Una madrugada abrumadora [Tyler]

Sonreí cuando Jacqueline se adelantó y se dio la vuelta para mirarme. La vista había mejorado. ¿Qué me tocaba elegir a mi? Reí levemente. ¿Donde podría llevarla? No tenía ni idea, aunqe el parque era una buena y quizás la única idea que tenía. Miré como se tropezaba y antes de que cayera me adelanté los pasos que quedaban y la tomé de la mano atrayendola hacia mi y quedando ambos abrazados. Suspiré aliviado de que no le hubiera pasado nada.

- ¿Estas bien? Menudo susto, pensaba que no te agarraría a tiempo. -Dije aun abrazado a ella.

Tardé en darme cuenta de como estabamos en medio de la calle. La gente que pasaba a nuestro lado sonreía por lo que acababa de ocurrir. Mi pulso se aceleró ligeramente y me separé un poco mirando a Jacqueline a los ojos para luego acabar de apartarme con el rubor en las mejillas.

- Perdona, no me di cuenta de que... -No me salieron las palabras.

- No tienes por que darlas. -Le sonreí. Aun no me terminaba de encajar todo lo que había sucedido.

Tampoco es que hubiera sucedido demasiado pero aquel gesto. Ese simple abrazo entre nosotros había marcado demasiado. Ví como Jacqueline se adelantaba un par de pasos y yo la seguí de cerca colocandome luego a su lado. Por suerte no le había pasado nada, menos mal.

- ¿Estas bien Jacqueline? ¿No te habras torcido nada verdad? -Pregunté preocupado mirandola ahora que estaba a mi lado. Había sido un simple tropiezo, pero con simples tropiezos había visto miles de torceduras. A veces los pequeños fallos causaban grandes consecuencias.

Continuamos caminando y por mucho que lo intentara no podía olvidarme del pequeño accidente que había tenido Jacque y del abrazo inesperado. Definitivamente la gente quel o había visto se habría pensado cualquier cosa de nosotros dos.

Estaba bien. Ya me lo imaginaba, pero nunca estaba de más asegurarse de ello. La miré perplejo cuando dijo que le había salvado la vida dos veces.

- No considero que fueran situaciones para salvarte la vida. Además si alguna vez lo hago o lo he hecho es por que no me gustaría que te pasara nada malo. - Si, ya tenía asumido que Jacqueline me atraia.

Pero por ello no había problema alguno, ella seguramente no sentía nada por mi así que todo estaba bien, por que para que hubiera algun tipo de relación la atracción tenía que ser mutua y nosotros eramos simple y llanamente amigos, aunque yo estuviera empezando a verla como algo más.

- Si quieres puedo acompañarte hasta tu casa. Así no te estoy agobiando todo el día ya que vamos a vernos esta noche. Además, no se que me pasa que empiezo a pensar que estas un poco harta de mi. - Confesé bajando la mirada. Si. Era cierto. No se como Jacqueline podía aguantarme tanto tiempo cuando yo no ofrecía nada de interes a su vida.

Levanté ambas cejas cuando escuché eso de que era yo el que quería irse. Claaaro... Yo era el que pensaba que podría pasarme todo el día con ella y me quería ir. Suspiré y la seguí ahora que cambiaba el rumbo hacia su casa.

- Te equivocas Jacqueline. Yo soy al que le gustaría pasar el día entero contigo. - Confesé aunque cuando me di cuenta ya era demasiado tarde para evitar confesar algo tan embarazoso- ¿Estas segura de que quieres enseñarme donde vives? Mira que puedo ir todos los dias, ¿eh? Para que no te sientas sola. - Bromeé, aunque en cierto modo podía ser verdad.

Seguramente me encontraría con una casa de lujo. Que verguenza, ella seguramente tendría un caseron y cuando yo tuviera que mostrarle donde vivia se encontraría con un piso de esos cutre de dos habitaciones y alquiler barato. No estaba orgulloso de mis posesiones, pero siempre me había conformado con poco así que era feliz con ello. Pero no podía dejar de pensar en que seguramente me daría verguenza mostrar mi casa a Jacqueline.

- ¿No sería capaz? ¿Quieres apostar? Puedo pasar por tu casa siempre que no tenga demasiado trabajo. - Para el carro Romeo... ¿No me precipitaba demasiado?

Ella ha dicho que para ella mejor...

Cierto, ¿pero lo decía enserio? No pensaría seriamente que tenerme todo el día por su casa sería lo más correcto. No, no quería hacerme ilusiones. Ella seguramente seguiria queriendo a Gabriel y yo me estaba haciendo ilusiones de niño. Ya empezaba a desvariar de nuevo. No queria tener problemas con ella por culpa de mis estupidas ilusiones.

Y dejando a un lado las ilusiones. A ver con que pintas iba yo a la cena esa noche, por que hacia mucho tiempo que no salía con una mujer de esa forma y tendría que arreglarme. Un pensamiento un tanto femenino por mi parte, pero la verdad es que no quería quedar como un mendigo ante ella.

Me dijo que cuando quisiera. Ojala. Ojalap udiera estar con ella cuando quisiera. Era un alivio saber que no le caia mal después de todo. Me parecía un encanto de mujer, des esas que pocas veces se encuentran en el mundo. Caminamos un poco más y pronto Jacqueline se detuvo ante un duplex, aquella al parecer era su casa. Lo dicho, mi casa parecía un refugio de mendigos comparado con aquello, que verguenza.

- Así que vives aqui. Bonito sitio. Me quedo con el nombre de la calle y el número, para venir a cantarte por las noches. -Bromeé dandoselo a entender perfectamente.

Era el peor momentos de todos, el momento en el que tocaba despedirme de ella hasta la noche. ¿Sobreviviria sin verla todo el día? quizás si, quizás no. Seguro que si por que estaba deseando que llegara la noche para poder disfrutar de esa cena.

- ¿Me paso a recogerte o quedamos ya en el sitio? - Pregunté.

- Bueno, te estaré esperando en el restaurante. Creeme, suelo llegar muy temprano a las cenas y más si es con mujeres encantadoras. - Un simple piropo, pero muy sincero por mi parte.

Me quede pensando en la seriedad de su comentario sobre que podía ir cuando quisiera. Hizo que me sonrojara una vez más. Si fuera por mi, me pasaría allí todo el día. Llegaba el momento de despedirse y no tenía claro de como hacerlo. ¿Un par de besos un apreton de mano? No supe como

- Bueno, hasta la noche entonces. Ten cuidado no te tropieces de nuevo. -Dije bromeando ligeramente. Aguardé hasta ver cual era su despedida, alomejor solo era un adios con la mano, pero eso me bastaba a mi para todo el día hasta que volviera a verla

Ahora volvía a fijarme en ella, ¿por qué no podía apartar mis ojos de los suyos? ¿Por qué era tan sensible cuando estaba ella? ¿Por qué me sentía tan bien?