Noche de lobos…Noche especial [Tyler]

Sus palabras cayeron sobre mi como si de plomo se tratase. ¿Qué me estaba diciendo con eso? ¿Qué era mejor esperar o que no podía ser? Tranquilo Tyler, no te precipites, ella seguramente que nunca se había imaginado que fueramos a acabar así. Estaba seguro de que era eso lo que quería decirme. Además, ella también quería que fuera así.

A pesar de las dudas que me asaltaban en aquel momento no deje de sonreir, me mantuve pegado a ella. Era así como me gustaba estar, cerca, muy cerca, para poder sentir que todo estaba bien. Para sentirme querido y relajado. Dijera lo que dijera, yo lo tenía más que claro, quería ser suyo por siempre.

- Jacqueline... Yo tampoco pensé en algo así y a mi modo de ver no es precipitado. Ya somos mayorcitos para saber lo que queremos o por lo menos yo pienso eso. Pero si tienes que decirme algo dimelo por que voy a aceptar cualquier cosa, por que sería capaz de hacer o esperar lo que fuera con tal de estar contigo... Para siempre.

A veces yo mismo me impresionaba del sentimiento tan fuerte que sentía por Jacqueline. Volví a acariciar su rostro, besando su mejilla despacio. Tras haber dicho aquello me sentía mejor. Pero, ¿cuando me sentia mal a su lado?

Un corto silencio y luego un te quiero. En cuestión de segundos volvía a tener el corazón bombeando a una velocidad increible. Entonces ella y yo ahora eramos... Me costó un poco creer todo aquello hasta que su mano me acercó un poco más y me dió un corto beso en los labios que saboreé como el mejor de los momentos. Aquello era inolvidable.

- Gracias a ti por aparecer en mi vida... Y por quererme. -Dije en un susurro sin poder ocultar la emoción. Sonreí ligeramente bastante nervioso pues no sabía como actuar.

Nuestros labios volvieron a unirse esta vez por que yo empecé el beso una vez más. Cada centimetro de mi piel se estremeció con el contacto de aquella parte tan suave, dulce y calida de la piel de Jacqueline. Cerré los ojos despacio volviendo a dejar que me llevara el momento. ¿Qué importaba todo ahora? No había nada malo entre nosotros, ya no. Ahora había una relación, una relación que mantendría costara lo que costara.

Sentí un escalofrio agradable recorrerme la espalda y mis manos buscarons la suyas, entrelazandose con esta de nuevo. Me volví a separar, despacio, luego, un beso corto y después otro más largo nuevamente. Había cogido vicio a sus labios, a ella, me encantaba.

Su gesto me pareció excesivamente jugueton, pero no me importó que tirara de mi labio inferior. Volvió a besarme y esta vez el beso fue más profundo. Correspondí sin pensarmelo dos veces, colocandome mejor sobre ella. El juego había empezado así, cazador y presa...Y había terminado en pareja.

Busqué cualquier ueco de su boca y labios sin explorar y me centró en recorrerlo. Quería aprenderme sus labios de memoria, aunque realmente me quería aprender todo su cuerpo de memoria. El beso se fue volviendo más pasional poco a poco y empecé a sentir deseo, aunque eso ya lo sentía desde antes, solo que este iba creciendo poco a poco. Esta vez fui yo el que se separó y tiró levemente de su labio inferior de forma un tanto pícara.

- Quiero aprenderme tu cuerpo con besos. -Dije sonriendole luego. No era una invitación a nada más. Era cierto que ahora eramos pareja, pero tampoco era mi intención lanzarme a ir en busca de algo mucho más intimo. Eso aun debía de esperar, aunque si ella me lo pedía no iba a negarme.

Su nariz toco la mia en un gesto muy cariñoso. Un gesto que ya veia como algo nuestro por que lo había repetido varias veces en la noche. No mei mportaba, seguía pensando que me gustaba. Escuché sus palabras mientras me sonrojaba ligeramente.

