Extraños despertares...[Tyler]

Miré hacia ella cuando habló, asentí a sus palabras despacio. Sonriendole. Su cabeza cayó sobre mi hombro de forma algo pesada, lo que me hizo mirarla con preocupación. Algo ocurria. La moví ligeramente, no respondía.

- Jacqueline, ¿estas bien? - No era precisamente una pregunta tranquila sin duda. Algo le ocurría. La sujete con fuerzap ues su cuerpo ameneazaba con caerse al vacio. La tumbé hacia atras y comprobé sus constantes vitales, tenía pulso. ¿Se había desmayado? Me puse en pie rápidamente y la cogí en brazos.

Cargué con su cuerpo hasta el coche y la coloqué acostada en la parte trasera. No había intentando animarla allí por que hacia demasiado frio y no tenía ni idea de como podía afectar eso a su desmayo. Aceleré todo lo que pude para llegar lo más rápido posible a mi casa. Por suerte ya era tarde y apenas había tráfico en la ciudad. Al llegar no me molesté en hacer un aparcamiento perfecto, apagué el motor y bajé rápidamente cogiendo a Jacqueline en brazos.

Cerré con una pierna la puerta del piso y me dirigí hasta mi habitación donde acosté a Jacqueline en la cama. Parecía estar todo bien, apostaba a que estaba dormida. Sin embargo el susto aun lo tenía en el cuerpo. Me acosté a su lado rodeandoal con mis brazos de forma protectora.

No se cuanto tiempo pasó, pero cuando abrí los ojos Jacqueline ya estaba despierta y me miraba, parecía estar algo perdida. Se aferró a mi y sonreí.

- ¿Estas mejor? Vaya susto me has dado... -Comenté adormilado.

- Te has desmayado... -Dije mirandola y pasando una mano por su pelo para colocar los mechones más rebeldes de este. Por lo menos me había asegurado de que se había quedado dormida y la verdad es que había dormido un buen rato, por que ta había perdido la cuenta de las horas que habian pasado. Le dí un corto beso en los labios restandole importancia al susto que me había dado, aunque aun pensaba que podía haber pasado lo peor-Si te he traido yo y no tienes que pedir disculpas, aunque me preocupa tu desmayo. ¿Puedes ser que estes enferma? Me preocupa que pueda pasarte de nuevo y no este cerca.

Era algo que no quería ni imaginar. Que Jacque se desmayara en cualquier parte y le sucediera algo malo. No, no quería pensar en ello, estaría a su lado hasta que supiera que pasaba.

La estreché un poco más contra mi cuerpo. Mi instinto protector había salido de nuevo a flote, era raro pues no había pasado nada en aquel momento, pero el hecho de pensar en más desmayos hacia que me preocupara cada vez más por ella.

Jacqueline se volvió a poner de lado y me besó tiernamente. Agradecía todos los besos que me daba por que lo creyera o no me reconfortaban enormemente y me aliviaba saber que no era ninguna enfermedad de lo que padecia. Pensé en otra cosa, pero nada me iluminaba más que la idea que hubiera sido una pequeña bajada de tensión y poco más.

- Bueno vale, pero si te vuelve a pasar creeme que empezaré a preocuparme de verdad. Debería decirte que pasaras más tiempo aqui en casa descansando. - Y era verdad. Aunque no se lo hubiera dicho me hubiera encantado que se queda más tiempo en mi casa, por que me preocupaba que podía pasarle estando fuera, no sabía como era su carácter ahora que estaa con su pequeña depresión, aunque para mi no había cambiado nada. Seguía siendo la muejer de la que me había enamorado.

Tras mis palabras volví a unir mis labios a los suyos. Hacia demasiado tiempo que no disfrutabamos de un momento de descanso e intimo para los dos y tengo que admitir que quería parovehcarlo por mi corto que fuera a hacerse. La búsqueda aun continuaba, pero seguía sin haber rastro. Intenten olvidarme de todo un moento buscando la calma en los labios de Jacque.

Sus palabras lograron tranquilizarme por completo y ahora me dejaban mucho más relajado. Se separó repentinamente del beso y vi como parecía quedarse algo confusa. ¿Le ocurriría algo? No me volvió a besar se quedo quieta, como si intentara que se le pasara algo. Me preocupé aun más. Apoyé una mano en su frente tomando su temperatura.

