Una madrugada abrumadora [Tyler]

Mi sonrisa se ensanchó cuando escuché su pregunta. ¡Por fin! Ponerme cabezon había resultado productivo, esperaba no tener que hacerlo nunca más. Ser testarudo no era algo que me gustara demasiado. Hice como si pensara, solo para tenerla en tensión unos segundos y luego al ver su rostro volví a sonreir.

- Que yo sepa no. -Dije- ¿Donde te apetece ir? -Como si era yo quien tenía que invitarla a todo lo que pidiera esa noche, no me importaba.

... Pronto me di cuenta en lo fácil que le había resultado a Jacque que dejara de insitirle. Seguramente se pensaría que era como un crio. Pero estas cosas solo me pasaban con ella. Bueno, lo importante era que todo había de parecer malo y ella sonreía de nuevo. A parte la idea era sencilla, pero a ella parecía gustarle. ¿Por qué leches estaba yo tan feliz? ¿Donde había dejado mi seriedad?

Vaya policia que estaba hecho. Bueno, por ser así con una persona no estaba nada mal. Aunque ya no sabía que trato había entre Jacqueline y yo...

Me reí a la par que ella cuando bromeó con lo del Nibelheim, aunque acepto que caí en la trampa. Era extraño, jamás me habian propuesto quedar para cenar de esa forma. Me gustó. Y me gustó aun más su invitación.

- Acepto, pero si pago yo... Aunque tengo una duda. ¿Qué piensas hacerme en el bosque? -Pregunté para mi sorpresa de una forma bastante directa. Era una broma evidentemente y se notaba, pero no me creia capaz de haber hecho eso.

Empezó a incomodarme el hecho de haber preguntado aquello. Me ponía en un compromiso y estaba excediendo la confianza que teniamos aunque unicamente fuera una simple broma. Alomejor no tenía que haberla hecho.

Lo hecho, hecho esta...

Pero esas palabras no justificaban mi error. Bueno, esperaba que Jacqueline no se lo tomara a mal me abofeteara y se largara con la misma. No me apetecía meter la pata de nuevo con ella, ya lo había hecho y no me había gustado nada, intentaría no volver a tropezar con la misma piedra.

Asentí cuando propuso pagar a medias y tras esto ladeé la cabeza ligeramente pues no entendía lo que había querido decirme Si, correr lo veia normal pero. Al parecer no había pillado la broma. ¡Estupido! Ya imaginaba que pasaría esto, había vuelto a meter la pata con ella, menudo chasco... Menudo chasco.

- No, jamás lo surpimiria. No queria que me malinterpretaras, la idea me parece estupenda, lo único que mi pregunta era una broma, pero veo que no me he expresado bien. -Esta vez en vez de sentirme mal me sentía como un idiota ante ella.

Un simple idiota que ni siquiera podía hacer una broma sin que la malinterpretaran. Esperaba que se diera cuenta pronto de la broma que había hecho, si no me tocaba jorobarme una vez más y quedar esta vez como un imbecil. Por lo menos esperaba que no le hubiera molestado pue de ser asñi ya estaría de nuevo pidiendo perdon y pidiendole que ofreciera algo que hacer por ella. Menuda metedura de pata.

Se disculpó, cuando no era necesario. Me gustaba ese gesto inocente que había adquirido bajando la mirada.

- Claro que sigue en pie. Ni aunque estuviera en la peor de las situaciones rechazaría una oferta tuya. - Tyler, Tyler, Tyler... ¿Qué me ocurría? Jacqueline me estaba emzando a hacerme sentir de una forma extraña, de una forma con la que jamás me había sentido con nadie.

Empecé a sonrojarme, esta vez si que se notaba bastante. ¿A cuento de qué me sonrojaba? La miré de reojo, ambos estabamos igual. Menuda escena, dos adultos, en un banco, haciendo planes para una noche y avergonzados como dos tortolitos en la adolescencia. Lo malo... Era que no eramos tortolitos. ¿Por qué malo? ¿Acaso quería serlo?

Me froté las sienes ligeramente volviendo a levantar el rostro cuando pensé que estaba más calmado. Me había quedado sin saber que decirle. Y ahora empezaba a plantearme que no la había saludado al verla. ¿Como tendría que saludarla?

Se había hecho el silencio entre ambos. Un silencio en el que intercambiamos miradas en las que había cierta complicidad. ¿Me estaba gustando Jacque? Más que una pregunta era para mi una afirmación pero, parecía una estupidez. Veia el amor entre personas adultas como otro tipo de cosas, en cambio yo parecía un crio. Quizás por que me había enamorado pocas veces... ¡Quieto parao! ¿Estaba diciendo qué estaba enamorado? ¿A donde quería llegar con todo esto? ¿Era una simple salida o... Una cita? Que lio.