- No tengo prisa alguna para serte sincero... -Besé su mejilla avanzando despacio por esta hasta llegar a su oreja a la cual di un ligero lameton de forma juguetona.

¿Eran cosas mias o su cuerpo tenía un sabor que me gustaba? Era dulce, mucho mejor que el chocolate. Volví a mirarla a los ojos perdiendome por completo en su mirada. Acerqué despacio mis labios a los suyos, pero esta vez pasé mi lengua despacio por estos y luego le dí un pequeño beso en la comisura.

Sabía de sobra que era tarde, pero hasta que Jacqueline no me dijera que queria irse no iba a moverme de allí. Me aparté de ella y me recosté a su lado mirandola mientras pasaba una mano por su pelo, su mejilla, sus labios...

Reí ante su comentario sobre la manta. Claro que la ibamos a usar, para eso la había tradio. Cogí la mano que me acababa de tocar y le di un beso en el dorso.

- Claro que si, ya te dije ese día que no era broma. -Sonreí- No puedo dejar de mirarte, pienso que si lo hago me perderé cada gesto encantador de tu cuerpo. Y lo más interesante es que me he hecho adicto a tus besos, no se que tienen tus labios que me pueden y me tientan a besarlos. -Dije en un sururo pegandome más a ella.

Si, lo de los besos sin duda era verdad y lo de no poder dejar de mirarla también. Temía que si lo hacia fuera a perderme alguno de sus gestos encantadores, alguno de sus sonrojos o algunos de sus pequeños movimientos.

Aun con su mano cerca de mis labios empecé a besarla despacio, subiendo poco a poco por su brazo mientras me iba acercandomás y más recorriendo todo el brazo con pequeños besos para, por último besar sus labios.

Sentí su jadeo y tras sus palabras el lameton y el mordisco en el cuello. Cerré los ojos disfrutando de aquello. Ahora que estaba cerca podía olerla perfectamente. Estaba empezando a desvariar con su olor, su caricias, sus besos y sus mordiscos. Se me antojaron encantadores por lo que hundí mi rostro en su cuello y empecé a lamerlo despacio para luego acompañarlo con mordiscos. Me encantaba, toda ella era suave y cálida. Continué buscando otro jadeo igual que el que había conseguido anteriormente.

- ¿Te gusta? -Pregunté. Ya no hacia frio para mi, hacia tiempo que este se había desvanecido y a decir verdad sabía por que era.

Era por el roce, el contacto mutuo entre nuestros cuerpos ahora abrazados. Desee en aquellos momentos estar cubierto por una manta que nos abrigara, pero no importaba, tampoco se estaba tan mal de aquella forma. Volví a lamer su cuello, pasando luego a lamer el lobulo de su oreja suspirando lentamente en este dejando que mi aliento acariciara su aterciopelada piel.

Mis oidos se deleitaron con sus palabras. Correspondí a su beso mientras sentía sus caricias en mi espalda. Realmente el ambiente se estaba caldeando, pero era interesante. Me estremecí soltando un ligero suspiro cuando su lengua acarició mi cuello. Sonreí de forma pícara para mi mismo y volví a buscar su cuello, mordiendo este y succionando al mismo tiempo levemente para dejar una pequeña marca.

- Te acercas a mi punto debil. - Susurré.

Era la nuca, pero no iba a decirselo por que quería que lo averiguara. Además, si llegaba a ese punto entonces si que sería dificil controlarme pues lo besos y lametones en esa zona me encantaban. Continue mordiendo su cuello despacio, bajando por la clavicua hasta llegar a la parte superior de su pecho donde lamí despacio subiendo poco a poco por su cuello hasta llegar a lo alto y besar sus labios nuevamente.

Todo mi ser se estremeció cuando lamió mi nuca y luego la rozo con sus dientes. Se me erizo el bello de los brazos y un calor agradable recorrió todo mi cuerpo. Llegué a sus labios avido de pasión y cariño. Nuestras lenguas se unieron una vez para para quedar entrelazadas luchando por ver quien daba más cariño. Fue un empate bastante claro. Me separé despacio, buscando su cuello de nuevo.

