Un paseo en pareja [Jacqueline] [+18]

Sus manos acariciaron mis rostro y su lengua recorrió mis labios. Cuando su nariz se pegó a la mia me estremecí, aquel gesto ya era nuestro al parecer, algo tipico en nosotros. Sentí como bajaba sus besos por mi piel hasta donde no cubría la ropa. Inspire profundamente cerrando los ojos pues sus besos me podian, pero sabía que estaba buscando hacerme que le pidiera más. Y la verdad, tal y como estaba no hacia falta pedirselo pues lo quería.

La quería a ella de esa forma que nos habiamos negado hasta ahora. Dejaría que continuara con aquel juego, continuaría para tentarla, para hacer que lo deseara todo, sin embargo siempre haría lo que ella me pidiese. Acaricié su pelo y cuando volví a tener a mi alcancé sus labios los besé, de forma corta pero intensa. Esta vez no quería ser la presa de nuevo así que volteé junto a ella sonriendo y dejandola debajo de mi una vez más.

Rocé sus labios con los mios, dejandola con ganas de un beso y bajé despacio por su cuello pasando por uno de sus hombros, decididó a tentarla más de lo que había hecho hasta ahora retiré uno de los tirante con los dientes, como había hecho en el claro aquella vez. Acto seguido deshice el camino volviendo a lamer pasando por su cuello hasta el otro hombro. Repetí el mismo proceso, retiando el tirante con suavidad haciendolo baja un poco más. Di un suave mordisco en su hombro y pase a besar la parte superior de su pecho.

Jacque se salió con la suya después de todo y consiguió el beso con el que antes le había dejado las ganas. Todo era más pasional ahora. Me gustaba aquella intimidad junto a ella, en mi casa donde nadie podía molestarnos y donde estabamos seguros de poder hacer todo aquello que quisieramos. Sentí un tiron y cuando abrí los ojos para mirarla Jacque parecía querer que me quitara la camisa. Empecé a hacerlo despacio y luego sus manos también colaboraron al tiempo que lamía mi cuello y dejaba escapar un largo suspiro demostrando que me gustaba.

Ya no había ningun sitio de mi cuello que pudiera esconder de Jacque, se aprovechaba de todo lo que me gustaba por esa zona, pero no se lo echaba en cara pues me encantaba. Tiré la camisa al suelo y me quedé sobre ella un segundo sujetando su barbilla y besando sus labios nuevamente. Esta vez el tiron lo di yo.

Quería estar en igualdad de condiciones, aunque era algo dificil dada la ropa que Jacqueline llevaba. Esperé que decidia hacer mientras volvia a besar sus pecho bajando poco a poco acercandome peligrosamente a la zona de sus senos, por la cual no pasé sino que simplemente me quedé rozandola y subí despacio poco a poco, volviendo a ir hacia sus hombros mordiendo uno de estos con suavidad.

Bajo mis cuerpo semidesnudo Jacqueline bajó la cremallera de su vestido despacio, muy despacio como si con ello quisiera de tentarme, cosa que realmente estaba haciendo pues empecé a ver un costado desnudo de su cuerpo, de aquel cuerpo que se me antojaba frágil y perfecto como una figura de estilo romano que simbolizan la perfección. Jacque era mi escultura, el ángel que había bajado del cielo deslumbrandome con su cabello del color del fuego. Sus manos se movieron un poco más abajo. Cuando miré vi como se subía el vestido hasta la altura de los muslos... Sin duda la visión mejoraba por momentos.

Sentí como los zapatos cuian al suelo y pronto sus piernas y las mias estuvieron enrredadas. Me gustaba el tacto de su piel cálida y suave. Una pequeña sonrisa se me escapó cuando susurro aquellas palabras en mi oido. Seguidamente cerré los ojos y sentí el escalofrio que recorrió toda mi espalda tras aquel lameton y el pequeño mordisco. Las orejas también eran una parte sensible de mi, pero no iba a confesarselo puesto que seguramente ella ya lo sabía.

- A mi no me importa si te soy sincero... Es más, me encanta. Eres como un dulce que me ha hecho adicto a su perfecto sabor y textura. Además, tus labios son adictivos y consiguen despertar mi deseo. -Susurré igualmente en su oido, despacio, dejando que las palabras acariciaran junto a mi aliento su piel.

