Cansado, pero sin ganas de regresar (Libre)

Habían pasado ya varios días desde que la búsqueda de Jeremmy comenzó, casi no había ido por el local, pasaba mi tiempo por las calles, por el bosque, por los exteriores de la ciudad sin saber bien por donde mirar. Caía la tarde, y conducía de forma, ahora cautelosa, por las calles de Bucarest, sin rumbo fijo, si darme cuenta había llegado al costado del río. Mi velocidad se redujo observando la tranquilidad de este. La policía había dejado de buscar por aquella zona estando ahora abierto al pase de vehículos.

Detuve la moto a un lado quedándome sentado en la moto observando, como si esperara que algo pasase. Un suspiro profundo emergió de entre mis labios, apagando luego el motor para bajar de la misma. Caminé los pocos pasos que me separaban del barandal en el cual me apoyé alzando la mirada al cielo, el sol se ocultaba y eso se apreciaba en el cambio de tonos del “techo” que estaba sobre nosotros, En poco tiempo la luna había ganado una noche más al sol para hacer acto de presencia y deleitarnos con su belleza una noche más.

Bajé por un momento el rostro para pasarme la mano por este, llevaba varios días sin dormir y el cansancio estaba presente en mi rostro, aun haciendo esfuerzos extremos por colocar una y otra vez las mascaras de siempre, por mucho que quisiera ocultarlo la desaparición de Jeremmy me afectaba muy mucho, y si desaparición, me negaba a pensar el hecho de que hubiera sido capaz de tirarse a la suerte del río, él no se dejaba llevar por nadie y mucho menos por un poco de agua…

Apoyé los antebrazos bajando la mirada al agua, observando cómo esta corría y los peces luchaban a contra corriente para ascender y muchos otros se dejaban llevar. Mis ojos se fijaron en uno en concreto que se movía excesivamente, luchaba por alcanzar al resto sin descanso, supongo que por tozudez, pero luchaba por seguir a delante. Bonita metáfora…

Aquel pez continuaba luchando, hasta llegar a alcanzar e incluso superar a los que iban por delante suya. Alcé la mirada al cielo, pero el movimiento ascendente de mi cabeza se interrumpió por el recién llegado aroma de otro de los mios, pero aquel olor no lo podía reconocer, entre que estaba muy cansado y el olor cercano del agua y sus habitantes desprendían… Giré el rostro para visualizar a quien al lado estaba. Una vez mas haciendo acoplo de mis fuerzas limitadas, alcé la mascara para ocultar perfectamente el cansancio, la desesperación y la tristeza…

Mi lado de líder me hacía plantear una pregunta, pero mi lado paterno me hacía mantener la boca cerrada. Por primera vez en mucho tiempo, no hice apego a saber sobre ese nuevo lobo, regresé de manera pausada la mirada al río buscando aquel pez victorioso, sin resultado, esperaba que hubiera ascendido en la corriente con éxito. El sonido natural de la ciudad era la banda sonora de alrededor; el agua corriendo, los coches pasando algún que otro pájaro nocturno que hace aparición, poco más.

No me sentía con fuerzas de nada, pero me obligaba a tenerlas al menos para ocultar eso mismo, que no tenia ni fuerzas ni ganas de nada ahora mismo

Mis ojos no se despegaban del agua ahora, pensativo en todo lo ocurrido, también algo do por la falta de sueño, a punto estuvo de caerse mi “mascara” y dejar visible lo cansado que estaba, pero la voz de aquella muchacha me centró. Miré de reojo a la loba –Luchadores…- Dije regresando la mirada al agua -Nadan a contra corriente aunque tengan pocas posibilidades de llegar arriba del todo…- Metafóricamente eso podía aplicarse a nosotros los lobos o al menos a nuestra mayoría, yo me consideraba dentro de ese grupo, aunque en este momento no estuviera de ánimos para demostrarlo honestamente, tan solo dejaba ver esa estética mascara que ocultaba todo lo que sentía y el cómo me sentía físicamente.

Recuperé un poco de fuerza mental -¿Quién eres?- Pregunté por fin restableciéndome mentalmente como líder, dejando por un momento mi lado paterno aparcándolo por al menos un rato y poder despejarme, aunque aquello fuera una sensación falsa semejante al calor que da el alcohol cuando bebes.

