Una madrugada abrumadora [Tyler]

Me gustaba levantarme temprano por la mañana y no tener que preocuparme por el trabajo. Era día laboral, cierto, pero yo no había recibido ninguna llamada de teléfono por lo que me tocaba un bonito día libre, al menos por ahora. Me metí en la ducha y tras asearme un poco me puse algo de ropa para salir y dar un paseo. Si, yo era de esa clase de gente algo loca a la que le gustaba madrugar, pasear por la mañana y aprovechar al máximo el día. Me puse unos vaqueros, una camisa blanca y mi acostumbrada gabardina de cuero que usaba en mis dias de trabajo.

Me apetecía desayunar fuera así que salí con algo de prisa para ir a buscar un café al bar de la calle de enfrente. Cuando terminé de tomarme el café y mirar un poco el periodico salí del bar dispuesto a darme un largo paseo. Ojala no hubiera trabajo ese día, ojala pasara algo interesante... Y ojala muchas cosas más, pero no podía estar pidiendo deseos al cielo todo el día.

Andaba ya por la Avenida Kisseleff cuando me fije que había alguien conocido sentado en uno de los bancos. Sonreí. Por lo menos eso de que iba a ser un día bueno se había cumplido, allí estaba la maravillosa y perfecta Jacqueline. Su melena roja era inconfundible. Como quien no quiere la cosa, me acerqué hasta el banco y me deje caer a su lado.

- Vaya, desde lejos hubiera pensado que estaba saliendo el sol. Menos mal que me di cuenta antes de acercarme que estaba admirando tu bonita figura. -Dije a modo de piropo, sonriendo.

Sonreí. Ahi estaba yo, sentado frente a una mujer que había conocido uan noche y por la que me sentía atraido. Recuerod que la noche que la conocí hubo momentos de tensión, pero fueron debidos a la aparición de Gabriel. Su sonrisa perfecta duró unso instantes.

- No, la verdad es que no se lo he dicho jamás a nadie. Pero como eres tu pues creo que era lo más indicado. -Intenté mostrar la mejor de mis sonrisas, pues no sabía como decirle que me alegraba de verla- Me alegra verte de nuevo...-¿Había sido fácil no?

Admití que la había echado de menos. Y eso era raro pues no manteniamos ningun tipo de relación más que una sencilla amistad que había surgido en una noche. Algo bastante raro. Cuando la conocí nunca me hubiera imaginado que era un lobo como yo, pero tampoco es que me importara demasiado. Ella era la persona que había conocido en el antro aquella noche y fuera lo que fuera, me gustaba su personalidad y me encantaba su compañia.

Ví el color rojo asomar a sus mejillas poco a poco tras mis palabras. ¿Tanto le gustaban? No pude borrar mi sonrisa ante aquello, sencillamente me encantaba y no podía dejar de admitirlo. Tengo que admitir que mi respiración se hizo notable cuando dijo que también se alegraba de verme, ¿me estaba sonrojando? No, ¿verdad? Pues si, lo había hecho, esperaba que no se diera cuenta de ello.

En otra ocasión hubiera ocultado mi rostro para que no me viera de aquella manera. Pero Jacqueline era distinta al resto de gente que conocía y por eso precisamente no me importaba. Me acomodé un poco en el banco mirandola, fijadome bien en sus ragos ahora que había luz natural y no la artificial de aque local.

¿Qué edad tendría? Apostaba por que fuera más joven que yo, pero soy alguien considerado y no me gusta ir por ahi preguntandole la edad a nadie por mucha curiosidad que tuviera.

- Espero que mi compañía no te desagrade. La verdad es que no esperaba que fuera un día especial, pero veo que me equivocaba.- Mi pregunta era. ¿desde cundo yo había comenzando a decir con total sinceridad lo que sentía o pensaba? Algo en mi estaba cambiando, no todo al completo sino esa parte... Y sentía que era debido a la amistad con Jacqueline.

Cerré los ojos un momento, tranquilizandome. Ya volvía a darle vueltas a todo. Menuda manía.

Si mi día se volvía desagradable teniendola a ella a mi lado, que me colgaran. Era una maravilla, era estupendo levantarse por la mañana, salir a pasear y encontrarme con alguien que pudiera alegrar mi día. Ladeé la cabeza ligeramente, mirandola, intentando buscar una respuesta que no se refiriera a ella, pero la verdad, ¿para qué ocultarlo? Había salido a despejarme, pero también con la intención de ver si conseguia averiguar algo sobre ella.

- Pues me gusta madrugar, me gusta ver el amanecer y me gusta encontrarme con gente especial. Por eso decidí salir hoy, por que tenía ganas de buscarte y de encontrarme contigo y así ha sido. -Confesé.

