Dos o tres tropiezos {Tyler}

- ¿Tentarte yo? ¿Cuando lo he hecho Nat? Si eres tu la que siempre se acerca a mi... - Dije mirandola de reojo. Estaba de espaldas a mi.

Miré al espejo, completamente empañado. Me acerqué despacio a ella por su espalda y deje que el agua que caia de mi cuerpo cayera sobre ella, mojandola nuevamente. No pude aguantar una pequeña risa pícara que escapo de mis labios cuando ví que Nat sentía que se mojaba otra vez.

- Vaya, que torpe por mi parte. -Me di la vuelta una vez más como si no hubiera hecho nada y me puse a buscar el shampoo esperando ver la respuesta de Nat a lo que había hecho.

Era raro. Tenía ganas de que se acercara para poder atraparla y tenerla muy cerca. Ya tenía aceptado que mi amiga me atraia más que de forma amistosa, había cierta atracción carnal, pero no lo veia para nada malo. Teniamos una relación de amistad perfecta, la deseada para cualquier pareja, ¿por qué no un poco más? Nunca estaba de más, ¿no? Pero... ¿Ella pensaría como yo?

Al parecer aquello había picado a Nat y eso tenía gracia por que se levanto para acercarse a mi. Se acercó un poco, pensé que no querría bañarse de nuevo puesto que se mantenía lejos del agua. Me despeinó un poco pero no me importo por que la cogí por la cintura y la metí conmigo bajo la regadera para mojarla por completo, ropa y todo. La abracé pegandola a mi para que no pudiera escaparse.

- A ver como sales de aqui ahora con la ropa empapada. -Dije riendo encantado con la situación. Me gustaba aquello, era en parte deseo y en parte diversión.

La miré a los ojos sin soltarla, quitandole el pelo que por el agua caia sobre su rostro. Su estatura era menor a la mia por lo que quedaba su cabeza a la altura de mi cuello o poco menos. Sonreí divertido mirandola con una expresión que parecía demasiado juguetona.

Saqué la lengua y la pase despacio por la punta de su nariz. Luego cerré el grifo y me quede mirandola cara a cara. Mojada Nat tenía un aspecto muy gracioso.

Sentí un mordisco en el cuello. Sonreí. ¿Iba a pagar eh? Acerqué mi rostro al suyo, dejando que nuestros labios se rozaran tan solo un segundo, como esos juegos de besos que teniamos a veces.

- No me parece justo... Yo no llevo ropa puesta y tu estas vestida, aunque completamente mojada. -Era muy tentador.

Nunca habiamos estado juntos de aquella forma, pero siempre hay primera vez para todo. Al ser blanca su blusa trasnparentaba ligeramente y la ropa quedaba completamente pegada a la figura de Nat. Jamás había tenido mal cuerpo, aparte de mentalmente Nathasha sabía que me gustaba su fisico. Aunque solía meterme con ella algunas veces.

- ¿Qué me dices? Me pongo ropa o tu te la quitas. -Dije riendo para luego acercarme a su oido lamiendo su lobulo despacio- Me gusta esta situación, ¿seguimos para ver hasta donde llegamos?

Volví a apartarme buscando alguna respuesta en sus ojos. Creo que mis palabras fueron las acertadas pues ese brillo en sus ojos me demostró que le gustaba aquello tanto como a mi o más.

Había pedido que siguieramos, ¿y quien era yo para negarselo si también quería? Sus labios volvieron a acariciar los mios lentamente, esta vez por iniciativa de ella. Yo me pegué un poco más para unirlos más aun, casi en un beso. Lo mejor de la situación era que si en elagun momento el otro se arrepentía no pasaba nada, por que entenderiamos el porque rápidamente. Agarré con firmeza su cintura y me deleite con el tacto de sus formas contra las mias. Seguía pensando que le sobraba ropa, así que a modo de indirecta levanté un poco su blusa.

Nos quedamos así un bun rato, con los labios unidos pero sin llegar a ser un beso completo, faltaba el pequeño detalle de acabar de acercarnos. Era interesante como había cambiado la atmosfera, ahora no veia a Nat como solo mi mejor amiga, veia un poco más, había tantan confianza entre nosotros que facilmente habiamos llegado a esa situación en la que habiamos decidido intentar ir un poco más allá para ver que conseguiamos del otro.