- Cariño me da la sensación de que no te encuentras bien. ¿Te ocurre algo? -Preguntñe realmente preocupado. Lo menos que quería ahora era que Jacqueline cayera enferma. Ya estaba sufriendo ella demasiado como para encima tener que enfermar y aguantar con eso también.

Tras tomarle la temperatura acaricié su pelo despacio a hice que se recostara mejor en la cama para que pudiera estar algo más comoda. No me importaba tener que cuidarla, es más en cierto modo me gustaba la idea de tener que ocuparme de ella si enfermaba.

Dí un tiempo a a Jacqueline para que pudiera librarse del calor. ¿Calor? Que extraño, no dejaba de resultarme raro lo que había ocurrido para que ahora me dijera que tenía calor. Estaba seguro de que no estaba enferma, pues no había ningun sintoma claro que lo confirmara, no era un médico, pero podía asegurar que fiebre no tenía.

Sus labios volvieron a unirse a los mios cuando pareció calmarse. En aquel instante que volvió a besarme todo se volvió tranquilo en la oscuridad de la habitación. Sus besos eran como droga para mi y me hacian olvidar todo lo malo que pasaba para centrarme solo en ella mi adorada Jacqueline. Desde que la conocia todo en mi mundo personal había cambiado, normalmente jamás hubiera intentado nada con ella si hubiera sido otra mujer, pero ella había conseguido despertar sentimientos en mi que no había hecho otra.

Separé sus labios un segundo de los mios y la miré a los ojos- Te amo... -Dije en un susurro pues necesitaba hacerlo en aquel momento, necesitaba hacer que ella lo supiera. Volví a besarla luego.

Me acurruqué a su lado cuando acabo de decirme que también me amaba. Cerré los ojos un momento, no tenía intención de dormirme, solo de disfrutar del contacto de su piel, del subir y bajar de su pecho con su respiración, de disfrutar de su olor que llenaba la estancia por completo. Me gustaban aquellos momentos junto a ella por cortos que fueran, aunque no dejaba de pensar en ningun momento en la búsqueda a pesar de que esta había pasado a un segundo plano, por el momento.

Cada vez estaba más seguro de que Jeremmy aparecería, estaba completamente seguro de que no andaba lejos, pero eso era para otro momento. Ahora solo quería estar con Jacque, dedicar mi tiempo a ella y disfrutar de su cariño y ternura.

Apoyé mi cabeza en su pecho y acaricié con una mano su vientre. No entendía por que había estado ella sola en el bosque, pero supongo que todos tenemos nuestros motivos como yo que por ejemplo había ido a estirar las patas.

Me quede pensando en todo unos instantes. En todo lo que nos abarcaba a Jacqueline y a mi. Era interesante pensar que teniamos una relación bastante estrecha y no pasabamos un día el uno sin el otro. Aunque con la desaparición habiamos estado algunos dias sin vernos. Pero eso ya había pasado, aunque nos costara nos veiamos más a menudo.

- Pues pensaba en nosotros... No se me quita la idea de la cabeza de forma una familia contigo. -Dije intentando sacar un tema de conversación alegre. Jacqueline me había dicho muchas veces que quería tener más hijos y yo estaba encantado con la idea.

Para que negarlo, la idea de tener hijos que ella me hacia ilusión y no podía evitar sentir un escalofrio de emoción al pensarlo. Pero ella seguramente estaba demasiado centrada con Jeremmy ahora aunque quisiera disimularlo. Yo sabía como se sentía ella, por que me lo expresaban sus ojos, los mismos con los que muchas veces me lo decia todo sin necesidad de hablar.

Como era normal en Jacque ella misma seguía creyendo que no podía tener más hijos. Para mi aun seguía siendo joven y bella. Si... Mis ojos jmás podrian mirar a otra mujer que no fuera Jacqueline Roux, mi amada, mi bella rosa de cabello color fuego. Lo más impresionante de todo era que nos llevabamos diez años. Ella era diez años mayor que yo pero... ¿Me importaba? No. Mi amor por ella estaba por encima de la edad y cualquier cosa. Yo solo la amaba y ya esta, el resto no importaba nada.

- Jacqueline... Lo hemos hablado miles de veces cariño. Tu, eres una madre perfecta y puedes tener más hijos si quieres, aun eres joven mi vida. -Pasé una mano por su rostro despacio, levantando la mirada para mirarla fijamente a los ojos. Volví a besarla. Despacio. Con ternura, separandome luego.