Bueno, a ver quien era capa de pararme ahora con tanta confesión. Bueno, no eran confesiones, le estaba diciendo la verdad, algo que no solía hacer, por lo menos nunca decía la verdad al completo, siempre intentaba esconder lo que realmente pensaba.

¿Quizás era así por que buscaba algo en Jacqueline? Algo con lo que no me había encontrado aun... Imposible de pensar pero, viendome en la situación en la que estaba, sintiendome como me estaba sintiendo, la verdad es que no dudaba que buscara algo.

Volví a sonreir antes sus palabras. ¿Encantador yo? Si más bien era todo lo contrario.

- Yo no soy encantador, eres tu que consigues sacar todo lo bueno de mi. Por que para ser sincero, te diré que nunca me habñia comportado de esta forma con alguien, así que debes tener un algo especial. - Dije clavando mi mirada en la suya.

Aun me rondaba por la cabeza nuestro primer encunetro y la reacción que ella había tenido al ver a Gabriel. No era del todo normal reaccionar así ante el, ¿pero qué podía decir? Alomejor ellos habian tenido algo, alguna especie de roce.

Preguntar nunca es mala idea...

¿Y si no le gustaba que le preguntaran sobre el tema? Lo mejor sería averiguarlo o que ella misma lo dijera, cosa que dudaba, pero no quería quedar como un estupido preguntandole algo que la hacia sentir mal. Me acomodé más en el banco, dispuesto a sacarme un cigarrillo, pero no lo hice. Fumar de buena mañaa no me sentaba bien y el humo a esas horas me ponía de mal humor. Que cosas..

Eso de parecerle encantador me halagaba de manera abrumadora a mi modo de ver. Era, algo especial. Su última pregunta me pilló por sorpresa. No llevaba demasiado tiempo en la ciudad, pero si lo suficiente como para haber hecho amistad con bastante gente y ganarme la confianza de Gabriel.

- La verdad es que no demasiado tiempo. Tan solo un par de meses. Y sindote sincero a mi también me extraño no haberte reconocido, ya que he asistido a las últimas dos cazas de los meses anteriores. Pero alomejor no nos hemos visto por que me gusta llegar de los últimos, no tengo demasiado empeño en ser el primero.

No me estaba haciendo viejo ni nada por el estilo. Siempre había sido así, entre los lobos no me gustaba destacar por llegar primero a la presa, es más, sabía que era perfectamente capaz de hacerlo en varias ocasiones, pero la idea no me atraía demasiado. Además, solçia quedarme hablando un poco con Gabriel antes de lanzarme a la caza y eso también influia un poco.

- Yo creo que es más bien por que estan llegando muchos nuevos. No estoy muy seguro, pero hay ciertos rumores de que estan llegando de todas partes, al parecer estan bien informados de lo que pasa en esta manada. - Torcí el gesto- Siento decirlo pero... A mi no me entusiasma mucho la idea. Es cierto que es una buena manada y se respetan las cosas, pero muchas de las cosas no las veo demasiado bien. Supongo que tendre que soportarlo.

En otros tiempos me hubiera planteado lo de hacer mi propia manada y aun lo hacia, pero estaba agusto en la de Gabriel por mucho que me costara admitirlo. Mi trabajo no era el mejor dentro de ella, pero por lo menos aportaba algo a la protección de los nuestros. Eso me hacia recordar que ya había llamado para ordenar que quitaran todas las trampas para soso que habian en el bosque, esta temporada los cazadores no tendria nada que hacer.

- Mi consuelo es que esta vez no tendremos cazadores ni trampas que nos molesten. Ayer ordené que lo retiraran todo. -Sonreí.

Preguntó con que no estaba de acuerdo con Gabriel y yo estaba dispuestoa a responderle.

- No estoy de acuerdo en los ideales que tiene. ¿Estar por encima de los humanos y ser la raza dominante? ¿Para qué? No lo veo propicio cuando podemos seguir habitando sin ser conocidos, eso lo hace interesante. Otra cosa es eso de elegir mujer y cambiar a los siete años... - Suspiré- Los lobos de verdad, se aparean toda la vida con una sola hembra. No veo en ''su'' regla una verdadera tradición, me parece un tanto machista e injusta.

Si, eso era lo que odiaba de Gabriel y la verdad es que no me importaba en absoluto que el lo supiera. El podía hacer lo que le diera la gana por ser el jefe, estaba de acuerdo con que hubiera un alfa, pero en todos los sentidos el salía beneficiado por que le daba la gana. Era el jefe y podía cambiar esa regla cuando le viniera en gana, pero era egoista, como los humanos... Todos teniamos una parte de egoismo, pero el se veia superior a los humanos. Si era así, ¿por qué parecía uno de ellos con sus estupidas reglas? A veces lo más sensato, lo que nos hace superiores a otros es saber aceptar y demostrar que no somos iguales al resto sino mejores y ser mejor no implicaba hacer alardes de grandeza.

