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| Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) | |
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Autor | Mensaje |
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Eithne Karenina Lobo
Localización : Sin rumbo... Mensajes : 449
| Tema: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Lun Abr 19, 2010 12:53 am | |
| Acostumbrarse a tener un trabajo que no implicase cierta humillación asumida de antemano, le resultaba extraño. Allí, salvo alguna excepción de personas sobre las cuales no iba a chivarse, no tenía que aguantar demasiados insultos o burlas. Eso, por un lado, le hacía sentir bien, pero por otro no hacía sino pensar que estaba muy en deuda con Gabriel, un tipo de deuda que no sabía como pagarle.
Estos y otros pensamientos surcan la cabeza de Eithne conforme se dedica a fregar los vasos bajo la barra y reordenar las botellas en su sitio, después de una ajetreada noche que ha terminado pronto por ser día de semana, pero que ha tenido su curro. Sin embargo, una voz repentina la desconcentra de su tarea, sobresaltándola:
-¿Sabes a que velocidad haría ese trabajo cualquier otro camarero? -Le pregunta la voz masculina, y el dueño de la misma se coloca frente a ella, al otro lado de la barra- La inexperiencia se nota, es decir, inexperiencia en este campo, no en otros...
Ella se decide a ignorarle, demasiado ocupada en terminar pronto para poder irse a casa, y además preguntándose como es que no ha visto hoy a Gabriel. Termina de fregar, secándose las manos con un trapo, y le da la espalda al licántropo que trabaja allí de gorila, o algo de eso debe ser, mientras se dedica a colocar las botellas. Pero su interlocutor no es hombre de rendirse facilmente, e insiste, inclinándose levemente sobre la superficie de la barra, siguiéndo con la mirada la silueta pelirroja ataviada con esa falda de cuadros morados y negros y el corsé a juego, que aun con las botas se pone a ratos de puntillas para alcanzar bien:
-Me sorprendió mucho verte aquí, Aphrodite, justo en este lugar tan insólito para una... mujer, como tú -Comenta, ocultando cualquier atisbo de tirria o envidia en su voz. Favoritismo, eso creía él- Pero ya sabes que estoy disponible siempre que quieras para cuando te entre nostalgia por cumplir con la tarea para la que estás echa por naturaleza, ya sabes, las costumbres nunca se pierden...
Aunque no lo parezca dado que le da la espalda, le duele por dentro, como se percibe en que crispe su mano en una de las botellas, y ella cierre los ojos unos segundos, antes de, con un suspiro disimulado, aclarar algo:
-Mi nombre es Eithne -Responde, decidida a ignorar todo lo demás sin añadir ni una sola palabra. Pero, pese a todo, escucha los pasos tras ella, notando al hombre lobo a su espalda.
-¿Solo contestas eso, Aphrodite? Veo que no estás muy habladora, claro, tú la lengua no la usas para eso, ¿no? -Ríe, divertido por su ocurrencia- Mira, no sé que méritos habrás hecho para conseguir este trabajo, pero eso no va a cambiar que sigas siendo lo que eres... Y por cierto... -El ruído de cristales rompiéndose al chocar contra el suelo precede a sus palabras, cuando él tira adrede una botella al lado de la joven- Deberías ser menos torpe con las botellas, ahora tendrás que limpiarlo... -Sin más, sale de la barra y después del local, dejándola sola.
Con frustración, y tragándose cualquier rastro de dolor, se agacha, a recoger los cristales, manchándose las manos de whisky. Aquella es una de esas excepciones en las que antes pensaba, un antiguo cliente que, casualmente, es lobo y trabaja para Gabriel. Mira la hora al pensar en este último, resultándole extraño no haberle visto desde hacía horas siendo esta su casa, y mientras, tras tirar los cristales, se agacha en el suelo, a limpiar con una balleta el líquido que se ha derramado.
Y, mientras lo hace, vuelve a mirar el reloj unas tres veces pese a no haber pasado ni 2 minutos entre cada ocasión. ¿Por qué de repente le importa tanto donde esté? Sacude la cabeza, sin conocer la respuesta, y sigue limpiando el estropicio ajeno. | |
| | | Gabriel Silverfang Jefe de la Manada
Localización : Las dos caras de la luna Mensajes : 618
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Lun Abr 19, 2010 1:52 am | |
| -¡Acelera!- Gruñí con de nuevo la mano en la oreja, era una herida mínima, un corte, pero la plata me ardía como mil demonios juntos. El pabellón auditivo ya había adoptado un tono grisáceo y llegaba casi hasta la mejilla cuello y nuca. -Señor ya estamos cerca- Respondió el conductor con afán de calmarme -¡Sáltate los semáforos, lo que sea, pero ve más deprisa!- Fruncí el ceño cerrando los ojos, los cuales ahora eran del color de la bestia ante tal estado. El coche aceleró tras mi insistencia; un stop... un semáforo en ámbar... otro en rojo... casi atropellar a unos peatones... Pero una calle mas y habríamos llegado.
Retiré la mano de la oreja, sentía frio y calor al mismo tiempo, observé el tono oscurecido del sangre que había manchado mi mano y manga de la chaqueta y puño de la camisa, por el cuello había sangre manchado esa zona de la camisa también, algo muy exagerado para la herida que era, pero al no poder regenerarse y se una zona con muchos vasos sanguíneos se hacía más llamativo. De nuevo cubrí con la mano la oreja ahogando un gruñido, no era la primera vez que me contaminaba -y seguro que no sería la última- pero el dolor era siempre el mismo, además de la humillación por aquello. Aquel humano sabía más de lo que me gustaría y además no había podido acabar con el por estar en un lugar público. Gruñí al recordar aquello aumentando mi rabia, mi pecho se agitaba con aquel nerviosismo propio de una bestia que se siente indefensa, herida...
El coche tomó la curva con la misma rapidez que iba, y el coche derrapó haciendo que me desplazara al asiento de al lado -¡Cuidado imbécil!- No solía insultar a ms hombres, pero en aquel estado de honor y físico herido no podía tener muchos miramientos con mis palabras -Lo siento señor...- Se disculpó. Que cierto era que el nerviosismo era uno de los estados que con más facilidad se transmitía, pues los dos hombres que he habían acompañado estaban tan nerviosos o más que yo por lo ocurrido. Un derrape mas anunció a la gente que esperaba fuera del Luna la llegada de un coche que todos se pararon a mirar al detenerse de forma tan brusca en la puerta. Los de seguridad reconocieron el vehículo y pidieron algo de espacio para mi entrada. Yo sin más me bajé del coche al igual que mis otros dos hombres, mi frenético paso se dirigió sin mirar a nadie hacia la puerta que uno de esos seguridad abrió. Uno de los hombres me siguió el otro se fue para aparcar el coche.
Con paso rápido y aun la mano sobre la oreja derecha intentando esconder aquella herida escandalosa, crucé el local mientras con la mano libre buscaba las llaves de la casa las cuales al sacarlas del bolsillo cayeron al suelo en un sonido metálico -Mierda...- Mascullé pues tuve que detenerme a recogerlas. Continué caminando hasta las escaleras, sin haber reparado en nadie, es mas, ni siquiera esperaba que aquel lobo me siguiera hasta que escuché sus pasos por las escaleras -Quédate aquí...- Dije sin detenerme, el lobo se quedó a los pies de la escalera.
Aquellas escaleras se me hacían eternas posando la mano con las llaves en la pared pestañeando un par de veces, algo mareado. De manera estrepitosa choqué contra la puerta, teniendo que retirar la mano de la oreja para apoyarme en la puerta de exterior metálico y separarme de esta. Tras varios intentos conseguí meter la llave y luego girar, empujé la puerta con ambas manos, dejando la marca de la sangre de la derecha además de las llaves puestas. Caminé lo rápido que pude, pues continuaba con aquel mareo y tuve que ayudarme de la pared para poder llegar hasta la habitación, fijando la mirada en uno de los cuadros.
El típico escondite de una caja fuerte, tras un cuadro, pues allí yo no tenía dinero ni joyas ni cheques, allí guardaba el antídoto que contrarrestaba lo que acompañaba mi sangre. Paré mis pasos frente al cuadro lanzándolo sin ningún reparo escuchando a mi costado el romperse de el cristal, Mi mano se posó al lado del panel numérico - 1...9...6...8...- Tecleé , pero un timbre de incorrecto y el mismo cartel aparecieron, cerré el puño marcando otro número, nada -Mierda...- Un último intento -1..9..6..7...- Una luz verde apareció en lugar de la roja y si no sonreí era porque no podía porque tenía la cara paralizada o por el mal estar que tenia o por ambas cosas. Abrí la pesada puerta sacando una caja, caminando unos pasos hacia atrás cayendo sentado sobre la cama.
Mis manos ya temblaban y no podía centrar la vista, parecía increíble lo rápido que podía moverse por la sangre aquel metal pudiera dañar tanto... Con aquel temblor abrí la caja la cual dejé manchada de sangre y tiré al suelo, en el interior de esa caja varias jeringas -Semejantes a las de la insulina- como pude tomé una quitándole con los dientes el tapón y sin dudar lo giré y clavé en el perfil de mu cuello apretando el émbolo. Cerré los ojos pues notaba como aquel antídoto entraba luchando, como si de una batalla épica se tratara, con la plata.
Bajé la mano y mi cuerpo cayó hacia atrás sobre la cama, mi respiración era agitada y mantenía los ojos cerrados, notando el escozor añadido, algo doloroso pero necesario para poder seguir viviendo... | |
| | | Eithne Karenina Lobo
Localización : Sin rumbo... Mensajes : 449
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Lun Abr 19, 2010 2:43 am | |
| Cuando cree que ya nadie la ve, porque el resto de personas comienzan a salir y ella se encuentra oculta bajo la barra, deja caer la primera lágrima. Pocas veces llora, y esta es una excepción al comprender que, ni saliendo de su agujero de mierda, se librará de que algunos le restrieguen más basura y le hagan recordar que nunca podrá borrar lo que ha sido.