- Mucho mejor... -Dije mirando ahora a Nat sin blusa.

No me había equivocado al juzgarla, tenía un cuerpo de vicio. Se abrazo a mi cuello y sus labios se unieron finalmente con los mios. El beso podría haber descrito de muchas formas, cariñoso, pasional, lascivo,... Ninguna de esas me parecía perfecta por lo que me deje llevar pegandola por completo a mi mientras me deleitaba con el sabor de sus labios mojados por el agua.

Estuvimos besandonos un buen rato, sin llegar a profundizar más. Mis labios se escaparon de los suyos para buscar su cuello descendiendo por este con ligero lametones. Sentí unas ganas tremendas de dejarme llevar y hacer todo lo que me pidieran mis instintos y mi mejor amiga, pero me reprimí y me aguanté disfrutando el momento con cada beso que daba. Si aquello estaba mal entonces me quedaría en la memoria el haber cometido el error de mi vida por haberme cargado mi relación de amistad con Nat, pero estaba seguro de que ese error si es que lo había podría olvidarse.

Continué besando el cuello de Nat mientras sentía sus manos acariciarme. La ducha no me parecía apropiada para aquellas cosas en aquel momento pero esperaba que fuera ella la que se diera cuenta para poder ir a otro lugar más comodo. Mis manos descendieron por su figura hasta sus muslos los cuales recorrí despacio, deleitandome con el contacto de su piel delicada y fina. Esta vez, cuando volví a besar sus labios busqué su lengua y una vez la encontré empezamos un juego de eso que no parecian tener final

Nat en cierto modo se me hacia más menuda y frágil en aquel momento tan intimo. A su lado yo me veia enorme y más aun siendo lo que era. Empecé a pensar demasiadas cosas y acabé por separarme despacio y buscando sus ojos para mirarla fijamente.

- ¿Te importa qué paremos? Lo siento, pero, no me encuentro demasiado bien. Me noto extraño. - No era la verdad. Pero era la excusa para poder parar y no acabar de hacer daño a mi amiga, temía que tras aquello todo cambiaba y pensandolo se me quitaban las ganas.

Asentí a todo, quedandome allí quieto mirando al suelo. Se había enfadado, lo sabía, pensaba que la estaba rechazando cuando no era así, yo deseaba tanto como ella aquel esplendido momento y me jodia, pero tenía que hacerlo. Eran demasiadas cosas en las que pensar. No quería joder nuestra relación de aquella forma, no quería que Nat me viera en la cama como lo que no conocía de mi. Por el momento tendría que quedarse así pues mis instintos estaban demasiado salvajes ultimamente ye no querie que me temiese por los cambios de humor que la bestia podía provocar en mi.

Acabé se secarme, recogí todo el cuarto y me puse algo de ropa. Cuando salí del cuarto de baño busqué a Nat, estaba en el su cuarto, de espaldas a mi, se la notaba enfadada mientras buscaba ropa en los cajones. Me acerqué despacio y la abracé de aquella forma que le demostraba que la quería y apreciaba muchisimo más que a otra persona, por que así era.

- Espero que me perdones... Me he sentido mal. No supe como podía acabar nuestro nuevo juego y me he sentido incomodo por que pensaba que se rompería nuestra relación y todo cambiaria. Quiero que me perdones y que comprendas que lo he hecho por no hacerte daño, sabes que yo jamás te he rechazado y miles de veces te he dicho todo lo que me gustas. Pero pensando que todo lo bonito que tenemos podría acabar, no puedo por mucho que quiera y me apetezca estar unido a ti por completo. - Murmuré, esperaba que lo entendiera.

Me volví al salon. Por mucho que susurrara mi oido era mucho más fino y la había escuchado. Fui a la cocina y serví dos copas de whisky. ¿Quería beber? Estupendo, pero lo haría conmigo. Fui hasta donde estaba ella y le tendí la copa.