Este tema siempre consigue hervirme la sangre.

El hecho de que suspirara y luego agachara la cabeza no me había gustado nada. Algo había dicho que había tocado un tema sensible. Si es que a veces eres demasiado idiota Tyler. La miré, no sabía como actuar, pero algo tenía que hacer.

- Yo, lo siento de verdad... A veces me pongo a hablar sin parar y no pienso en si hago daño o no. - No aparté la mirada de sus ojos, quería que todo volviera a la normalidad- He metido la pata y de una forma bastante estupida, si puedo hacer algo para que me perdones dimelo. Como si tienes que pedirme que a esta avenida le pongan tu nombre. - Esto último lo dije con la intención de que sonriera.

Normalmente no pedía disculpas, aunque normalmente tampoco metía la pata como lo había hecho con Jacqueline. Busqué en sus ojos algun atisbo de felicidad y en su rostro una sonrisa, esperaba poder arreglar ese pequeño error que había cometido con ella.

¿Por qué me sentía tan mal? ¿Acaso no quería que ella se sintiera mal por mi culpa? Que extraño, empezaría a pensar que me gusta... Y claro... Despacito Tyler, no tan rápido, ¿qué estas pensando? Cierto, no podía pensar esas cosas, era casi imposible.. o tal vez no lo era...

Sabía que el tema iba a acabar mal y yo lo había sacado. ¡Estupendo! Decía eso ante ella, ante la ex esposa del líder de la manada. Sin duda mi don para meter la pata nunca faltaba en los mejores momentos. Suspiré, era un trago amargo el que ella estuviera así por mi culpa.

- Si hay que perdonar, era consciente de ello y lo he fastidiado. Te lo suplico, pideme cualquier cosa, necesito saber que me has perdonado de alguna forma. - Si esto no funcionaba...

Tanto hablar, tanto hablar y todo se ha ido al traste. ¡Estupendo! Con lo bien que empezaba a llevarme con ella y yo tenía que mencionar el tema que ella más odiaba. No entendía por que no podía dejar las cosas tal y como estaban, no me gustaba insistir, nunca lo hacia, en cambio, con ella era todo muy distinto. Había algo... Me reproché a mi mismo por pensar estupideces, tenía que centrarme en hacer que se olvidara del tema o por lo menos en que se sintiera mejor, ¿pero por qué? Ella ya había dicho que estaba olvidado, pero yo no quería aceptarlo... ¿Por qué no?

¿Había escuchado bien? ¿Por qué me estaba sonrojando? ¿Había dicho que mi compañía le bastaba? Sentí un ligero cosquilleo... Eso lo había dicho ella de verdad y yo... Yo estaba sin saber que decir. Completamente en blanco. Cuando pronunció que no era un tema tabú salí de mis ensoñaciones.

- Yo lo considero así, por que te sienta mal y no te gusta ni hablar de ello ni que lo mencionen. Y me siento culpable y no tienes ni idea de cuanto me duele haberte hecho daño diciendo eso... - Uy Tyler, no sigas que ya has hablado más de la cuenta por el momento.

Ya había especificado lo que sentía. Bueeeno, no había vuelta atras. La mañana seguía avanzando con calma y tranquilidad, el sol había salido, pero yo estaba demasiado centrado en Jacqueline como para prestar atención a las personas, el sol, los pajaros o cualquier otra cosa que ocurriera en ese momento.

Dijera lo que dijera la mujer, no conseguía sentirme bien sabiendo que aquellas palabras le habian dolido y lo peor de todo es que no iba a acabar de arrepentirme nunca o por lo menos hasta que me pidiera algo con lo que solucionarlo, iba a ponerme cabezota.

(Off: Me gusta el desvario =P)

Suspiré. No podía hacer nada contra sus palabras, tenía influencia sobre mi y su dulzura casi podía conmigo.

- Vale... Acepto, pero con la condición de que me pidas algo a cambio. Porfavor. Como si es ponerle tu nombre a una estrella, hacerte un monumento en la plaza o cualquier otra cosa, pero necesito hacer algo por ti pra sentirme completamente bien. - Si, efectivamente me había puesto muy cabezón.

Se había girado completamente hacia mi y ahora estabamos cara a cara. Aquel momento, era extraño, parecía... ¿Especial? ¿Era esa la palabra adecuada? Si, creo que lo era. Aunque hacia rato que empezaba a ver todos sus gestos y expresiones muy especiales. Me estaba volviendo loco y estaba empezando a desvariar o eso o me estaba dando cuenta de que ella me... Bueno, que me estaba volviendo loco.

Esperé que me dijera algo y ojala se decidiera por pedirme algo para perdonarme definitivamente, por que estaba claro que no iba a irme de allí sin tener nada que hacer para compensarla por mis palabras.