Son lágrimas silenciosas, en lo que su mano maneja la balleta como pueda limpiando el suelo, arrodillada. Con la mano libre, se seca un poco los ojos, levantándose al terminar de limpiar. Se sacude la falda, dejando el paño a un lado y lavándose las manos en el grifo, para secárselas con un trapo. Emite un suspiro, pasándose una mano por el cabello para echárselo hacia atrás, y volviendo a mirar el reloj... Cada vez se retrasa más, y eso le preocupa. ¿Y si le ha pasado algo? ¿Y si...?
Es entonces cuando, como respuesta a sus plegarias, él aparece por la puerta, dejando sorprendidos a los pocos que ya terminaban por marcharse. Durante un momento, en sus ojos llorosos y enrojecidos, se atisba a ver un brillo que nada tiene que ver con las lágrimas derramadas, sino con una repentina ilusión. Pero se esfuma al ver como él, sin percatarse de su presencia, echa a correr... ¿Ensangrentado? ¿Herido?
No necesita demasiado más para casi saltar de detrás de la barra y echar a correr hacia las escaleras, aunque al pie de las mismas es detenida en su carrera por uno de los hombres de Gabriel:
-El señor no quiere que nadie le moleste, y menos tratándose de la visita de una pu... -"ta" No le da tiempo a terminar. "Me importa un carajo", dice ella, y le esquiva, colándose por detrás de él para abrirse paso peldaños arriba. Él, con un gruñido, la sigue a zancadas.
-¡No me sigas, imbécil! -Añade, agradeciendo que el tener menor tamaño que él le haga ,ás rápida. Llega a la puerta, aferrándose a las llaves que están puestas y girando, aunque enseguida nota una mano aferrarse a su brazo y apartarla de la puerta- ¡Qué me dejes abrir, te digo! -Le grita, forcejeando- ¡GABRIEL! -Exclama, aporreando la puerta, casi histérica, fulminando al hombre con odio- ¡Mira, o me dejas entrar y vuelves ahí abajo, o le cuento a tu mujer que fuiste cliente mío y dándole detalles de lo que me pediste a cambio de tu cochino dinero! -Ya ni le importa que le oiga nadie decir aquello, porque parece funcionar...
-¡Serás zorra! -Masculla, antes de desistir y soltarla, habiéndole rasgado sin querer el tirante derecho del corsé, algo que no le importa. Perder ante una fulana por amenazas no le agrada, y menos aún desobedecer órdenes. Pero desciende las escaleras, quedándose de nuevo al pie de las mismas de brazos cruzados.
Eithne logra girar las llaves, ignorando el insulto del licántropo, otro más que parece odiarla en ese lugar, y abre la puerta de golpe, quitando las llaves y cerrando tras de sí de un portazo, cerrojo puesto incluído.
-¿Gabriel? -Llama, caminando deprisa por la estancia, llegando a la habitación- ¡Gabriel! -Exclama, al verle en semejante estado, corriendo hasta la cama. No necesita preguntar qué le ha pasado, el color que tiñe las venas de la zona herida de su rostro y oreja es más que suficiente, pero parece que en su cuello... Sí.- Deja -Le dice, con voz temblorosa y los ojos aún algo enrojecidos y vidriosos por haber llorado tras la barra. Lleva sus manos a la zona herida, posándolas, cerrando los ojos unos instantes- Vale, por favor, confía en mí y no te apartes... -Pide, y aparta una mano, con la que busca bajo el agarre de su falda, cerca de la cintura, sacando un pequeño saco de tela. Mueve los dedos tan rápido que ver el contenido es prácticamente imposible, pero sea lo que sea, lo aplica con ambas manos en las heridas de Gabriel, con cuidado y de forma delicada... Por primera vez, aquel don, aquel conocimiento que solo ella sabía que tenía, era útil para otra persona.
Tras unos segundos las aparta, alzándole con dos dedos el rostro para observarle a los ojos, preocupada. Así que su nerviosismo ante su retraso no era por nada... ¿Intuición, tal vez? Sea como sea, no hay tiempo para darle vueltas:
-¿Te han herido en algún lugar más? -Inquiere, aún con la voz sobrecogida. | |
| | | Gabriel Silverfang Jefe de la Manada
Localización : Las dos caras de la luna Mensajes : 618
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Lun Abr 19, 2010 3:18 am | |
| Mi cuerpo estaba en tensión, mi respiración agitada, mantenía los ojos cerrados, notando como la cabeza se alejaba de mi cuerpo, o lo que es lo mismo estando a punto de desmayarme aun notando aquel dolor que recorría ahora desde el lugar de la inyección hasta casi el mismo cerebro. Notaba como mis manos temblaban ligeramente pero sin moverse para retirar aquella jerguilla que colgaba aun de mi cuello.
Desde lejos escuché voces, muy lejos, sonaban como un lejano eco en mi cabeza. no reaccioné continué en aquella posición dejando que el antídoto hiciera su efecto -bastante lento a mi parecer por cierto- Noté cierto movimiento en la cama, entreabrí los ojos, dejando ver aquel color amarillo salvaje en ellos buscando a quien producía tal movimiento teniendo la visiona ahora un poco mas clara.
Una voz conocida me nombre y es entonces cuando mis ojos pueden dirigirse hacia aquella persona -Eith...- Susurré entre dientes levantando lentamente una mano. Ella hizo presión con ambas manos sobre la herida, la cual apenas dolía, era la plata la que hacía estragos en mi torrente sanguíneo, perdiendo aquella batalla contra el antídoto, notando como la presión de mi cuerpo se relajaba y aquel color grisáceo desaparecía poco a poco .
Me mantuve inmóvil ante aquello que hizo, simplemente dejé caer el rostro con los ojos entrecerrados mirando a un lado, notando como ponía algo por aquellas heridas , simplemente arrugando la nariz por un instante por la cierta incomodidad. Daba gracias a que fuera Eithne quien llegara y no cualquier otro, sería inadmisible, bochornoso, que cualquier otro me encontrara en aquel estado, pero tuve la suerte de que Eithne aun estaba por el local.
Dejé que centrara mi rostro para mirarla a ella abriendo lentamente los ojos con aun ese halo salvaje en ellos, estaba dañado en mi honor y eso dolía mas que cualquier herida de plata...bueno, quizás sea exagerado puesto que la plata es mortal para nosotros. Ante su pregunta negué levemente con la cabeza -No te preocupes...- Intenté hablar en un tono algo normal, siendo aun un susurro. Cerré y abrí ambas manos notando como recobraba el control sobre mi cuerpo, ya seguramente podría levantarme pero prefería quedarme tal cual tirado en la cama aun. La herida , debido a que la plata había casi desaparecido por completo y gracias a aquel ungüento de Eith, comenzó a cicatrizar con la característica efectividad de los licántropos. | |
| | | Eithne Karenina Lobo
Localización : Sin rumbo... Mensajes : 449
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Lun Abr 19, 2010 4:02 am | |
| Toma la mano que él alza al decir su nombre, o, más bien, el diminutivo de este. La aprieta unos segundos, acercándosela al rostro par y depositando un suave beso, más bien un roce de labios, en el dorso, junto con otro que da a la mejilla de él. Y tras eso la deja caer con lentitud y delicadeza encima de la cama, negando con la cabeza:
-Shhh... -Susurra, mirándole fijamente- No hagas esfuerzos hasta que termines de cicatrizar las heridas -Indica, con algo de nerviosismo, guardando silencio.
En cualquier otro momento, habría pensado que el halo salvaje que surca sus ojos cuando estos se clavan en los suyos, azules y todavía ligeramente hinchados, le dan a Gabriel un toque atractivo e interesante. Pero claro, ese no es cualquier momento, es un momento duro, difícil, y en el cual solo tiene cabida el temor a haber llegado tarde o a que aún quede algo, pese a que es evidente que no es así y que el antídoto y su ungüento funcionan a la perfección.
El color oscuro y gris desaparece, y la herida comienza a cerrarse y es entonces, cuando él niega con la cabeza, que ella suspira, aliviada. Frunce levemente el ceño, acariciando con una mano el rostro de él, conforme la herida se va cerrando, y apartándole el pelo, con suavidad:
-¿Cómo no voy a preocuparme? -Inquiere, incrédula- ¡Llevo toda la noche preguntándome dónde estarías y por qué tardarías tanto! -Y es entonces cuando, justo al decir esas palabras, se da cuenta del significado de las mismas y se lleva la mano libre a la boca- Quiero decir... Que me sorprendió mucho que no estuvieras en el local a la hora de cierre -Intenta disimular, sin saber qué es exactamente lo que disimula, ni si realmente debe hacerlo- Me has dado un susto de muerte entrando así, ¿sabes? -Añade, deslizando la mano ahora por su cuello, prácticamente cerradas las heridas.
Tras un breve espacio de tiempo, en el cual Gabriel parece sanar del todo, por fin ella vuelve a hablar, sin dejar de acariciar su rostro y cuello con una mano, con sus irises claros pero enrojecidos fijos en los ambarinos de él, que aún muestran ese matiz amarillento:
-Y ahora dime, ¿a quién tengo que matar? -Pregunta, medio en serio medio en broma, al no venírsele a la cabeza quién puede haber hecho algo así- Que sepas que para llegar hasta aquí he tenido que usar los puños, ¿eh? -Esta vez hace alusión, restándole importancia, a los gritos que él debe haber escuchado.
Y súbitamente vuelve a quedarse en silencio, mirándole fijamente... Como si hubiese mucho por decir pero ni palabras ni valor para afrontarlo, solo una mano acariciando la piel que hace un momento se encontraba dolorida.