Mis manos se entrelazaron acomodando mejor los antebrazos en la barandilla. La noche se echaba sobre nosotros, y las farolas de la calle prendieron formando una hilera de luces que proyectaban su color amarillento en el suelo

Finalmente aquella loba habló, sinceramente no de la manera que yo esperaba. De nuevo mi rostro se giró de manera lenta hacia ella, con semblante sereno –quizás demasiado en mi gusto, pero la máscara de la serenidad era la que ocultaba la del cansancio. Mis ojos ambarinos se posaban en los de ella de manera indiferente, no quería no podía mostrarme fiero en este momento, tan solo imparcial.

-Tu nombre- Dije de manera severa, seca. Mis orbes se desviaron para repasar con la mirada de manera analizadora a la allí presente, aspirando profundamente “archivando” en mi memoria olfativa su aroma y poder reconocerla en otra ocasión. Mi testa se desvió de nuevo al agua y poco después al cielo nocturno despejado, las noves dejaban ver el esplendor de la noche y daban libertad a la señora luna para vigilarnos, para vigilar a sus hijos en cada paseo nocturno.

Debido al exceso de la iluminación de la ciudad las estrellas no estaba totalmente visible, solo las más fuertes persistían y eran pocas. Sin embargo, la visión del firmamento desde el bosque estaba libre de toda aquella contaminación lumínica y el cielo se llenaba de “bombillas” destellantes peleándose entre ellas por brillar más que las otras.

Mi testa seguía alzada al cielo imaginando aquel manto estrellado -Gabriel- Dije únicamente pues no me sentía demasiado orgulloso en esos momentos de mi apellido. Andaba en una trifulca conmigo mismo poniendo en duda todo lo sucedido en mi vida desde ese momento hasta el pasado.

-Nunca te había visto por aquí, ¿Eres nueva?- Aquella pregunta salió de mis labios de manera automática, ahora estaba "trabajando" y como líder tenía que conocerlos a todos, aunque en ese instante flaquearan mis fuerzas de líder. Para los demás tenía que seguir siendo Gabriel el líder de la manada en Bucarest...el impasible el imprevisible el...mal padre el, mal marido..el ...¡Basta! Apreté las manos manteniendo aquel silencio intentando calmar mi lucha interior. Estaba frente a otro lobo y debía mantenerme erguido, recto sereno, demostrar mi seguridad, esas seguridad con la que presumía y que en este tiempo se había desmoronado siendo ahora una mascara de otras tantas que cubrían mi rostro ademas de mi expresión corporal.

El silencio se apoderó de mi a esperas de que dijera algo, pues había formulado aquella simple pregunta que podía convertirse en una respuesta compleja, aunque tambien podría contestarse con un simple, "si, soy nueva" todo dependía de la mente ajena.

Mis ojos siguieron el frenético vuelo de un murciélago que buscaba alimentarse de los mosquitos que sobrevolaban el agua, se alzaba en el agitar de esas fibrosas alas y se lanzaba en picado para poder coger aquellos pequeños insectos evitando el estamparse contra el agua. poco tiempo fue el que pasó hasta que se decidió a hablar haciendo primero referencia a mi nombre, nombre que mi difunta madre me había puesto. Luego habló sobre ella, que siempre había estado en Bucarest. -Yo soy de aquí, llevo toda mi vida aquí- Respondí secamente, si llevaba toda mi vida en Bucarest, poco había salido poco conocía mas allá de Rumanía, pero era por mantenerme cerca a la manada ay que en Rumanía no sabían de nuestra existencia y en otros lugares puede que si.

