupta, porque sus manos no la obedecían o se descordinaban. Ese era el motivo por el que últimamente se quedaba hasta los límites del horario de la academia. -Pero últimamente necesito practicar más. Parece que todo me sale mal -suspiró.

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Soltó una carcajada ante la pregunta de ella, negando con la cabeza en lo que la punta de una de sus deportivas rozaba el agua gélida que decoraba la fuente, aunque con un ojo pendiente de Kiyora:

-Más bien el cachorrillo asustado que busca cobijo, amor y comprensión. -Bromea de nuevo, aunque por la cara que pone bien parece un cachorrillo lastimero que busca un cálido abrazo. Lástima que cambia de expresión antes de que ella se plantee la posibilidad de abrazarle.- Gracias, supongo... Aunque ya sabes que no hay que fiarse de los cuentos, suelen estar todos bastante trucados para que leamos lo que ellos quieren que leamos.

Eso lo dice algo más en serio, aunque con el paseo que se va dando por el borde de la fuente cualquiera lo diría. Sabe que no se ha presentado, es consciente, pero ella no se molesta por el hecho y continúa hablando como si nada de sus procedencias. De un único salto baja de nuevo al suelo, quedando enfrente de ella.

Le echa descaro cuando se acluquilla y analiza sus rasgos detenidamente durante varios segundos:

-Pues sí, no eres totalmente japonesa... He conocido a alguna, suelen estar muy enamoradas de los países fríos, como tú dices... Aunque la verdad es que entre esto y Berlín no hay demasiada diferencia. Mira el lado bueno, te ahorras un dinero en frigoríficos, y tú tienes dos países... Debes de ser envidiada por muchos. -Por su tono de voz parece que hable en serio, aunque el brillo de su mirada es más bien distinto, manteniendo siempre la actitud cordial y afable con cierto tinte picaresco.

Entiende bastante bien las malas rachas, él las tiene componiendo, eso sin contar el cuidado que tiene que darle a sus cuerdas vocales para que no terminen hechas mierda:

-Todo son rachas, mejorarás... Aunque claro, sin haberte visto tocar únicamente parece que te hago la pelota. Y para que no tengas que recurrir a mí de cualquier forma, me llamo Kiefer. -Termina por presentarse, realizando una sutil y bien hecha reverencia en sus mismas narices.

Tema: Re: ¿Cuántas tirará? [Libre] Vie Feb 26, 2010 5:43 am

Kiyora enarcó una ceja ante su respuesta. Y trató de imaginarselo como tal; un cachorrillo que buscaba compresión, amor y cobijo. Y por una décima de segundo realmente le pareció verle así, aunque tal vez fuera fruto de su imaginación. Pero él no le dió un respiro para que reparase en ello, y la joven acabó por mirarle con una cierta curiosidad.

-¿Y cómo debería interpretar eso? no me digas que eres un traficante de órganos y que vas a engatusarme tras hacerme creer que me ayudas por tu tierno y puro corazón -añadió con una media sonrisa, dando a entender que eso no era creíble, a pesar de que podría serlo perfectamente. Sin embargo, Kiyora a veces podía llegar a ser algo inocente.
De un salto, el chico se plantó delante de ella, mirándola fijamente a la cara, con un descaro total. Aunque tampoco es que le molestase...mucho, simplemente, se sentía observada. ¡Y con razón! parecía estar examinándole hasta el número de poros que tenía en la piel. Finalmente se separó, y Kiyora respiró hondo. No le gustaba que la observasen tan fijamente, la ponía nerviosa. Aunque el tema del frigorífico le arrancó una sonrisa -En eso llevas razón. Pero discrepo en cuanto a lo de los países y la envidia. -comentó pensativa.

-Es un fastidio tener que marcharte de un lugar a otro cuando has hecho amigos, para después no volver a verlos en un tiempo, hacer otros, y que luego pase lo mismo -negó con la cabeza -Me gustaría hechar raíces en algún sitio, para variar. -y volvió a sonrír ante el comentario del piano -Te lo agradezco. Aunque no lo parezca, que te hagan la pelota a veces anima.

Cuando se presentó, Kiyora asintió con la cabeza, satisfecha. No era una chica insistente hasta los límites, y sabía que si el querría decirlo, lo acabaría haciendo, tal y como había dicho ahora. Enarcó una ceja cuando se inclinó en una reverencia, haciendo que se riese.