Última edición por Eithne Karenina el Mar Abr 20, 2010 10:19 pm, editado 3 veces | |
| | | Gabriel Silverfang Jefe de la Manada
Localización : Las dos caras de la luna Mensajes : 618
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Lun Abr 19, 2010 4:36 am | |
| Estreché su mano cuando ella lo hizo con la mia en un intento de transmitirle la tranquilidad que ahora tenía yo y a la vez demostrarle que estaba bien, solo algo aturdido ahora, por muchas veces que me hubiera infectado siempre era lo mismo. Entrecerré brevemente los ojos notando su cercanía, nada desagradable por su puesto, relajante a la vez que inesperado por el gesto siguiente, ¿Un beso? Cuanto hacía que no me daban y daba uno de esos…
Mi mano descendió despacio fue entonces cuando de nuevo abrí los ojos manteniéndose ese color animal en ellos aún, las heridas físicas habían sanado, pero el tajo que mi honor –y el de toda la manada- tenía solo podría sanarse de una manera…matando a aquel tipo, aunque mi vida fuera en ello.
De nuevo volvió a habrá mientras mantenía la mirada en sus ojos tal como me gustaba hacer siempre que hablaba con ella. Al escuchar sus palabras mis ojos se abrieron con notable sorpresa -¿Estabas…preocupada?- Susurré, para luego suspirar profundamente notando el cómo apartaba el pelo algo alborotado de la frente y acariciaba mi rostro y más tarde cuello. No pasa desapercibido ese leve enrojecimiento de sus ojos e ignorando por un momento sus dos últimas declaraciones le pregunté -¿Qué te ha pasado?- Mis ojos, los cuales parecerían violentos en otra situación, estaban fijos en los de ella, queriéndole dar a entender que era por eso por lo que preguntaba.
La caja abierta con las demás jeringas de antídoto que tenía en mi poder estaban sobre mi regazo, la tapa por un lado, la que había usado por otro, la caja fuerte abierta de par en par y el cuadro que la cubría en el suelo hecho añicos el crista y marco.
-Tú tienes permiso para subir aquí cuando quieras, incluso cuando no estoy- Alcé la diestra lentamente sin darme cuenta de que esa era la que tenía la sangre -pues mi atención estaba más en sus ojos que en lo sucia que tenía las manos- y la posé sobre la de ella la que acariciaba mi rostro y cuello. Sabía que era difícil que comprendieran el por qué estaba ahí trabajando en mi local, pero a pesar del qué dirán, Eithne trabaja -al fin- como camarera en el Luna, algo que me es grato, aunque el resto de personal le resulte algo de favoritismo por calumnias entre ambos. Mis órdenes eran claras tanto para los de la manada como para los pocos humanos que dejaba que trabajaran ahí, Eithne era una empleada más, novata pero una empleada más y habría que ayudarla como tal, no juzgarla por su pasado. Las órdenes para mis hombres estaban claras, Eith podía acceder a mi apartamento, aunque veía lógico que en este momento evitaran aquello para dejarme mayor intimidad. La presencia de ella ayudaba a sentirme bien y ver que esta vez no estaba solo para recuperarme de aquel ataque, cuando en veces anteriores había sido así. | |
| | | Eithne Karenina Lobo
Localización : Sin rumbo... Mensajes : 449
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Lun Abr 19, 2010 2:15 pm | |
| Las miradas siguen fijas una en otra, y ella no cesa en sus caricias, volviendo a ascender por su cuello hasta su cabello oscuro, que peina enredándolo entre los dedos. Ante su pregunta se muerde el labio inferior, con algo de nerviosismo, pero finalmente asiente. ¿Para qué negar una evidencia? La sorpresa en los ojos de él es la que hace que los suyos se cierren unos segundos, antes de volver a abrirse, observándole:
-Sí... Lo estaba -Susurra, suspirando- No te imaginas cuanto -Y ya ha dicho demasiado, así que, no añade más. Una cosa es no negar lo evidente y otra muy distinta dejar salir todo lo que tiene dentro así, sin más, sin orden ni control. ¿Y entonces, por qué siente alivio al haberle confesado aquello?
Ante su pregunta, sin embargo, desvía la mirada unos segundos, para volver a detenerla en sus ojos ahora menos amarillentos pero ún sin recuperar su color ámbar habitual. Niega con la cabeza, y como es habitual, varios mechones pelirrojos se desordenan cayéndole por encima del rostro. La mano que tiene libre alisa con nerviosismo las tablas de su falda de cuadros morados y negros, de forma distraída...
-Nada, nada importante -Susurra, volviendo a cerrar los ojos al sentir la mano derecha de Gabriel sobre la que ella usa para acariciarle- Vaya... -Murmura, abriéndolos y viendo la sangre- Será mejor que me acompañes al baño para que te ayude a limpiarte... -A ella no le desagrada, aunque el olor a sangre haga que cierto brillo dorado aparezca sutilmente en sus irises azules, pero tampoco cree que sea conveniente que permanezca con esas manchas- ¿Eh? -¿Qué ella puede ir ahí, sin más, siempre que le diera la gana?- Oh... Pues... Gracias pero... ¿Por qué? -Pregunta, sintiendo como las pocas barreras que logra mantener alzadas en presencia del viejo lobo comienzan a flaquear y desmoronarse- Bueno, antes de ir al baño creo que recogeré esto...
Eso último no es sino una buena excusa para escapar de su mirada examinadora, por lo que con delicadeza se aparta, cogiendo el envase del resto de las jeringas y guardándola en la caja fuerte, que cierra, aunque sin asegurarla al desconocer la combinación. Se agacha ante los pedazos de cristal y de marco rotos, amontonándolos a un lado, y enrolla el lienzo del cuadro, acercándose a la cama, tendiéndole una mano a Gabriel:
-¿Vamos? | |
| | | Gabriel Silverfang Jefe de la Manada
Localización : Las dos caras de la luna Mensajes : 618
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Lun Abr 19, 2010 4:05 pm | |
| Seguía perdido en el claro de sus ojos, relajando aquella sorpresa cuando volvió a hablar. Estaba…preocupada…Normalmente estaba acostumbrado a llegar y no encontrar a nadie que me esperase de aquel modo, con preocupación, siempre eran las silenciosas pareces de mi apartamento las que me acogían mientras descansaba –o lo intentaba- en alguna parte de la casa. La respuesta a mi pregunta casi pasó desapercibida, quedando por encima aquella muestra de preocupación, como pocos dejaban ver, por no decir solo una persona -Ahora dos…- Creía que Jacqueline era la única que podía mostrar aquel sentimiento por todo lo que nos había unido en su día.
Acariciaba la mano que sostenía, mientras seguía sin despegar mis ojos de los de ella tan solo ese momento que ella cerró los ojos. Cuando dijo lo del baño solté su mano desviando la mirada hacia la diestra mía manchada de aquella sangre, cerrando y abriendo esta. Dejándola caer de nuevo sobre la cama volví a mirarla a los ojos escuchándola -Porque…- Hice una pausa buscando las palabras justas -Porque eres especial...- Cierto era, pues pocos me habían visto en aquel estado y ninguno había conseguido llegar tan profundamente en mi, Eithne sabía mas de mí que la propia Jacqueline…
Comenzó a recoger la caja con las jeringas guardándolas en la caja fuerte, la cual no necesitaba confirmación, escuchándose un sonoro “clanck” metálico seguido de un “bit” de confirmación. Mientras ella recoge el pequeño destrozo me incorporé lentamente quedándome sentado en la cama, con la mano libre desabotoné la chaqueta sacando los brazos luego dejando la prenda sobre la cama sin preocuparme el cómo cayera sobre el lecho. Alcé la mirada y Eith estaba delante ofreciéndome su mano, la cual miré por un instante alzando nuevamente la mirada a su rostro. Mi zurda se hizo hacia delante, posándola sobre esa mano que se ofrecía a ayudarme, con cuidado la estreché mientras que me incorporaba apoyando la otra sobre la cama, sin importarme el mancharla. Una vez en pié, y sin soltar su mano, asentí a su incentivo a caminar, empezando a hacerlo en dirección al baño, que era la puerta de al lado de la habitación. | |
| | | Eithne Karenina Lobo
Localización : Sin rumbo... Mensajes : 449
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Lun Abr 19, 2010 10:01 pm | |
| "Por que eres especial..." Esas cuatro palabras, son una especie de golpe contundente que, si bien no funciona del todo, funciona bastante. Nota por dentro como las pocas fachadas que aún logra mantener mínimamente en presencia de Gabriel disminuyen volviéndose más pequeñas. Se queda estupefacta, en silencio, asimilando lo que eso significa... Y, sobretodo, qué sensación le produce escucharlo, hasta que, mirándole aún fijamente, hace un intento de responder:
-Yo... Er... -Balbucea, intentando disimular su nerviosismo con todas sus fuerzas- ...Especial... -Repite, sintiéndose estúpida en ese mismo instante- ...Yo... -Traga saliva, sacudiendo la cabeza para volver del todo a la realidad, despeinándose en el gesto- Debes de ser el único que piensa algo así... -Duda que muchos más lo crean, bueno, quizá un par de personas en concreto, pero son la minoría. De hecho, ella misma se consideraba vulgar, simplemente una puta, o ex puta, sin ningún tipo de virtud propia... No tenía autoestima en realidad, toda esa fortaleza con la que desafiaba a los que osaban intentar humillarla era una coraza de ego con la que protegía su interior para no mostrar el dolor que cada golpe recibido le causaba, como hacía un rato, en la barra, como siempre...- Tú también lo eres... Y lo eres por ti, no por lo que ostentas -Es una frase que dice muchas cosas, lo sabe, y por eso lo ha dicho así.
