Sirviendo Copas [Libre]

Irrumpe en aquel sitio con aire agobiado. Otra vez aquel mapa maldito le había jugado una mala pasada.
Suspira sin saber bien dónde se ha metido, pero a lo que cabe su mentecilla, este sitio era un restaurante o algo por el estilo.
Busca con su mirada tranquila alguien que le pareciera que podría responder a su pregunta: ¿Ha visto un cachorro negro azabache, de ojitos azules?
Así es, Matt se le había perdido, otra vez.
Suspiró, buscando a alguien con la mirada nuevamente. Alguna persona presente, que le dijera que lo había visto. Tenía la esperanza de encontrarlo pronto, o eso deseaba, mas que nada, ya que el sueño comenzaba a aparecer lentamente.
Tantas caras y ninguna mirada. Eso sentía ella ahora mismo. Se lleva ambas manos a la cara, en signo de cansancio, y se deja desplomar sobre una silla, a un lado de una mesa. No porque fuera a comer o tomar algo, sino porque las piernas ya no le daban más de buscar y buscar, y caminar y caminar.. interminablemente.
¿Por qué todo le eras tan difícil? ¿Cuánto tardaría en acostumbrarse a esta nueva vida? Ya no podía mas. No le daba más ni el espíritu, ni el corazón, ni la mente.
Deja caer la cabeza sobre la mesa, cerrando los ojos, pero sin dormirse, esperando a que alguien se acercase.

Si no hacía algo ella, era obvio que nadie se acercaría en aquel lugar repleto de completos desconocidos. Siguió en su pose anterior, con el rostro escondido entre los antebrazos sobre la mesa, pero algo la obligó a abrir los ojos en ese instante. Una nueva silueta irrumpía en el lugar.
Alzó la mirada, acompañada de un movimiento de cabeza que le permitía mantener el mentón en alto, con sus delicadas facciones. ¿Sería recomendable ir a preguntarle a aquel hombre si había visto a un cachorro pequeño, negro azabache y de ojos azules?
Suspiró, desviando la mirada del joven de cabellos negros y extensos, para mirar a una que otra camarera que merodeaba por el lugar. ¿Y si le preguntaba a alguna de ellas? No, ¿para qué distraerlas de su trabajo por una torpeza de ella? O mejor dicho, una travesura de su pequeño Matt.
Encontró un diario a su lado. Era reciente, por lo que le interesó ponerse a leer las noticias actuales, y por qué no conocer mas el sitio en el que se había metido: Bucarest.
Pasaba las páginas ojeando una por una, pero sin detenerse a leer y comprender por completo. Su mente divagaba en otros espacios, en otros seres, o mejor dicho, en un cachorro que lo único que hacía era meterla en aprietos, como aquella vez que se comió la tarta de la vecina, que rompió el jarrón de su madre..
Suspiró de nuevo, pero esta vez clavando su mirada en el joven aquel, que parecía dibujar sobre una hoja de aquella revista curiosa que traía. ¿Qué estaría haciendo? A juzgar por su atuendo lúgubre, podía decir que parecía que fuera miembro de alguna 'tribu urbana' y esas cosas que se daban bien en su país, pero cuando vio su bolso y notó la forma de una cámara en él, advirtió que sin duda era fotógrafo o algo por el estilo. Quizás en esa revista estuviera planeando algo para próximos trabajos, ideas, y cosas de aquellas.
Desvió nuevamente su mirada clara de él, apoyando su mentón sobre su mano, mirando a la nada, con su perfil dibujado.

Seguía con la mirada perdida, impaciente, pero sin que se notase. Matt no aparecía, se hacía tarde, y necesitaba regresar. Aún le quedaban muchas cosas por hacer en su nuevo hogar, como limpiar los tres cuartos de la casa que quedaron para después, pues no tenía tiempo para todo, y si se pasaba los días limpiando y ordenando, ¿cuándo iba a socializar? Que a pesar de sus penurías familiares, hacerse de amigos nuevos no le vendría para nada mal.
Suspiró nuevamente viendo pasar frente a ella a una camarera, o era lo que suponía a juzgar por aquella bandeja que llevaba. Ella se dirigió hacia la mesa donde se encontraba el presunto fotógrafo, según su examen visual y sus cálculos de toda chica detallista.
Ambos parecían conocerse, pues eso daban a entender.
Desvió la mirada de ellos para observar las demás mesas. Todas ocupadas. Personas interactuando y dealogando de aquí para allá, y ella allí sola, como un perro, sí, como Matt de seguro, o vaya a saber en qué brazos extraños habría caído su pequeño, que después de todo, aquí todos eran extraños para ella.