-Pero bueno, con qué caballero me he ido yo a encontrar. ¿Me invitarás a bailar, también? -hizo una mueca -No, creo que eso mejor en otra ocasión. -bromeó.

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Por la forma en que se para a pensar, mesándose la barbilla como si en esta hubiese una inexistente perilla, parece que se plantee la posibilidad de trabajar como traficante de órganos:

-Se pagaría muy bien por esas manos... La ciencia hace milagros. -Comenta con aire casual y teatral, mirando a su alrededor y percatándose de que están solos. No tenía entendido que fuese una zona peligrosa, pero oye, mejor, prefería las zonas más tranquilas, excepto cuando salía o actuaba, donde a más gente, mejor. Escucha la explicación que ella le da a los "peros" de tener dos países, algo que le resulta divertido porque, en cierto modo, decía bastante de la muchacha:

-Sedentaria, ¿eh? -Le hace gracia, porque él es más bien lo contrario, un alma nómada que lleva vagando ya bastantes años de un sitio para otro, aunque algo compartían, y era la necesidad de echar raíces. -Te faltan varios metros de altura, ser inmóvil y tener corteza para poder echarlas... Aunque todos somos libres para hacer lo que nos venga en gana, sea viajar o quedarnos en un sitio hasta que nos pudramos.

Simple y directo, manifiesta a grandes rasgos su forma de pensar. Ahora es su turno de alzar una ceja y esbozar una sonrisa a su último comentario, echándole un vistazo a las rodillas:

-Sutil forma de rechazar un baile conmigo... Yo no las veo tan mal como para no poder bailar si lo deseáis, señora -Adopta un tono caballeresco y casi medieval. En cierto modo no miente, las heridas no son tanto como para impedirla moverse.

Tema: Re: ¿Cuántas tirará? [Libre] Sáb Feb 27, 2010 1:31 am

Kiyora sonrió cuando alagó de esa manera a sus manos, aunque obviamente estaría bromeando. -Pues creo que lo de las raíces no me será tan dificil. Como has podido comprobar, la mitad del tiempo la paso en el suelo, eso ya es un comienzo, ¿no? -bromeó. Si se miraba de aquel modo, era cierto. Como siguiera así, ciertamente iba a acabar hechando verdaderas raices en el suelo. No supo si eso era algo bueno o algo malo.

Mas cuando respondió ante su comentario, la joven negó con la cabeza.
-Realmente, no sería por tí. Pero si sumamos esto, el que no se bailar, y que mi sentido del equilibrio parece que últimamente me rehuye, acabaríamos los dos en el suelo. Otra vez. Me conozco -dijo con una mezcla de diversión y de pesar. Ahora que se paraba a pensarlo, siempre había querido aprender a bailar, y nunca lo había hecho.

"Venga, no seas tonta" le dijo una vocecilla interior "Puede que en el futuro no tengas ocportunidad de hacerlo" y eso le causó un escalofrío.

¿Por qué pensaba esas cosas? deshechó aquellos pensamientos de inmediato, aunque sin saber por qué, se encontró así misma mirándole con una media sonrisa, y preguntándole -¿Sabes bailar?

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No puede evitar soltar una carcajada cuando la escucha, imaginársela en el suelo echando raíces, literalmente hablando, era algo sumamente divertido. Necesita suspirar para relajarse, cosa que hace al instante, aunque la sonrisa, cais burlesca, no se borra de sus labios:

-Sí, es un comienzo... Aunque te sigue faltando el poder superar las leyes de la lógica y de la ciencia... Pero, eh, que si lo consigues, aquí tienes un admirador. -Eso sí que sería romper moldes, no lo duda, aunque son unos moldes imposibles de romper, y eso le "deprime", si es que él puede o sabe deprimirse.

Al menos ella le da explicaciones, pese a que lo que le había dicho no iba en serio, y entiende las cosas algo mejor. Deduce que torpe no es, si no no diría que el equilibrio le rehuye, más bien diría que no lo tiene. Aún así algo le dice que no es el momento de zanjar el tema, dejando pasar los segundos en un calmo silencio, en los que él vuelve a saltar al borde de la fuente y a pasear.