- Ya has encontrado mi punto debil... Eres una experta cazadora por lo que veo. -Dije surrando en su cuello mientras volvía a depositar suaves besos en este.

Había logrado conseguir que tuviera un calor tremendo en poco tiempo. Ya empezaba a pensar que la ropa estaba de más pero no iba a impacientarme, como bien habíamos dejado claro antes todo podía ir a su tiempo, así que lo mejor era ir despacio, poco a poco.

Hubo un estremecimiento por su parte por lo que pude adivinar que le gustaban los besos en el cuello. Deje ue nuevamente mi aliento acariciara este para luego deslizar la mano por su costado acariciando sus formas sobre la tela de sus ropas.

- Son años cazando... -Dije dejando escapar un suspiro cuando mordió mi hombro. También me gustaba aquello.

Su cuerpo se estremeció con mis caricias y besos y sentí que su caricias en mi espalda eran cada vez más sensuales. Fui besando su cuello hasta su hombro, donde sujeté el tirante del vestido con los dientes y lo deslicé despacio sin llegar a quitarselo del todo. Seguí besando su hombro hasta acabar por morder de forma pícara aquella zona. Luego volví hacia su cuello pasando la lengua despacio por este.

- Son cosas mias o... ¿El aire esta más caliente? - Pregunté de forma juguetona en su oido, mordiendo levemente su lobulo para chuparlo sensualmente después.

Me gustaba aquel juego, aunque no llegara a más. Me gustaba disfrutar del contacto de su piel, de sus besos y caricias y también me gustaba sentir que estaba completamente cerca de ella. En medio del bosque y a solas todo parecía mágico y no me importaba ya nada más que ella y solo ella.

Mi cabeza estaba empezando a dar vueltas y estaba empezando a sentir un calor en todo mi cuerpo, el cual deseaba más, pero era algo que no pediria a menos que Jacque me lo dijera. Quería que fuera ella quien diera pie a todo lo que sucedira en nuestros primeros momentos como pareja, yo tan sol me dejaría llevar.

Sus palabras me hicieron asentir despacio y sus labios una vez más unidos a los mios me hicieron cerrar los ojos para comenzar con mis delirios y fantasias. Su lengua buscó la mia y yo busqué la suya, uniendolas durante un periodo de tiempo que no se cuanto llego a durar. Tras separarnos sus labios recorrieron mi garganta a la par que mis manos volvian a recorrer su figura, deslizandose con ternura por sus caderas y su vientre.

Mientras mis manos hacian recorrido por su figura mis labios rozaban los suyos y mis ojos observaban agradecidos la sonrisa que me dedicaban sus perfectos labios. El sentimiento que ella me producia me había hecho adicto a su ser. Ahora no podía pasar un segundo sin sus besos o sus caricias. Sin dejar de acariciarla recorrí su otro hombro con mis labios, bajando el tirante de su vestido como había hecho con el otro anteriormente.

Jacqueline se quedo acostada en la manta y yo me volví a recostar a su lado respirando ahora con más tranquilidad ahora que todo había pasado. Ella tenía razón, eran demasiadas emociones fuertes en unas horas. Pero bueno, no había estado nada mal.

- Bueno... ¿Qué te parece si vamos a mi casa? Así sabras donde vivo y podras opinar. -Dije tranquilamente incorporandome un poco para colocarme el pelo que estaba algo revuelto- Y de paso y como es tarde, podrias quedarte a dormir ya que no me importara.

La idea pareció gustarle a Jacqueline así que nos levantamos y yo recogí la manta. Fuimos caminando hasta el coche de la mano. Ahora lo veia todo con otros ojos, era más extraño de lo normal pero era así. Me gustaba el mundo de esta forma ahora que tenía a alguien a mi lado y podía compartir todo con ella.

Llegamos al coche y cuando ambos estuvimos subidos en este arranqué en dirección a mi piso. Atras quedaba ahora el bosque. El bosque y el claro donde todo había sucedido, pero lo mejor venía ahora que todo comenzaba como algo nuevo.