Sus manos acariciaban ahora mi espalda con mucha más soltura que antes. Yo preferí aprovechar lo que había visto y deslicé una mano por por su cintura bajando despacio hasta su pierna donde acaricié aquella piel subiendo poco a poco hasta su muslo donde deje quita la mano sin querer apartarla. Apoyé mi brazo libre junto a la cabeza de Jacqueline y comencé a dar besos por su cuello, bajando poco a poco mientras la mano que tenía en su pierna subía y baja acariciando esta con suavidad.

Besó y susccionó, dejando seguramente una marca en mi cuello que me encantaría llevar durante el periodo de tiempo que durara. Me gustaba, por que era la marca clara de que mi corazón ya pertenecía a alguien, aunque no eran necesarias marcas algunas por que yo sabía que siempre estaría con Jacque, pero, no estaba mal el pequeño tatuaje.

Había vuelto a repetirme aquellas palabras que tanto me gustaban, pero esta vez estaban cargadas con un doble sentido. Eran esas las palabras que a ambos nos daban permiso para ir más allá de lo que habiamos estado haciendo hasta hace poco. A pesar de todo también hubiera sentido que aquel momento era especial pues no era como cualquier otro, en aquel momento los dos necesitabamos estar más unidos, necesitabamos demostrar al otro algo más, algo que nos dejaría claro lo mucho que nos queriamos y deseabamos.

Volví a besar sus labios, una vez más, ya había perdido la cuenta de las veces que lo había hecho. Esta vez fue despacio, sintiendo cada caricia de sus labios sobre los mios.

- Yo también te quiero. -Dije en un susurro sincero y cariñoso, mirando a sus ojos para después besar su cuello despacio, subiendo poco a poco la mano que apoyaba en su muslo.

Ví como sus manos sujetaban la parte del escote subiendo el vestido poco a poco. Me aparté un poco para que el poco peso que ejercía sobre ella no le estorbara. Parecía darle verguenza, aunque no era la primera vez que la veia en ropa interior, sin embargo, me gustaba ver ese rubor en sus mejillas, verla tan timida. Era perfecta. Para que no hiciera sola todo aquello, la ayude a quitarse el vestido subiendo despacio este poco a poco.

No quería que sintiera verguenza alguna, aunque yo seguramente si sentiría verguenza. Era la primera vez que sentía algo tan fuerte por alguien y el hecho de estar así con esa persona me ponía algo nervioso, pero bueno, Jacque era dulce, amable, cálida, protectora. Me preguntaba por que no la había conocido antes, pero a pesar de eso, me alegraba de que nos hubieramos conocido.

Mi vida había cambiado desde que la conocía. Se habian acabado esos despertares tristes en una cama vacia y un cielo lleno de nubes. Ahora me despertaba cada mañana con su sonrisa, no había ni un dolor de cabeza causado por el estres ni un cabreo por que ella hacia que todo se me pasara con una mirada. Había noches que me quedaba observando como dormia y me las pasaba sin dormir solo por querer mirarla. Alomejor, era una tontería pero admito que me encantaba hacerlo.

No quería adelantar hechos, quería que todo fuera despacio, que ambos disfrutaramos de aquel momento en el cual deseaba que todo fuera eterno. Sus piernas comenzaron a quedar desnudas y la visión de su cuerpo en ropa interior ya asomaba a mi mente, como si ansiara el momento.

Observé aquel cuerpo perfecto hecho por manos de seres celestiales los cuales habian creado a otro ser incluso más perfecto que ellos. Parecía nerviosa y a decir verdad yo también lo estaba. Sentí su mordisco en mi cuello y acto seguido sus palabras me hicieron sonreir. Tomé sus manos e hice que se delizaran por mi cuerpo hasta el boton de mis pantalones. Con suavidad le ayudé a desabrocharlo y luego a quitarmelos despacio.

Ahora quedaba yo sobre ella unicamente con los boxers, los zapatos hacia tiempo que habian desaparecido al igual que los calcetines. Pero no llegué a saber cuando fue, por que ni yo me había enterado.

- Eres muy calida cariño... Creo que tu cuerpo tiene más temperatura que el mio. -Dije sintiendo ahora su piel en contacto con la mia. Por mucho que se empeñara en decirme que ella estaba en desventaja no era así, yo unicamente tenía una prenda de ropa.

Me sonrojé sin comprender el por que, quizás fuera por que era la primera que sentía que ibamos a dar un paso más en nuestra perfecta relación. Recorrí con besos su cuello y descendí despacio por este poco a poco...

Antes sus palabras y su intento de quedar sobre mi cedí. Dejando que Jacque ahora se colocara en la posición de hembra dominante, si ya era perfecta vista desde arriba, verla desde abajo mejoraba mucho las cosas. Admiré su cuerpo desde esa posición y is manos fueron juguetonas hasta su espalda. Una vez allí acaricié de arriba abajo su espalda, pasando por sus costados y llegando hasta el broche de su sujetador...