En cuanto recibe la pregunta se detiene, esbozando ahora una sonrisa más enigmática, más... Suya. Baja de nuevo, deshaciéndose de la gabardina y dejándola en el bordillo. En un movimiento inesperado le tiende la mano, ladeando la cabeza un par de segundos:

-Preguntas, preguntas, preguntas... Con lo fácil que es comprobarlo.

Tema: Re: ¿Cuántas tirará? [Libre] Sáb Feb 27, 2010 3:11 am

Kiyora frunció la nariz en un gesto de desagrado. -La lógica y la ciencia... nunca he sido de ciencias. La ciencia no te permite soñar con libertad, por mucha razón que tenga. A veces es mejor ser un inconsciente feliz a un consciente infeliz, ¿no crees? la inconsciencia es la mejor de las medicinas -comentó con una media sonrisa y ojos soñadores. Eso creía por el momento. Kiyora ha sido siempre una chica soñadora, haciendose ideas de lo que podría hacer en su futuro, o como sería este.

La joven esperó la respuesta de Kiefer, esperando que esta fuese positiva. Y así fue. Esbozó una amplia sonrisa y sus ojos se iluminaron por un momento. Realmente le gustaría bailar. Su formalidad medieval le hizo reir de nuevo, y se apartó el pañuelo que le había prestado, dejandolo encima de su bolsa. Las rodillas habían dejado de sangrar, y ya solo se apreciaban un par de raspones.
Entrelazó su mano a la de él y se levanto, y así fueron andando hasta alejarse un poco más de la fuente, y tener más espacio para moverse.
Eso si pasaban del primer paso, pensó Kiyora, cosa de la que no estaba muy segura. Aunque tal vez, si el sabía bailar bien, podría ayudar a dirigirla.

-¿Te gustan mucho esos zapatos? -preguntó hechandoles un vistazo, para luego mirarle a él de nuevo, divertida. Obviamente, lo decía por los pisotones que seguramente le daría.

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Bonita forma de pensar, y bastante similar... La inconsciencia te hacía vivir sin preocupaciones, algo que, con esas edades, resultaba sumamente interesante. No le echaba a la chica más de 20, y eso que él, con 44 ya, seguía utilizando esa forma de vida, quizá por evasión o quizá por gusto, pero la seguía utilizando.

Tampoco se molesta en camuflar que su forma de pensar le gusta cuando la toma de la mano y la hace levantarse, encaminándose al centro de la plaza:

-La felicidad es la mejor de las medicinas, y la obtienes mediante la inconscencia. El problema es que muchos la relacionan con la estupidez, algo que no es del todo correcto... Pero, ¿sabes qué? Que les jodan. -Comenta con aire divertido, escuchando la pregunta de ella y soltando una carcajada.

Chasquea la lengua una única vez, colocando su mano libre en la cintura de ella:

-Y contaba con ello... De hecho, partamos con esa base. -Y, usando algo de fuerza, la alza y coloca los pies de ella sobre los propios, mirándola fijamente.- Verás, el único secreto, la única norma para bailar... Es que no hay normas. En elmomento en que te dejes influir por las decisiones ajenas, estás perdida...

Una explicación simple y directa, no le habían enseñado a bailar, únicamente se movía al son de la música, real o imaginaria, como se nota cuando empieza a tararear una de sus sonatas preferidas, comenzando a moverse de forma fluida y abriendo uno de sus ojos, antes cerrados.- Puede que la conozcas... -Susurra antes de retomar la melodía.

Tema: Re: ¿Cuántas tirará? [Libre] Sáb Feb 27, 2010 3:50 am

Off: totalmente de acuerdo xD por cierto, conozco esa cancion. Me encanta *___* y si, me gusta la música clásica xD

ON

Kiyora se sorprende ante sus palabras, ya que expresa exactamente lo que ella siempre había pensado pero que nunca había sido capaz de expresar en palabras. -Bien expresado. Y, ¿sabes que? tienes razón. Que les jodan. Si te das cuenta los idiotas son siempre los más felices. -y acompaña sus palabras con un marcado asentimiento de cabeza, solemenemente.