No iba a irme con otra mujer. No iba a buscar que otra me diera cachorros. Si Jacqueline no podía darmelos no importaba, era evidente que si podiamos tener hijos era mejor, pero no iba a dejarla por no poder formar una familia conmigo. Eso no entraba en mis planes iba a quererla siempre.

A veces Jacque llegaba a ser un poco testaruda, aun no se perdonaba a si misma que Jeremmy hubiera desaparecido, pero sin duda yo no pensaba que ella fuera una mala madre. Es más, culpaba a Gabriel y no a ella, aunque me pesara culpar a mi mejor amigo, no admitia que el fuera un buen padre.

Jacqueline era la madre perfecta, se preocupaba por su familia y por la gente que quería y quizás era por eso por lo que se culpaba de todo lo ocurrido. Volví a besarla, entre frase y frase había un corto beso que quitaba la tensión al asunto y lo hacia todo más entretenido.

- Cariño, no eres una buena madre... Eres la madre perfecta, por eso quiero hijos tuyos. Por que te amo y por que sé que cuidaremos bien de ellos. -Dije sonriendole, rozando su nariz con la mia en un gesto tierno y cariñoso.

Sentí como el color subía a mis mejillas al escuchar las palabras de Jacqueline. Si, podía ser muy entretenido eso de intentarlo... Bueno, antes de que sucediera lo de la desaparición de Jeremmy habiamos hecho eso varias veces. Y bueno... A veces me planteaba seriamente si Jacqueline no era más joven que yo, por que en esos momentos demostraba... Emm.. ¿Como decirlo? Una vitalidad y energías que me asombraban... Alomejor era nuestra condición de lobos, pero era impresionante.

- ¿Acaso no es entretenido siempre? Por que la verdad es que a mi me dejas realmente agotado, aunque no me quejo... Me encanta. - Me encantaba hablar de aquellos temas con Jacqueline. Teniamos una edad, pero aquellos momentos picaros entre nosotros realmente me gustaban pues olvidabamos todo por completos y nos dedicabamos a jugar diciendo lo que nos gusta hacer y que nos haga el otro y luego claro... Siempre acavabamos poniendolo en práctica.

Aun me pesaba la idea de que Jacque estuviera acomplejada por su edad. No quería que fuera así. Vale, como loba ella tenía 80 años y yo 60, pero ¿qué importaba? Nuestros cuerpos humanos aun eran jovenes.

Un suspiro de relax escapó de mis labios cuando Jacqueline empezó a acariciar mis rostro. Aquello me dejaba atontado, podía pedirme cualquier cosa en aquel momento que yo seguramente era capaz de hacerlo por ella, por que sus caricias eran droga para mi así como lo era ella. Una sorisa pícara se dibujo en mi rostro.

- Lo que más me gusta es acabar y que me pidas repetir al instante. -Dije con cierto tono jugueton en la voz- O cuando empezamos con juegos con la comida y acabamos bajo las sabanas... Reí.

Vale, Jacqueline muchas veces iniciaba esos juegos y me encantaba por que el hecho de que ella el primer paso me gustaba muchisimo. Pero también confieso que había veces que yo me las traia pues a Jacqueline le gustaban muchas cosas de las que yo no sabía y mi curiosidad siempre ha sido grande, por eso en esos aspectos aprovechaba siempre que podía parar hacer o probar algo nuevo... Hasta ahora siempre le había gustado lo que hacia y mi curiosidad insaciable.

Su tono de voz, sus palabras, sus caricias. ¿Sugería algo? No hacia falta preguntarlo sin duda, estaba mñas que claro solo por lo que ella había dicho. Me giré colocandome para poder mirarla mejor. Una sonrisa pícara volvio a dibujarse en mis rostro...

- Me apetecen ambas cosas, pero me quedo con lo de repetir. ¿Va a pedirme la señorita que la espose a la cama? ¿O prefiere otra cosa de esas que solo a ella se le ocurren? -Pregunté en un susurro cerca de su oreja, lamiendo su lobulo despacio.

Si, desde el punto de vista normal, eramos una pareja encantadora. Manteniamos una relación sería, nos queriamos, nos preocupabamos por el otro... Pero claro, las cosas cambia cuando uno tiene momentos intimos con el otro y me alegraba pensar que Jacqueline y yo viviamos nuestros momentos al cien por cien y por supuesto ya habiamos hecho varias cosas estando los dos solos.