Acomodó esta vez su rostro, apollada sobre ambas manos, y mordió su labio inferior, mientras trataba de elaborar hipótesis de dónde podría encontrarse su pequeña bola de pelos.. ¿estaría cerca? ¿O la haría caminar mas de lo habitual?

Comenzó a golpear la mesa levemente con sus dedos, mirando distraídamente a su alrededor. No quería tomar nada, ya que no solía beber, pero estaba allí, y si Matt no aparecía no le quedaría otra opción, a no ser que la suerte esté de su lado nuevamente y alguien se acerque, ya que a pesar de que era muy sociable y extrovertida, a veces le daba un poco de verguenza el hecho de ser nueva en una ciudad y que la gente lo note. Pues las costumbres, las acciones, la manera de hablar.. sin duda todo aquello era diferente allí. Nada concordaría con su ágil acento argentino.

Vuelve a ver la mesa del joven fotógrafo y puede observar que se lleva a la boca unas pastillas. Acaso eso sería.. ¿droga? Las costumbres aquí eran cada vez mas raras. Drogarse en un lugar así, a la vista de todos.. que raro.
El muchacho se encontraba hablando aún con la camarera, pero ésta comenzó a dirigirse hacia ella de un momento a otro.
La observó justo antes de responder a su pregunta. Tenía toda la pinta de esas chicas típicas amantes del rock. Collares con pinches, botas en las que sin duda las piernas de Fraiah bailarían, ropa negra.. un aspecto amenazante, sin duda, pero las apariencias engañan, claro está. Además, ésta le sonrió, y ella.. ¿por qué no iba a hacer lo mismo?
Y acto seguido de su exámen visual previo y rápido, como si de un scaner se tratara, se digna a abrir sus labios para responder.
- Pues, de hecho, sí.. - rodó la mirada por unos instantes, no quería parecer tonta con lo que iba a decir - .. estoy aquí porque se me perdió mi cachorro, y bueno, soy nueva en la ciudad y ando también un poco perdida..- confesó sonriendo tímida e inocentemente, jugando con un mechón de su cabello, entrelazandolo en sus dedos.

La muchacha mencionó que ese cachorro se encontraba allí mismo, en la trastienda. Sus ojos se iluminaron ante tal noticia. Era hora de que lo encuentre, tras buscarlo toda la maldita tarde. Mas o menos, 6 horas merodeando sola por las calles, plazas.. y todo por un pequeño travieso, pero que sin duda, valía mas que la pena.

Asiente y se levanta para ir detrás de aquella mujer. Sin duda, tenía un carácter fuerte. Y es que para tener tal estilo, debía de tenerlo. Ya se imaginaba a ella misma vestida así. Sería una gracia para todos, con aquella carita inocente.

Cuando llegan, tras dar unos pasos, al sitio indicado, allí ve a su Matt, el cual al verla se alborota en los brazos de aquella chica, y salta al suelo, abalanzandose sobre la pobre de Fraiah, y de bruto que era, hace que se tambalee un poco cuando salta a sus brazos. Era un pequeño muy fuerte, muchas veces se preguntaba de qué raza sería, ya que lo había encontrado solito cerca de su casa, en el bosque y al ver que no tenía collar y nadie lo reclamaba se lo quedó. Ya tendría tiempo para averiguar que raza acataba aquellas características de pelaje y ojos, pero lo probable era que sea alguna cruza.

- Gracias..- menciona a ambas, sonriendo dulcemente. En verdad estaba agradecida. Tantas horas de arduo trabajo de búsqueda, llegaron a su fruto. Ahora, sólo le quedaría volver a casa, aunque eso implicara atravesar un camino extenso sola a estas horas.