Rol Global: La Manada se reune...

Miré a Casandra un segundo cuando Gabriel entró en el claro corriendo. Aquel aullido... ¿Había sido él? Si era así, era aún más poderoso de lo que pensaba.... Había sido algo inquietante, misterioso... desconocido. Volví a mirar al alfa. Efectivamente, era el del concierto.... Aquel que me había infundido respeto al verlo en la fiesta, tras la catástrofe. ¿Qué pasaría? Aún no había empezado a hablar, y todos los lobos estábamos impacientes... La mayoría, al parecer, no veían a Gabriel como un jefe que pudiera solucionar los problemas actuales, otros, que parecían sus amigos, confiaban más.... Yo me declaraba neutral mentalmente. No les conocía, a ninguno, por lo que prefería esperar para decantarme por una opción.... Eché un vistazo alrededor, a todo el claro, mirando las caras de todos. Volví la mirada a Casandra de nuevo.

-¿Crees que ha sido él el del aullido de antes?- susurré

Como era de esperar Gabriel no tardó en hacer acto de presencia. Le dirigí una mirada justo en el preciso momento en el que el nos miraba a Jacqueline y a mi. Estaba claro de que quería asegurarse que que habiamos aparecido. Me fije también en que por allí estaba Eithne y Narvla... Vaya, pero si alfinal resultaba que me conocía a todos los miembros de la manada. Había algunos nuevos, pero sin duda los más habituales estaban allí. Continué cerca de Jacque la cual se había abrazado a mi por lo que había sucedido repentinamente. El ambiente aun estaba algo tenso pero todos esperabamos ansiosos que era lo ue tenía que ofrecernos el líder. Yo, por lo menos esperaba que una respuesta a aquello que acababamos de escuchar, cosa que sin duda me había dejado un buen maletar en el cuerpo.

- Ya esta cariño... No pasa nada. - Dije a Jacqueline sin soltar su mano. Lo menos que quería en esos momentos era que estuviera nerviosa. mi mirada volvió al grupo y de ellos a Gabriel. ¿Aparecería la bestia cuyo aullido habiamos escuchado todos los presentes en aquel momento? Por una parte esperaba que no y por otra... Por otra deseaba saber que tipo de ser era aquel que aullaba de forma tan extraña.

Por los rostros de lo presentes podía adivinar que a ninguno parecía hacerle gracia lo que estaba ocurriendo. Y eso no iba a ser nada bueno, si ya las cosas estaban tensas con los asesinatos y los cazadores con esta nueva ''presencia'' aun más.

Poco a poco iban llegando más lobos, muchos conocidos y otros no. Por suerte pude ver que los que me preocupaban más estaban a salvo aunque no había visto a uno de ellos. Estaba totalmente perdida hasta el día de hoy y solo no había dado tantas señales después de lo sucedido.

Iba ha ponerme en el grupo que se estaba formando cuando de repente se escuchar un aullido distinto a lo normal. Distindo a cualquier lobo de aquí. O era yo que escuchaba mal o era así. Aunque muchos de los lobos se dieron cuenta de ello. Apague el cigarrillo que sotenia en mis dedos, tirandolo al suelo y apagandolo con mi pie derecho. Mire a cada lado, más donde creía que provenia el aullido pero no logre ver nada. Después de unos minutos Gabriel dio su aparición. Tenía tiempo sin arrodillarme, pero eso se debía más a que estaba fuera. Pero después de un corto tiempo aquí estaba haciendo un movimiento leve, para inclinarme, dejar una rodilla a modo de apoyo mientras agachaba la cabeza.

Ya dentro de nada sabríamos que es lo que había pensado Gabriel. Bueno, si es que había pensado en algo. Pero sabiendo como es él, seguro que algo entremano tenía. Solo ahora lo que me preocuaba era alquel aullido, ¿De quien era? ¿Qué era lo que había detras de esos árboles? Aunque esperaba no alarmarme demasiado. Supongo que no era para tanto. O ¿Sí?