Esperando su respuesta en cuanto a sus zapatos, se sorprendió cuando la alzó levemente para colocarle directamente sobre sus zapatos. Vale, tomaría eso por un no. Soltó una carcajada suave, y después le miró con aprobación, ya que realmente tenía razón. En el momento en el que te dejases influir por las miradas o los comentarios de los demás, estabas perdido. Lo mejor era desconectar, y hacer lo que sentías en ese momento.

Por eso, cuando comenzaron a moverse -o más bien se movía él- y escuchó la canción que tarareaba, sonrió agradablemente.
-Moonlight, de Bethoveen, ¿verdad? -comentó animada -Se tocarla en piano. Interpretar a Bethoveen es todo un reto -después de aquello, Kiyora comenzó a tararearla a la vez que él, cerrando sus ojos con una sonrisa en el rostro. Era una canción completamente relajante, aunque ciertamente, a la joven le parecía que era una canción triste. ¿Por qué las tristes suelen ser las más bellas?

En ese momento, Kiyora sintió que algo frío le tocaba en la mejilla, para después deslizarse hasta su barbilla. Y otra de nuevo. Abrió los ojos, y descubrió que comenzaba a llover. Sin embaro, no hizo ningún ademán o produjo señal alguna de que desease parar. Si había algo que le gustaba a la joven era mojarse bajo la lluvia. En cierto modo, pensaba ella, es como si estuvieses limpiando tu alma. Por eso, cuando comenzó a sentir las gotas de agua deslizarse por su rostro su sonrisa se hizo aún más amplia.

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Asiente ante la pregunta sobre la sonata, esbozando de nuevo una enigmática sonrisa al ver que ha acertado en gustos. Resulta difícil de creer que alguien con sus pintas escuche música clásica, pero claro, los prejuicios eran malos, y más aún cuando la pasión de Kiefer era la música, en todas sus variantes. Si se decantó por el estilo que canta es por su voz y por todo lo que podía imprimirle a las letras,como una válvula de escape de sus emociones que no duda en usar.

Se mueve despacio, aprovechando la anchura de la plaza para alternas diversas direcciones, dejándose llevar por lo que su corazón le dicta a cada compás que tararea...

Una gota, seguida de otra, y a los pocos segundos, de varias más, le indican que está lloviendo. Pero es a él le da bastante igual, como se demuestra cuando sigue con los ojos cerrados, dejando que la lluvia resbale por su rostro y empape su pelo, ocultándole parcialmente los ojos, dándole un aspecto más salvaje que de costumbre.

No dice nada cuando, en un visto y no visto, aparta sus pies de los de ella y deja que pise el suelo, hablando al instante y sin dejar de moverse:

-No pienses en que puede pasar... Y piensa en lo que estás haciendo. Yo te guío. -Y así lo hace cuando acelera un poco más, como el paso siguiente a la práctica.

Tema: Re: ¿Cuántas tirará? [Libre] Sáb Feb 27, 2010 12:24 pm

Kiyora continuó con los ojos cerrados, tarareando junto con Kiefer la Sonata a la vez que sentía el agua humedecer su pelo y deslizarse por su rostro. Estaban en pleno invierno, por lo que seguramente acabaría pillando un resfriado, pero eso no parecía importarle mucho a la joven en ese momento. Estaba tan sumida en su mente que se sorprendió cuando sintió que sus pies tocaban tierra firme de nuevo y el paso de Kiefer aumenta.

Con una mano en su cintura y el otro en su hombro, Kiyora asiente con la cabeza y trata de imaginar que está tocando el piano. Las piernas de él eran las notas de la partitura, y las suyas, sus dedos, que trataban de tocar los de Kiefer. Sintiendo el vacío de sus piernas, dirigía las suyas allí donde sentía que las había movido él. Al principio un poco torpe, y después dejándose llevar tal y como él había dicho.

"¿Ves? no es tan difícil" le dijo de nuevo aquella vocecita en su mente "Solo déjate llevar. Eres como el agua que cae del cielo, moldeable..."

Y durante el tiempo que estuvieron bailando, Kiyora se olvidó de las cosas que le preocupaban, aquella visita al hospital la cual estaba dispuesta a repetir, el hecho de que últimamente tenía problemas con el piano y sus caídas. Porque en aquel momento era como el agua, que fluía y fluía sin que nada pudiese interponerse en su camino.