- ¿Qué pasaría si lo soltara? ¿Subiría más la temperatura? - Pregunté con una sonrisa pícara en el rostro.

El calor aumentaba y ya sentía que fuera de aquel cuarto tenía que hacer un frio impresionante ya que tanto roce entre nuestros cuerpos había tenido que caldear la atmosfera.

Aparté las manos del broche y me incorporé ligeramente para besar aquellos labios que quedaban ahora sobre mi cara. Realmente Jacqueline imponía por que me sentía ligeramente docil bajo su cuerpo.

Si yo era quien decidia, ¿por qué era ella quien bajab y subía recorriendo mi cuerpo con sus besos y lametones? La temperatura del cuerpo crecer en mi y pude sentir todo mi ser estremecerse ante el contacto sus su labios sobre mi torso. Cuando volvió a llegar a mis labios recibí aquel beso salvaje correspondiendo como podía. Si, todo había cambiado de un momento para otro, ahora era yo quien estaba a merced de aquellos besos tan fogosos donde nuestras lenguas luchaban una vez más por poseer a la otra.

Ni corto ni perezoso tomé el borche del sujetador con ambas manos y lo solté dejando que la prenda cayera. Miré a los ojos de Jacqueline un momento volviendo a besarla mientras mis manos recorrian esta vez su cintura subiendo despacio sintiendo cada centimetro de su aterciopelada piel.

El cuerpo de Jacque ardía, en ella había una pasión que hasta ahora no había visto y quizás yo estaba dejando ver esa misma pasión. Pero también había cariño y amor en nuestros gestos, gestos que nadie dentendría, gestos que jamás dejaría de mostrarle. Queria demostrarle todo lo que la amaba, todo lo que ella significaba para mi.

Los besos se hicieron cortos y pausados y entre beso y beso había sonrisas, sonrisas encantadoras y picaras.

- Quedate conmigo siempre. -Dije para luego volver a comenzar con aquellos cortos besos y pasionales. Me incorporé un poco más para tener más a mano todo sucuerpo, acariciando su vientre y subiendo despacio, mirando luego a sus ojos pidiendo permiso para llegar a aquella zona.

Al parecer Jacqueline me daba permiso, aunque su mirada más bien me decía que no lo necesitaba. Subí despacio las manos acariciando su cuerpo poco a poco llegando a sus senos. La piel en aquella zona era mucho más suave y delicada o por lo menos eso me pareció a mi que al ver el repentino cambio y suavidad empecé a acariciar aquella zona buscando estimular a Jacqueline. Sentí sus manos arañar mi espalda, pero sin hacerme daño alguno, eran caricias.

Busqués sus labios nuevamente aun con mis manos acariciando sus perfectos senos que se me antojaron como si fruta fueran. Bajé los besos despacio de sus labios a su cuello, poco a poco llegando luego a la parte superior de su pecho donde di varios besos quizás demasiado sensuales. Bajé un poco más rozando con mis labios aquellas dos perfectas esferas, deleitandome con el sabor de su dulce piel.

Sentí como se endurecian, como su piel se erizaba ante el contacto de mi lengua. Si sus labios eran un vicio su cuerpo era un verdadero pecado. Volví a subir despacio, su cuello, su barbilla, hasta que sus labios chocaron con los mios esta vez permitiendome un beso profundo y lujurioso un beso que dcía más que miles de palabras.

- Ya era adicto a tus besos... Ahora soy adicto a tu cuerpo. -Dije en un susurro sensual cerca de sus labios rozando estos con los mios.

una de mis manos se deslizo despacio por su vientre, haciendo un recorrido sinuoso, disfrutando de todas sus formas. Continuó bajando, esta vez buscaba quitar la última prenda de ropa que le quedaba, pero detuve mi mano cuando mis dedos tocaron la tela, quería hacer que deseara aquello, que deseara más y más. Por eso mordí su cuello con algo más de intensidad, sin hacerle daño alguno.

Hizo que volviera a recostarme continuando ella sobre mi. Dio un fugaz beso en mis labios sin darme tiempo a nada más que sentir el contacto de estos. Sus besos bajaron despacio hasta convertirse en lametones. Iba bajando poco a poco y a medida que bajaba podía sentir su cuerpo rozar completamente con el mio, el contacto de su piel deslizandose hacia abajo contra la mia me hizo suspirar. La piel de sus perfectos senos también se deslizaba poco a poco y era aquel contacto, sumado a todo lo que ella hacia lo que provocaba que el calor aumentara en mi cuerpo tanto como el deseo.