Tras el aullido no deje de mirar el claro con cierta desconfianza, nunca habia oido un aullido semejante. Escuche unos pasos precipitados llegar al claro y alce la vista para clavar la mirada en un hombre, mire atentamente como subia a la roca; la reaccion de los demas fue enseñar su cuello y clavar la rodilla en el suelo, ademas de verse levemente mas relajados;yo incline apenas perceptible la cabeza, ellos lo hacian por que era su jefe de manada, no era al mio, al menos de momento.
Oi la pregunta de Kyrie y la mire, despues al Alfa, su llegada estrepitosa al claro y sus pelos algo desornenados por seguramente una carrera precipitada razone.

- No- dije en tono inexpresivo y en un susurro para que solo me escuchase ella.

No dejaba de preguntarme quien era el del aullido, nunca habia oido algo asi, ademas si hubiese sido como el de un alfa me resultaria familiar, pero no lo era, era el aullido mas raro, aunque estremecedor. Mire el claro analizandolo con la mirada, pero ni rastro de Lyan; solte un suspiro y volvi a dirigir mi mirada al Alfa.

Incliné la cabeza en señal de respeto al Alfa. Todos los de la manada se agachaban y apartaban el pelo a su llegada, pero no pensé que fuera lo mejor teniendo en cuenta que no pertenecía a su manada, ni conocía a ningún miembro de la misma. Miré a los lobos. Escuché el aullido. Cada vez más estremecedor.... Más inquietante. Mantuve la calma. ¿Qué sería eso? Estaba claro que Gabriel no era.... Y por la entrada agitada en el claro pensé que tampoco lo sabría. Bien... Pues habría que esperar a que la reunión comenzara "oficialmente", cuando el jefe comenzara a hablar.... Paseé la mirada por todos los licántropos de la escena. Se veía que no todos eran de la manada. Casandra y yo estábamos algo apartadas, así que no llamábamos demasiado la atención, estábamos justo en el borde del bosque, junto a los árboles.... Me quedé quieta y tranquila, esperando a que el Alfa comenzara a hablar

Volvi a oir aquel aullido que helaba la sangre mas cerca, parecia provenir de todas partes y mire entre confusa y tensa los arboles, me sorprendi al ver a las aves salir precipitadamente de sus arboles despavoridos, pero tras su marcha las ramas de los arboles seguian moviendose de una forma fantasmagorica.
Podia oir y seguramente el resto de los lobos otros animales huir igual de despavoridos de las cercanias del claro, quedando todo en una calma estremecedora y que ponia los pelos de punta. Mire a los lados, estaba seguramente igual de confusa que el resto de los lobos del claro, mire a Kyrie.

- Eso desde luego no lo ha echo el Alfa- dije en tono seco y tenso, note mi cuerpo tenso y alerta- no me gusta esto Kyrie..- murmure con desconfianza

Retrocedi un par de pasos pues ambas estabamos en el borde del bosque, note las puntas de las hojas de los arboles clavarse en mi brazo y me sobresalte, mirando los arboles con desconfianza, mire a Kyrie dudosa de todo esto de la reunion.

-Tranquila.... -Susurré.-No se que es esto, pero no podremos arreglarlo poniéndomos nerviosas... He de reconocer que es muy extraño, pero seguro que tiene su explicación.

La notaba muy tensa, y no sabía cómo calmarla.... Nunca se me había dado bien. Traté de permanecer tranquila y calmada, para que tuviera un apoyo, al menos exteriormente. En el interior no estaba nerviosa, ni alterada... Pero me preocupaba. Que todos los animales hubieran abandonado el bosque no era una casualidad. El instinto... ¿Por qué nosotros seguíamos allí? La sensatez nos dictaba lo contrario.... Esperaba que el Alfa tuviera una respuesta para todo aquello, incluyendo el Moon Festival... Aquella pobre chica asesinada, todos los lobos y humanos muertos.... Las esvásticas..... Qué haríamos en ese momento y todas esas preguntas sin respuesta que rondaban en el ambiente.

