[Tyler]

Un movimiento a mi lado y luego el frio, frio que se coló en mi cuerpo cuando Jacqueline abandonó la cama seguramente para dirigirse al baño. No abrí los ojos, seguramente tendría alguna emergencia. Estaba apunto de sumirme nuevamente en el sueño cuando... El grito resonó por toda la casa e hizo que me levantara rápidamente. Al llegar al baño lo ví, Jacqueline había roto aguas. Mi mente comenzó a trabajar con velocidad y no solo eso, todo mi ser se puse apunto en aquel momento para controlar la situación. Estaba acostumbrado a llevar situaciones de riesgo, pero aquello... Actué rápido sin darme tiempo a más comederos de cabeza, ya estabamos en el coche y tenía el pie completamente pegado al acelerador. No paraba de recordarle a Jacqueline que tenía que controlar la respiración mientras ella no dejaba de gritar, sentía que al llegar al hospital se iba a poner de muy mal humor... Y así fue.

Los medicos se lo tamaban todo con mucha paciencia. Tuve que controlar a Jacqueline pues un par de veces soltó alguna que otra fracesita ''encantadora'' y por supuesto tuve que controlarme a mi mismo pues los nervios de la situación y la ineptitud de los medicos en aquel momento me cabreaban más que nada. Al principio tuve que salir unas veces de la sala donde Jacqueline estaba dando a luz... Si soy sincero, me apeteció matar a aquel desgraciado que un par de veces se puso altivo. Finalmente me dejaron entrar y me quede junto a Jacqueline para apoyarla. Sabía que aquello lo agradecería.

No recuerdo si el tiempo pasó rápidamente o simplemente se hizo más lento de lo normal. Lo único que recuerdo de aquello fue ver salir a la primera niña y su llanto, aquel llanto que lleno mis oidos por completo e hizo que mi corazón latiera aun mucho más fuerte de lo que ya lo hacía. Miré a Jacque y una sonrisa, más amplia que ninguna otra se dibujo en mi rostro cuando pude ver a aquella niña...Y luego, apenas segundos después la otra pequeña ya asomaba y comenzaba a llorar...Miré a Jacqueline de nuevo, pero para cuando lo hice ya se había quedado dormida.

Una enfermera volvió poco después junto a nosotros con las dos niñas en brazos y nuevamente mi pulso se aceleró y los ojos se me iluminaron. Me las ofreció para que las cogiera y así lo hice, con mucho cuidado y tal y como me decía la mujer, casi parecía que se fueran a romper de un momento a otro con lo delicadas que parecian. La enfermera y otros medicos que allí habian asistido el parto nos felicitaron a ambos, aunque la madre de mis hijas aun seguía dormida.

Nos trasladaron a otra sala para que Jacqueline pudiera descansar comodamente. Estuve sentado junto a ella bastante rato con las niñas en los brazos observandolas dormir tranquilas. Si, ahora no tenía una mujer a la que cuidar, tenía tres. Acabé por dejarla en aquellas ''cunas'' que habian dejado junto a la cama y las coloqué cerca de Jacqueline para que lo primero que pudiera ver al despertar fuera a sus hijas.

Estuve observando a mis tres hermosas mujeres durante el tiempo que estuvieron durmiendo. Aun no podía creermelo, era padre y no era un sueño, simplemente era real y ahí estaban. Jacqueline no tardó demasiado en despertar, aunque cuando lo hizo ya era de día y la habitación estaba perfectamente iluminada. Yo no había podido descansar ni un rato, demasiado centrado estaba en ver a mis pequeñas y velar por los sueños de Jacque. Sonreí cuando la ví mirar hacias las cunas donde estaban las pequeñas y no pude evitar sonrojarme ante el comentario sobre mi - Yo creo que la madre es mucho más guapa. - Dije con dulzura mientras me levantaba del sillón para acercarme a ella. Las niñas habian abierto los ojos ante la voz de su madre y miraban con curiosidad a su alrededor... Que preciosidades, para colmo tenian los ojos azules como Jacqueline y yo.

Salí de mi ensimismamiento cuando Jacqueline me pidió si podía darle a las pequeñas. Asentí y las cogí una a una con cuidado para darselas a Jacque. La escena consiguió que mi alegría aumentara. Estaba perfecta con aquellos dos angelitos cogidos por ella. Me senté a su lado en un borde de la cama y aparté un mechon rojizo de su frente para luego dar un pequeño beso en sus labios y observarla - Creo que ser madre te sienta bastante bien. - Comenté- Mira cariño, son dos angelitos... - Murmuré mirando de nuevo a nuestras hijas.

Quisiera o no la sonrisa de mi rostro no parecía querer borrarse al igual que aquella sensación de bienestar que me inundaba por completo. Había sido una noche un poco agitada, pero la verdad es que había merecido la pena todo lo ocurrido.

¿Herencia de padre ser unos angelitos? Lo dudaba, de joven
no había sido demasiado bueno que digamos. Me quede asombrado justo cuando
Jacqueline mencionó lo de los nombres. Era verdad, ni siquiera me había
acordado de eso... También era que esperábamos que nacieran a los nueve meses,
pero al parecer el milagro se había adelantado un poco más de lo previsto.
Empecé a pensar cuales eran los nombres que podríamos ponerle a nuestras
hijas... Había muchos... Muchísimos y no estaba en el momento de mayor lucidez
como para pensar - Bueno, pues empecemos a pensar que nombres ponerles. - Dije
con una amplia sonrisa dándole a entender a Jacqueline que no quería perder ni
un segundo.

Estiré una mano para acariciar la cabecita de una de las niñas y luego
acariciar a la otra. Alomejor eran demasiado jóvenes para sacar el parecido,
pero la verdad es que yo en ellas veía a Jacqueline, no con rasgos muy
marcados, pero se podía adivinar en pequeños detalles aunque también veía
parecido mío en sus dulces rostros.

- No tenéis ninguna sugerencia vosotras dos ¿no? - Dije hablando a las
pequeñas cuyos azulados orbes si fijaron en mi al escuchar mi voz. ¡Pero qué
niñas más guapas tenía! - Cariño creo que vas a tener que controlarme cuando
crezcan porque voy a consentirles demasiado a nuestras hijas... Míralas que
encantadoras. - Ya empezaba a desvariar como padre, esto de la paternidad me
afectaba.

Jacqueline tenía razón, iban a poder aprvecharse. Y ella lo sabía bien por que a ella también la tenía muy consentida, aunque tampoco era carpichosa, en absoluto, simplemente tenía sus pequeños momentos. Volví la mirada hacía ella cuando preguntó como elegiriamos los nombres, la verdad es que no estaba en uno de mis mayores momentos de lucidez y todas las ideas se mezclaban en mi cabeza y se amontonaban unas con otras. Tenía muchos nombres, pero a la vez no me decidía por ninguno de ellos. Menudo lio tenía formado...

- Supongo que podriamos buscar algun nombre con significado o empezar a hacer una lista e ir tachando - Dije de forma pensativa. Volví a dar un tierno beso a Jacqueline en los labios sin poder evitarlo. Estaba rebosante de emociones, de alegría, de cariño hacia mis hermosas mujeres - Esas dos ideas son las que más me gustan.

Y por supuesto eran las que más me convencian. Dejar el nombre a la suerte... Nunca me había hecho demasiada gracia. Me acomodé en la camilla junto a Jacqueline y cogí a una de las pequeñas cuyas manitas se abrian y se cerraban como si quisieran atrapar el aire. Besé la frente de la pequeña y sonreí. Definitivamente eran tan guapas como Jacqueline, habian salido a ella.