Lo has hecho a posta ¿Verdad? (Kiefer)

Lobo Mensajes : 341

Y, en vez del ansiado descanso final, lo único que recibe de manos de Aitana es una fuerte bofetada. Siente eldolor extendiéndose por la mejilla en lo que su rostro es girado con violencia, así como el calor provocado por el enrojecimiento de la misma. Sin embargo su rostro no vuelve a los ojos de ella, asimilando una información que nada tiene que ver con la bofetada en sí y, al mismo tiempo, lo dice todo.

No va a matarle y, sinceramente, no sabe si alegrarse o echarse a llorar, así se lo confirman las palabras de Aitana. ¿Realmente quería morir, había sido un acto inconsciente o una estratagema de su mente opara observar que, en efecto, aún quedan personas buenas por las que merece vivir? No sabe decantarse por ninguna, su mente totalmene en blanco, su cuerpo estático, flácido, como un muerto si no fuese por la constante respiración de su pecho. Al escuchar las posteriors palabras de Aitana se obliga, se fuerza, a ver las reacciones que la burrada que ha dicho han provocado en ella, con unos ojos verdes ahora ligeramente apagados. ¿Que no entiende el qué, el por qué se lo ha dicho? Es más que obvio, si tanto odia a los cobardes delante tiene a uno yde los gordos, una oportunidad idónea de venganza aunque no haya sido él el artífice del abandono.

Y, en cambio, lo único que vuelve a recibir es otra bofetad,a esta vez en la otra mejilla. Su rostro no gira tanto como en la anterior, viéndola venir por las palabras de Aitana, pero áún así no tiene tiempo siquiera de ordenarse cuando ella se lanza sobre su pecho y comienza a llorar de esa forma tan peculiar que es capaz de rasgar piel, músculo, corazón y alma. Siente culpabilidad, es capaz de sentirla en cada llanto de ella... Se siente culpable por haberle obligaod a decir lo que ha dicho cuando, realmente, ella no ha interferido en sus pensamientos. Ha dicho las cosas como eran, duras tal vez sí, pero eran así y no se podían edulcorar. Lo único que ha hecho él es recalcar su situación y su grave estado anímico.

En apenas dos segundos que se le hacen horas tiene los dos ojos de Aitana fijos en los suyos, enrojecidos y llorosos. No puede evitar fruncir el ceño cuando la escucha. Y el gesto no es de confusión, no, es de dolor, dolor porque, pese a que podría plantearse seriamente el suicidio, no sería capaz de irse al otro mundo con la culpa de haberse llevado a otra vida más. Dolor porque, en efecto, es incapaz de matarse si con eso ella muere..

Dolor porque, a fin de cuentas, tiene que seguir sobreviviendo. Y, sin darse menos cuenta aún, su mente ata cabos con una precisión pasmosa, porque Aitana, ahora mismo, le acaba de demostrar una cosa que, si bien no ahora, puede que en un futuro le salve la vida. Largos segundos de silencio son los que transcurren hasta que él vuelve a pasar sus brazos por la espalda de ella, invitándola a que continúe desahogándose, en lo que él apoya la barbilla en el hombro de ella, respirando con una tranquilidad que hiela la sangre:

-Eres una buena persona... -Y es que ha sido capaz de trascender, de ignorar los prejuicios que tiene y las ganas de venganza contra ese tipo de personas, de olvidarse de todas esas emociones negativas y ser capaz de perdonarlo..

Porque, lo que ha hecho, aquí y ahora, es perdonarlo, aunque quizá ni Aitana se haya dado cuenta de ello.

Lobo Mensajes : 198

Espere, espere alguna acción de su parte, que me dijera algo ante aquellas palabras que decia. Que no sabía en esos momentos si me había arrepentido de decirlas, por lo menos las últimas palabras. Tal vez fue un error venir, contarle algo de mí y hacer que en su mente haya aquel pensamiento. Aunque no sabía si en realidad era por culpa mía, pero tal vez faltaba aquellas palabras para hacerle estallar. Simplemente me sentia aun más peor que antes.

No escuche nada de su parte. Ni una palabra solo senti sus brazos otra vez en mi espalda haciendo que mi cara volviera a la posición de antes, a estar hundida en su pecho. Me quede sorprendida ya que no me esperaba eso. Tenía los ojos abiertos aun pero deje de llorar no quería seguir llorando, no quería llorar delante de él y que viera aquellas lágrimas y sobre todo que se sintiera obligado a estar haciendo aquello.

Negué con la cabeza aun en su pecho, negando con los ojos cerrados estaba, tras escuchar aquellas palabras. No, no me consideraba buena persona. No lo era. Así que puse mis manos haciendo fuerza para apartarle de mí, para rechazar aquel abrazo.