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Para tener el sentido del equilibrio algo deteriorado no lo hace nada mal, quizá sea porque se está aplicando su consejo al pie de la letra. Al parecer la lluvia ayuda, o eso piensa cuando, abriendo un ojo, la ve sonreír de esa forma. La escena está entre divertida y surrealista, más aún cuando la lluvia empieza a caer con más fuerza.

Aún así no deja de bailar, tarareando la sonata hasta el último segundo, momento en el que su brazo se enrosca alrededor de la cintura de ella, obligándola a inclinarse hacia atrás y dándole una media vuelta, sujetándola con el único apoyo de su antebrazo, dando, una vez la ha vuelto a dejar de pie, por concluido el baile.

Sin decir nada se va corriendo hasta la fuente, tomando la gabardina y colocándosela a modo de improvisado paraguas, mirándola con una sonrisa divertida, alzando su voz por encima de la lluvia:

-¿No llevarás un paraguas, no? -Pregunta con algo de ironía, invitándola a que se cobije debajo de la prenda, lo único que ve a simple vista que pueda resguardarles mínimamente.

Tema: Re: ¿Cuántas tirará? [Libre] Sáb Feb 27, 2010 8:57 pm

Kiyora abrió los ojos de repente cuando sintió que Kiefer la inclinaba hacia detrás para después dar una vuelta. Se rio, ya que le gustaba esa sensación del agua cayendo sobre ella, el viento y la sensación de sentirse sujeta, agarrada algo, sabiendo que no se caería. Y le gustaba esa sensación.
Cuando de repente la soltó y lo vió dirigirse hacia la plaza de nuevo, sonrió, llevandose la mano a la frente, apartandose el pelo ahora empapado y goteando en su ropa.

-Qué va -negó cuando le preguntó si tenía un paraguas. Recogió sus cosas, las cuales habían acabad mojandose -las partituras no tanto, pues se encontraban debajo del bolso- y entonces se resguardó junto a Kiefer, debajo de la gabardina. No fue dificil, ya que Ki era bajita y menuda. -Gracias, a sido divertido -le dijo visiblemente contenta y más relajada.

Se dio cuenta de que básicamente había bailado con un completo desconocido, aunque ahora eso no le importaba. No parecía en absoluto un mal tipo, y además, se lo había pasado realmente bien, aunque seguramente acabaría pillando un resfriado.

-Y yo que pensaba que esto de bailar en mitad de una plaza al anochecer bajo la lluvia solo pasaba en las peliculas... -dijo riendo.

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Como esperaba, la respuesta a su pregunta es una negativa, aunque bueno, por mojarse un poco más, estando ya empapados, que más daba... La pulmonía la iba a coger igual.

Mira a su alrededor, como buscando algún sitio donde cobijarse, y finalmente, con una sonrisa, lo encuentra. Espera a que ella se acerque y recoja sus cosas, descansando un poco y sonriendo de forma enigmática ante su último comentario:

-Quizá sí lo sea, Kiyora, quién sabe... Toda nuestra vida es una película con constantes cambios de guión. -Quizá no entienda lo que le ha dicho, pero tampoco ve la necesidad, él se entiende y eso le basta.-¿Alguna vez has hecho cosas malas? -Pregunta con tono jocoso, echando a correr fuera de la plaza, cruzando la calle y parándose delante del portal de un edificio bastante antigüo. Se gira hacia ella, ahora resguardado bajo una especie de techo de piedra, y espera pacientemente, como dándole via libre para decidir si se va o arriesga.

Tema: Re: ¿Cuántas tirará? [Libre] Dom Feb 28, 2010 12:16 am

-Curiosa forma de verlo -confesó Kiyora, a quien le habían sorprendido sus palabras. En ese momento Kiefer le preguntó que si había hecho cosas malas -¿Eh? -preguntó algo desconcertada. Entonces, el joven salió corriendo, llevándose consigo la gabardina y dejando allí a Kyiora algo desconcertada, hasta que vio que se paraba y la miraba significativamente.

Estaba en la entrada de un antiguo edificio, que le llevó a preguntarse a Ki si estaba completamente deshabitado, pues eso era lo que parecía. Finalmente sonrió y corrió en la misma dirección en la que lo había hecho Kiefer.

