Evan McKee Lobo
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| Tema: Evan Mckee, Wolf Sáb Feb 27, 2010 10:00 pm | |
| Nombre y apellidos del personaje Evan McKee Live -Edad: 21 Aparentes 42 Reales -Nacionalidad: Inglés -Actividad: Trabaja en una tienda,haciendo tatuajes y pircings -Raza: Lobo -Orientación sexual: Heterosexual
Descripciones:
-Descripción física: Tiene la piel tersa, aunque pálida. Está lleno de tatuajes, tanto en ambos brazos como uno en el pecho, cerca de la clavícula. Le gusta eso de pintarse el cuerpo, y no rechaza la idea de hacerse más. Tiene unos ojos grisáceos y rodeados por unas preciosas pestañas, unos ojos de esos que pueden matar o derretirte de ternura al mismo tiempo. Tiene unos labios carnosos y algo rosados y, bajo ellos, una dentadura blanca y perfecta. Su nariz pequeña y graciosa, aun que no por eso menos bonita. Se podría decir que tiene una carita un tanto de niño pero a la vez resulta atractivo. El chico está delgado, quizás demasiado, pero de todas formas bien formado por sus resquicios de hiperactividad que le impiden estarse quieto en todo el día, lo cual le hace amante del deporte. No es especialmente alto, aun que tampoco es eso algo demasiado importante para él. Su peinado es algo peculiar, lo tiene algo corto por detrás pero largo en la zona del flequillo. A veces se lo pone hacia un lado, tipo niño bueno, o hacia atrás, al estilo más alocado
-Descripción psicológica: Es un tipo muy seguro de si mismo. Ha tenido suerte en la vida y muy pocas veces le han salido mal las cosas..Odia que le lleven la contraría en cualquier tema, así como que le corten cuando está explicando algo, eso le pone histérico. Con las damas es todo un seductor. Cortés y considerado. Respecto a su forma de ser, no varía si su compañía es femenina o masculina. El siempre se muestra simpático y encantador. Intenta caer bien a la gente y lo consigue a veces sin siquiera proponer-se-lo con ese carácter y esa cualidad tan propia de el de preocuparse por los demás incluso más de lo que se preocupa por sí mismo. Tiene bien claro lo que quiere y, pará bien o para mal, jamás se rinde a la hora de intentar conseguirlo. Testarudo e insistente, cualidad -o defecto- que en el puede aplicarse en todos los casos, tanto cuando se trata de fastidiar a alguien que le ha hecho alguna putada, como en lo que respecta al campo del amor. Reza por qué no se encapriche de ti, por que puede pasarse días y días apareciendo en tu casa con una rosa hasta que consiga al menos un beso. Es un tipo sencillo, no necesita demasiadas cosas para ser feliz. Le basta con esas amistades que el tanto valora. Una enorme manía del muchacho es morderse el labio siempre que se pone nervioso, así como masajear-se el cuello cuando tiene sueño o esta estresado. De vicios no tiene ninguno destacable, salvo el incondicional amor a un liquido de un color azul eléctrico llamado vodka, y la debilidad por los loli pop. Algo a lo que no se puede resistir es a cualquier contacto que se haga en su cuello. Un lametón, un mordisco, un inooocente beso e incluso una simple caricia hace erizar la piel de este muchacho. En ciertos casos puede llegar a ser violento, pero solo cuando le tocan demasiado las narices y no puede reprimir ese lado agresivo que su instinto animal le obliga a tener
Pasado,presente y futuro:
-Historia: Evan nació en Londres, en una familia que ante los ojos de un niño de cuatro años como el era, parecían una familia de lo más corriente. Vivía en una pequeña residencia junto a su madre, su padre y su hermano mayor, resultaban ser toda una familia de lo más unida. No muy lejos de ellos se encontraba su abuelo, quien era para el una persona muy importante y con quien pasaba una noche al mes sin falta por que quienes se encargaban de él iban de excursión o algo así, lo cierto es que sus recuerdos de esa época son bastante vagos. Una de esas noches, teniendo el chico a penas los siete años, despertó a media noche por culpa de una tormenta, y un rayo que le había desvelado. Al abrir los ojos escuchó lo que parecía ser el llanto de su abuelo y el con curiosidad no pudo más que levantarse de la cama e ir a verle. Recorrió el pasillo y bajó las escaleras hasta pisar el salón, donde vio a aquel hombre de unos sesenta y poco, derramando lagrimas cual grifo y arrodillado en el suelo frente al sofá donde reposaban dos lobos, uno blanco y uno gris Debían ser sus mascotas pensó el chico en el intento de razonar el estado de tristeza de su abuelo. No quiso decir nada, o más bien no supo que decir, así que siguió durmiendo. A la mañana siguiente cuando se levantó salió a buscar a sus padres, que siempre llegaban súper pronto a buscarle, pero al llegar a la cocina donde solían estar frente a un vaso de leche se encontró solo con su abuelo y su hermanito, ambos bastante desanimados. Preguntó por sus padres, claro, lo primero que hizo, pero la respuesta fue decepcionante: se habían ido ¿a dónde? no lo dijeron. De ahí en adelante su hogar pasó a ser