Luego hizo referencia a si estaba preocupado, pensativo, eso era seña de que mi cansado rostro demostraba mas de lo que yo quisiera, así que simplemente me encogí de hombros -La palabra es aburrido- Mentí a la loba que acababa de conocer. Tenía que averiguar cosas sobre ella pero sin que ella averiguara nada sobre mi

Lo que temía sucedió, y su discurso comenzó sobre el estar en el mismo lugar, yo escuchaba en silencio aquello de la monotonía, cosa que había escuchado de la boca de mi padre hacia mucho tiempo. Mis ojos se desviaron de aquel murcielago hacia aquella loba que se movía sobre la barandilla "¿Has probado alguna vez por un instante a ser lo que de verdad quieres ser, lo que de verdad quieres hacer, en vez de hacer lo que debes hacer?" Esa fue la pregunta que se me grabó en la mente, la respuesta aquello era no...Siempre había sido lo que otros habían querido y me lo había impuesto por pura tradición, tradición que había acabado con mi matrimonio y mi paternidad hasta el punto de hacer que mi hijo se fugara. Las palabras de aquella muchacha, aunque no lo parecía por el gesto de mi rostro, me hacían pensar en muchas cosas, en todo lo sucedido en mi pasado.

Saltó al agua, pero no hice afán de ir tras ella, no tenía por que, ella era libre de tirarse a donde quisiese. Tras salir siguió hablando sobre lo mismo, pero no podía dejar que notara mi reflexión interna. Pensaba e no revelar mi posición, pero eso solo lo había decidido hacer con Eithne y caro me había costado. No Esta tal Lilith no sería "pañuelo de lagrimas" era una loba mas de la manada o no, pero era una loba mas.

-Es lo que tiene ser el líder de una gran manada, no quieres dejarles solos- Dije como tal cosa incorporándome, sacando del bolsillo el paquete de tabaco, sacando un cigarro y poniéndolo entre los labios buscado luego el mechero en el bolsillo de la chaqueta prendiendo la punta del cigarro dandole una calada lenta guardando el encendedor después.

Mientras ella hablaba yo fumaba de mi cigarro, y me volteé para caminar y sentarme en la moto pero con las piernas a un lado, crucé las piernas a la altura de los tobillos y medio crucé los brazos dejando libre la mano del cigarro -¿Como eres capaz de jugar a alguien que acabas de conocerte? Tienes suerte de que hoy tenga un día tranquilo, de lo contrario de nuevo estarías en se río y no para nadar precisamente- Miré el rió, de nuevo Jeremmy regresó a mi cabeza y yo por no suspirar a su recuerdo, expulsé el humo y de seguida di otra calada al cigarro -Eres muy valiente cachorro si hablas así, poco sabes de la vida pues- Dije y era cierto, con sus palabras solo me deleitaba con su libertad de mente, sus ganas de no pertenecer a nada como muchos otros que me rodeaban sin intención de hacer caso de unas normas que existen para nuestra protección, sin intención de mostrar respeto mínimo ante aliguen mayor que ella, como yo hace muchos años...Pero en mi algo había cambiado, un suceso en el pasado hizo que cambiara de manera forzosa en la que mi matrimonio, mi paternidad y me felicidad se vieron truncados.

Aquellos años habían pasado y ahora era yo quien estaba en el lugar del ignorado, ignorado por muchos por su afán en hacer lo prohibido y no por que yo lo imponga, si no por que es nuestra protección. El velo invisible que nos separa de los humanos, ese es nuestro escondite, la noche el bosque la naturaleza... todo lo contrario de lo que a la mayoría llama la atención, por que aquello es lo normal lo típico, buscan cosas distintas para animar su vida y si con ello arriesgan la de los demás...parece darles igual

Di otra lenta y profunda calada al cigarro aun mirándola, escuchándola -Al menos eres consciente del peligro que resultan los humanos para nosotros, otros como tu...- Refiriéndome a su edad -...les da igual todo y son capaces de incluso cazar fuera de la llamada... - Comenté, aquello era que últimamente no estaba en mi cabeza, pues mi atención estaba 99,9% en la búsqueda de Jeremmy, el 0,1% restante, en mantenerme en pié.

Descrucé las piernas separando los pies apoyados en el suelo buscando el acomodarme en aquella postura sobre la moto. -Y cuidado con eso de decir lo que piensas a según quien, no todos son rama del mismo árbol y puede que un día te encuentres con alguna rama podrida- ¿Un consejo? Puede ser, pero yo lo veía así. No todos podrían ser de confianza yo mejor que nadie lo sabía.