Con aquel paso aparentemente tranquilo, salté a la roca y caminé por ella para una vez a vista de todos mirarlos . Muchas caras conocidas a la perfección, otras no tanto y otra simplemente no las reconocía, últimamente había andado bastante apartado de las relaciones con los últimos llegados a la ciudad.

Aquí arriba me encontraba una vez mas solo ante todos, en otras ocasiones no habría dudado en el discurso que tenía que decirles. Mis labios se entreabrieron dispuestos a decir aquellas palabras que ellos estaban esperando, pero de nuevo aquellos ruidos de nuevo aquel aullido. Mi testa se alzó viendo el como las aves nocturnas huían por encima de los arboles, un discreto gruñido fue lo que mi garganta dejó sonar en vez de aquellas palabras que creía que podía decir.

La tensón se notaba en los presentes y yo también la notaba en mi cuerpo, aquella presencia que no dejaba verse, aumentaba en mi aquella sensación ya presente que provocaba el tema a tratar en aquella reunión. De repente Lilith, pareció precipitarse al centro del claro.

Observé a la loba, esperando que dijera algo del por que de aquella tan estrepitosa llamada de atención. Finalmente hablé -Hermanos...- Dije intentando captar su atención después de aquella segunda revelación -Creo que todos sois consciente del peligro al que nos enfrentamos...- Caminé un poco por la piedra sin apartar la mirada de ellos, pasándola de unos a otros, deteniéndola de nuevo en aquellos ojos azules en los que reclamaba apoyo y atención. Mi mirada continuó sobre unos y otros, permaneciendo con la mascara de la serenidad.

-El hombre... una vez mas nos ha perturbado nuestra paz...una vez mas nos vemos en peligro...- caminaba en aquel estrecho trozo de piedra -Todos sois conocedores de lo sucedido días atrás en Las dos caras de la Luna...- Entre cada pequeño fragmento de frase dejaba una pausa para pensar bien las palabras busca las correctas -Muchos de nuestros hermanos fueron contaminados con plata...otros murieron intentando salvarse de aquel infierno que se había alzado en cuestión de segundos...- Mis ojos se fijaron en la espesura del bosque, sin mirar a nadie ahora. Recordaba aquel momento como el peor que puede vivir cualquier líder de manada, ver como todo se venía abajo.

A mi mente de nuevo aquel nombre, aquella aparente reunión de negocios, mis puños se apretaron, pero conseguí mantener la compostura relajando aquellas manos manteniendo aquella aparente serenidad -El hombre sabe de nuestra existencia...y de como atacarnos...- Sabía de primera mano la mano ejecutora de todo -Hemos de erradicar desde raíz este problema- Y cuando digo hemos, digo he, por que seré yo quien se arriesgue su vida, seré yo quien acabaría con aquella miserable vida, aunque de los cazadores tendríamos que ocuparnos de otro modo.

Escuche atentamente el discursito que conto el Alfa atentamente, recordando el reciente incidente en el bar, donde tantos lobos perdieron la vida y otros mucho fueron heridos y sus vidas vieron peligrar. Oi lo que dijo sobre el hombre sabedor de nuestro secreto y sabedor de la forma de como matarnos, pero el opuso que habia que librarnos de ese problemas desde la raiz.
Tras el discurso del Alfa, pude oir el motor de una moto cerca y al poco tiempo aparecio una chica con aire despreocupado, otra loba. Sin darme mucho tiempo para fijarme mas en ella aparecio entre los arboles otra chica, sobre los veinti picos años salio de entre los arboles, caminando por la roca y colocandose junto a Gabriel, aunque no parecia muy comoda con ello, empezo a hablar con tono firme y seguro. Dijo que aceptaria la profecia, que se casaria con el y tendrian un hijo el cual llevara a los lobos a un destino mejor; termino con la misma voz firme y segura y la mire con cierta curiosidad. Aunque nunca habia oido nada ni mis padres me habian contado nada sobre una profecia, desde luego era algo importante, mire al resto de los lobos esperando sus reacciones, yo no tenia muy halla sobre la relacion entre aquella chica y el jefe de manada asi que no sabia si eso les tomaba por sorpresa o ya se lo esperaban. Me quede en un solemne silencio mirando fijamente a la chica que estaba junto al Alfa.