-¿Pretendes quedarte aquí hasta que amaine la lluvia? -preguntó divertida mientras comenzaba a andar dentro del edificio hacia el interior.

Nunca había entrado dentro, y la verdad es que hoy tenía una verdadera excusa para hacerlo, aunque fuese una excusa buscada para hacer "algo malo", como Kiefer lo había llamado.

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Por un momento piensa que no va a seguirle, igual tiene miedo o se le hace tarde, pero es solo un momento, porque ya se encarga ella de dejar que piense cuando se acerca corriendo. Ante su pregunta suelta una risilla entre dientes bastante curiosa, pensándose la respuesta o, mejor dicho, fingiendo que se la piensa:

-Pues si te he dicho lo que te he dich... ¡Ey! -No le deja terminar el numerito porque ya se ha metido dentro. La idea era esa, así que se encoge de hombros y se cuela detrás, cerrando tras de sí. E olor a polvo le inunda las fosas nasales nada más entrar, pero es soportable.

No se escucha absolutamente nada dentro del edificio, excepto algún que otro crujido de la madera cuando pisa. Se coloca a la espalda de Kiyora, lamentando interiormente no tener una linterna, más por hacer susto que por iluminar, ya que entra bastante luz de las farolas de fuera:

-Probablemente aquí se esconda algún asesino o torturador de pianistas jóvenes y apuestas... ¿Vamos a buscarlo? -Comenta con sorna, abriendo la marcha y metiéndose en una estancia a la derecha, que parece dar al salón.

Tema: Re: ¿Cuántas tirará? [Libre] Dom Feb 28, 2010 2:59 am

Kiyora chasquea la lengua y le da un leve codazo -Creo que de haber algún peligro aquí dentro serías tu, Kiefer -bromeó. El aire en la estancia era pesado, demasiado polvo, pensó Ki, y debido a que el techo no estaba en muy buenas condiciones, el agua humedecía este, dandole un toque húmedo al ambiente.
Pasó los dedos por una de las viejas mesas que se encontraban en el corredor, y estos quedaron blancos por el polvo.

La joven frunció el ceño. ¿Cuánto tiempo llevaría deshabitada?
Aún quedaban muebles en esta, tales como un espejo roto, una silla y demases, aunque nada parecía encontrarse en perfecto estado para su uso.

-Me pregunto cuanto tiempo llevará deshabitada... -murmuró.

Cuando vió que Kiefer torcía a la derecha, se dispuso a seguirle cuando, justo en el momento que pasó por el marco de la puerta, se detuvo. Esbozó una media sonrisa y colocando la mano sobre el marco, se balanceó suavemente, haciendo que la madera vieja crujiera bajo sus pies. Cerró los ojos mientras recordaba. Cuando era pequeña e iba a la casa de sus abuelos, tradicional japonesa, el suelo del pequeño salón crujía cuando pasabas por encima, y eso le traía buenos recuerdos.

-Me gusta el sonido que hace la madera cuando la pisas -comentó relajada mientras cambiaba su peso desde el talón hacia la parte delantera del pie, y así suavemente. Parecería una tontería, pero las cosas pequeñas eran las que más le gustaban a Kiyora.

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-Eso depende de lo que entiendas tú por peligroso... -Murmura una vez ella llega al comedor. El codazo apenas lo ha notado, pero su sonrisa sigue igual de enigmática y su mirada igual de impenetrable que antes.

La observa parada en el marco de la puerta y alza las cejas en señal de escepticismo. Por unos momentos parece que esté algo ida de la cabeza, ahi balanceándose y dejando que cruja la madera. Hasta que escucha la respuesta y suelta otra risa entre dientes, pero curiosamente algo menos divertida y más... Precavida:

-Bonito hobbie, sin duda, yo me dedico a cantar y tú a hacer crujir las maderas de los suelos... Aunque creo que no deberías ten... -Tarde, la madera, demasiado vieja y podrida por la humedad, cede bajo el peso de Kiyora y se resquebraja. Al instante, como movido por un reflejo rapidísimo, se levanta del cochambroso sofá en el que estaba sentado y se abalanza sobre la chica, en un intento de que no termine por caerse y joderse algo:

-¡Kiyora!

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