Decidí acabar con aquel silencio, aunque aun seguiamos con alguna que otra mirada.

- Me resulta extraño que una mujer como tu, con tanto tiempo libre se haya levantando tan temprano. ¿También te gusta ver el amanecer o simplemente te dio un pequeño capricho? -Pregunté con cierto interes, guiñandole luego un ojo.

Caprichos podiamos tener todos. Incluso yo, pero no solía permitirmelos, me gustaba tener todo en orden, no derrochar, que fuera todo bien. Por eso me gustaba cuidar hasta el minimo detalle.

¿No le gustaba estar sola en la cama? Vaya... Intenté no pensar demasiado en sus palabras pensando que a mi tampoco me gustaba estar solo, pero ya estaba acostumbrado. Nunca había compartido mi cama con nadie y cada mañana era para levantarme solo. Ya no me importaba, aunque pensarlo me provocaba cierta incomodidad.

- Si te sirve de consuelo a mi tampoco me gusta la idea de levantarme solo y no poder hacer nada. Por eso tengo mis dias y la mayoría de ellos me levanto de madrugada para poder hacer algo. -Me gustaba volcarme en el trabajo que tenía, buscaba en el la compañía que no encontraba en las personas, por eso me gustaba tener deberes y obligaciones- ¿Y por qué piensas que fue una gran idea?

¿Tanto se notaba mi curiosidad en aquella última pregunta? Quería saber que era aquello que le había parecido tan bueno. Volví a mirarla a los ojos no sin sonreir al hacerlo, con ella las sonrias me salian como si nada, como si fuera normal en mi hacerlo.

Volvía a sonreir cuando mencionó que nos habiamso encontrado. ¿Eso era aquello tan bueno? Vaya... ¿Por qué me sentía algo nervioso? Esperaba no estarme poniendo colorado otra vez, por que si no sería el colmo.

- Si, es cierto... Y la verdad, creo que si no me hubiera encontrado contigo hubiera sido un día un tanto aburrido. - Inspiré para decir lo que venía a continuación- No se si esto es correcto pero... Me gustaría decirte que desde que te conocí la otra noche me has caido muy bien y eres la primera persona con la que he cogido confianza tan rápido.

Ahora solo quedaba declararme y pedirle matrimonio y formar una familia. ¿A quien se le ocurría decirle eso? Solo a mi por lo visto, pero era lo que pensaba, tendría que decirselo a ella sin tanta confianza teniamos ahora. Además, n había nada de malo, ¿verdad? Si Gabriel se enterara de que ella empezaba a gustarme, me mataría o me expulsaría...

Me acababa de dejar muy claro a mi mismo que sentía cierta atracción por ella.

Me alegraba saber que ella confiaba en mi. Su broma hizo que la ligera tensión que había en ese momento se esfumase. Yo tampoco solía aceptar las invitaciones de cualquiera, así que suponía que ya eramos algo más que conocidos. Excediendo el limite de nuestra confianza cogí su mano y la sujete entre las mias, pero solo para continuar la broma, no esperaba que lo malinterpretara.

- Entonces me siento honrado por ser de los pocos que han sido invitados por ti a una cena. -Dije sonriendole y clavando mis ojos en los de ella.

Me gustaban su ojos, eran encantadores y en ellos podía ver tranquilamente que estaba relajada y tranquila ahora que habiamos dejado los malos temas aparte. Lo que había empezado como uan buena mañana se había convertido en las mejor de las mañana pusto que había tenido mi encuentro con Jacque. Solté su mano despacio, ¿cuanto tiempo la había estado agarrando? Que verguenza... A saber que pensaría de mi.

Aun después de soltarla sentía su tacto en mis dedos y eso me gustaba. Cualquiera hubiera pensado que Jacque era de esas humanas bellas y dificiles de encontrar, pero yo sabía lo que era y para mi era una escepción entre las lobas.

- El placer siempre será mio, eso no lo dudes. -Sonreí.

El viento soplo y me azotó la cara con su aliento gélido. Me aparté unos mechones de pelo de la cara y volví a mirar a Jacqueline. Quería ofrecerle dar un paseo, pero no terminaba de convencerme demasiado la idea. Por preguntar...

- ¿Qué tal si paseamos un poco? Esta haciendo algo de frio y la verdad, no quiero quedarme helado, aunque eso sería más dificil si puideramos cambiar en medio de la gente. -Dije por lo bajo, riendo.