Los escuché a todos. Escuché sus palabras, la propuesta de matrimonio, la unión de la manada frente a una simple "boda". Tenía que decir algo.... Probablemente me costara algo importante, pero tenía que decirlo. Aquella loba tenía razón. Di un par de pasos al frente, acercándome más a los lobos. Estaba tras todos ellos, y estaba lista para que sobre mí cayeran miradas de odio, soberbia, incomprensión o simples miradas que me hicieran ver que no tenía nada que hacer allí. Pero hablé. Y puse toda mi seguridad en mis palabras.

-Estoy de acuerdo con ella,-dije, mirando a Narvla, pues no sabía su nombre- lo que necesitamos no es una profecía, ni un destino... Necesitamos unión. Necesitamos saber que podemos apoyarnos en nuestros hermanos, que tenemos hermanos apoyándonos si algo nos pasa.... Debemos tratar de solucionarlo de otro modo. Los humanos son seres simples, comparados con nosotros.... Aunque no debemos subestimarlos, tampoco podemos sobrestimarlos. Están matando a nuestros hermanos. Todos los que estuvisteis en el Moon Festival recordaréis el cadaver descompuesto de aquella loba. Probablemente algunos la conocierais. Yo no, pero no creo que mereciera morir. Y seguro que no mereció quedar expuesta como un trofeo. Eso desde luego no. Yo no pertenezco a esta manada, y es probable que muchos me rechacéis por ello, pero no importa. Creo que todos debemos unirnos. Los que estáis bajo el mando de Gabriel y los que no, aquellos que no tenemos familia, o manada. Debemos luchar contra esta ofensa como si fuéramos uno. Quieren algo, estoy de acuerdo. Pero nosotros también. Queremos que nos dejen vivir, que no nos maten indiscriminadamente como pasó en el concierto la otra noche.... Y una profecía no nos sacará de aqui. Debemos hacerlo nosotros.

Terminé aquel discurso, que me había salido de dentro, y miré las caras del resto de los lobos. Esperaba encontrar cualquier tipo de reacción.... Aunque lo menos probable era agrado.... Me quedé quieta y con un semblante calmado. Estaba tranquila.

Mi vista se alzó observando a la madre luna que una noche más nos cobijaba bajo su manto protector -Se que esto es una prueba que me pones para demostrar mi valía…- Era lo que por mi menté paso en apeas aquellos segundos que mis ojos la observaron tan imponente en el oscuro cielo.

Descendí la mirada de nuevo a mis hermanos manteniendo aquella ahora presente mascara de serenidad, la cual ocultaba mi verdadera preocupación ante todo lo sucedido en estos tiempos. Muchas cosas habían cambiado y muchas otras cambiarían o al menos eso pretendía.

De nuevo mis ojos barrieron a todos los presentes, para de nuevo reanudar aquel discurso totalmente improvisado. Discurso que se vio frustrado por el avance de la recién aparecida Liah a la cual seguí con la mirada el cómo rodeaba la piedra en la que me encontraba y el cómo subía por ella. Mis ojos se clavaron en su rustro con un entrecejo fruncido entre la desaprobación de aquel gesto y la frustración de que estaba haciendo, aun así dejé que hablara.

Por una vez en su vida estábamos de acuerdo en algo, yo había luchado por aquello, mantener a la manada unida, unidos seremos invencibles. Asentí levemente relajando el rostro ante aquello desviando la mirada al resto en un gesto de supervisión de que atendieran a algo que por una vez en su vida decía con coherencia. Ante su siguiente frase ¿Qué tenía claro? Aquella pregunta pronto vio respuesta y mis ojos se clavaron en ella incrédulo ante aquello.