Entrelaza los dedos de su mano derecha con los de la izquierda de Gabriel, caminando delante de él hacia el baño una vez le ha ayudado a levantarse. Se dirige al lavabo, deteniéndose y soltándole, con lentitud, como si realmente le doliera romper ese agarre de manos. Y abre el grifo con una tomando la diestra de él con la mano libre, en lo que se regula la temperatura:
-¡Wow, agua caliente, qué maravilla! -Lo suelta, y luego se da cuenta de que lo ha soltado... "Genial, Eithne, ahora ya sabes por que te va mejor cuando eres pura fachada", se reprende mentalmente; ¿cómo se le había podido escapar algo así? Era vergonzoso admitir que llevaba no sabe cuanto tiempo sin sentir el agua caliente... En fin- Perfecta... -Dice, regulada la temperatura, guiando la mano derecha de Gabriel hacia el chorro, y limpiando la sangre con la yema de sus dedos.
Tras eso la aparta del grifo, tomando una toalla y secándosela con un lado de esta. El otro lado lo coloca bajo el agua, y una vez mojado cierra esta. Se gira, apoyando la espalda en el lavabo y quedando de cara a él, volviendo a fijar sus irises azules en los suyos:
-A ver... -Estira la mano pero, aún con botas de tacón, Gabriel es alto. Se coloca, por tanto, de puntillas, para comenzar a limpiar con el lado húmedo de la toalla la sangre que mancha su cuello y rostro, con cuidado. Hecho esto, le entrega la misma toalla por el lado seco- Bien, esto ya está, puedes secarte... -Comenta, volviendo a darle la espalda para abrir el grifo y lavarse las manos, que seca a su vez en los pliegues de su corta falda.
Permanece quieta unos segundos, frente al lavabo, esperando a que él termine de secarse, cerrando los ojos y suspirando, aunque no sepa muy bien a que se debe esa especie de nervios que parecen removerla por dentro... La preocupación, al fin y al cabo, ya ha pasado. Una vez serenada, logra girarse hacia Gabriel y buscar otra vez sus ojos, sin saber bien que decir:
-Bueno... Yo... -Se encoge de hombros, mordisqueándose las uñas de una mano- Imagino que ahora querrás que te deje descansar... | |
| | | Gabriel Silverfang Jefe de la Manada
Localización : Las dos caras de la luna Mensajes : 618
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Lun Abr 19, 2010 11:56 pm | |
| Una vez en pié mis ojos se posaron en los de ella como resultaba ya habitual y agradable a la vez que necesario. Sonreí levemente ante sus palabras estrechando la mano por la que estábamos unidos sin sentir necesidad de decir nada ante aquellas palabras.
Caminamos saliendo de la habitación girando para luego entrar al baño. Una vez más una medio sonrisa se dibujó en mis labios al escuchar su comentario sobre el agua, una vez ha regulado la temperatura y pone mi mano bajo el torrente de agua, entrecerré los ojos notando aquella mezcla relajante de agua caliente y el roce de sus manos. Apoyé la zurda en el borde del lavabo pues por un instante vi algo nublado, un efecto tardío del cambio de presión al levantarme de la cama -Que maravilla de agua caliente…- susurré entreabriendo los ojos mirándola por el rabillo del mismo, a un modo de, no remedarla, si no hacerla saber que sentía la misma satisfacción ante aquel húmedo contacto. Mientras que ya se dedicaba a limpiar aquella mano, yo la miraba a ella alternando de vez en cuando entre su rostro y lo que hacía, moviendo la mano para ayudar a aquello.
Dejé que ella se encargara de guiar mi mano hacia donde quería dejando que secara la mano ahora limpia. De nuevo mis ojos estaban en ella, me sentía como aquel cachorro al que su madre acicalaba con sumo cuidado, pero lo más semejante era aquel macho alfa siendo atendido por la hembra alfa…Tal como pasaba con Jacque en aquellos años. Cuando me di cuenta de que estaba de puntillas para alcanzar hasta la zona manchada del perfil de mi rostro, me incliné hacia delante aun apoyado con la zurda en el lavabo, disminuyendo así nuestra distancia manteniéndome inmóvil ¿Sumiso? Si, entrecerré los ojos dejándola hacer si interrupción.
Solo su voz anunciando el final de aquellas indirectas caricias con la toalla me hizo abrir de nuevo los parpados mirándola, retirando entonces la mano del lavabo para agarrar con ambas manos la toalla por la parte seca y secarme lo que antes ella había limpiado, habiendo dejado parte del nacimiento del pelo algo húmedo también.
Mis ojos perdieron los suyos y los buscaron en el reflejo del espejo cuando ella se volteó, sintiendo la necesidad de no dejar de mirarlos, como si de droga se tratara, o más bien tabaco, que era lo más parecido a la droga que había probado –aparte del antídoto que en continuas dosis podía producir dependencia del mismo al organismo- Miraba su reflejo mientras acababa de secarme no viendo más que sus ojos cerrados que al poco desaparecen de aquel reflejo para mostrarse abiertos de par en par frente a mí, teniendo que dejar de usar el reflejo para verla, viéndola ahora cara a cara.
Dejé la toalla sobre el hombro manteniendo su mirada. Ante sus palabras asentí lentamente -Imagino que tú has acabado tu turno- Respondí a esa pregunta indirecta -No soy buen cocinero… pues prefiero la carne poco hecha…- Dije tras unos minutos de silencio sin apartar la mirada de la de ella y casi sin pestañear –Pero puedes quedarte a cenar- Dije notando como por unos instantes mi corazón bombeara con algo más de prisa como si aquello hubiera sido difícil de decir –Quiero agradecerte que me ayudaras…- Aclaré más que para ella para mí mismo, para justificar a que venía aquella repentina invitación a cenar en casa. | |
| | | Eithne Karenina Lobo
Localización : Sin rumbo... Mensajes : 449
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Mar Abr 20, 2010 12:30 am | |
| -Sí... El agua caliente es... Genial... -Comenta absurdamente, como si hablasen de gustos musicales o algo así- Realmente es un lujo para mí, ¿sabes? -Es capaz de decir finalmente, dejando la vergüenza a un lado, ¿para qué? Él ya conocía donde vivía y en que condiciones, no iba a sorprenderse. Y ella no tenía la culpa, al menos no del todo, de que eso fuese así... Lo extraño es que sea capaz de aceptarlo, incluso de decir las cosas como son sin sentir reparo por ello, pero últimamente con Gabriel todo es extraño.
Sí, es extraño... Como el hecho de que se le agite levemente la respiración cuando él se inclina, o el pulso se le aceleré cuando se siente observada en el espejo. Son gestos que quedan reflejados en como su torso encorsetado sube y baja de forma algo más notoria, aunque disimulada gracias al autocontrol. ¿Qué le ocurre? Se supone que con él se siente cómoda, y así es pero a la vez esa sensación se entremezcla con algo que, si bien no es incomodidad, sí puede calificarse como nerviosismo, aunque no logre determinar el porqué de aquello.
-En realidad acabe hace casi dos horas... -Genial, ¿y ahora que explicación puede darle a ello? Fácil, la verdad- Pero como ya dije, estaba preocupada por ti y... Me dediqué a fregar tres veces los vasos y a recolocar las botellas por orden de graduación alcohólica -Bueno, verdad a medias, el hecho de que cuando había terminado de hacer todo eso uno de sus hombres se cargó una botella aposta para hacerla recoger cristales y fregar el suelo se lo ahorra.
Y después, se arrepiente de esa sinceridad espontánea, porque claro... ¿Qué va a pensar ahora él de ella? O mejor dicho, ¿qué piensa ella de si misma? ¿Realmente ignora a que se deben sus nervios o su preocupación, o sencillamente lo sabe pero no quiere verlo? Sea como sea, seguro que el motivo es el mismo por el cual cuando parece entender que puede marcharse, algo por dentro se oprime. Y también es el mismo motivo que hay para que cuando minutos después le ofrece quedarse, sus ojos azules, fijos en los ámbares de Gabriel, parecen iluminarse junto a todo su rostro de porcelana... Claro que apenas dura un par de segundos porque, en cuanto escucha que se trata de mero agradecimiento, el brillo desaparece y su expresión vuelve a su neutralidad habitual.
-No tienes nada que agradecerme... -Responde, en una aparente negativa, para al cabo de un par de minutos parada y mirándole añadir algo más- ...Sobretodo porque yo también tengo mucho que agradecer, pero... -Se encoge de hombros, jugueteando con un mechón de cabello rojizo entre sus dedos, enrollándolo y soltándolo varias veces, delatando así el nerviosismo que intenta disimular... Gestos que indican que, pese a su madurez y pese a su cuerpo de mujer, en el fondo sigue siendo una niña que ha crecido antes de tiempo por culpa de una infancia robada a golpes- ...acepto la invitación de todos modos. -Concluye tras otro nuevo silencio de unos minutos, sin dejar de observarle ni de juguetear, inquieta, con su propio cabello. | |
| | | Gabriel Silverfang Jefe de la Manada
Localización : Las dos caras de la luna Mensajes : 618
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Mar Abr 20, 2010 1:42 am | |
| Ladeé el rostro siguiendo con los ojos fijos en los de ella escuchando sus palabras y una vez más una media sonrisa se dibujó en mis labios, sus palabras me sorprendían, había estado haciendo horas extras para esperarme. Aun con aquella pequeña sonrisa, alcé la diestra, ahora limpia, para tras ese lento ascenso rozar con las yemas de los dedos índice y corazón su mejilla -Gracias…- Hice una segunda pasada con las yemas de los dedos como si estos ansiaran contactar con la suave piel de su mejilla. Aquel gracias incluía un lo siento que mis ojos dejaban ver, lo siento por preocuparte, lo siento por hacerte hacer horas extra...