Me puse en pie despacio, estirando las piernas. Habiamos pasado un buen rato sentado y la verdad es que no las notaba, por lo que tuve que moverlas un poco para sentirlas de nuevo. Esperé a Jacque, si no quería dar un paseo no importaba, por lo menos yo necesitaba estirarme un poco, quedarme quieto de buena mañana no era algo a lo que estuviera muy acostumbrado.

Iba a meter las manos en los bolsillos de la gabardina cuando recordé el tacto de lap iel de Jacqueline. Una sensación agradable me hizo sonreir sin motivo aparente.

- Si, los imagino corriendo como locos y asustados. -Dije casi riendo.

Hice un gesto para que Jacqueline emprendiera el paso para luego yo seguirla. Esa noche en el claro nadie nos interrumpiría, así que sería estupendo estirar un poco las patas en forma lobuna y poder jugar un rato. La idea de jugar a solas con Jacque en forma de lobos se me antojaba quizás demasiado intima, pero no sabía por que extraña razón me hacia una ilusión tremenda.

La idea de estar a solas era buena sin duda. Alomejor pasaba algo... Eso seguro... ¡No! No podía pensar en esas cosas... Nunca se sabe... Eso es muy cierto... Quizás acabariamos demasiado juntos... ¡Eso ya era pasarse! Sacudí ligeramente la cabeza y volví a mirarla.

- ¿Pasaremos toda la noche en el bosque? Lo digo por si tengo que llevar una manta para no pasar frio. -Dije bromeando y riendo después.

Su encantadora risa me hizo esbozar una sonrisa... Si, su encantadora risa. ¿Qué tenía Jacque que no fuera encantador? ¿Nada?

- Vale, llevaré la manta, no te preocupes. -Dije sonriendo, pero iba enserio. Esa noche llevaría la manta.

Claro, la manta, lo único que faltaba para una velada completamente romantica e intima. Ambos lobos juntos abrigados bajo una manta, con la luna por testigo y el bosque como abrigo... ¿Qué coño estaba pensando? Eso si que era uan verdadera locura. Aunque yo no podía averiguar que era lo que podía pasar, pero estaba claro que eso nunca pasaría.

Nunca digas de esta agua no beberé...

Cierto. Pero era practicamente imposible, era una cena como amigos y un paseo como amigos, como ahora. Estabamos paseando como amigos. La verdad era que no tenía ni idea de como cambiaría aquella cena nuestras vidas.

Supuse que tendría que contarle a Nat algun día que me llevaba bien con otra mujer. Sonreí para mis adentro. Nat no era celosa, pero si se daba cuenta de que ganaba otra mejor amiga no tardaría en broncarme por reclamar su derecho sobre mi como amiga. No creía que le importara que Jacque y yo estuvieramos intimando... Como amigos.

- ¿Tienes pensado hacer algo ahora? -Preguntñe sin saber que decir realmente en ese momento.

Mi mente vagaba por el futuro. Un futuro que sería esta misma noche. Me venian a la cabeza muchas cosas de lo que podía pasar, seguramente nada fuera de lo normal. Charlas, alguna que otra risa y luego la tranquilidad en el bosque. Pensé en cuando tiempo hacia que no tomaba mi forma de lupus. Bastante. Si, hacia semanas que no cambiaba de forma y la verdad es que hacerlo no me iba a venir nada mal.

Lo malo era que cuando uno cambiaba los instintos estaban más a flor de piel, eso era lo malo. Podía controlarme en ambas formas, pero no sabría como sería después de un cambio tras mucho tiempo.

- Pregunto por si tienes algo que hacer. Para no molestarte o por si te apaetece hacer algo, estoy abierto a cualquier cosa que me pronpongas. - Si, lo había dicho perfectamente; CUALQUIER cosa.

¿Y por qué no? A ver. Eramos amigos. O algo más. Los amigos siempre hacen cosas juntos. Cualquier cosa. Suspiré, ¿por qué narices no me quitaba esos pensamientos de la cabeza? Algo aparte de lo que podría suceder me preocupaba. ¿Y si Gabriel veia que terminabamos intimando demasiado Jacque y yo? No me importaba lo que pudiera sucederme a mi, pero a ella. Torcí ligeramente el gesto, no queria quele sucediera nada a Jacqueline por mi culpa, no lo veia justo.

Había muchas cosas que no sabía de Jacqueline. Aunque sabía lo importante ya y también sabía lo de su hijo Jeremmy. Lo cierto era que a Jeremmy nunca le había caido bien, yo peor que cualquiera por que era el mejor amigo de su padre. ¿Y comoveria mi mejor amigo que intimara tanto con su ex esposa?