Una vez mas observé a la manada, fijando esa ambarina mirada en tres puntos concretos durante unos segundos más; Tyler, Jacque y Eithne… Para luego mirar a Liah a la cual me acerqué en pos de hablarle solo a ella -¿Qué demonios estas haciendo?- Susurré de modo que solo ella pudiera escuchar, manteniendo aquella compostura forzada pero bien disimulada, apartando la mano que intentaba agarrar.

De fondo, los vítores sonaban en aprobación a aquello. No… no… Había luchado durante mucho conmigo mismo para hacer a un lado aquella estúpida profecía impuesta desde hace tanto tiempo. No había hablado con nadie de este tema…no si quiera con Eithne, ese era otro de los temas que debíamos de comentar en nuestra conversación pendiente.

Me mantuve cerca de Liah, pero dejando una separación entre ambos, solo me acerqué lo justo para poder susurrar sin alterar mi posición, pudiendo mientras tanto observarlos a todos, sus reacciones sus gestos sus comentarios…

Mis ojos se centraron en una figura que se adelantó, Narvla, aquella loba que llegó a la ciudad topándose conmigo de aquella manera tan retadora, aquella loba a la que había permitido quedarse aunque no acabara de agradarme, estando en constante prueba ante mis ojos. Aun en mi posición escuché su discurso, mientras esperaba una respuesta a aquella pregunta que momentos antes había hecho a Liah.

Una segunda voz…Eithne…Resurgió tras la mujer de pelo azul, ahora mis ojos podían fijarse n los de ella sin preocuparme de comentarios, pues era lógico que al estar hablando la mirase, pero mis ojos no solo la miraban, querían hablarle querían captar ese sentimiento que sabía que había comenzado a surgir tras aquella revelación por parte de mi sobrina “no pienso hacerlo” esas también eran las palabras que pretendía transmitir en silencio.

Por unos instantes mis ojos reflejaron la sorpresa ante la siguiente revelación “Yo estuve durante años, casi décadas, esclavizada en la Bratva rusa” noté una punzada en mi interior que me esforcé en disimular de manera efectiva, otro tema a tratar en nuestras confidencias… Eith mientras mantuviera mi contacto visual podría notar como aquello se sumaba a mi estado anímico que era un va y ven de sensaciones irregulares.

Maldije de manera muda el que otra muchacha , a la cual desconocía, se pronució apoyándolas, nopor el hecho de mostrarse a favor de sus palabras, si no que al hablar, tenía que desviar la mirada de Eith tardando unos segundos mas de la cuenta.

Escuché el tercer discurso por parte de algunos de la manada, mientras me mantenía en una posición erguida con el mentón alto, sin demostrar bajón alguno, sin dejar caer aquella mascara, mascara a través de la que solo Eithne podía ver. Tras ese tercer discurso Lilith pareció decantarse por hablar finalmente tras su “intervención” anterior.

Mantuve el silencio tras escuchar aquellas reprimendas hacia el tema que Liah había dejado caer de manera tan estruendosa. Miré a Liah y luego a aquellas que se habían adelantado para luego mirar al resto -Mis padres siempre me ha criado con dicha profecía… al igual que me han criado para poder llevar a esta nuestra manada con firmeza, control y determinación…- Hice una pausa avanzando hacia el borde de la piedra dejando caer el peso de mi cuero para caer al suelo flexionando las rodillas incorporándome luego -Pero también me enseñaron a tomar mis propias decisiones…- Paseé por delante de aquellas que habían hablado de manera tranquila, mirándolas una a una -Por ello… tenía mi decisión tomada antes de que nada de sto ocurriera…- Me detuve frente a ellas, sin mirar ahora a ninguna en concreto, paseando la mirada entre todos

-Yo… Gabriel Silverfang…reniego de tal profecía, calificándola como absurda ya que…- Me giré alzando la mirada a Liah ahora sobre la piedra en la que momentos antes me encontraba con ella -Eso no es una solución al problema actual, ni siquiera es una solución a nuestra vida a nuestra existencia- Caminé de nuevo con paso marcado rodeando la piedra para subir deteniéndome a la espalda de Liah -Y tú lo sabes- Concluí mirándola ahora a ella.