la casa del padre del suyo. Se hablaba con frecuencia de ambos, pero no mencionaron jamás donde demonios estaban, y por qué no volvían nunca a ver a su hijo menor. La infancia fue dura sin tener padres, pero aquel par de hombres con tanta diferencia en la edad supieron cuidar-le y educarle como era debido. Cuando tenía catorce años, fue a una acampada con los de su escuela. Pusieron las tiendas entre los árboles, y se tiraron hasta las tantas al rededor de una hoguera contando historias de miedo. Leyendas sobre hombres lobos y demás tonterías, totalmente ficticias…o no. Las cuatro eran cuando el fuego se apagaba y las cremalleras de las tiendas eran cerradas. Una hora fue lo que pudo dormir el chico en paz antes de que un aullido bastante cerca de ellos le despertara. Tenía miedo, porque negar-lo, e intentó despertar a el que dormía con él como recurso de ayuda, pero el chico era de sueño profundo. Con una terrible angustia por el pánico abrió la cremallera y poco a poco fue saliendo de aquella guarida, aplastando con sus pies descalzos la tierra. Miró a su alrededor, no había nadie, o al menos no parecía haberlo a simple vista. Se mordió el labio, disponiendo-se a volver a entrar más tranquilo de saber que ninguna bestia salvaje les acechaba. Entonces, al dar media vuelta se encontró allí a un feroz lobo gruñendo-le. Sin saber que hacer arranco a correr, destrozando-se los pies contra las piedras del suelo en aquel intento de correr más y más, hasta que una rama le hizo caer y comerse el suelo. Se dio la vuelta y ya lo tenía allí, el lobo saltaba hacia él. Puso el brazo y el animal se agarró a él con su fuerte mandíbula, intentando desgarrar-se-la. Su impulso en ese instante fue empezar a darle puñetazos a la fiera, con todas sus fuerzas, pero resultaba inútil. Fue entonces cuando pasó, cuando sus ojos se llenaron de ira y su cuerpo empezó a doler-le dé una forma increíble, haciendo-le incluso el dolor del mordisco, pues aquel lo superaba con creces. Fue entonces cuando, por primera vez, Evao se vio convertido en un lobo. Se abalanzó al cuello del animal, peleando contra el por salvar su vida, hasta que la fiera se apartó rápidamente. Gruñó y, después de aquello, se marchó corriendo a toda prisa. Divagó con aquella forma de lobo durante toda la noche, intentando comprender qué demonios ocurría. Cuando el sol empezaba a salir y, sabía que pronto descubrirían su ausencia, el dolor extremo regresó y poco a poco su cuerpo volvió a ser normal, el de todo un humano. Cuando cerca de la una del mediodía llegó de vuelta a su casa, su abuelo le esperaba bastante serio junto a un muchacho que aparentaba tener unos veinti pocos, uno que él no conocía. Le pregunto si había pasado algo extraño en su excursión, algo fuera de lo común, y el dio una respuesta afirmativa con la cabeza gacha, fijando-se en que el tipo presentaba una herida en el cuello. Los adultos se miraron entre sí, su abuelo agradeció algo al joven y él se marchó, dejando-los a solas. Entonces se le fue explicado todo, Quien era, que había pasado, que eso de los licántropos era algo más que simples leyendas… que sus padres eran aquellos lobos que había visto en el sofá. Los siguientes tres años fue aprendiendo todo lo necesario junto a sus dos familiares. Aprendió como cazar, como acosar a su presa hasta encontrarle desprevenida… como conseguir comida. Pero de todos modos no le gustaba. Su abuelo les hacía comerse a un humano cada semana, sin selección previa ni nada. Pararse junto a un árbol y esperar al primero que pasase, sin tener en cuenta que quizás tenía familia. Hijos, mujer… Gente que le necesitaba. Entonces lo decidió, irse. Hizo las maletas y se marchó de aquella casa, de aquel barrio... de ese país. Su destino fue Bucarest, un pueblo de Rumanía que le pareció bastante acogedor, y por el que había oído que corrían bastantes leyendas sobre licántropos.. y ahora sabía que las leyendas, en la mayoría de casos eran ciertas. Allí se instalo, busco un apartamento en el que vivir solo, y un trabajo. A los seis meses de la estancia en ese pueblo, conoció a un tipo llamado Gabriel. A partir de ese día, aquel hombre le enseñó a cazar con responsabilidad. Pasó a ser parte de su manada, cazaban una vez al mes solo, y no lo hacían al azar. El hombre al que admiraba hacía la elección, alguien cuya vida no tenía sentido ni valor... un sistema con el que él estaba de acuerdo. -Familiares: John McKee,Padre, Muerto Elora Live,Madre Muerta Brandon McKee, Abuelo ,Electricista, 78 años aparentes.Reside en Londres Edward McKee, Hermano Mayor ,Camarero, 32 años aparentes.Reside en Londres Otros datos:
-Nivel de adquisición: Medio -Vehículo: Su viejo Mustang del 67. Le trae muchos problemas,pero le encanta.Se niega a cambiarlo -Antecedentes: Asesinato.. y encima luego me los como -Manías: Morderse el labio / Rodar los ojos / Suspirar / Lanzar frases irónicas -Fobias: Arañas -Gustos: Vodka / Helado de Nata / Loli Pops
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