- No digas nada... Yo también tengo mis momentos. Me gusta emborracharme con mis amistades. Y lo echaba de menos. ¿Aceptas? -Pregunté.

¿Qué podía decir? Un día era un día y si ya le había estropeado el momento de la ducha por lo menos podía intentar arreglarlo con algo de alcohol aunque yo me negara a ello. Además estaba conmigo y no podía pasarle nada malo, pero a las pastillas no le dejaría llegar, de eso nada. Mi tolerancia con ella tenía un limite que Nat conocía perfectamente.

Empezó a beber a consciencia mientras se buscaba unos calcetines. Yo solo di un sorbo. Por mucho que insistiera Nat no iba a cambiar por mi, eso me entristecia pero no podía hacer nada. Eran sus vicios, era su vida y por muy mejor amigo que fuera yo no tenía demasiado que ver en su vida. Pero me gustaba ser su punto de apoyo en los malos momentos. Me senté y deje la copa de whisky en el suelo, bajando luego la cabeza para observar las hondas que hacia el liquido en el vaso.

- A veces pienso que no te hago nada de bien Nat, ojala pudiera darte todo aquello que te hiciera feliz y te hiciera cambiar de vida. -Di un trago a la copa.

El alcohol no me animaba, es más en mi conseguía el efecto contrario, me hacia plantearme muchas cosas malas. Me hacia plantearme por que coño no era capaz de ver feliz a una de las personas que más quería, ¿por qué tenía que verla consumiendo y poniendose hasta arriba de mierda para que estuviera feliz? Quería cambiar eso, pero no sabía como. Me deje caer hacia atras en la cama de Nat y cerré los ojos suspirando.

Escuché lo que decía... Me giré y apoyé la cabeza sobre su vientre. ¿Como podía decir que estaba sola?

- Nat, mientras yo este contigo no vas a estar sola. Y lo sabes. No quiero que te pase nada malo por el camino, quiero que todo lo que te pase a partir de ahora sea bueno, todo bueno. Has sufrido demasiado. - Si, había sufrido mucho.

Cerré los ojos dejandome llevar por el subir y bajar del vientre de mi amiga. Intenté mirarla a la cara pero veia que había algo más de por medio, dos bultos que me parecian grandes ahora. Que raro.

- Nat, tus enormes bultos no me dejan ver tu cara desde esta posición. -Dije casi riendo. Quería quitarle hierro al asunto. Empezaba a sentirme mejor y quería que ella también lo estuviera.

Reí ante el comentario de Nat. Claro que me iba a quedar a su lado apoyandola, no sería su mejor amigo si no lo hiciera.

- ¿Es segun el momento Nat? A veces son grandes y otras muuuuuy pequeñas. -Me encantaba picarla ocn el tema de sus pechos- Nat, no recuerdo si tenias cosquillas...

Levanté su blusa un poco y acerqué mis labios a su vientre soplando con fuerza para producir un sonido bastante gracioso. Luego fui tanteando con los dedos por sus costados en busca de sus cosquillas. A ver si con eso por lo menos le sacaba alguna carcajada. Eso era lo que realmente buscaba, la risade Natasha. ¿Cuanto hacia qué no la escuchaba reir? ¿Semanas? ¿Meses? Añoraba su risa cristalina y por eso insitia tanto en animarla.

Sus gestos hicieron que me riera, pero no le iba a ser tan facil deshacerse de mi. No, de eso nada. Me incorporé un poco para continuar con las cosquillas volviendo a soplar en su vientre. Deje que respirara un poco cuando empezó a toser y luego continué sin hacer caso a sus suplicas para que parara.

- Me niego, ahora estas bajo mi poder. -Bromeé riendo mientras continuaba con las cosquillas.

Ahora se la veia más relajada, a pesar de lo que había sucedido desde que nos habiamos visto todo parecía ir mejorando poco a poco. Nat no olvidaba facilmento pero sabía que no me iba a guardar rencor, además, era como una niña pequeña sin consuelo a la que quería dar un poco de juego. Paré a los pocos minutos pues ya la veia un poco cansada de tanto, reir. Cogí una almohada y le di con esta en la cara, pero si fuerza, de broma.