Mi cuerpo estaba relajado, aunque esta conversación no me aportaba nada, ni me era del todo grata, e ayudaba por el momento a olvidar la angustia de la inefectuosa búsqueda de Jeremmy, el llevar tanto tiempo

Negué levemente ante su consejo -Eres muy joven para poder dar consejos y mas a alguien como yo que tiene mas vivido- Lacé al frente el cigarro ya casi acabado, estirando un poco el pié para apagarlo. Yo era muy viejo para que una cachorro que no se preocupa por aprender de sus costumbres -Antes o después tendrás que acudir a la llamada de tu bestia interior y es preferible que sea en una de nuestras cazas que en mitad de la calle- Dije poniéndome en pié inclinándome haca delante para arrancar la moto escuchándose el rugir del motor como si el gruñir de un animal recién despierto se tratase.

-Si quieres un consejo, procura interesarte por las tradiciones y evita salirte del camino, te librará de muchos problemas en el día a día, y no me digas que te da igual todo lo que piense los de tu alrededor y que dices lo que sea cuando sea, por que es incierto- Monté en la moto apoyando los pies en el suelo a cada lado del vehículo -Si no, irías diciendo por ahí lo que res y tendrías problemas conmigo- No era una amenaza era una realidad. La miré agarrando ambos extremos del manillar girando el acelerador haciendo rugir el motor -¿Quieres que te lleve a algún lado?- Pregunté mientras quitaba la pata de cabra sujetando ahora todo el peso de la moto con las piernas, mirándola luego.

Continuaba girando el puño del manillar de la moto dándole pie a que rugiera mientras que escuchaba sus palabras. Mis ojos se abrieron mucho al escuchar: "Y si que hay humanos que saben lo que soy" Mi expresión cambió a la mas de las sorpresas, mezclada con rabia, con un pié de nuevo puse la pata de cabra dejando el motor encendido, bajándome de la moto acercándome -¿Qué has dicho?- Dije con el ceño fruncido caminando hacia ella estirando una de las manos para intentar agarrarla del brazo y sostenerla con rudeza -Espero que sea una broma por que entonces tendré que meter manos en el asunto... y créeme que la loba persona que osó revelar nuestro a un humano deambula por las calles de bucares como en alma en pena que ahora es- Clavé mis ojos en los de ella, claramente me refería a Mia, ella era la que había cometido tal necedad con aquel humano que para nuestra desgracia había escapado dejándome una fea cicatriz en el pecho -llevaba un cuchillo de plata y ante aquello ni siquiera yo podía hacer demasiado- Por suerte allá donde fuese le tomarían por loco o estaría tan asustado que callaría todo por miedo a nuestra reaparición.

El ruido del motor resonaba en la calle siendo aquello lo que cortaba el silencio que había dejado para que respondiese, sujetándole el brazo no con delicadeza precisamente. ahora denotaba ira en mi rostro, habiendo quedado a un lado todo tema personal, ahora se trataba de un problema para con la manada y debía poner punto y final a toda actividad que metiera de por medio a humanos y mas si sabían de nuestra existencia. Toda mi vida había luchado para que aquello no sucediera y Lilith había destrozado toda mi taréa contando todo.

Mis ojos ambarinos y bien abiertos se clavaron en los de ella -¿Por que?¿por que?- Alcé la voz de manera nerviosa aunque sin llegar a gritar -¿Eres consciente de lo que has hecho?- Agarré con firmeza su brazo -Llevamos toda mi vida luchando por la seguridad de la manada, el no mezclarnos con humanos- Mi ceño se frunció con notable enfado -El hombre es mero cazador, si no ve corre, grita entre ellos lo que eres, o camina a cuatro patas por la ciudad y verás que pronto te ponen una bala en el pecho- La agité levemente para luego soltarla con brusquedad aun mirándola enfadado -¿Quienes son?¿Eh?- Caminé hacia ella de forma amenazare.

Pasé una mano por la cara intentando de manera falsa calmarme para luego volver a mirarla, mi cuerpo se tensaba y no era para menos, ya había tenido problemas con humanos y ninguno habíamos salido bien parados. No quería mas problemas y esto habría de zanjarlo de raíz... Mi corazón estaba acelerado por el torbellino que ahora era mi cabeza, continuaba mirando la esperando que hablase, cosa que dudaba que hiciera...