Se lengua jugó alrededor de mi ombligo provocandome un hormigueo. Lo siguiente fue lo más tentador cuando pasó la lengua por la linea de mis boxers y sujetó la tela con los dientes. Me sentía completamente indefenso ante aquella situación, en su papel por mandar sobre mi Jacqueline había hecho que no pudiera hacer otra cosas más que dejarme llevar por lo que ella hacia.

Seguramente había notado como estaba y por eso buscaba tentarme más con sus juegos. Jamás me hubiera esperado aquel comportamiento por parte de ella, pero sinceramente me gustaba, me gustaba su sonrisa pícara, sus lametones y besos lujuriosos y su piel en contacto con la mia.

- Vaya... Creo que estoy en desventaja. - Murmuré mirandola a los ojos, una mirada que buscaba averiguar que era lo que pretendía, aunque lo tenía muy claro. Quería despojarme de mi última prenda de ropa interior antes de que yo lo hiciera con ella.

Y lo iba a conseguir.

El primer beso sobre la tela y aquella zona me hizo cerrar los ojos y suspirar de placer. Sus palabras me arracaron una risa nerviosa, pero lo que consiguió sonrojarme de verdad fue su gesto, cuando sus dientes agarraron con fuerza mis boxers y empezaron a bajarlos ayudados por sus manos. Me miró a los ojos y en los suyos puede ver una mirada casi animal, pero a la vez cariñosa. Hacia tiempo que habiamos dejado la verguenza a un lado para empezar con los temas de adultos...

Un primer lameton. Un suspiro. Y tras esto todo empezó a ser muy placentero. Si aquello era un sueño entonces no quería despertarme nunca. Volví a cerrar los ojos mientras sentía como mi excitación crecía a cada movimiento de Jacque sobre mi sexo. Hubo un momento en el que no lo soporté más y cegado por el placer hice que volviera a queda debajo.

- Me toca... -Murmuré para luego besar sus labios y retirarme no sin antes morder su inferior.

Empecé a bajar despacio con lametones por su cuerpo. Antes de continuar me entretuve en su pecho agitado que se movía arriba y abajo debido al calor y la pasión del momento. Era demasiado tentador como para no hacer nada. Lamí sus pechos una vez más, sintiendo su respiración agitada y sus supiros.

Contunué bajando, poco a poco, besando su vientre sin dejarme un hueco por el que pasar. Y me detuve justo ahi, sobre su ropa interior, llevando mis manos a acariciar su sexo por encima de la tela. Cogí la prenda con por el borde con los dientes y tiré hacia abajo de ella, retirandola unicamente con la boca mientras mi cuerpo acariciaba el suyo.

La prenda cayó al suelo y mis ojos buscaron los de Jacque, a los cuales dediqué una mirada pícara y juguetona. Esta vez el recorrido por sus piernas fue de abajo arriba, separando estas despacio mientras me acomodaba entre ellas. Dí un pequeño lameton a esa zona, esperé, otro... Y poco a poco fueron siendo más seguidos a medida que la excitación en ella crecía.

Continué y continué, deleitandome con cada suspiro, cada gemido que salía de sus dulces labios. Cada gesto de placer en su rostro me hacia disfrutar a mi. Me gustaba que disfrutara de aquello que yo le hacia. No parecía poder hablar pues sentí sus caricias en mis hombros pidiendome que subiera en una petición muda. Subí despacio, tal y como había bajado, recorriendo su liso vientre con besos y deteniendome en sus pechos, haciendo que su excitación creciera al igual que su impaciencia.

Alfinal acabé por llegar tal y como ella quería. Volvía a estar sobre su cuerpo, sintiendo cada una de sus formas pegadas a mi. Aunque podía notar perfectamente nuestros instintos y deseos pedirnos más y yo quería darle más... Quería que se sintiera bien, que disfrutara, demostrarle que solo le pertenecía a ella.

Busqué sus labios en un intento desesperado y fallido de controlar mi deseo. Y los besé. Besé sus labios como si la vida se me fuera en ello, bebiendo de su boca como si fuera el manantial de la vida... de mi vida.

Al separarme busqué en sus ojos una pregunta que no hacia falta que hiciera, quería saber si ella estaba decidida a continuar con aquello, quería saber si ella deseaba más en aquel instante. Yo si lo quería.