Sirviendo Copas [Libre]

Sonrió amable a ambas, pero una de ellas, la que correspondía a su descripción de camarera, fue a cambiarse. De seguro ya terminaba su turno. Qué suerte había tenido de que encontrara a su pequeño Matt.

Le veía cara conocida a una de ellas, a la que tenía en brazos a su cachorro justo antes de que éste le saltase encima ¿Dónde la habría visto antes? Y claro, con lo despistada que era, demasiado probable que no lo recordase.

Acarició la cabeza de Matt varias veces, y le dio un beso suave sobre el pelaje. Siempre tan tierno, sin duda.

Las chicas comenzaron a marchar hacia la mesa de aquel muchacho. Al parecer ambas lo conocían.
Ella las siguió por detrás, porque claro, no iba a quedarse en la trastienda sola.
Suponía que lo único que quedaba por hacer ahora, era ir a casa, pero en ese instante de tranquilidad, un camarero choca con ella, volcando las bebidas en el suelo y parte de su ropa y, por ende, sobre Matt.
Lo primero que atinó a hacer, fue sorprenderse por el impacto. Pero al ver al camarero en el suelo, por haber resbalado con la bebida, le tendió una mano para ayudarlo, mientras Matt se escapaba de sus brazos nuevamente.

Él hombre no paraba de disculparse, pero ella, seguía tan tranquila como siempre.
- No hay problema, en verdad - le dedicó una sonrisa y tocó con una mano una parte de su chaqueta, que estaba empapada.
No le gustaba beber, no le gustaba demasiado el alcohol, y el olor se le hacía un poco insoportable, pero llegaría a casa sin ningún problema, aunque en el camino la tratase todo aquel que la vierta como a una borracha sin remedio.

Matt saltó a corretear nuevamente por ahí. Demasiada verguenza por un día. Definitivamente, agradecía ser tranquila en la mayoría de los aspectos, porque en caso contrario, estaría chillando de la histeria.

Una vez con el cachorro bajo control de nuevo, le colocó la correa. Así se aseguraría de que no se escape más, y lo privaría de varios peligros. Era realmente travieso, demasiado a decir verdad, y le costaba arduo trabajo tenerlo bajo control.

Caminó hacia la salida, así de empapada y con olor a alcohol como había quedado luego del incidente, pero qué mas daba.. cuanto mucho la tratarían de ebria. Quizás no fuerta tan malo, ciertamente, podría ser peor.

Hizo un ademán de cabeza a las dos muchachas y al hombre que se encontraban allí afuera, a modo de saludo, mientras se disponía a salir caminando con Matt en brazos.
No quería llegar tarde, por varios motivos. Uno de ellos, y primordial: la seguridad. No creía hoy, con todo lo acontecido, tener la misma suerte de que alguien la ayude en el momento exacto.
Otros motivos derivaban del cansancio. Además, tenía hambre y quería ponerse al día con sus estudios, a ver si con lo que tenía ahorrado le alcanzaba para emprender nuevamente la universidad.

Su silueta se fue alejando del lugar, hasta ya no divisarse entre las oscuras calles..

-Exacto...te hice una sesión para una película de ficción,poco después de llegar aquí,pero creo que en ese momento me presentaron a ti como Styxx y no como Oz...-le aclara,como una amable sonrisa.-Y si no recuerdo mal,tenías un SR,y le suelo tener manía a los coches pequeños...Luego te acerco aquí de nuevo.

Había que tener en cuenta,que para un hombre de 1'90,muchos coches podían considerarse pequeños.Además,él siempre había preferido los todoterrenos con unas buenas y grandes ruedas.El suyo propio las tenía más grandes que las que venían de serie,pero aún así seguían dentro de las medidas reglamentarias.

-Justo frente a la puerta,como siempre...Normalmente los coches cuando ven un todoterreno como el mio,suelen dejar sitios libres...Cosas del tamaño,ya sabes...

Contesta a Narv,saliendo del local tras ella y adelantándola para ir abriendo el coche y dejar su mochila en el maletero.Se dio la vuelta,al escuchar las palabras de Lilith.¿De qué se conocían?Miró a Narv,antes de dirigir su vista a la actriz de nuevo.

-En resumen,somos viejos conocidos.Durante mis viajes a Europa por asuntos de trabajo,solía encontrármela e íbamos a tomar algo juntos y a ponernos al corriente de nuestras respectivas vidas...

Entre por la puerta de aquel local, la verdad no tenía ni idea de como había llegado hasta allí, me quedé admirando la extraña decoración, no era de los típicos lugares que solía frecuentar en Londres, ví como unos chicos charlaban animadamente.Vaya no me había dado cuenta hasta ese momento de cuanto extrañaba a mis amigos de mi antigua ciudad, aquí me encontraba más sola y perdida que nunca.
No era una persona que supiera estar sola.Necesitaba relacionarme con los demás al contrario de esas personas solitarias, así que me acerqué al grupo con toda mi cara, y me presenté espontáneamente.Aunque una de las chicas ya parecía irse

-Hola, me llamo Kelly.

Les dije con una sonrisa y voz dulce, saludando a los 3 miembros del grupito.

-¿Me pones una copa?

Pregunté a la chica que estaba tras la barra de modo cortés, la chica imponía un rato con su forma de vestir y su pinta de chica ¨dura¨, aunque había aprendido a no juzgar nunca a nadie por su aspecto, pero la verdad es que mi vestido corto de color azul cielo de raso que dejaba visibles mis curvas, desentonaba totalmente con el tipo de local en el que había ido a pararme, aunque eso no me importaba en absoluto.