-Digamos pues que estamos a mano los dos ¿Vale? Yo no te agradezco nada, si tu no lo haces- Parecía absurdo pero no lo era, aquellas palabras escondían algo más que letras, una declaración de evasión de deudas por ambas partes. Yo no ayudaba a Eith a recuperar una vida normal para que luego me devolviera el favor, mis motivos eran…Realmente no tenía motivos, simplemente lo hacía y ya está, consideraba a Eith santo de mi devoción o quizás era algo más. Mientas aquellos pensamientos recorrían mi mente, mis dedos se movían por su mejilla y mis ojos seguían fijos en los suyos sin poder retirarlos, o más bien sin querer retirarlos. Me sentía cómodo me sentía…pleno cuando estaba con ella, no me cansaba de repetirme lo liberado que me sentía sin tener que usar las habituales mascaras que usaba con el resto, ella era distinta.
Aquella sonrisa se fue borrando ante sus siguientes palabras y mi manos se retrajo lentamente, interpretando aquello como una negativa, quizás no tenía que haberle ofrecido aquello, quizás debería dejar que se marchase a descansar a su casa. De nuevo habló, y a sus palabras añadió un “pero”, y aquel pero resolvió lo que mentalmente me preguntaba, ¿eso era un no? Respuesta que llegó con su frase final, regresando a mis labios aquella sonrisa y mis dedos se acercaron a su mejilla rozándola una tercera vez.
Tras unos minutos en silencio y de aquella manera, pestañeé un par de veces como despertando de un hipnotismo en el que me tenían en aquellos ojos azules -Bueno, será mejor que pasemos al salón, siéntate mientras me pongo mas cómodo- Me miré, con la camisa blanca y pantalón de vestir, la camisa acabalaría en la basura, pues tenía el puño derecho y el cuello por el mismo lado manchada de sangre -No soy de vestir estas cosas…- Dije riendo entre dientes y de manera breve, para luego alejar la mano de su rostro descendiendo para que una vez más se encontrara con la de ella para tirar con delicadeza -extraña en una persona como yo- y salir del baño -Ponte cómoda, como si estuvieras en tu casa- Dije acercándome hasta el sofá estrechando por un momento su mano justo antes de soltarla -Yo regreso enseguida- La miré mientras giraba para luego caminar hacia la habitación entrando en ella y encajando detrás de mí. | |
| | | Eithne Karenina Lobo
Localización : Sin rumbo... Mensajes : 449
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Mar Abr 20, 2010 2:48 am | |
| Él sonríe ante esas palabras que ella, tras pronunciar, había temido que tuvieran consecuencias negativas... Y entonces siente alivio: ha dicho algo que era cierto y que podía dar a entender una y mil cosas, y no había sido malo. Siempre había creído tener prohibido expresar cualquier cosa que implicase significados más allá de las palabras, y ahora lo había hecho... Extraño, desconocido, y agradable. Tres cosas que le asustan demasiado, pero no va a dejarse llevar ahora por el miedo... No, no es el momento.
-De nada... -Susurra, notando un ligero estremecimiento recorrerla ante el roce que hace Gabriel con sus dedos a su pálida mejilla. El gesto se repite y, por tanto, Eithne vuelve a estremecerse, de forma más acusada y notoria pero todavía no demasiado fuerte... Sigue sin acostumbrarse a recibir ese tipo de muestras que, a diferencia de otro tipo de contacto físico, le son poco habituales y capaces de afectarla sin ser demasiado grandes. Quizá por eso se queda quieta, sin apartar sus ojos de los contrarios, entendiendo el mensaje en estos.
-Trato hecho -Responde a sus siguientes palabras. De forma incosnciente, además, se inclina levemente hacia él cuando retira la mano, como si lamentase que lo hiciera. Ni si quiera se da cuenta, solo cierra los ojos cuando vuelve a notar aquella caricia, dejando escapar un suspiro, para volver a abrirlos y mirarle fijamente, viendo de nuevo aparecer su sonrisa.
No rompe los minutos de silencio en los que simplemente se limita a mantener ese cruce de miradas, con sus ojos claros ahora menos enrojecidos y más brillantes. Vuelve a ser sacudida por otro pequeño estremecimiento, una vez más, conforme aquel roce en su mejilla prosigue. Hasta que Gabriel parece volver a la realidad y traerla de paso a ella, que toma su mano cuando él hace lo propio...
-Eh... Sí, claro... El salón -Asiente, dejándose llevar hasta la susodicha estancia y correspondiendo al leve apretón, antes de escucharle reír por su comentario. Cierto, se veía raro así vestido, aunque le quedaba bien... Pero no es eso lo que le resulta curioso, sino que se ría, aunque sea por poco rato, pero... Es que hasta entonces no le había escuchado reír.
Se deja caer sobre el sofá, observándole irse hacia la habitación y, tras eso, se decide a descalzarse, sintiendo cierto alivio en los pies al verse desnudos, y dejando las botas a un lado. Es entonces cuando, por primera vez, se da cuenta de que tiene el tirante derecho del corsé desgarrado... Sin duda alguna debe haber sido el imbécil que la agarró para impedirla subir las escaleras:
-Mierda... -Masculla en voz baja, intentando arreglarlo con ambas manos, mientras espera a que Gabriel vuelva. | |
| | | Gabriel Silverfang Jefe de la Manada
Localización : Las dos caras de la luna Mensajes : 618
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Mar Abr 20, 2010 3:35 am | |
| Una vez dentro caminé por la habitación mientras me desabotonaba la camisa y observaba la caja fuerte ahora visible y en un rincón los trozos de cuadro roto amontonado. Suspiré profundamente girándome hacia el armario, deshaciéndome de la camisa sucia lanzandola sobre la cama junto a la chaqueta. Abrí las puertas del armario acuclillandome para abrir los cajones bajos, sacando una camiseta negra de manga corta echándomela al hombro para luego cerrar al cajón, me incorporé pasando las perchas por la barra del armario llegando hasta un vaquero azul oscuro que descolgué poniendo sobre la camiseta. Reas cerrar el armario dejé ambas prendas sobre la cama, me descalcé ayudándome con los propios pies mientras desabrochaba la hebilla del pantalón, dejé a un lado los zapatos y que el pantalón cayera al suelo agarrando los vaqueros enfundándome en ellos.
Mis ojos ahora se posaban en la cremallera y botón para cerrarlo, pero mi cabeza estaba en otra parte, para ser mas sensato conmigo mismo, en el salón, en la persona que de nuevo pacientemente me esperaba. Agarré la camisa, pero me quede por un momento inmóvil alzando la mano libre hacia la mejilla, recordando entonces -o percatándome ahora- de que momentos antes Eithne, presa del pánico, había besado -...- Separé la mano de la mejilla mirando luego esta ¿Que me pasaba? ¿De que me servían todos estos años vividos si no era capaz de descifrar lo que me ocurría?
Sin encontrar respuestas, pasé la mano por el rostro y me giré para salir de la habitación abriendo la puerta de esta y siendo entonces cuando me puse la camiseta, no solía mostrar el torso, a no ser que me pillaran de imprevisto, pues ocultaba casi siempre aquellas cicatrices que quizás Eith llegó a ver en los pocos pasos que avancé sin camiseta.
-Bien, no se exactamente que puedo preparar, espero tengas el estomago a prueba de lo que sea- Dije deteniéndome junto al sofá ajustando la camiseta a la cintura y cuello colocándola bien, ahora estaba descalzo como casi siempre por casa. Puse los brazos en jarras mirándola -Si quieres puedes ver la caja tonta mientras o si lo prefieres puedo poner simplemente algo de música, o no poner nada- Muchas palabras en poco tiempo, pocos fueron los segundos que tardé en percatarme de lo rápido que había hablado...¿Nervioso? ¿Yo? no...si... no lo se, quizás simplemente quería que no se aburriera mientras yo estaba en la cocina. | |
| | | Eithne Karenina Lobo
Localización : Sin rumbo... Mensajes : 449
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Mar Abr 20, 2010 6:13 am | |
| Intenta, en vano, anudar los trozos del tirante de corsé que le han quedado tras el agarrón. Nada, que no hay forma... Suspira, resignándose, ya lo arreglará cuando se lo quite, si tiene arreglo, claro. Sin más, se resigna dejando el tirante roto colgando, con un bufido frustrado.
Sin embargo, pese a la resignación, sigue sin estar relajada... ¿Por qué? Porque aunque lo intente, no puede dejar de mostrarse impaciente pese a que no haga ni unos segundos que se ha ido, como si sus ojos extrañasen volver a ser examinados por esas orbes ambarinas. Su mente da vueltas y vueltas alrededor de pensamientos y emociones que le son desconocidas y no entiende, pero que cada vez le cuesta más eludir... Y detrás de eso, como un eco lejano, su sentido común le recuerda que sigue ahí, y le exige que no le ignore, que vuelva a alzar sus barreras o salga corriendo de ese lugar. Pero Eithne no obedece a esa voz... No quiere, aunque no hacerlo le aterre, prefiere el miedo, pese a no saber la razón de esa preferencia.
Los pasos de Gabriel junto al portazo le hacen alzar su mirada de su hombro y buscarle a él, llegando a ver un atisbo de las cicatrices, aunque nada claro ni preciso, puesto que enseguida se cubre con la camiseta. Sus ojos le siguen silenciosamente en el trayecto hasta donde ella misma se encuentra, y entonces se clavan en los de él, como siempre suelen hacer, como si de hecho hacerlo fuese una imperiosa necesidad cada vez que se encuentra en su presencia.