Tal vez le perdonara el hecho de haber sido una de las personas que más odiaba, pero decir aquellas palabras, tratarme como a una asesina, y sobre todo pedirmelo sin ningún pudor en hacerlo. Estaba en contra de aquello, totalmente pero eso no quería decir que no se me había pasado la ide ade morir. Porque había aguantado mucho sufrimiento y la ayuda tardaba en venir que lo único que quería hacer era no recordar nada, olvidarme de aquel dolor, de dejar de trasmitirlo en mis ojos. Pero debía decir que tenía tiempo que no contaba esto y de llorar de esta manera. Que aprovechara ver esto, porque dudaba si iba a ver de nuevo derramar una lágrima más.

Tras apartarle de mí me levante del suelo y sin mirarle ni decir nada camine hacia la puerta, dejando el gorro en la mesa. Tan solo abri la puerta y sali de aquel lugar, del lugar donde no debía haber entrado. Una última lágrima salio de mis ojos pero me la seque nada más sentirla y revolverme un poco el pelo.
Lo único en lo que pense para no pensar en lo que acababa de pasar era en teñirme el pelo y cortarmelo. Un cambio, un cambio que necesitaba dar en todo lo relacionado a mi vida.

Lobo Mensajes : 341

Aunque no lo parezca, aunque no logre transmitirlo del todo bien, ese gesto, un simple abrazo, no es un gesto únicamente de consuelo ante sus lágrimas, no es tan simple.. Y es que con ese abrazo Aitana le está consolando y él, al margen de consolarse también, se perdona cosas a sí mismo. Sin embargo, unas se ven sustituidas por otras, y lo que antes era rabia ahora se convierte en dolor, dolor por lo que ha pedido, porque realmente no quiere morir, y le ha puesto su vida en manos de ella, de una persona que sabe, que acaba de ver, que es incapaz, aún con todo lo que ha sufrido, de dañar a nadie. Podrá odiar, podrá aborrecer o sentir avrsión, pero ninguna de esas emociones tan sumamente negativas terminan por vencer a la bondad que él sí ha visto.

Sin embargo, todo sucede demasiado rápido. Ella le empuja del pecho, él abre unos ojos anteriormente cerrados, en parte complacidos y en parte dolidos, y los fija en los de ella. Aitana se levanta, y él, en ese mismo momento, no ve a una mujer levantándose. Ve a una persona que le importa darle de lado, impotente ante él mismo, ante su pesimismo y su mierda, cansada de haberlo intentado... Y lo que es peor, cansada de ver que, pese a que se ha abierto con él, a que le ha contado cosas que duda que le haya contado a otra persona, el efecto no ha sido del todo recíproco. Su labio inferior tiembla, presa d ela lucha que ahora mismo se cierne entre su pútrida mente y su latente pero constante corazón. Una, le dice que se calle, que la ignore y que la deje marchar. El otro, que la pare... Y mientras tanto, Aitana termina por dejar el gorro encima de la mesa, una señal inequívoca, o eso cree él, de que se marcha y no quiere saber nada más. La sensación en el pecho, la opresión y la asfixia comienzan a desbordarle, e instantáneamente se levanta, entreabriendo los labios para decir algo, cualquier cosa, lo que sea...

Nada, eso es lo que se escapa de entre sus labios, el simple y para él venenoso aire. Nada más, ni una explicación, ni una pregunta, ni un simple "espera, por favor". Nada, eso es lo que s él ahora mismo cuando la ve retocarse, abrir la puerta y salir de ahi. Y juraría, por lo más sagrado que puede tener, si es que tiene algo sagrado, que ha visto caer una última lágrima de los ojos de Aitana y esta se la ha limpiado con rapidez. Un gesto en apariencia simple y que a él le indica que se arrepiente dehaber llorado, de haberse abierto con él. Los segundos pasan, el silencio únicamente enturbiado por el "tic-tac" del reloj del comedor, un sonido que se le clava en la mente como cuchillas venenosas, haciendo el ambiente opresivo, insostenible, insufrible...

¿Qué acaba de hacer, ha tirado por la borda algo que le podía haber ayudado, así, sin más? Al segundo su puño se ha estrellado contra la ventana que tiene detrás, dejando una gujero en el cristal... Ahora al "tic tac" se le une el goteo intermitente de la sangre contra la madera del marco, en lo que sus nudillos comienzan a sangrar por el efecto de los cristales. El frío entra por la ventana como la misma muerte, invitándole a descansar por fin, a obtener la eterna paz y abandonar el tormento..

Lo que el frío no sabe es que delante ya tiene a lo más gélido del mundo, a alguien cuyo corazón se ha cansado de luchar...

A alguien, que para el caso, ya está muerto.

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