Parpadea varias veces cuando le suelta todo aquello de prisa y corriendo, como si estuviera ¿nervioso? ¿Por qué? Sea como sea, ella también lo está... ¿Y por qué? No sabe responder a ninguna de las preguntas que se le pasan por la cabeza, solo es capaz de observarle, en silencio, perdiéndose en sus ojos durante largo rato... Hasta que logra reaccionar y contestarle:
-Er... Bueno... -Balbucea, volviendo en sí del todo- Realmente... Yo no suelo cenar nunca -Confiesa, agarrando con cierto nerviosismo la tela de su falda a cuadros con ambas manos, manteniendo aún las piernas cruzadas- Simplemente me he quedado para acompañarte a ti haciéndolo pero... -Se encoge de hombros levemente, sin dejar de enredar los pliegues negros y morados con los dedos- No tengo Caja Tonta, así que de programación no ando muy puesta al día y... Adoro la música, así que considero mejor opción ponerla a poner nada, pero...
Se pone en pie, alisándose entonces las tablas de la falda que ella misma se ha arrugado... Su interior sigue siendo un bullicio inquieto y confuso, pero al fin y al cabo es un bullicio que le impulsa a una cosa: estar con él. Y ya que no puede descifrar su significado... ¿Qué tal si lo descubre escuchándose a si misma? Con esa idea, Eithne da un par de pasos hacia Gabriel, quedando a su altura...
-...Creo que prefiero acompañarte en la cocina. -Concluye, alzando el rostro hacia el contrario para poder mantener mejor ese contacto visual entre ambos. | |
| | | Gabriel Silverfang Jefe de la Manada
Localización : Las dos caras de la luna Mensajes : 618
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Mar Abr 20, 2010 6:46 am | |
| Escuché sus respuestas, parecía algo nerviosa por sus movimientos y seguro que era por mi “ametralladora verbal”. Mis ojos seguían los movimientos de sus manos alternándolas con la visión de sus ojos, esos ojos a los cuales me había acostumbrado a mirar profundamente siempre que nos mirábamos, desde siempre me ha gustado mirar a los ojos a la persona con la que hablo, pero desde que conozco a Eith con ella eso es algo natural…distinto… Con otros, mi objetivo es intimidarlos con aquella mirada, saber incluso que piensan, pero con ella es diferente soy yo quien deja ver a través de mis ojos lo q siento, si necesidad de ser intimidado ni forzado, al contrario, lo hago con mucho gusto.
Sus respuestas no me sorprendieron, comprendía que no estuviera informada sobre todo lo que la televisión puede dejar ver. Cierto era que yo tampoco es que la viera mucho, pero en alguna que otra vez la había encendido por si anunciaban en encontrar de alguien en alguna parte de Rumanía con las características de Jeremmy…
Mis ojos ahora se fijaron directamente en los de ella cuando se levanta y dice aquello ultimo, de nuevo una leve sonrisa se dibuja en mis labios ¿Pero qué…? ¿Otra vez? ¿Y por qué no puedo dejar de sonreír? Aquellas preguntas atacaban mi cabeza, aunque por fuera hacía lo imposible para no dejar ver mi nerviosismo por tales. Aquello era lo único que ocultaba a la examinadora mirada de Eithne.
-Bien, entonces, como es mi casa, hoy cenarás- mirándola desde mi altura cuando se pone enfrente -Si yo lo hago, tu también- Dije para luego alzar una de las manos tendiéndosela, para poder dirigirnos ambos hacia la cocina, la cual estaba bien ordenada, por la de tiempo que hacía que no la usaba.
Una vez allí solté su mano, para poder abrir la nevera y revisarla en pos de buscar algo comestible -¿Quieres beber algo?- Pregunté con una mano sujetando la puerta del frigorífico mientras miraba su interior. Yo tañaría seguramente algo de absenta como era de costumbre, la tomaba hasta con lo poco que comía aunque era más de lo que comía hará unos días atrás. Y es le había quedado claro con mi comentario anterior, había estado alimentándome y tenía mejor cara, aun tenia esas ojeras pero no una delgadez como antes, se notaba en mis mis pómulos, mis brazos mis piernas, la resistencia que oponía al hacer las cosas, estaba recuperando la vida... | |
| | | Eithne Karenina Lobo
Localización : Sin rumbo... Mensajes : 449
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Mar Abr 20, 2010 7:05 am | |
| Cuando él la observa desde su notoria altura, se siente pequeña. Suele sentirse minúscula a menudo, pero en presencia de Gabriel le sucede muchas veces... ¿Por qué tanta amabilidad por su parte? No cree merecerla, no cree estar a la altura, y no solo físicamente. No, el físico solo lo simboliza, pero por dentro se siente tan, tan diminuta... Claro que trata de no mostrar ese sentimiento en sus ojos azules, que se ven examinados por los de Gabriel, en los cuales no se refleja nerviosismo alguno. ¿Entonces es ella la única hecha un manojo de nervios? Eso no ayuda, no... Solo la inquieta más, aunque no sepa el motivo de su inquietud.
Y, sin darse cuenta, apartando esos pensamientos de su mente, observa la sonrisa de él y... Sonríe. Es la segunda vez que logra hacerlo, y la primera también fue en presencia de Gabriel. Sus labios, rojos y mullidos, se curvan en esa sonrisa natural y espontánea que corresponde a la de él, y dura varios segundos, antes de deshacerse lentamente. Lo que no entiende es por qué sonríe, pero no le da importancia... Lo importante es que ÉL ha logrado sacarle esa sonrisa.
-¿Tienes algo en contra mío para querer engordarme? -Inquiere, enarcando una ceja, cuando le habla- ¿No pretenderás comerme, no? -Se apresura a bromear, para que no se note que su leve temor a los kilos tiene algo de verdad- Bueno, cenaré... Pero con una condición -Dice, intentando mostrarse seria- Nada de alcohol. Ni tú, ni yo... -No, no era el día idóneo para una borrachera, y además, una parte de ella quería ir poco a poco volviéndose más saludable y menos autodestructiva, objetivo que quería conseguir también con él- ¿Hay trato? -Pregunta, sin saber que se ha anticipado al pensamiento de él, que ya tenía en mente beber licor... Pero aunque lo supiera, habría insistido en deshechar la idea.
Acepta su mano -y una parte de ella la acepta con ganas, aunque la otra siga confusa-, para seguirle a la cocina, andando descalza, con el roto tirante del corsé golpetéandole levemente el hombro al caminar y la falda moviéndose sutilmente al vaivén de sus caderas. Su cabello, tan rebelde como intenso, ha vuelto a desordenarse levemente, cayéndole algún mechón por el rostro. Pero ella no le presta demasiada atención a esas cosas, tiene la cabeza demasiado ocupada... En él.
-Yo sé cocinar algo, si quieres puedo preparar la cena yo... -Se ofrece, asintiendo a su pregunta- Lo que tomes tú, pero ya sabes... Alcohol restringido por esta noche -Le recuerda, por si no le ha quedado del todo claro. Y tras eso le observa unos segundos, dándose cuenta de que ha mejorado bastante desde aquella vez que irrumpió en su ático destrozado...- ¿Sabes que estás bastante bien? -Deja escapar ante ese pensamiento y... ¡Joder! ¡No, así no quería decirlo!- Quiero decir... -Se corrige- ...que tienes muy buen aspecto, mucho mejor últimamente que antes...-Geeenial, una vez más, sensacional... Ahora solo tiene ganas de que se abra un agujero en el suelo y la trague. Sí, eso es. | |
| | | Gabriel Silverfang Jefe de la Manada
Localización : Las dos caras de la luna Mensajes : 618
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Mar Abr 20, 2010 8:33 pm | |
| -¿En contra tuya?- Negué con la cabeza lentamente, solo quería compartir con ella el recuperar paulativo de mi apetito, al cual ella ayudó en su día. Para cenar propuso una condición, no alcohol, la miré por un instante sin entender del todo pero… -Esta bien…- Dije tras pensarlo durante aquellos instantes sin buscar un por qué. No comenté que tenía pensado el ir a la barra y traer una de esas botellas para beber e la comida.
Miraba el interior de la nevera, dentro, algunas latas de refresco sueltas, pocas, comida variopinta, etc. Tras su proposición de, “si no hay alcohol ceno” saqué un par de esas latas de refresco dejándolas sobre la encimera -Pero si prepararas tú la cena no serías mi invitada, si no mi esclava- Hablaba aun mirando por la nevera, encontrando en uno del interior del congelador en la parte inferior, una bandeja con unos filetes de no sé qué. La dejé junto a las latas de refresco sobre la encimera regresado a la nevera.
Ante su… ¿alago? La miré por encima de la puerta del frigorífico, cierta sorpresa era visible en mis ojos ante aquello y mi respiración parecía detenerse por aquel instante, justo antes de que se corrigiera, entonces mis ojos mi respiración y todo yo se relajó ¿Pero qué te pasa viejo? Si no fuera porque ella estaba allí me golpearía la frente por la interpretación estúpida que se me había pasado, evidentemente se refería a que ya no parecía un esqueleto andante. –Seguí tu consejo- Dije cerrando la nevera -He dejado de deambular por ahí… he comenzado a comer…pero no he dejado de pensar en Jeremmy- Caminé poniéndome enfrente de la encimera, delante de lo que había sacado del frigorífico, agarrando uno de los refrescos tendiéndoselo -Tengo que seguir adelante…- Aunque aquello me estaba costando lo estaba consiguiendo y en gran parte era porque ella me había animado a ello y sentía que allí estaría cuando la necesitase. | |
| | | Eithne Karenina Lobo
Localización : Sin rumbo... Mensajes : 449
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Mar Abr 20, 2010 10:13 pm | |
| -Claro, si pretendes que no logre perder los kilillos que me sobran, es porque algo tendrás en contra mío, ¿no? -Nuevamente le da a su voz un tono de medio broma, para restar importancia a algo así. Sin embargo, él parece zanjar el tema al aceptar su trato- Así me gusta, que muestres sensatez... Porque de lo contrario, se me va a acabar olvidando quien es aquí el mayor -Y es que aunque le viese tan grande, tan imponente y tan maduro... Había ocasiones en las que no podía evitar dejar de verle así y verle casi como un cachorro herido y desprotegido. Era absurdo, risible e irónico, cuando él seguramente doblaba su edad, pero le pasaba en algunos momentos... Pese a que los habituales eran los otros en los cuales se sentía miníscula a su lado.
-Exagerado... -Murmura, acercándose a él y quedando detrás suyo mientras mira la nevera, prácticamente pegada a su espalda salvo por escasos centímetros- Soy yo quien se ha ofrecido... -Le recuerda, poniéndose de puntillas para mirar por encima de su hombro- Sería tu esclava si me obligases a hacer eso y más cosas... -Comenta, apoyando una mano en el hombro contrario. Y, ciertamente, ha sido esclava de muchos durante demasiados años, algo que hace que su voz suene totalmente normal, como quien hace una observación cualquiera- ...Pero nunca lo has hecho -Recalca, separándose un poco y apartando la mano cuando él saca esos filetes.
La sorpresa en sus ojos es bastante visible como para pasarla desapercibida... ¿Acaso es por su comentario? No, no parece haberlo pillado cuando añade lo siguiente, aunque bien es cierto que ella se ha corregido. ¿Y bien...?
-Me refiero a toda tu apariencia, no solo a eso... Aunque eso se refleje en dicha apariencia, ¿sabes? Quiero decir, que tú estás bien y que estés mejor hace que estés más bien que cuando solo estás bien -¿Qué? Ni si quiera ella sabe que ha dicho tan atroplleadamente- En resumen, que no me hagas caso y que... Me alegra que estés volviendo a comer decentemente -Algo cierto, aunque realmente poco tenga que ver con su explicación anterior- Se nota que haces lo que dices... Y es un gran paso. Pero es normal que sigas pensando en él, lo bueno es que has entendido que no debes hundirte, aunque sigas dándole vueltas, algo lógico... -Dice, siguiéndole hasta la encimera.
Se coloca a su lado, ladeando el rostro para observarle y tomando el refresco. Sus ojos reclaman la atención de los suyos, de forma silenciosa, en lo que abre la lata y le da el primer trago, antes de contestar a su última frase:
-Exacto... -Asiente, enredando un mechón rojizo con la mano que tiene libre- ...Sigue, sigue adelante. -Le anima, aunque no deje claro como tiene que seguir adelante, solo que debe continuar haciéndolo. | |
| | | Gabriel Silverfang Jefe de la Manada
Localización : Las dos caras de la luna Mensajes : 618
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Miér Abr 21, 2010 12:34 am | |
| Abrí la lata de refresco escuchando sus palabras, le di un sorbo dejando la lata luego sobre la encimera retirando luego el plástico de la bandeja de filetes de a saber que anima (aunque por su color oscuro se diría que es ternera) -Gracias por tu apoyo- Desvié la mirada a ella, fijándola en sus ojos, aquellos ojos que desprenden vida, aquellos ojos en los que me gustaba perderme el tiempo que hiciera falta…
Mis manos descansaban sobre la encimera y mis ojos en los de ella -Bien, si quieres cocinar hazlo, pero tendrás que dejar ayudarte- Ladeé la cabeza aun sin apartar la mirada de ella, con una de las manos agarré la bandeja acercándosela, haciendo que esta se deslizara por el mármol.
Aun después de decirle que cocinara, no movía ni un ápice mi cuerpo como si esperase a que pasara algo, aunque realmente estaba nuevamente hipnotizado por aquellos ojos -Aunque… si no tienes mucha hambre podemos hacer otra cosa más ligera- Dije tras un largo silencio aun mirándola sin hacer nada, es como…es como si cada vez que nuestras miradas se encontrasen, no fuera capaz de hacer otra cosa, como si todo se me olvidase.
Lentamente y casi sin darme cuenta mi mano se separó de la encimera, llegando hasta el perfil de su rostro colocando tras la oreja uno de esos mechones rojos, que contrastaban tanto con la palidez natural de su piel, tan suave como siempre, cosa que pude comprobar después cuando mi mano se retiró y con el perfil del dedo índice pude rozar su mejilla
Se supone que teníamos que preparar algo de comer por que también se suponía que tenía hambre, porque… Tenía hambre ¿No? ¿O simplemente mi mente creía que tenía hambre? ¿O quizás mi mente me había engañado para que ella se quedara? Y sobre todo… ¿Por qué me hacía todas estas preguntas? Mientras eso pasaba por mi cabeza mi mano seguía descendiendo de manera lenta por su mejilla manteniendo los ojos fijos, intentando responderme a esas preguntas.
-O si lo prefieres podemos cenar más tarde…- Aquellas palabas salieron de manera lenta casi susurrante Vale, definitivamente ni yo me reconocía, no era capaz de averiguar qué pasaba, el por qué de ese comportamiento tan…tan… Ni siquiera podía definirlo, solo sé que me gustaba y que por ello no iba a negarme a mí mismo a disfrutarlo. | |
| | | Eithne Karenina Lobo
Localización : Sin rumbo... Mensajes : 449
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Miér Abr 21, 2010 1:25 am | |
| Da otro trago a la lata, depositándola sobre la encimera casi a la vez que él y observando como abre los filetes... Carne, carne de animal, además. Apenas suele comerla, no porque no le guste, sino porque es cara... Los bocadilllos, las ensaladas y la pasta no lo son tanto. Y, aunque en cualquier otra ocasión agradecería cenar algo así, realmente en aquel momento ni si quiera tiene hambre.
-Habíamos quedado en que ninguno daría las gracias por nada, ¿recuerdas? -Responde, sin apartar sus ojos de los de él, como siempre, como parece ser ley vital cada vez que se encuentra junto a él- Me parece bien... -Acepta, posando una mano sobre la encimera para coger la bandeja, aunque sin mirarla aún, puesto que sigue manteniendo el contacto visual con él, sin romper ese extraño silencio que parece haberse formado de repente.
-Realmente yo... -De nuevo el nerviosismo parece atacarla por dentro, aunque se esfuerza en disimularlo- No tengo mucho apetito... -Responde finalmente, dando a entender que si prefiere algo más ligero que la carne, a ella le es indiferente, al fin y al cabo él invita, ¿no?
Ve venir la mano de él hacia su rostro, pero no hace nada por impedirlo, dejando que coloque aquel mechón rebelde detrás de su oreja. Una vez más, esa caricia tan efímera inusual en su mejilla hace que su cuerpo se agite con un leve temblor que apenas dura un segundo, ante el escalofrío que la recorre. Una sensación agradable pero a la que aún se está acostumbrando...
-Bueno... Yo... A ti te han herido antes, así que... Deberías comer pero... -Titubea, sin entender porque no es capaz de hablar de forma seguida, en lo que la caricia continúa y sus ojos no se separan de los de Gabriel- Como tú desees... -Susurra finalmente, en un suspiro.
Otro silencio tiene lugar después de eso, y ella permanece prácticamente quieta, sintiendo los dedos del viejo lobo acariciar su rostro. Su mano se separa de la bandeja, reptando por la encimera hasta el borde, donde se apoya, inclinándose levemente hacia él y alzando el rostro para darle más intensidad al cruce de miradas...
-¿Sabes? Dado que tú has roto nuestro trato de silencio respecto a los agradecimientos... -Toma aire, cerrando los ojos unos segundos antes de abrirlos y fijarlos de nuevo en los contrarios- ...Creo que yo puedo romperlo también y darte las gracias a ti... -Y no le da tiempo a negarse- Gracias, Gabriel, por haberme sacado de mi agujero de mierda -Al menos en gran parte, ahora solo le faltaba encontrar un hogar decente, pero la parte complicada, es decir, la del trabajo, estaba hecha y era gracias a él- Y por estar ahí, aunque ni si quiera merezca que tú estés... Gracias. Gracias por ser tú.
Y tras esas palabras que creía tan necesario decir, vuelve a quedarse callada, pasándose la lengua por sus rojizos labios, humedeciéndolos, como suele hacer en determinadas situaciones sin reparar si quiera en ello. No añade nada más porque no lo cree necesario, y no se mueve porque... Porque parece estar paralizada. Sí, es la paralisis hipnótica que surge cuando tiene delante esos irises color ámbar que parecen traspasar su azul mirada. | |
| | | Gabriel Silverfang Jefe de la Manada
Localización : Las dos caras de la luna Mensajes : 618
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Miér Abr 21, 2010 2:17 am | |
| Su mejilla se acabó, y el movimiento de mi mano con ella pero ¿Por qué habría de acabar ahí? De nuevo y esta vez con las yemas de los cuatro dedos, retrocedí aquel movimiento para realizarlo desde el principio -A pesar de eso yo tampoco tengo demasiada hambre...- Respondí ante lo que dijo sobre que debería comer.
Mantuve aquella mano en alto y la otra sobre la encimera, como si me sirviera de apoyo, nuestros rostros experimentaron un acercamiento gracias a su inclinación y el alzar de su rostro, gesto que no hizo más que hacerme posar la mano al completo sobre su mejilla de manera inconsciente, mas por pura inercia física que por que fuera a hacer aquello. Una leve sonrisa se dibujó en mis labios escuchando sus palabras, sobre el trato roto y escuché atentamente sus palabras.
Ante su última frase y tras acabar ella estiré al dedo pulgar colocándolo con delicadeza sobre sus labios, en un gesto para silenciarla. Yo no pensaba así, lo que si pensaba es que se merecía algo más que una vida como la que llevaba y que me encargué de ayudarla a salir, ella no había decidido su futuro, lo habían hecho por esa los que la rodeaban y las circunstancias, por eso, si la creía merecedora de la ayuda que yo le brindaba.
-Hagamos un nuevo trato…- Susurré manteniendo aquel pulgar sobre sus labios, comenzando a moverlo de manera sutil y lenta, su tacto era tan increíble como la piel de sus mejillas -Nos daremos las gracias siempre que sea necesario y sintamos que necesitamos decirlo…pero no volverás a decir que no eres merecedora de algo…- Por un instante mis ojos descendieron a aquel lugar donde mi pulgar estaba, para segundos después ascender al mar de sus ojos y volver a perderme. -¿De acuerdo?- Retiré con una caricia el pulgar de sus labios aunque no lo alejé del todo, aquel se quedó reposando en la comisura de sus labios
Sin darme cuenta, había inclinado el cuerpo al frente haciendo que aquella distancia entre nuestros rostro fuera un poco menor. Mis dedos se movían sobre su mejilla, menos el pulgar, que seguía inmóvil sobre aquella zona de sus labios, habiéndolos liberado para dejarla hablar. | |
| | | Eithne Karenina Lobo
Localización : Sin rumbo... Mensajes : 449
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Miér Abr 21, 2010 3:48 am | |
| El movimiento acariciante sobre su mejilla se renauda y prosigue, algo que le agrada y que produce en ella un leve cosquilleo cada vez más acusado y notorio, especialmente cuando pasa a sentir la mano en su totalidad y no solo los dedos. Eithne estira entonces la mano que reposa en la encimera, buscando la que Gabriel apoya en el mismo mueble, y colocándola encima, acariciando el dorso con la punta de sus dedos.
Puede que fuese a romper ese silencio y decir algo, puede que no... Sea como sea, sus anteriores palabras hacen que sea silenciada antes de añadir cualquier cosa, cuando el pulgar del licántropo se posa en sus labios, mullidos y gruesos -el inferior más que el superior- que recientemente ella había acariciando con su lengua y aún conservan, por tanto, la humedad.
Todo su cuerpo es en aquel momento sacudido por un estremecimiento que ya no es leve ni sutil, sino del todo acusado, imposible de ignorar, es tan evidente como que su pulso parece haberse acelerado de repente ante aquel contacto... Y mientras, sus ojos marinos siguen pendientes de esos dos ámbares que se encuentran fijos en ella. ¿Qué le ocurre? ¿Por qué es incapaz de reaccionar, de apartarse, de pesteñear si quiera? ¿Por qué todo su cuerpo parece reaccionar ante contactos efímeros que nunca ha recibido, como si fuese un resorte activándose bajo la mano de Gabriel?
Cuando sus labios son liberados del sello acariciante que los silencia, y el pulgar de él se detiene en la comisura, Eithne los entreabre, dejando escapar de estos un suspiro que, de largo y profundo, es casi un jadeo que delata que su respiración se ha agitado en los últimos instantes. Cierra los ojos unos segundos, deleitándose con las caricias en su rostro y notando aún el dedo cerca de sus labios, antes de volver a abrirlos para buscar la mirada de Gabriel:
-De... acuerdo... -Acepta, susurrando las palabras y expulsando el aire a golpes al hacerlo- Pero... Que no... Que no lo diga... -Vuelve a suspirar, temblorosa- que no lo diga... no me hace ver que no es verdad... -Confiesa, incapaz de aceptar algo sin serle honesta y decirle bajo que circunstancias lo acepta.
No parece amedrentarse cuando él acorta un poco las distancias, aunque sí es cierto que su pulso y respiración aumentan un poco más el ritmo. Pero, lejos de apartarse, sus pies descalzos se deslizan hacia él, acercándoles más centímetros, pese a que ella siga teniendo que alzar el rostro para no romper ese contacto entre sus miradas. | |
| | | Gabriel Silverfang Jefe de la Manada
Localización : Las dos caras de la luna Mensajes : 618
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Miér Abr 21, 2010 4:33 am | |
| Mis orbes se movían de lado a lado, pasando de uno a otra ventana que eran sus ojos. Entonces, noté como su mano rozaba la mía, la que usaba como apoyo sobre el mármol, era un roce leve pero lo suficiente como para hacer que los dedos de esa mano se flexionaran estremeciéndose ante tal contacto, pudiéndolo notar en el cómo el corazón comenzaba a bombear más rápido de lo normal.
No podía fijar la mirada del todo, de vez en cuando los ojos alternaban entre sus orbes, como si cada una de ellas dijera algo distinto, mi pecho también se movía a un ritmo algo más rápido ¿Por qué? Sólo había puesto su mano sobre la mía y yo llevaba un rato con mi otra mano en su mejilla ¿Por qué aquel gesto engendraba en mi tal nerviosismo? Fruncí por un momento el ceño por no saber contestarme, algo frustrado por el mero hecho de que siempre había sido una persona segura de lo que hacía, decía y sentía… ¿Qué había cambiado? O mejor dicho ¿Qué me había cambiado?
Mi propuesta obtuvo respuesta, y une leve sonrisa se dibujó nuevamente en mis labios -Te ayudaré a hacerte ver que es verdad…- Susurré, ahora más cerca ambos rostros, cuando habló pude notar como su aliento rozaba mi piel lo cual provocó un suspiro lento y profundó emerger de entre mis labios.
Mirándola entendí que solo había una única manera de obtener respuesta y casi sin darme cuenta, la mano que acariciaba su mejilla retrocedía hasta tocar parte de su cuello con los dedos, quedando el dedo pulgar a la altura de su pómulo, mi rostro se ladeó acortando aun mas aquella distancia, teniendo que curvar mi cuerpo para llegar a su altura, manteniendo los ojos fijos en los de ella en todo momento, llegando a no verla demasiado bien por la cercanía ahora extrema -Yo te ayudaré…- Susurré nuevamente de una manera casi inaudible. Mi acercamiento, había dejado nuestros rostros el uno frente al otro y al hablar mis labios rozaron los suyos de una manera sutil delicada e incluso inocente, mi mano seguía acariciando aquella zona que podía alcanzar y la que descansaba bajo la de ella se atrevió a alzarse y voltearse para sostener la de Eith, acariciándola lentamente.
Aun con nuestros labios casi pegados, tuve que tragar saliva, Gabriel…¿Qué estás haciendo? Esa era ahora la pregunta que sonaba en mi cabeza, mis ojos seguían en los de ella a pesar de la cercanía mientras aquella pregunta resonaba una y otra vez hasta que… lentamente destruí aquella mínima separación acabando por posar de manera temerosa mis labios sobre los suyos. | |
| | | Eithne Karenina Lobo
Localización : Sin rumbo... Mensajes : 449
| Tema: Re: Te retrasas... ¿Me importa? (Gabriel) Miér Abr 21, 2010 5:09 am | |
| Los irises color ámbar de Gabriel alternan cada uno de sus ojos azules, cuyo tono es ahora el de un mar agitado y removio por un oleaje interno cuyo único causante es él. Pero ni ella misma lo entiende... ¿No era ya prácticamente inmune al contacto físico, salvo contadas excepciones en las que las hormonas se le revolucionaban? Con Kiefer había sido así, incluso más allá, pero esto... Esto era distinto, se estaba estremeciendo ante un contacto tan normal como una caricia en el rostro. Claro que para ella aquello no era normal, y eso era lo que provocaba esas reacciones tanto en su cuerpo como dentro de su ser, ante la inexperiencia en el campo que englobaba ese tipo de gestos.
Lo peor de todo es que una parte de ella tenía miedo. Estaba temerosa y asustada, como un niño que se enfrenta a lo desconocido y lo ignora tanto que le da miedo. Sí, realmente, aunque en algunos aspectos pareciera tener quince años más, Eithne era una niña en muchos otros, y los sentimientos que comenzaban a turbarla y que no sabía ni que nombre tenían eran un ejemplo... Un ejemplo en el cual sentía que era una cría a la que aquello le venía grande. Sí, ¿cómo iba a merecerse algo así? ¿Cómo iba a merecerse tener a alguien cuyas atenciones tampoco merecía? Ahora se sentía como una adolescente, algo que aparentaba ser físicamente pero que nunca había sido como tal, habiendo pasado de niña a mujer a golpe de abusos. Y sin embargo él parecía creer lo contrario y quería hacérselo ver...
"¿Cómo?" Quiso preguntar, pero no lo hizo. Sencillamente, parecía haberse vuelto muda, salvo por una única palabra que consigue que escape de sus labios en un susurro:
-Gabriel... -Una palabra, un nombre, y demasiado implícito en la forma de decirlo... Porque no llega a añadir nada más. Tan solo suspira cuando nota la mano de Gabriel descender hasta casi su cuello, y el pulgar se detiene en su pómulo. Él ladea su rostro inclinándose hacia ella, y ella responde cuando sus piernas desnudas se alzan, poniéndose ligeramente de puntillas. El roce de sus labios cuando vuelve a asegurar que la ayudará logra, sencillamente, dejarla sin aire unos instantes en los que su mano, aquella que descansaba sobre la de Gabriel, acaricia la palma con los dedos cuando esta es volteada.
"Ayúdame", parecen querer decir sus ojos claros cuando él sigue mirándola a ellos, pese a la dificultad que eso supone ante tan repentina cercanía. Y los segundos se le hacen eternos, llegando a poder escuchar sus propios latidos conforme él se va acercando... Cierra los ojos, al sentir finalmente que cualquier distancia ha desaparecido y sus labios se han encontrado.
Los primeros instantes permanece inmóvil, como una estatua... Las putas jamás besan, es algo que se le viene inevitablemente a la cabeza, por más que en alguna situación haya sido una norma rota; sin embargo, aquellas situaciones nunca han sido como esta. Pero ella ya no es una puta, ¿no? No, no lo es gracias a él... ¿Y entonces, tiene derecho a ser besada? Una pregunta absurda, incluso infantil, que surca su mente fugazmente.
Y cuando parece haber asimilado que aquello realmente está pasando, estira la mano que tenía libre hasta posarla en el hombro de Gabriel, aún de puntillas. Y, despacio, como si temiera equivocarse o hacer algo mal, mueve levemente sus labios acariciando con una leve presión los de él. | |
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